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All of love´s ways por Leilia asterocampa ii

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Notas del fanfic:

Hola!!!

 

Bien, gracias por darle una oportunidad con ese pésimo resumen, reiterando una serie de historias sobre príncipes que se entrelazan muy tenuemente.

 

No se publicaran en orden.

Notas del capitulo:

El menor de los príncipes de Grayland va en una misión diplomática entre reinos, caprichoso y consentido lleva calidez hasta un corazón frio.

Patrick jamás volvería a utilizar con naturalidad el termino bolas azules.


Como cuarto hijo de la familia real Lionheart quería que el resto de sus hermanos lo tomaran en serio, Charles pronto se convertiría en Rey, Darren había participado en una de las alianzas mas importantes para el reino en décadas y Erick era un maldito buen guerrero peleando en las montañas contra sabra-Dios-que-Tribu-Salvaje asi que el también quería inmiscuirse y no ser otro adorno mas en los banquetes reales.


Cuando el le había pedido a Charles que le diera una ocupación digna, el realmente estaba pensado que lo enviarían como emisario del rey a recabar impuestos; de preferencia en las costas del Lepigron cuyas playas a estas fechas debían ser tibias y acogedoras.


 Pero no por supuesto que no. Charles había levantado una ceja y preguntado si había escuchado mal, con un demonio ellos nunca lo tomaban en serio. Después de rogar cerca de mes y medio por fin Charles le había dado un trabajo.


Y ahí estaba el congelándose las bolas, añorando tontamente la ropa interior en forro de topo que su cuñado le había obsequiado para el viaje, dirigiéndose al pueblo natal de este, el poco sabia del lugar, en su casa se contentaban con llamarlo la tierra del norte, pero el reino tenia nombre y su capital era conocida como la ciudad escarcha y llamaban al casillo Cristal, su padre y su hermano decían que era uno de los lugares mas hermosos que habían visto.


El con una semana de viaje lo único que quería del castillo de cristal era una maldita tina de agua caliente y no salir de ahí hasta el verano, el no pensaba volver a hacer el camino del demonio de nuevo en pleno invierno.


Su misión era simple; llevar vivieres a la capital donde el Rey Alexei los repartiría entre sus provincias. La gente del hielo era un pueblo rico en piedras preciosas y metales, pero sin tierras que cultivar, se decía que su gente era escasa pero ningun reino podía constatarlo, su abuelo y el abuelo de su abuelo habían intentado invadir sus tierras  y apoderarse de sus minas pero lo único que habían conseguido era darle a su ejercito las mismas bolas azules que ahora el tenia.


Alexei era hermano de Roma, su cuñado, el rey anterior había muerto cerca de un año atrás en medio de una epidemia que también había dejado viudo a Alexei y con otras tantas perdidas, por decirlo de alguna manera estaban pasando una crisis y una que debió ser muy dura.


Un soldado lo saco de sus pensamientos diciendo que habían llegado a la ciudad escarcha, pero el solo veía kilómetros y kilómetros de nieve, echando un vistazo mas detallado encontró lo que podría ser un camino, luego con mucha sorpresa vio que lo que parecían enormes montículos de nieve eran en realidad construcciones.


La vista era increíble pero el no encontraba lo que a su padre y hermano había fascinado, unos kilómetros después de lo que el llamaría pueblo y no ciudad diviso un castillo; un enorme y tenebroso castillo, no de cristal sino de roca y una no muy trabajada, si los monstruos de su infancia tuvieran hogar definitivamente ese seria.


Un escalofrió recorrió su cuerpo y pensó en lo lejano de la primavera y lo mucho que deseaba volver a casa.


A pesar de que nunca en toda su vida había usado tantas capaz de ropa el frio se le colaba por todas partes haciéndole doler el estomago, mientras esperaba por el rey dentro de lo que el suponía era una estancia… las mazmorras no podían estar en la entrada.


Los minutos pasaban y nadie aparecía, el había dejado que sus hombres y los del rey se hicieran cargo de las provisiones, esto parecía no tener fin, nadie mas que el sirviente que lo había guiado al interior lo había recibido y de eso hacia buena hora y media.


Cansado como jamás se imagino se podría estar, se acomodo en uno de los duros sillones, sin quererlo su cuerpo se puso en posición fetal, a el le gustaba llamarlo hacerse bolita.


Se quedo dormido al instante.


Tiempo después sintió como algo picaba en su nariz y se aferro en su pecho, estaba tan cansado que ni siquiera la idea de un oso tratando de comer sus entrañas lo habría hecho moverse, en cambio tomo el pequeño bulto cálido y lo abrazo como a una de sus esponjosas almohadas.


Cubrió su cuerpo con la capa de viaje y perdió toda noción del mundo.


 


Alexei estaba irritado, a pesar de que la gente de Grayland había cooperado y el almacenado de vivieres había sido rápido, algo lo carcomía, el Príncipe Patrick no se veía por ninguna parte, desde que era pequeño el rey siempre se encargo en persona para entregar la carga y hacer cuentas, después de eso él mismo bajo supervisión de su padre había recibido a Charles, pero ahora no había nadie de la familia Real y sus cuentas simple y sencillamente no encajaban.


Entro en la estancia secundaria a la del trono donde fuego ardía en la chimenea, sus sirvientes eran idiotas, había dado la orden de no encender fuego en habitaciones vacías, si, el invierno estaba por terminar pero en sus tierras el frio nunca desaparecía a diferencia de la leña.


Camino irritado cuando su mirada se encontró con una maldita bizarra imagen; un hombre joven de cabellos oscuros y largas pestañas tenia entre sus brazos a una niña de rizado cabello platinado ambos profundamente dormidos, la imagen era desquiciante, podía reconocer los rasgos de los Lionheart, y con un infierno podía reconocer a la niña entre sus brazos, su hija, lo que no entendía es como ambos se habían puesto en dicha posición.


La irritación había dado paso al enojo el cual se hizo mas intenso al tratar inútilmente de separarlos, el príncipe ya en una posición poco gallarda había cerrado mas su postura mientras su hija se aferraba del abrigo de este con mas ganas, ambos tuvieron incluso la desfachatez de quejarse.


Con una vena palpitando en la sien cargo a ambos hasta el que alguna vez fue el dormitorio de su madre justo a lado de la habitación del Rey las cuales ahora le pertenecían, pensó que un muchacho de su edad y sano debería pesar más pero era casi tan ligero como su hijo mayor o eso suponía, puesto que tenia años sin llevarlo en brazos a su dormitorio.


 


Cuando Patrick despertó estaba tan cómodo como nunca en su vida había estado, la cama era amplia y mullida, algodón suave y pieles lo rodeaban, el pequeño bulto en su pecho produciendo calor inhalaba y exhalaba de tal forma que lo llenaba de tranquilidad y … entro en pánico, levanto ligeramente las pieles para encontrarse con una cabecita llena de rizos en plata, debía ser un niño, uno de no mas de dos años, suspiro, un niño no podía ser peligroso.


Con cuidado fue retirándose poco a poco pero la criatura despertó y unos enormes ojos azules dieron con su vista, el de inmediato se levanto y el pequeño angel empezó a llorar dándole los brazos.


Patrick entro en maldito pánico, no sabia que hacer, era obvio que el bebe quería ser cargado, pero el tenia muy poca experiencia por no decir nula, el llanto se hacia mas intenso asi que opto por volver a la cama y acurrucar contra su pecho a la pequeña criatura, pronto esta dejo de llorar y empezó a acariciar el rostro de Patrick que no pudo evitar sonreir.


-Muy manipuladora para su pequeña edad ¿no crees?- Una chica bañada en el color de la nieve dijo desde una esquina, por un segundo se asusto pero su mente empezó a trabajar, era la madre del pequeño angel en su regazo, la chica también parecía un angel, por un momento Patrick dudo de su sexualidad.


-Ahm yo lo siento, no se cómo llego aquí, es decir, demonios yo no se cómo llegue aquí-dijo sintiendo sus mejillas colorear- ¿eres su mamá?   


-Su tia, me has dado un buen susto, estábamos en el comedor cuando desapareció, mi cuñado me ha gritado por casi media hora, el los subió aquí- dijo muy divertida- y ahora quiere verte, tres pisos abajo, llegando a la estancia principal pregunta por la sala del trono, el no se ve feliz.


-Lo que dices es que… el Rey me cargo tres pisos mientras yo abrazaba a su hija como si fuera mi oso de peluche y ahora espera por mi abajo… enojado?


-Exacto eso.-dijo mientras retiraba a la niña que otra vez había caído dormida.


Mientras bajaba Patrick no podía dejar de maldecir, cada escalón que bajaba era un escalón que el rey había subido con el en brazos y oh dios, eran tantos, tantos.


Entro haciendo gala de su habilidad de gato sin embargo cuando mas falta le hacia había fallado y parecía que cada paso era dado por un maldito gigante sin gracia.


Parado a lado del trono estaba una versión de Roma, la versión corregida y aumentada, igual que Roma su color era el blanco y compartían esos ojos azul profundo, la primera vez que Patrick vio a Roma pensó en sus ojos como el cielo nocturno en verano, pero los ojos de este hombre no tenían nada de calidez, el era simplemente enorme, con un cuerpo mucho mas firme que el de nadie que haya visto antes, sus rasgos parecían tallados en mármol y sus labios eran delgados pero expresivos.


Diablos.


Expresaban rabia.


Patrick se aclaro la garganta y al diablo mostrarse como un príncipe capaz, el debía salir vivo de esta y algo en su interior le decía que la mejor forma de hacerlo era siendo complaciente, poniendo su mejor mirada de cachorro se aclaro la garganta.


-Yo lamento lo de hace rato, no me hubiera quedado dormido asi… pero nadie venia y yo estaba tan…


-La cantidad de comida no es la acordada- dijo Alexei sus palabras como dagas


-¿Eh?- Si, Patrick iba a ser recordado como el príncipe mas elocuente de la historia


-Es fácilmente un tercio más de lo acordado, yo no estoy dispuesto a pagar…- empezó Alexei cuando Patrick  lo corto en seco


-Ah eso, bueno la mayoría de ello es por parte de Roma, ya sabes, Darren esta perdidamente enamorado de el y no hay nada que no pueda hacer si Roma lo pide, otro tanto va por mi cuenta, ya sabes es mi primera visita y quiero quedar bien con tu pueblo ¿Qué mejor que hacer amistad con vino y queso? Tengo un pequeño- siendo modesto- viñedo en las tierras del sur y…


-No lo aceptare-dijo frio Alexei


-Bueno como te decía es para tu pueblo no para ti-Contesto testarudo Patrick


-No lo necesitamos- atajo el Rey


-Mira veras, Roma aunque esta casado con mi hermano sigue siendo príncipe de aca no? Bueno si quieres regresarle algo vas y se lo devuelves tu, por otro lado el vino y el queso no es porque lo necesiten si no porque se puede dar y a mi no me molesta…


Patrick se quedo callado al ver la expresión de profundo odio por parte de Alexei


-En ese caso da las gracias de mi parte a Roma y por mi parte y de mi pueblo a ti Patrick de la casa Lionheart cuarto al trono de las tierras de Grayland- a pesar de la mirada las palabras eran suaves y medidas


Patrick sentía que estaba jugando con fuego y peor aun sentía el calor de las llamas mordiendo su piel pero con la mejor sonrisa que pudo poner le dijo- Llámame Pat


La mirada de Alexei se hizo mucho más profunda y dolorosa, un escalofrió recorrió la piel de Patrick mientras su boca se secaba, el hombre mas perfecto y hermoso sobre la tierra lo odiaba.


Después de tomar un baño y con la mente mas relajada Patrick se decía internamente que era un reverendo idiota, el no había tenido ocasión de tratar con otros reyes mas que con los de las islas del alba pero ellos no contaban en absoluto; eran sus tios por parte de su madre, estaba seguro que a pesar de ser un príncipe su tono no fue el mas adecuado hacia el rey, definitivamente cambiaria eso. Con ese pensamiento se dirigió a la cena.


El no esperaba un banquete ni nada parecido, sin embargo tampoco esperaba que lo trataran como… bueno el pensó que quizá un poco de hospitalidad…


En la mesa que compartían la cual era increíblemente pequeña con solo 12 puestos había un caldo de pescado, vegetales cocidos y algo que asemejaba el arroz. Eso no se podía llamar cena.


Giro hacia su derecha viendo al Rey comer en silencio, hacia enfrente a ver a la chica-angel comer en silencio seguida por un niño de 10 u 11 años, después lo que parecían unos gemelos de 5 años, eran los príncipes de la Aurora no había duda podía ver a Alexei en cada uno de los niños, a penas iba a preguntar por la niña cuando por debajo de la mesa sintió un tirón, con una sonrisa le tendió los brazos y acomodo en su regazo.


El no quería ver la expresión de Alexei por lo que vio hacia la Chica-Angel la cual giro su cabeza para encontrar el lugar donde la niña debería estar vacio y luego con miedo en los ojos mirar a Alexei, el no quería mirarlo, asi que tomo una cucharada de caldo de pescado y lo puso en la boca de la niña la cual lo comió sin protestas. Patrick sintió un poco de admiración si de niño lo hubieran obligado a comer eso…


Se ensimismo tanto que apenas noto cuando un sirviente puso otro tazón a su lado, sin poner mucha atención en el acto había alimentado a la nena con su propia comida, giro su cabeza para mirar a su alrededor pero el único que lo miraba y con mucha atención era el niño de mayor edad, siguieron en silencio.


Al terminar la comida el Rey presento a sus hijos; el mayor Dmitri, los gemelos Andre y Grigory la nena que aun sostenía en sus brazos era Zina, la chica-Angel era Anna y por lo pronto esa era toda la familia real habitando el el castillo, había un hermano mas de Roma pero al parecer estaba en alguna de las provincias.


La nena era caprichosa y no consentía que Patrick la soltara y eso de alguna forma le agradaba mas aun cuando veía la cara de consternación de Alexei. Al final tuvo que llevarla hasta los aposentos de los mas chicos que estaban en el mismo piso que los del Rey pero en dirección contraria, se sorprendió a si mismo jugando con ellos como si fuera un crio igual, Dmetri los veía a distancia pero reía discretamente cuando algo gracioso ocurría dentro del juego.


Patrick se dio cuenta de varias cosas dentro de la primera semana, los niños no hacían actividades fuera y a pesar de que eran pequeños incluso Zina tenia lecciones, la segunda y mas lamentable es que el menú no era para nada llamativo nunca y por ultimo que Alexei tenia unos horarios terribles, se levantaba mucho antes que Patrick y el nunca fue un chico tardio, y se dormía mucho después que el, era difícil saber con la noche perpetua pero Patrick estaba seguro que apenas dormía lo justo para no caer muerto.


Los niños pronto desarrollaron un apego por el, el cual era correspondido, Anna les permitía pasar horas juntos en la estancia después de las lecciones y aunque Dmetri no jugaba con ellos le gustaba escuchar las historias y cuentos de Grayland. Una tarde que Anna desapareció de la vista Patrick juro que ya tenia suficiente de comidas para moribundos y de lo mas profundo de su baúl extrajo una gran cantidad de dulces que en otras circunstancias deberían valer por mínimo un mes, sin embargo entre tres niños y un adulto la mitad de los dulces se vio reducida a nada, Dmitri arribo a la habitación y levanto una ceja.


-A mi padre no le gustara nada esto- dijo en un tono neutro.


-Sabes algo que aprendí de mis hermanos mayores? Que si quieres esconder algo tienes que hacer que formen parte del secreto.


-No entiendo lo que quieres decir- Dmtri entendía bastante bien en realidad


-¿Cuántos dulces valen tu silencio?- Pregunto Patrick solemne


-Un príncipe es incorruptible- dijo este tajante


-Es una pena… esta es una galleta rellena de almendras cubierta por chocolate cremoso y este el mejor dulce de limón del continente… y este es un dulce de leche…-Patrick numeraba las bolsas a su alrededor


-Oh, basta y pásame uno de esos de envoltura dorada- Ambos eran príncipes y esto no era como un crimen o algo así pensó Dmitri


Cerca de una hora después la estancia de los infantes estaba cubierta por envolturas, los gemelos con las manos entrelazadas y la boca llena de chocolate dormidos, Zina acariciaba la barbilla de Patrick una y otra vez cayendo lentamente dormida, Dmitri contemplaba desde la ventana la nieve caer en un fino letargo, ese que solo te puede inducir grandes cantidades de azúcar.


Patrick no había pasado una tarde así de agradable en años, sus hermanos eran mayores que el y no habían compartido momentos así, se sentía cálido y realmente disfrutaba pasar tiempo con los niños, se sentían como una familia, pero el no sabia que papel jugaba en esa pintura… el sobraba, o debería sobrar pero de alguna forma con el poco tiempo que había pasado ahí se sentía como si el lugar para el hubiera estado ahí esperándolo.


El problema llego una semana después cuando hubieron acabado con todos y cada uno de los dulces, simple y sencillamente no podía ver la cara triste de sus niños así que tomo en brazos a Zina, llamo  a los gemelos y Dmetri, ellos irían a la cocina y harían sus propios dulces.


Patrick no tenia ni maldita idea de cómo hacer dulces, sin embargo una de las cocineras se prestó a ayudar a hacer galletas, ellos hicieron galletas de todo tipo, de arándanos, de nueces y limón, la cocina olia delicioso, los niños no podían estar mas felices…


Y en eso Alexei llego y vio el desastre dentro de su propio hogar la ira era palpable en su cara, los gemelos se escondieron detrás de Patrick, la pequeña Zina desconociendo el enojo, o en su defecto muy acostumbrada a el llevo una de las galletas a su padre.


El la tomo pero la rabia parecía muy intensa aun sin explotar en un tono muy bajo pregunto-¿Qué es esto?


Patrick quería hacerse pequeño y desaparecer, Dmitri en cambio dio un paso al frente y se preparaba para hablar, jodidamente Patrick no lo iba a permitir, el era el adulto, ellos no tenían porque ser intimidados, no sus niños, por lo menos, tomando en brazos a Zina y luego dándosela a Dmitri le dijo que llevara los niños arriba, Dmitri le dedico una mirada pero al final lo hizo.


Habiéndose quedado solos Patrick hablo- Es toda mi responsabilidad.


-Por supuesto que lo es- dijo Alexei


Patrick ya no era un niño, hacia años que había dejado de serlo, pero cuando Alexei lo tomo del brazo se sintió mas vulnerable que nunca en su vida. Entraron a una habitación grande repleta de libros la cual era dominada por un escritorio enorme, era obvio el lugar de trabajo de Alexei.


El debía quedarse callado simplemente callado.


-¿Tienes una idea del desperdicio de comida que fue ese? Esa harina pudo servir por un mes a una familia ¿tienes una maldita idea de…?


-Tu no puedes estarme diciendo esto… no fue un maldito desperdicio cada gramo valio la pena solo por…


-¿Qué infiernos va a saber un maldito niño consentido que ha crecido dentro del verano?


-Si, yo no se mucho, lo que se es que no puedes malditamente maltratar a mis… tus niños asi… son niños deben jugar y comer dulces y…


-Son príncipes, príncipes del hielo y la ventisca ellos mejor que nadie deben conocer la austeridad


-Malditos infiernos ¿la austeridad? ¡Los Reyes de Aurora cagan malditos jodidos diamantes! Tu estas bañado en diamantes y oro ¿y ellos no pueden tener unas malditas jodidas galletas?


Patrick pudo ver el momento exacto, donde debía salir corriendo, su cerebro gritaba que huyera pero el no podía moverse, la mirada de Alexei se oscureció tanto que por un momento pensó era una ventana al infierno, el debía huir antes de que… Alexei lo tomara por la fuerza, bajara sus pantalones, lo pusiera estomago abajo en su regazo y sin mas empezara a nalguearlo.


Esto no era malditamente posible, volvió a sentir la mano pesada de Alexei una y otra y otra vez sobre sus nalgas desnudas.


-Discúlpate- el tono de Alexei era seco


-Con un infierno lo hare!- Patrick había pasado por una amplia gama de sensaciones, incredulidad, vergüenza, enojo entre otras.


-Esto no acabara hasta que te disculpes- la voz era calmada, fría.


-Puedes hacerlo toda la maldita noche, no se porque quieres que me disculpe, no tengo porque hacerlo ¡yo no lo…


Un golpe tras otro vino, por un periodo de tiempo Patrick pensó que esto era una jodida estupidez, pero de pronto su trasero se sintió realmente herido y lagrimas de dolor emergieron de sus ojos, el no se iba a disculpar por hacer galletas.


Después de un lapso el dolor era insoportable, las lagrimas corrian libres por su rostro y sollozos emergían de el con cada golpe.


Patrick se quebró.


-Lo siento- murmuro en un tono casi inaudible.


-¿Qué dijiste?- la mano de Alexei ardía y cada golpe que propinaba mas y mas seguro estaba de que se comportaba como un estúpido pero su orgullo no lo dejaba parar, eso y un remolino de sensaciones inadecuadas en su bajo vientre que le proporcionaba cada gemido del pequeño príncipe de Grayland.


Al ya no sentir los constantes golpes en su trasero Patrick se incorporo sentándose a horcajadas sobre Alexei, sabia que debía verse deplorable, su cara roja bañada en lagrimas y sollozando, se sentía tan avergonzado que tuvo que esconder su rostro en el cuello de Alexei.


-Lo siento, lo siento, lo siento- repetía una y otra vez en susurros sobre el oído de Alexei.


Alexei estaba jodidamente consternado, se sentía un maldito bastardo mientras acariciaba la espalda de Patrick y a la vez mantenía una jodida erección en su honor.


-Todo esta bien bebe- le decía suave con su voz grave atenuada por el hambre que el pelinegro despertaba en el


-No lo volveré a hacer- en un hilo de voz dejo ir Patrick


Las manos de Alexei habían dejado la espalda de Patrick para masajear el trasero agredido con suavidad.


-¿Qué es lo que no volverás a hacer?- pregunto con suavidad Alexei


Patrick desprendió su cara del cuello de Alexei y busco su mirada-Nada que tu no quieras.


Alexei lo había sabido desde el primer momento que lo vio, el príncipe seguía comportándose como un niño mimado y caprichoso, sus palabras fáciles le hacían ver solo lo obvio, ese niño que tenia entre sus brazos no conocía de adversidad y tampoco nadie había intentado educarle.


El no pudo resistirse, junto sus labios, el niño si quería podía echarse atrás, Patrick no lo hizo, sino que busco su boca con avidez, se besaron una y otra vez casi sin descanso y este era solo para juntar aliento y volver a encontrar sus labios.


Al despertar Patrick podía sentir un dolor agudo en el trasero, por todos sus glúteos, aun tenia los ojos cerrados pero sintió como su cara se calentaba de solo recordar, sentía vergüenza y lujuria a las mismas proporciones, bueno quizá no, quizá sentía un poquitín mas de lujuria porque estaba dispuesto a volver a pasar la vergüenza de ser castigado como un crio si después lo iban a consolar de aquella manera.


Se sintió observado.


-Se puso rojo Dmetri ¿y si papá lo castigo tanto que le da fiebre?- pregunto una vocecilla


-No seas tonto Grig, papá no puede castigar a otros príncipes.


Oh, vaya que si podía. Con un poco de pena abrió los ojos, los chicos estaban ahí, los gemelos y Dmetri.


-Nosotros lo sentimos, no debimos, bueno ya sabes- Dmitri empezó


-Si Pat lo sentimos, debimos quedarnos, nosotros también comimos galletas.-ese fue Andre


-La ultima vez que desperdicie comida papá me castigo haciendo que sostuviera el libro donde se llevan las cuentas de los suministros durante una hora ¡Eso pesa mas que Zina! ¿también te lo hizo cargar?


-Eh… no. Solo me grito un poco-mintió para conservar la inocencia de los críos.


-Es mentira, estuvimos vigilando que volvieras, papá te trajo cargado y todavía no se secaban tus lágrimas- señalo Dmetri


¿Es que un príncipe no podía conservar su poca dignidad restante?


-Si bueno, quizá el me diera una nalgada o dos.


Dije mientras miraba la afelpada piel que me cubría, el silencio se prolongo mas de lo que el toleraba por lo que alzo los ojos. Los niños tenían pintado en el rostro la sorpresa e incredulidad.


-Papá jamás nos ha pegado-Señalo André, los demás asintieron.


Me tembló un poco el labio, supongo yo era el único que se había atrevido a ser grosero con él. Los suaves bracitos de Grigory me cubrieron, mientras me pedía que no llorara mas. Los niños se quedaron a pasar el rato en mi habitación, los gemelos se acurrucaron a mis costados, mientras les contaba algún cuento y Dmetri hurgaba en mi pequeña colección de dagas, en ese momento la puerta se abrió y entro Alexei.


Los gemelos se pegaron mas a mi cuerpo y Dmetri se puso entre su padre y mi cama, el corazón se me derritió.


-Deberían estar con sus tutores, deberían ir justo ahora-ordeno Alexei


-¿Qué vas a hacer si no vamos?¿pegarnos?-Apunto Dmetri


Los gemelos soltaron un jadeo muy organizado


-Yo no les pegaría, lo saben.- los ojos de Alexei se mostraron heridos


-Tampoco deberías pegar a Pat, el es travieso pero es bueno-susurro Grigory


-¡Y es un príncipe!- Señalo Andre


Alexei se mostro exasperado.


-Ya lo se y es por eso que he venido a disculparme-dijo mirando a la nada


Los chicos se mostraron muy sorprendidos pero accedieron a retirarse, los gemelos me dieron cariñosos besos en la mejilla y Dmetri me dedico un gesto con la mano. Alexei se me quedo mirando.


-¿Era necesario que les contaras?- me recrimino


-Si… eso. Como que yo no pensé mucho en ello-trate de excusarme


-¿Es que tu no piensas en nada?- me dijo mientras se acercaba.


La habitación era amplia pero con él en ella bien podría tener un metro cuadrado, sentía que me faltaba el aire, debió notarlo ya que se retiro a la matrona cerca de la ventana. Me permiti observar su rostro casi podía sentir como buscaba las palabras correctas. El era increíblemente guapo, mi corazón se acelero y el dolor de mi trasero se hizo mas presente.


No supe lo que hacia hasta que un palmo nos separaba, sus ojos azules me atravesaban, su ceño se hizo mas profundo, luego suspiro y abrió sus brazos, trepe a el y me sente a horcajadas justo como el dia anterior, y por primera vez fui consiente de mi casi desnudez , usaba un camisón que llegaba justo a la rodilla, era demasiado femenino y era todo lo que me cubria. Me sonroje.


-Te sienta bien el camisón de mi madre, pero sinceramente preferiría no hacerte lo que te hare con el a la vista.


¿Camisón de su madre? Oh. Hacer cosas. Mis ideas todavía no se acomodaban cuando me vi corriendo por la habitación, me quite el camisón, lo eche a un baúl para inmediatamente cerrarlo, subí a la cama y lo mire expectante.


-¿Mejor?- pregunte impaciente


El sonrió y entonces sentí un tirón rasgándome el corazón. Lo supe. Lo sabia pero ahora ya era oficial, no solo me gustaba lo quería. El se fue quitando una a una las prendas haciendo que cada centímetro de distancia entre nosotros me doliera.


Se puso muy cerca de mi y me rozo la mejilla con la mano.


-Esto es nuevo para mi, no voy detrás de chicos ni siquiera de chicos tan bonitos como tu, no estoy aquí por tu cuerpo, estoy aquí por tu insolencia, por tu mirada retadora y tu sonrisa burlona. Estoy aquí porque el conjunto de tus defectos me pone asi- dijo mientras llevaba una de mis manos a su virilidad despierta, dura y punzante.


Y de pronto el pánico me invadió. O sea, si me gustan los hombres y si este mas que ninguno pero yo… bueno no tenia mas experiencia que… una doncella antes de su primera floración. Por todos los dioses ni siquiera sabia donde exactamente se metia.


Sabia que de alguna manera era posible, porque Darren y Roma gastaban un tercio de su tiempo en ello, pero el sinceramente no pensó que le tocaría estar en esta situación… no tan pronto, siendo justos el apenas iba a cumplir la mayoría de edad… en seis meses… el alcanzaría los dieciséis.


-yo… yo no… yo nunca… no se hacerlo-Reconoció Patrick con un hilo de voz viendo directo a los ojos de Alexei


-Tu me estas diciendo que con lo provocador de ayer y lo de ahora ¿nunca lo has hecho?- Alexei ya no solo sonreía sino que soltaba no tan suaves carcajadas, eso quizá lo hubiera herido sino tuviera su mano en el miembro de él que pese a lo increíble solo había conseguido crecer un poco mas y ponerse como una maldita roca mientras gotas supuraban tocando su piel. –Solo sígueme el paso ¿De acuerdo?


Asentí. Lo siguiente que supe es que el me besaba reclinándome contra la mullida cama, ambos desnudos, mi piel ardía ahí donde rozaba contra la de Alexei. Se dedico largo rato a tocarme y besar hasta que tuve la confianza de devolver el gesto. Creía que podía llorar de placer cuando una caricia mucho más osada me hizo dar un respingo.


Sabia que debía estar rojo, pero su dedo “dentro de ahí” puso mis mejillas a arder, quise sacarlo moviendo mis caderas pero el lo mal entendió todo e hizo que otro dedo se uniera yendo mas profundo, mi cuerpo se arqueo y obtuve una risa satisfecha por parte de Alexei, me gustaba complacerlo así que me trague mis peros por un rato hasta que algo mucho mas grande quiso hacerse paso por mi pequeña cavidad.


-¿Pero que haces? ¡No va a entrar me vas a romper!-mis ojos se abrieron mucho al ver su expresión de profundo placer


-Eso espero- me dijo con una voz tan grave y sensual que casi me funde el cerebro.


Y embistió duro una y otra y otra vez, hasta que se me olvido hasta mi propio nombre; solo recordaba unas tres palabras que con suerte caian en orden y se daban a entender; mas, duro, Alexei.


Cuando Alexei termino yo ya lo habia hecho dos veces, mi cuerpo temblaba por el esfuerzo y lo disfrutaba, debía estar hecho un desastre pero Alexei me veía como si fuera una maldita obra de arte y me gustaba, me gustaba mucho.


-¿Estas bien?-pregunto mientras me arropaba


-Mejor que nunca- suspire al verlo vestirse-¿A dónde vas?


-El reino no se gobierna solo.


Hice un puchero, muy inmaduro pero expresaba correctamente mi sentir, no quería que se fuera, a el pareció gustarle ya que me dedico una mirada llena de promesas.


-Nos veremos a la hora de la cena, después iras a malcriar a mis hijos y esta vez los llevaras a dormir a la hora que les corresponde, porque al terminar yo estaré aquí esperándote ¿de acuerdo?


Mi cara debió ser muy graciosa ya que el se fue entre risas y vaya que si cuesta hacer sonreír a ese hombre. Me costo mas trabajo del que es humanamente posible salir de la cama, mi cuerpo estaba molido, el sirviente de mi propio reino que me ayudaba con las cuestiones de mi aseo personal tenia una mirada picara en el rostro. No necesite de un espejo para saber porque, mi cuerpo era un mapa muy claro de las caricias de Alexei.


Cuando estuve presentable baje al salon de estar, donde solia gastar mi tiempo cuando los chicos aun estaban en sus lecciones, Anna estaba ahí, al verme se puso de pie y corrió a mi encuentro.


-Los gemelos me han dicho lo de… bueno ya sabes, lo siento, el no es asi, es solo que los tiempos son mas difíciles que nunca y ahora sin su padre ni Gruchegnka, mi hermana-añadio al ver duda en su rostro- Hay hambre en nuestros pueblos, niños mueren dentro de sus madres y madres se desangran por ver a sus hijos nacer,  la epidemia no solo se llevo al rey y a la princesa, ha arrasado con medio reino y creemos no poder…Lo siento mucho no te quiero agobiar con cosas que no te conciernen, pero si lo pudieras perdonar… una guerra es lo último que necesitamos.


Yo aun estaba muy impactado con la situación de el reino Aurora, tanto que lo de la guerra me desequilibro, la única frontera terrestre era con Grayland, y luego junto un par de cabos.


-Mi reino no tiene intenciones de atacarlos, somos fieles a los tratados- le mencione sorprendido.


Ella se puso muy, muy roja.


-Los niños me han contado que el Rey te ha golpeado, no estoy muy versada en los tratados, pero eso puede llegar a ser tomado como una ofensa mayor.


Patrick rio con muchas ganas.


-Si tu prometes no contarlo nunca yo hare lo mismo, a mis hermanos no les bastara una vida para reírse de mi si se enteran de que fui puesto en el regazo de un rey y nalgueado hasta pedir perdón- los ojos de Anna se abrieron tanto al igual que su boca y supo que habia cometido otra indiscreción él se puso también muy rojo- Por favor no se lo cuentes a nadie es mi honor y mi dignidad las que están en juego no la paz de su reino.


Ambos rehuyeron miradas y se disculparon alegando algún que hacer inexistente.


Durante las mañanas se condolía de su trasero adolorido y pensaba en formas de ayudar en la situación del Reino Aurora, escribía cartas a Roma con mas regularidad que a Charles y si tenia suerte era visitado por Alexei, por las tardes se dedicaba de lleno a los juegos con los niños y por las noches esperaba con ansias a Alexei que desde el primer día no había fallado ni una noche al acudir al lecho de Patrick. Era una bonita rutina pero Patrick tenia planes.


El sol por fin bañaba las tierras de Aurora y Patrick sabia que entre mas se demorara mas le costaría hacer lo que debía. Hizo sus maletas. Patrick lloro al despedirse de sus niños pero despedirse de Alexei habia sido casi imposible.


El anuncio en la cena que era tiempo de su partida, los niños lloraron e incluso Dmetri puso un gesto terriblemente triste. Alexei no dijo nada.


Cuando Alexei acudió aquella noche a la que ahora también era su habitación por fines prácticos, ya que dormía ahí con mas regularidad que en las habitaciones del rey, tampoco dijo nada.


A Patrick le dolia su silencio, le hubiera gustado que le mintiera y le dijera que por lo menos lo extrañaría. Aquella mañana tuvieron tanto sexo que Patrick se pregunto si podría montar. Todos salieron a despedir su caravana pero Alexei mantuvo su firme silencio.


Mientras se alejaban Patrick pudo contemplar porque era llamado palacio de Cristal, los muros de piedra siempre estaban cubiertos con una capa de hielo perpetuo que al ser tocada por el sol desprendía miles de rayos en todas direcciones. Era hermoso pero Patrick lo pudo contemplar por muy poco tiempo ya que sus ojos se abnegaban en lágrimas.


 Alexei no le pidió que se quedara.


 


Alexei sin embargo estaba herido profundamente, el crio solo le habia dado doce horas de aviso antes de irse. El no lo creía capaz. Patrick solia enojarse muchísimo si llegaba muy tarde por las noches, llorar si el intentaba irse a dormir a su propia habitación y acurrucarse entre sus brazos para dormir.  Si de algo estaba seguro el Rey de Aurora era que el príncipe Patrick estaba total y completamente enamorado de él, y el sentimiento era mutuo por lo que la traición era un dolor agudo en el pecho.


Sabía que sus hijos se escribían con él y Zina que habia empezado a hablar, su primera petición al lograr la frase era “Ir con Pat”. Eso solo lo hizo enojar mas. Prohibió la comunicación entre ellos y Patrick. Desde la partida del crio, tres veces se habían entregado suministros, dos veces por mano de Darren y por ende Roma y otra por Charles.


A pesar de que sus hijos recibían constantes cartas de Patrick el solo habia recibido una. Una en poco mas de año y medio. Estaba tan cabreado que antes de darse cuenta de sus verdaderos deseos ya la habia aventado en una chimenea. Jamás sabria si Patrick buscaba disculparse… o lo que  en el fondo de su helada alma queria; pedirle que le dejara volver.


La crisis del reino lentamente salía adelante, cada vez habia mas mano de obra y con ello recursos para comprar alimentos, aun no solucionaban el problema de maternidad pero lo aliviaba enormemente que su pueblo ya no estuviera muriendo de hambre,  aunque para ser justos no por mucho.


Su humor que ya era casi nulo antes de Patrick ahora se habia ido a pique, asi que le sorprendió muchísimo cuando un soldado entro en la corte sin anunciar interrumpiendo una importante reunión, pensaba en su castigo cuando el insolente transmitió su mensaje.


-El príncipe Patrick exige se le permita paso por la frontera su alteza, ha amenazado que si no lo permitíamos pondría en una pica nuestras cabezas, incluso bajo de su carruaje y fue apuntando nombres, le hemos dejado pasar.


El rey bullía de ira, ahora ese insolente crio no solo se conformaba con arruinar su felicidad sino amenazaba a su reino… ya le enseñaría una o dos cosas sobre el respeto. La sangre se le fue a los pies, eso significaba guerra.


-¿A cuantos días de distancia esta?- dijo en su voz mas amenazante


El soldado se sonrojo.


-Señor hemos llegado juntos.


-Háganlo pasar.-seria mentir decir que no estaba emocionado de verlo pero el crio habia jugado mucho con la suerte soltando tales amenazas.


Dejo escapar el aire de sus pulmones al verlo, habia crecido por lo menos diez centímetros tal vez mas, sus facciones ya no eran tan aniñadas sino mas finas y angulosas haciendo que su lindura cambiara a una belleza mayor. Vestía pieles blancas y en su corto cabello habia tejido una fina trenza que era adornada por una lagrima de primavera, flor que pese a su nombre solo se daba en invierno y era algo difícil de encontrar gracias a toda la nieve, esa flor la usaban las mujeres en su tierra para anunciar que estaban pedidas en matrimonio.


Eso le hizo alcanzar limites insospechados en su rabia. No solo venia y amenazaba sino también le humillaba restregándole un compromiso, quizá no sabia que significaba la flor, pero el conjunto; la trenza, las pieles blancas y la flor solo se podían traducir en el anuncio de una boda.


-Todos fuera ahora- Ordeno Patrick


Estaba tan enojado que no encontraba mi voz, la corte dio mi silencio como muda aprobación, nos dejaron solos. Era un muy mal plan para el. Nadie podría evitar que cometiera un asesinato.


-¿Te gusta? – dijo señalando la lagrima de primavera- Habría llegado una semana antes sino fuera por esta florecilla, pero Roma dice que las tradiciones son importantes. He llegado con todo mi dote. Asi no tendría que regresar.


¿Es que se ha comprometido con un noble de Aurora? Doble asesinato. Los matare a ambos, dare su cuerpo a los leopardos marinos y disfrutare cada instante. Al no conseguir respuesta siguió.


-Mira he tardado siglos en obtener el consentimiento de Charles, ya sabes, bueno no sabes pero ya no es importante asi que no te enojes… yo aun no tenia la mayoría de edad en Grayland así que no le podía pedir de inmediato me dejara casar- tuvo la decencia de sonrojarse- así que espere, luego Roma me dijo que la mayoría de edad acá eran los dieciocho, imagínate tu, fue un suplicio la espera pero ya no podía mas, asi que junte mis cosas, mi dote, no te lo has de creer pero hasta el estúpido de Erick ayudo a enriquecerla y me vine. Les dije que nos casaríamos el mismo día que cumpliera la mayoría de edad, ellos esperan que des una fiesta pero si no quieres una cena bastara.


Las palabras las decía atropelladas y cada vez mas rojo.


-¿Casarnos?- pregunte anonadado


Vi como su expresión cambiaba del bochorno timido al enojo.


-Si casarnos. ¿Qué esperabas? Soy un maldito príncipe y tu me… tu me desfloraste… bueno no hubo sangre pero vaya que si te llevaste mi virginidad y mira que no le he contado eso a Charles pero si te niegas…- ahora del enojo habia pasado a las lagrimas- ¡No me escribiste ni una maldita vez! Asi tenga que obligarte por medio de una maldita guerra te vas a casar conmigo.


Y entonces su rostro maduro y su cuerpo mayor pareció tan frágil como la primera vez que lo vi acurrucado abrazando a Zina, su rostro era un desastre todo rojo lleno de lagrimas y sorbiendo los mocos. Mi Patrick estaba de vuelta y haciendo mucho escándalo, si seguía asi sus sollozos iban a llegar hasta el castillo de los suspiros en Grayland.


Baje del trono y empecé a desvestirlo, las lagrimas pararon y sus manos empezaron a quitar mi ropa, lo vi desviar la mirada a la entrada principal la cual estaba cerrada y me beso. Lo habia necesitado tanto, este simple contacto, al terminar solto una de sus risitas idiotas.


-¿Eso quiere decir que aceptas mi mano?


Por un momento me olvide de todos los protocolos y embestí contra el, lo oí gemir pero no me importo, un poco de dolor no lo iba a matar, y siendo justos merecía un castigo por marcharse y por no hablarme de sus intenciones de volver y comprometerse.


Aun con mi miembro dentro de el, lo cargue y subimos al estrado donde estaba el trono, Sali de su interior y me sente, le enseñe mi entrepierna y el muy acomedido ya iba  hacia ella.


-Girate


Hice que se sentara en cuclillas dándome la espalda, lo mande a dejarse caer una y otra vez marcando el mismo el ritmo de los embistes, esta por demás decir que nunca lo habia hecho en la sala del trono… en el trono. La idea me hizo correrme, el cayo laxo sobre mi besaba su clavícula.


-¿Te gusta?- pregunte mirando hacia la sala vacia


-Te amo tanto que podría cargar con todo el reino solo por estar junto a ti- El lo sabia, sabia cual era mi responsabilidad y no solo la aceptaba sino que se ofrecía a compartirla.


-¿Por qué tardaste tanto? ¿Dijiste que no podrías esperar a conseguir la edad necesaria? Y eso me lleva a ¿qué edad tenias cuando te colaste en mi cama?- ante la última pregunta el se sonrojo


-Tu te colaste en mi cama… tenia 15… si, no hagas ese gesto y yo tenia cosas que hacer alla, arreglos para que mi nueva gente no la pase mal, he traído curadores y ellos enseñaran a otros, uno por cada provincia Roma me ayudo, conseguí que charles autorizara el envió del 30% de mis cosechas y el estúpido de Erick me dio el 10% de las suyas, Darren ya contribuye con un buen porcentaje de las suyas.


-No es necesario que hagan esto


-Quiero hacerlo, ya son mi pueblo.


-Dices que una cena…


-Olvídalo, he planeado mi boda desde los once, hará que la de Zaid y Agnes parezca aburrida.


-Fui a esa boda. Había tigres blancos


-Nosotros tendremos osos polares.


-¿De donde diablos vas a sacar un oso polar domesticado?


-No se, dime tu, es tu reino.


La risa fluyo a través de mi garganta, la cual fue cortada por el grito de alegría de Zina que corria hacia nosotros desde la entrada principal, con horror vimos que nuestra ropa estaba a buenos cinco metros de distancia. Bonita forma de presentar a su nueva madre.

Notas finales:

Nos leemos!


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