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Summer Hot Drabbles por DraculaN666

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Notas del fanfic:

Bueno, en todas partes ya es primero de agosto menos en mi huso horario (?) así que de una vez voy a ir publicando esto porque capaz luego lo olvido.

 

Nuevamente con la temática de drabbles porque YOLO, esta vez de la mano de mi quería Leana Bodt que me ha prometido no dejarme tirada a la mitad :c no me rompas tú el kokoro, por favor.

Notas del capitulo:

Será parecido a algo que hice en octubre del año pasado. 14 parejas diferentes de Haikyuu con 14 temas diferentes. Bueno, “temas”. Más bien con palabras diferentes, una de las reglas es usarla como tema o sólo mencionarla en la historia, huehuehue. Yo voy a estar publicando los días impares y ella los días pares. Elegimos las parejas y los temas a lo random y a ver qué sale.

 

Recordemos que nada me pertenece, sólo las malas ideas y el porno barato. Según yo iba a hacer un drabble y tenemos más de dos mil palabras. La historia de mi vida.

No es algo que se diera de forma espontánea, pensando en ello. Ni Tanaka ni Ennoshita despertaron un día diciendo “Creo que me gusta…”.

 

Fue un pensamiento que se formó poco a poco. Una idea recurrente en sus mentes a la que no le prestaban demasiado atención porque era simplemente imposible. Tanaka un amante irremediable de las mujeres. Ennoshita ni siquiera pensaba demasiado en ello.

 

Su primer año juntos pasó sin pena ni gloria. No hablaban demasiado y tampoco se tenían muy en cuenta, sobre todo considerando que Chikara pasaba más tiempo intentando huir de las prácticas de voleibol. Pero poco a poco, sobre todo en su segundo año, se fueron acercando un poco más. Ya fuera porque Chikara era quien tenía que lidiar con la estupidez de Tanaka y Nishinoya o ya fuera porque de cierta forma había más compañerismo entre ellos después de un año y después de todas las cosas que habían vivido juntos hasta el momento.

 

La cuestión es que un día Tanaka se vio a sí mismo observando más de la cuenta a Ennoshita. El sudor corriendo por su rostro, su cabello oscuro pegado a su frente, la forma tranquila y calmada que tenía para lidiar con cosas problematicas -como él y Noya o Tsukishima y Hinata-. Se vio mirando más de la cuenta y descubriendo cosas fascinantes. Nada en Chikara es como uno lo piensa. Tras esa imagen simple y reservada hay, en realidad, un chico con carácter capaz de lidiar con el temperamento de Tanaka y hasta los sarcasmos de Tsukishima. Hay un chico responsable, algo severo pero servicial cuando alguien necesitara de su ayuda. Y es sorprendente porque han estado juntos más de un año en el equipo y nunca se detuvo a ver todo eso que le tenía tan cautivado.

 

Ennoshita por su parte un día se dio cuenta que no podía dejar de ver a Tanaka. No podía evitar el acelerado latir de su corazón al verlo jugar de forma tan seria y apasionada. Le gustaba la emoción que exudaba por su cuerpo cuando estaba frente a frente con los rivales. Les fascinaba saber que no importaba cuánto intentaran los demás quebrantar su espíritu, Tanaka siempre sabía sobrellevar toda la presión y hacer algo al respecto.

 

Un día ambos se sorprendieron al darse cuenta del deseo que quemaba dentro de sus cuerpos por descubrir mucho más del otro e intentaron negarlo con todas sus fuerzas porque simplemente no era un pensamiento normal. Ellos eran compañeros de equipos. Amigos, quizás. La atracción que picaba en la punta de sus dedos y les hormigueaba por todo el cuerpo al chocar sus miradas debía ser algo simplemente que estaba en su imaginación.

 

Pero no lo estaba. No están muy seguros de cómo es que al final se dieron las cosas, pero de un momento a otro eran ellos evitándose como la peste, negándose a hablar más de la cuenta para que el otro no notara que el deseo se acumulaba y se negaba a desaparecer. Tanaka no quería que Ennoshita supiera de las pajas a media noche, mascullando su nombre entre dientes y corriéndose con la mayor sensación de vacío. Chikara no quería que Tanaka descubriera el sudor en sus manos cuando estaban cerca, ni el ligero temblor en su voz, ni la media erección que se le formaba porque el muy cabrón disfrutaba de ir por la vida sin playera.

 

Y de pronto, son ellos dos enredados en una candente pelea en la bodega del gimnasio. Pero no son golpes ni insultos lo que salen de sus labios, sino que chocan sus labios con furia y lo único coherente que pueden mascullar son gemidos ahogados, jadeos interrumpidos por nuevos besos. Manos reptando por el cuerpo contrario hasta tocar la piel del otro. Todo es caliente y húmedo y es peor cuando se corren juntos entre sus pantalones, porque ni siquiera logran coordinarse para medio desnudarse y no ser un desastre. Todo es peor al final porque el deseo sigue bullendo en sus entrañas con fuerza. El semen en sus cuerpos no se siente frío para nada porque aún les arden las manos por querer seguir tocando.

 

Tanaka masculla ofuscado porque no lo entiende para nada. Ennoshita no es una bella chica como las que tanto le gusta. No tiene senos ni un lunar sexy que se le antoje lamer. Es un chico simple de mirada aburrida, con piel lechosa, ojos oscuros que centellean de deseo en la oscuridad y hace que se le ponga dura la polla sólo con eso. Así que lo tira sobre una de las colchonetas y comienza nuevamente a restregar sus erecciones sobre la ropa. Al final ya están manchados y húmedos y sólo quiere seguir sintiendo esa deliciosa fricción, sólo quiere Chikara siga murmurando su nombre de esa forma tan inconstante, como si no pudiera pensar en nada más que Tanaka y el deseo que les está consumiendo por dentro.

 

Si Ennoshita pudiera razonar un poco sobre la situación, sabría lo peligroso que es. Están en un lugar donde cualquiera podría entrar, aunque la practica haya terminado. A pesar de lo nebulosa que siente su cabeza escucha el eco de sus propios gemidos y debería detener toda esa situación y entrar en razón. Detener a Tanaka y el constante movimiento de sus caderas que literalmente está machacando su pene entre los pantalones. El semen de su anterior orgasmo ayuda a que todo resbale mejor y, mierda, que le den a todos, Chikara necesita correrse y seguir sintiendo la lengua de Tanaka invadir su boca hasta que le saque el último suspiro.

 

Milagrosamente nadie llega a interrumpirles y ellos pueden tranquilamente tener un segundo orgasmo, mucho más potente que el primero que les deja casi inconscientes sobre la colchoneta. Sus respiraciones están tan agitadas que ambos temen llegar a tener un ataque por todas las emociones vividas en tan poco tiempo.

 

El ambiente se va enfriando poco a poco. Sus ropas pronto tendrán machas resecas muy sospechosas e incomodas por lo cual deberían estar poniéndose en marcha para ir a sus casas y revolcarse un poco en la vergüenza que todo eso les va a provocar una vez que la calentura se les baje lo suficiente.

 

Sin embargo, es Ennoshita quien suelta un ronco gemido de frustración porque el calor que le brinda el cuerpo de Tanaka se alejado del suyo y de momento no está listo para volver a la realidad. Tanaka se le queda viendo fijamente, aún sobre su cuerpo y tiene una expresión entre concentrada y ofuscada que le excita y le aterra a partes iguales.

 

Tanaka quisiera gruñir de fastidio porque se ha corrido dos veces entre sus pantalones y, aun así, ver a Chikara con el rostro sonrojado, la respiración acelerada y los ojos aún un poco nublados por el placer le está provocando una tercera erección. Y es joven y disfruta de las continuas erecciones espontaneas con la misma jovialidad que todo adolescente, pero no le apetece la idea de volverse a correr en su uniforme y también le ofusca darse cuenta que el deseo no ha mermado ni un poco. Al contrario, parece haber incrementado porque ahora todo lo que quiere es arrancarle la ropa a Ennoshita y poder tener contacto pleno con su piel, dejar marcas por todos lados y escuchar como el moreno murmure su nombre hasta la locura.

 

Los dos se dan cuenta ahí, en la oscuridad, con la ropa mal puesta, las manos aún sobre el cuerpo del otro y la incómoda sensación del semen seco que el deseo que sienten por el otro no es algo difícil de apaciguar. Ni de ignorar y que no va a desaparecer sólo pretendiendo que no existe.

 

Se besan de nuevo porque no saben qué más hacer. Tienen que irse pronto y no es como que puedan ir a alguna de sus casas y descubrir más a fondo las cosas que quieren hacerse o hasta donde podrían llegar porque sus familias están en casa. Eso es parte de la frustración que descargan en medio de un beso rudo y húmedo. Se muerden los labios y las lenguas se reconocen como viejas amigas. Ambos están de nuevo medio duros y se obligan a separarse antes que algo más pase.

 

Chikara lleva ambas manos hacía las mejillas de Tanaka y junta sus frentes, un poco abrumado con la situación y con la certeza de que tienen que hablar de eso, pero no sabe exactamente qué es eso.

 

—Quiero follarte —gruñe Tanaka con los ojos cerrados y disfrutando del calor de las manos y la frente del moreno.

 

Ennoshita rueda los ojos, nada sorprendido por el comentario y deja un nuevo beso en los labios hinchados de Tanaka. Es un beso suave, sin buscar ir más allá, como marcando el final de ese día. Sin embargo, Tanaka se niega a separarse de su calor y pasa ambos brazos por su cintura y metiendo las manos por debajo de su cintura, juntando sus cuerpos de nuevo y escondiendo su rostro en el cuello de Chikara, inhalando todo lo que puede la esencia a sexo que exuda su cuerpo.

 

—Debemos irnos —susurra Ennoshita, reprimiendo un escalofrío al sentir la respiración caliente sobre su cuello.

 

Sin embargo, sus brazos se aferran al cuello contrario haciendo el abrazo imposiblemente apretado. A pesar de todo ya no hay ninguna intención sexual, ambos consientes que no pueden ir más allá en ese momento, pero queriendo disfrutar del momento al máximo. Las manos de Tanaka recorren la suave piel de la espalda del chico entre sus brazos y Ennoshita desearía que Tanaka se dejara crecer un poco el cabello para poder perder sus dedos entre las hebras que se adivinan oscuras, conformándose con la sensación de picazón que le da el cabello tan corto.

 

El camino a casa es incómodo no por lo sucedido sino porque ambos son un desastre en sus entrepiernas. Tendrán que llevar corriendo a casa y buscar una explicación al porqué están lavando su uniforme si apenas es martes. Pero disfrutan del silencio y la compañía antes de tener que tomar caminos separados. Ennoshita quiere decir algo pero se arrepiente antes que las palabras salgan de su boca y se conforma con el pequeño beso que Tanaka deja sobre sus labios, casi como el roce de una mariposa, temiendo ser vistos por alguien aunque ya es muy tarde y está muy oscuro.

 

No es hasta bien entrada la noche, cuando Chikara piensa que esa noche le será imposible dormir que su celular comienza a sonar.

 

—¿Tanaka? —Contesta al ver el nombre en la pantalla—. ¿Qué sucede?

 

—No sólo quiero follarte, Ennoshita —comienza Tanaka de forma nerviosa. Ha estado pensando todas esas horas desde que se separaron qué es lo que realmente desea. Y se da cuenta que desea un montón de cosas. Tomarle de la mano al caminar a casa, besarle a escondidas durante los descansos, abrazarle por el simple placer de sentir su calor, besarle todavía más porque sólo han pasado unas horas y siente que se muere por probar de nuevo sus labios—. Te quiero a ti, lo quiero todo. Besarte, follarte, abrazarte, decirte cursis al inicio de cada partido y escucharte gritar mi nombre en todo momento —suelta todo de golpe antes de arrepentirse. No quiere que Chikara crea que sólo es un calentón momentáneo como él creyó al principio. Es mucho más y si lo va a rechazar o aceptar necesita que sea así, rápido y sin malentendidos.

 

Hay un largo silencio. Tanaka tiene la respiración un poco agitada por los nervios y Ennoshita siente que olvidó cómo se debe de respirar. Se da cuenta de su error -pues un largo silencio es casi una negativa- cuando Tanaka carraspea incómodo, listo para pedir perdón por malinterpretar las cosas.

 

—También quiero follar contigo —y es seguro que a ninguno de los dos les darán un premio por el romanticismo que destilan, pero son jóvenes y necesitan dejar las cosas claras con sinceridad—, y quiero besarte a todas horas, tomarte de la mano mientras te deseo suerte antes de cada partido y quiero enojarme mucho cuando pierdas la cabeza por una chica linda para que me des un beso de disculpa.

 

Se siente ridículo, la verdad, pero ha dicho todo eso de corazón y se da cuenta que es todo y más de lo que ha deseado durante todo ese tiempo. Es algo liberador y al fin siento como un peso abandona su cuerpo.

 

—Eso puedo hacerlo, sin duda —dice Tanaka después de reír un poco, alejando la ansiedad del rechazo de su cuerpo e intentando no brincar por todo el cuarto por la euforia.

 

Los dos saben, una vez que han colgado el teléfono y se van a dormir con una estúpida sonrisa en los labios, que el deseo que sienten por el otro no es algo que va a menguar próximamente, ni siquiera si algún día lo hará.

 

Y eso está bien porque también saben, que de alguna u otra forma, esto realmente va a funcionar.

Notas finales:

Yo y mis finales....

 

Comentarios son bien recibidos, porque últimamente escasean. Las parejas y los temas ya están seleccionados. Las historias aún no están escritas así que enemigos del heredero, temed porque somos chicas inconstantes. Pero de que terminamos, terminamos.


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