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Stripper por RyuStark

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son del fabuloso Tite Kubo.

Es el cumpleaños de mi pervertido favorito y tenía que hacerle su Fic así como se lo hice a Ichi. Porque obvio la OTP tenía que cumplir el mismo mes. ¿Cuán perfectos pueden ser? ¡Amo demasiado a estos idiotas carajo! Así que como me pidieron otro omegaverso de ellos aquí lo tienen, y las advertencias son:

*La historia es un AU.

*Personajes algo OoC.

*Lemon explícito.

*Crossdress leve.

*Exceso de palabras sucias, vulgares u ofensivas. (Típico de mí)

*Mención de MPreg.

En esta historia nada es lo que parece. Espero que lo disfruten tanto como yo. Ah, por cierto cuando Ichigo sale bailando me lo imagine con la canción de “Often, de The Weeknd” ¿Por si les interesa? <3

Notas del capitulo:

“No hay nada que incremente más la lujuria que lo prohibido.”


¡Feliz cumpleaños Grimmjow!

-----Grimmjow J.------

—¡Venga Grimmjow anímate, es tu cumpleaños!

—¡Un año más viejo!

Apenas si puedo gruñir al sentir como soy sacudido por varias manos de mis amigos que se ríen ya un tanto ebrios. Starrk que usualmente es algo reservado ahora se encuentra moviendo la cabeza al ritmo de la música del radio a todo volumen mientras Nnoitra brinda con Szayel Aporro en la parte trasera de mi deportivo. —Jódanse estúpidos, y ustedes dos cuidado y vomiten o una mierda rara que les arranco las pelotas. —Amenazo mirándolos por el retrovisor central.

Por supuesto que los imbéciles me ignoran totalmente mientras Starrk aumenta la velocidad. Y aunque soy fanático de una buena carrera, en este momento me pregunto ¿Cómo mierda terminé con estos idiotas el día de mi cumpleaños? —Starrk llévame a casa, ya es tarde.

—Púdrete Grimmjow, Starrk te organizó esto y no se lo joderás cabrón amargado. —Menciona Nnoitra con una voz corrida debido al alcohol.

—Nnoitra tiene razón Grimmjow, esta vez te tengo una sorpresa especial. —Dice Starrk.

—¿Una sorpresa? —Pregunto con una ceja levantada mirando como entramos al distrito rojo de la ciudad. De inmediato aparecen los enormes bares, restaurantes, hoteles y hasta un par de clubs para caballeros, o para entendernos, clubs de strippers y nudistas. Y por supuesto que dejamos el auto en el ballet parking para bajarnos frente al mejor, más caro y lujoso club de la ciudad. “Hueco Mundo” se llama y cuyo dueño es nadie más, ni nadie menos que Starrk. ¿Cómo no me lo vi venir?

—¿Mi regalo es que una ramera barata me baile? No sabía que me estimaban tanto.

—Grimmjow, todos sabemos que si a alguien le gustan las rameras es a ti. Tienes gustos bastante vulgares. —Dice el listillo de Szayel mientras se acomoda las gafas y se va de lado.

—¡Y aquí tienen a los omegas más vulgares! O si no quieres terminar encamado con alguno porque son demasiado sentimentales, también hay betas y hasta alfas. ¿No es así Starrk? —Grita eufórico Nnoitra.

—Así es Grimmjow, solo por esta noche cualquiera de mis bailarines estará a tu completa disposición. —Afirma Starrk con un estúpido juego de cejas.

“Son idiotas o se hacen” Les pregunto con la mirada. Claro que no entienden y no me queda más que hacerles señas obscenas mientras soy empujado y casi arrastrado para entrar. No mentiré, ya vine en una ocasión antes y fue memorable. De los mejores días de mi vida. Pero eso fue hace años, ahora no me apetece realmente. Y en cuanto a los gustos vulgares. Si vulgar significa un cuerpo curvilíneo, erótico y una boca morbosa y cruda, supongo que si me gusta y mucho.

Al entrar al lugar todo el infierno se abre candente, pecaminoso y maravilloso. Luces de color rojizo, púrpura y magenta destellan creando secuencias por doquier mientras montones de omegas tanto hombres como mujeres, bailan desnudos o casi-desnudos sobre tarimas con tubos y dentro de jaulas.

Hay un escenario principal y varias pequeñas tarimas más que son rodeadas con sillones de terciopelo negro, dónde algunos alfas y betas ya se encuentran jadeando como perros en celo al ver tantos cuerpos juveniles moverse provocativamente.

Los billetes caen como si fueran una explosión de confeti y el aroma a testosterona pura, viril y ardiente domina por mucho las esencias dulces que expiden los omegas.

—Aunque los omegas de aquí son lindos, a ti te tengo reservado el mejor. —Menciona Starrk llevándome tras unas cortinas al fondo, el salón VIP. El cual tiene una ambientación totalmente roja debido a la luz que brinda una atmosfera erótica. —Una vez que lo mires, no hay vuelta atrás. Quedarás prendado de por vida. Muchísimos alfas han intentado atarlo, convencerlo con dinero y la mierda, pero nadie lo ha logrado.

—¿Qué te hace pensar que yo intentaré atarlo idiota? —Cuestiono mientras él me sienta en un cómodo sillón frente al pequeño escenario.

—Grimmjow créeme, lo querrás. Y quién sabe, hoy podría ser tu noche de suerte.

Ruedo los malditos ojos ante la estupidez, a la vez que recibo de un niñato en lencería un vaso de bourbon en las rocas el cual me tomo de lleno, sintiendo la garganta quemarme y mis sentidos ponerse alerta porque un aroma embriagante, sedoso y acaramelado ha llegado a mi nariz.

Delicioso.

Cierro los ojos y respiro hondo intentando averiguar de dónde proviene el aroma. Es dulce, meloso…jugoso. Como fresas, frambuesas, albaricoque y una explosión picante de canela con vainilla. Omega. Sin duda.

—Ya va a comenzar. —Me dice Starrk ahora que las luces han descendido.

Y poco me importa, o eso creo hasta que el aroma me llega directo y brutal sacándome un rugido gutural e instintivo. Un omega, el más candente, sexy y atractivo que he visto en toda mi vida ha salido al escenario bailando tenuemente al ritmo de la música.

El aliento se me queda atorado en la garganta al verlo caminar descalzo con ese sensual andar mientras se coloca junto al tubo justo frente a mí. Su cabello es ligeramente largo y de un naranja tan exótico que quema. Su piel tersa y ligeramente bronceada resalta erótica y atrevida en ese leotardo de encaje negro, sin hombros y de manga larga totalmente transparente que trae puesto y que no deja nada a la imaginación.

Pero ni eso se compara con la descarga eléctrica que me hace erizar cada vello del cuerpo en cuanto nuestras miradas se encuentran.

Chocolate oscuro, cremoso y brillante. Ojos de paraíso perdido.

El omega me sonríe de lado, coqueto e insinuante, tentándome al relamerse los labios sumamente lento antes de darse la vuelta para darme la espalda. Me tengo que maldita sea agarrar a los brazos del sillón para no brincarle encima al verlo mover esas caderas despampanantes en ondas sumamente lento conforme va bajando hasta quedar de cuclillas.

Ahora el que se relame los labios soy yo al ver su trasero grueso, voluminoso y firme moverse de un lado a otro mientras el chico se acaricia los muslos y me mata al girar para verme por encima de su hombro. Mierda quiero cogérmelo, anudarlo, morderlo e impregnarme la boca con su rico sabor, que si es igual que su aroma, seguramente debe ser exquisito.

El cielo hecho hombre.

—Nadie entrará a esta sala, así que tómate tu tiempo. —Me susurra Starrk antes de irse dejándome solo con el omega.

Y pareciera que apenas mi amigo se va, el omega decide que quiere verme arder al acariciarse los brazos, seguido de comenzar a quitarse el leotardo sin dejar de bailar para mí. Sonrío complacido, recargándome de lleno en mi asiento y atreviéndome a encender un cigarrillo al cual le doy una honda calada, que me envenena los pulmones pero que me eleva por lo alto.

El omega se desnuda totalmente para mí, solo quedándose con su gruesa gargantilla negra y mostrándome su precioso cuerpo en su máximo esplendor. Curvas y líneas pronunciadas por doquier me llaman apetitosas mientras él se da un par de vueltas en el tubo.

—Ven aquí. —Le hablo viéndolo ensanchar su sonrisa, sin dejar de bailar y en su lugar caer una vez más de cuclillas frente a mí mirándome fijo. El chico se acaricia el pecho, el abdomen y los muslos los cuales no tarda en abrir de golpe dándome una imagen de ensueño.

Voy a matarlo.

El pequeño cabrón no conoce su lugar y yo me encargaré de enseñárselo. —Obedece omega, ven aquí. —Esta vez mi voz sale demandante y firme. Y por supuesto que no se puede negar, al contrario, su sonrisa se vuelve perversa mientras se baja del escenario con cuidado y viene directamente a mí, sentándose sobre mi regazo dándome la espalda y volviendo a bailar.

Ni siquiera lo toco, dejando que sea él quien inicie el contacto. Y sí que lo hace, talla de lleno ese culo tremendo contra la ya creciente y dura erección en mis pantalones que ahora me aprietan dolorosos.

—Tócame alfa…—Me ronronea una vez más mirándome por encima de su hombro.

—Eso te encantaría ¿No es así? —Le susurro al oído en cuanto cae de lleno contra mí, recargando su espalda contra mi pecho, apagando mi cigarrillo y tomando mis manos para colocarlas sobre sus muslos.

—Soy tuyo por esta noche… —Susurra insinuante.

—No solo por esta noche. —Le aclaro, mirándolo sonreír y levantarse, sólo para volver a sentarse sobre mi regazo pero esta vez de frente y abrazándose a mi cuello.

—¿Qué pasa alfa? ¿Quieres anudarme, morderme y llenarme con tus crías? —Cuestiona coqueto y contra mis labios.

—¿Qué hace un omega como tú en un lugar así? —Pregunto viéndolo sonreír y acariciarme el rostro.

—Esperándote…solo, esperándote. He soñado noche y día con que vengas a mí y por fin lo hiciste. —Me susurra antes de unir sus labios dulces, carnosos y húmedos con los míos en un beso desbordante, apasionado y demencial, que me tiene rasguñándole la espalda, estrujándole las nalgas y sacándole una serie de gemidos obscenos.

—Ichigo…Kurosaki Ichigo. —Dice cuando nos despegamos para respirar agitados. —Ese es mi nombre.

—Grimmjow Jaegerjaquez. El nombre de tu alfa, omega. —El chico de inmediato se ríe encantador abrazándose más a mi cuello.

—¿Te gustan las rameras alfa?

—¿Eres una?

—Solo contigo.

—Justo como debe de ser. —Le murmuro al oído. —Porque para cuando termine esta noche, estarás durmiendo en mi cama entre sábanas de seda y con diamantes decorándote el cuerpo.

—No quiero dinero…no me interesa el dinero. Yo quiero algo más. Algo…enorme, duro y grueso llenándome.

Mentí, no es el cielo, es el demonio hecho hombre. Un hombre que me sonríe tóxico y con su mano me da un buen apretón en la entrepierna mientras me ronronea seductor.

—Si tú me das lo que tanto quiero. Yo te daré a cambio, lo que tú me pidas. Una, dos, tres, cien, mil noches…las que tú desees.

—No eres nada más que una pequeña ramera rogona, ¿No es así Kurosaki? Un niñato adicto al placer. —Digo con malicia, sujetándolo agresivo por el rostro y mirándolo gemir por el rudo agarre. —¿Eso te gusta? ¿Te gusta duro?

—Muy…muy duro. Demasiado duro.

—Una propuesta peligrosa.

—Me encanta el peligro Grimmjow. ¿Qué hay de ti?

Ahora el que sonríe cruel y con desdén soy yo a la vez que me levanto de mi lugar cargándolo en el acto. El chico comprende rodeando mi cintura con sus piernas y abrazándose a mí mientras avanzo hasta un sillón más amplio donde lo siento.

Lo sorprendo al arrodillarme frente a él, abriéndole las piernas sin decoro y mirándolo abrir la boca para gemir escandaloso al sentir mis dientes y colmillos enterrarse en el interior de uno de sus muslos.

Su aroma se concentra, cada vez más dulce y meloso, haciéndome salivar en exceso conforme mi lengua se desliza por la piel de su vientre tibio. Huele tan…tan bien. Tanto que tiene a la bestia dentro de mí echa un mar de furia intermitente.

—Alfa…tu boca…tu boca. —Me suplica enajenado.

Sonrío de lado antes de deslizar mi lengua por su erección, recogiendo, sorbiendo y tragándome cada gotita de pre-seminal traslucido que escurre desde su punta.  El omega grita metiendo sus manos entre mi cabello en cuanto bajo un poco más, hasta su agujero tierno, rosado y palpitante que no para de contraerse dulce y húmedo pidiendo ser llenado.

Le meto la lengua dándome cuenta que jamás en mi vida había probado algo mejor.

Los ojos de Ichigo se van para atrás, su respiración se agita, la sangre le hierve y la cordura se le esfuma al sentir mi lengua rugosa y mojada moviéndose libertina dentro de él.

—Sí…sí, eso es…justo así. Cógeme así.

Afilo perverso mi mirada hacía él mientras saco y vuelvo a meter mi lengua, moviéndola sin parar dentro de él, haciéndolo jadear extasiado y derretirse por el placer y el calor corroyéndole el cuerpo.

—Grimmjow más…más, quiero más.

Ichigo no vacila en sujetar mi cabeza y acercarme más hacía él, permitiéndome entrar con mayor profundidad y de paso rozar mi nariz contra sus testículos aterciopelados, mostrándome que es más de lo que puede soportar.

Mi omega se masturba mientras lo chupo y succiono, pero en apenas segundos con mi lengua escurriendo y tocando sus puntos sensibles, no tarda en correrse sobre su abdomen entre gemidos indecorosos.

En cuanto salgo de él me relamo los labios, recogiendo y acumulando en mi boca los chorros de saliva y fluidos espesos y viscosos que tomé de él. Los cuales dejo caer lento desde mis labios sobre su pequeña entrada ahora suelta y palpitante para terminar de lubricarlo.

Y estoy por bajarme el cierre de los pantalones de no ser porque Ichigo me brinca encima, tirándome y recostándome sobre la cómoda alfombra. El omega me sonríe extasiado y enloquecido, destrozándome la camiseta con sus manos para dejar mi pecho al descubierto.

—Me gustas tanto Grimmjow. —Sisea deslizando sus manos por mi pecho ahora caliente y aceitoso debido al sudor.

—Tú me gustas mucho más. —Le rujo estrujándole las nalgas y escuchándolo gemir obsceno. —Voy a follarme tan bien tu culo.

—¿Ah sí? ¿Y qué esperas? —Menciona atrevido y llevándome al límite al ver cómo se baja de mí, para colocarse en cuatro y mover sus caderas tentador.

Maldigo por lo bajo mientras me incorporo, arrodillándome detrás de él y por fin liberando mi erección que bota un poco contra mi abdomen de lo jodidamente duro que me encuentro.

—Rápido…te necesito. —Kurosaki como el mocoso asqueroso y retorcido que es, no duda en girar para verme inocente mientras se asegura de restregar su trasero contra mi verga que ya punza hinchada por él. —Quiero tu nudo alfa. —Suspira entre jadeos.

Maldito sea.

Bueno, si de provocar y joder se trata, nadie es tan bueno como yo. Y se lo hago saber al meterle dos dedos tan profundo como puedo, escuchándolo gemir y mirándolo girar una vez más para verme. Pero esta vez sus ojos son agresivos con un toque lascivo.

—Métela carajo. No quiero tus dedos.

—Oh…la ramera quiere coger huh.

—Jódete y cógeme ya. —Me escupe con veneno, pero ni así se le borra esa sonrisa ladina. —Vamos alfa…sé cuanto necesitas mi calor. —Intenta engañarme de nuevo.

Y aunque sé que probablemente el que terminará acabado y jodido soy yo, no puedo negarle nada. Por lo que esta vez no dudo en acomodarme y embestirlo, adentrándome fácil y hasta el fondo debido a lo mojado y suave que se encuentra.

Kurosaki jadea ante la brutal intrusión, corriéndose una vez más y temblando extasiado.

—Sí…justo, justo así. —Gimotea derrochando sensualidad.

Carajo está tan estrecho. Se siente simplemente increíble y se lo hago saber al darle una brusca nalgada que lo tiene brincando complacido. Su cuerpo se abre cada vez más para mí, apresándome húmeda y deliciosamente. Es un calor tan rico como asfixiante que no para de contraerse a mí alrededor y sin descanso.

—Así…Grimmjow, ah. Así…más, entra más.

Las malditas ansias me corroen, por lo que empujo con mucha más fiereza enterrándome hasta el fondo, haciendo a Kurosaki jadear y sonreír con descaro mientras golpea el maldito suelo y comienza a moverse ansioso contra mí.

—Duro…cógeme duro.

Sonrío cruel, estrujándole las nalgas con toda la intención de dejarle mis dedos amoratados y mirándolo enloquecer conforme comienzo a moverme dentro de él, rápido, por momentos lento, tocando cada parte de su interior y empapándolo para mi placer hasta verlo derretirse por mí.

—Grimm…Grimmjow…Alfa.

Me lo cojo agresivo y sin límites, por largos minutos que me saben a dulce eternidad. Sintiendo su culo estrecho amoldarse a mi verga y brindarme un placer más allá de lo inimaginable. Pero lo mejor es cuando él gira y me mira. Que ojos…y esa sonrisa lasciva y enajenada como el adicto al placer que es no hace más que encenderme.

Me mata ese lado vulgar, sucio y retorcido que tiene. Es un chico corroído hasta las entrañas por el exceso mismo, pero justo así me encanta. Los chicos dulces no saben las cosas que él sabe, no saben satisfacer como él lo hace. Y me lo demuestra logrando soltarse de mi feroz agarre una vez más, haciéndome gruñir furioso ante la pérdida de su calor.

Sin embargo vuelvo a sonreír al ver los chorros de líquido que escurren sedosos y abundantes entre sus muslos. Ichigo se recuesta en el piso encarándome y abriendo sus piernas indicándome que vaya a él. No tardo más que segundos en volver a penetrarlo, está vez inclinándome, colocando mis manos a sus costados y topándome con sus dulces labios que me reciben ansiosos y tóxicos.

—Grimmjow…Grimmjow no pares, no maldita sea pares. —Jadea entre besos y suspiros.

Obedezco gustosos, follándomelo con violencia, enterrándome hasta sentir mi nudo ahora grueso y rebosante al ras de su cuerpo. Kurosaki lagrimea entre cada penetración despiadada debido a que insisto en recargar todo mi peso y matarlo en el acto. —Vamos omega, siénteme más profundo. Sé que te gusta.

Ichigo se ahoga entre saliva, lágrimas y sudor plúmbeo, abrazándose a mi espalda para rasguñarme hasta dejarme la piel rota y ardiente. Y aún así no es suficiente. Necesito algo más…algo prohibido.

Lo sorprendo al arrancarle la gargantilla, dejando su cuello expuesto y vulnerable ante mí. De inmediato Ichigo se deshace entre ronroneos al sentir mi nariz olfateándolo y recorriéndole el cuello al igual que mi lengua que se deleita con su piel tierna, suave y frágil. Márcalo. Me grita imponente el animal en mi interior.

—Hazlo…muérdeme alfa. —Insiste morboso.

Ni siquiera tiene que decirlo dos veces que ya me encuentro enterrándole mis colmillos, notando su piel quebrarse y sangrar mientras él se convulsiona, termina una vez más y arquea la espalda gimiendo encantado. Me relamo los labios probando su sangre que se funde deliciosa en mi boca.

Lujuria interminable, amor apasionado y dulzura abrumante, a eso sabe.

—Grimmjow…dentro, córrete dentro. —Suplica totalmente terminado, con las mejillas rosadas, el cabello revuelto y una expresión evocadoramente erótica.

Lo embisto un par de veces más, obligándome a entrar aún cuando mi nudo se encuentra rebosante y casi por completo atado a él.  Pero ya no puedo más. Es demasiado caliente, demasiado bello, demasiado perfecto.

Por fin me corro maravilloso dentro de Ichigo, sintiendo mi cuerpo entero sumergirse en un baño de gamas fluorescentes de placer inigualable que solo él puede brindarme. Carajo, creo que estoy enamorado.

Me dejo caer encima de Ichigo que aun disfruta el placer recorriéndole hasta los huesos para besarlo, sintiendo como me corresponde dulce. Claro, hasta que decide que es suficiente y me jala el cabello para separarme.

—Hijo de perra, realmente me anudaste en el maldito piso. Sabes que mañana no me aguantaré la espalda ¿Cierto? —Gruñe entre adorables refunfuños.

—Y apenas estamos iniciando Ichi. —Le digo travieso.

—Sueñas, métela en otro lado. ¡Mañana tengo trabajo en la clínica por si no lo recuerdas!

— ¡No te salgas del papel aún! —Recalco divertido.

—Púdrete Grimmjow, eres un cabrón pervertido. Ya te cumplí tu fantasía de ser la ramera de tus sueños y la mierda, ahora quítateme de encima que pesas.

—Oh vamos bebé, estamos atados, no puedo quitarme aunque quiera. —Le digo mirándolo fruncir el ceño tiernamente. Y ya que no quiero morir, no me queda más que girarnos quedándome abajo para que descanse sobre mi pecho. Ichigo se recarga sobre sus codos mirándome fijo y sonriéndome hasta que algo parece molestarle.

—Ugh…tengo mucha piel Grimmjow, ¿Por qué siempre te gusta morderme en el mismo lugar? —Dice palpándose la herida de su cuello que se ha puesto púrpura y sangrante.

—Déjame pensar…Quizás porque soy tu marido y tu alfa y yo mando. Y si te quiero morder en el mismo lugar que hace diez años te aguantas.

—Once años. —Recalca con una ceja levantada. —Hace once años nos casamos. No lo olvides.

—No lo hago. —Digo sonriente y acariciándole el rostro. —Mierda Ichigo, cuando empezaste a bailar casi me da algo.

—¿Sabes lo que pasaría si alguno de mis pacientes me ve así?

—Al igual que yo, opinarían que tienen al doctor más candente del mundo.

—Eres un idiota.

Ichigo y yo nos reímos mientras él continua gimoteando y temblando debido a mi semen llenándolo y mi grueso nudo aún atado a él.

—Si estuviera en celo seguro que me preñas.

—Es una lástima que no lo estés. Otro cachorrito no nos vendría mal.

—Imbécil, tenemos un jardín de niños privado, ¿Y quieres más?

—Quiero muchos, muchos más… —Digo coqueto, mirándolo fruncir los labios, pero sonreír indudablemente. —Te encanta estar lleno de mí, no puedes negarlo.

—Hmp…tal vez. Por cierto, me debes un pastel masivo de chocolate, ¿Sabes la vergüenza que me dio decirle a Starrk que me prestara una sala?

—No es como que fueras nuevo en esto. —Digo recibiendo un jalón de cabello.

—¡Una noche! Solo trabajé aquí una noche y jamás lo olvidarás ¿No es así?

—Oh no bebé. ¿Cómo olvidar la noche en que me enamoré de ti? —Suspiro feliz recordando que hace once años vine a este lugar a celebrar precisamente mi cumpleaños y fue que vi a Ichigo bailando e indudablemente me flechó.

Naturalmente esa misma noche me lo llevé conmigo, no podía dejar que nadie más lo mirara porque era totalmente mío. Y bueno, al poco tiempo lo marqué, nos hicimos pareja y nos casamos. Y ahora en cada uno de mis cumpleaños nos gusta celebrar en casa recordándolo, pero este ha sido especial y decidimos recrear nuestro primer encuentro.

—Recuérdame una vez más, ¿Por qué empezaste a trabajar aquí? —Ichigo rueda los ojos adorable ante mi pregunta.

—La carrera de medicina es costosa tonto. Y casualmente Starrk me reclutó en la calle y me lavó el cerebro diciéndome que ganaría mucho dinero.

—Y sí que lo hiciste ¿No es así? —Le digo insinuante mientras le acaricio la espalda, mirándolo sonreír y asentir.

—Oh sí…aun con mis pasos torpes logré flechar a cierto alfa atractivo.

—La mejor noche de tu vida.

—De nuestra vida. Por cierto, ¿Hablas en serio con lo de los bebés? ¿Quieres más? —Pregunta inocente, con los ojos brillantes y acariciándome el pecho.

—Por supuesto Ichi.

—Pues feliz cumpleaños a ti, porque sí estoy embarazado. —Me dice como si nada mientras sonríe.

Me quedo con la boca abierta como estúpido, parpadeando un par de veces y rápidamente riéndome. —¿Es en serio?

—Uh, déjame pensarlo ¡Sí!

—¡Tendremos otro cachorro! —Digo eufórico. Porque aunque no es nuestro primer cachorro, cada vez que me da la noticia el corazón se me llena de orgullo.

—Técnicamente cachorros. Creo que de nuevo son dos. Así que ahora sal de mi y llévame a casa, ahí podemos seguir cuanto quieras aprovechando que los niños se quedaron con mi padre.

Sonrío feliz en exceso, logrando salir de él a los pocos minutos para luego cubrirlo con lo primero que encuentro, arreglarme la ropa y finalmente llevármelo cargando. —Te amo, lo sabes ¿Cierto?

—Y yo a ti alfa. —Dice encantador mientras me da un beso y roza su nariz contra la mía.

—Aunque ahora que lo pienso, Ichigo aquella vez hiciste algo genial con tus piernas abiertas y el tubo, que te parece sí en casa…

—¡No tienes tu suerte idiota! —Me grita antes de jalarme el cabello y hacerme reír. Sí, definitivamente es el mejor cumpleaños de mi vida.

Notas finales:

Al igual que en el cumpleaños de Ichigo, después de esto los tipos más problemáticos del mundo vivieron felices para siempre con sus treinta hijitos y con Ichigo bailándole a Grimmjow todas las noches(?)

Si les gustó me encantaría que me lo hicieran saber. ¿Quieren más omegaversos de ellos? Se me está haciendo adicción, lol.

En fin, me despido y como siempre les mando todo mi amor y cariño. Gracias por leerme. Btw ya contesté los comentarios del fic del cumple de Ichi, siento la tardanza.  ¡Nos vemos muy pronto en mis otras historias! <3 <3 <3


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