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Reflexiones en el bajo mundo por Arawn87

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Notas del fanfic:

Este corto fue creado hace poco, en homenaje a uno de mis personajes favoritos, Deathmask de Cáncer. Es mi primer AU y ando media insegura como cada vez que se me ocurre innovar, pero bueno, Deathmask se merecía un fic por su cumpleaños y qué mejor que junto a mi personaje regalón, Afrodita.


A modo de inspiración utilicé la canción "woke up this morning", interpretada por el grupo Alabama 3:
https://www.youtube.com/watch?v=9W3A34TTxFU

 

Notas del capitulo:

Saint Seiya no me pertenece, es propiedad de Masami Kurumada y quienes tengan lincencia para su reproducción.

Reflexiones en el bajo mundo

 

You woke up this morning
Got yourself a gun,
Mama always said you'd be
The Chosen One.

Las primeras luces del alba se colaron por la ventana, iluminando tenuemente las paredes de la parca habitación que utiliza desde hace tres años. Recuerda que la escogió porque, a pesar de ser más pequeña que las otras, era a su vez la más aislada y que otorgaba mayor privacidad en toda la gran casona, algo que le venía de perillas en esos momentos de su vida.

Tendido de espaldas en su cama, encendió su tercer cigarrillo matutino, mirando un punto fijo en el techo, sintiendo aún el dulce aroma de su acompañante en el ambiente. Aquel hombre que, como en cada encuentro, abandonaba su lecho poco antes del amanecer, negándole la posibilidad de dormir abrazado a su cálido cuerpo. Ese día no fue la excepción.

No lo culpaba, después de todo, nunca había hablado de su relación. Ni siquiera estaba seguro de que pudiera catalogase así.

Su amante le intrigaba, bastaba mirarlo para saber que no pertenecía a ese mundo, por mucho que fuera primo del jefe. Él era diferente, una persona común con todo un futuro por delante, futuro que poco a poco iba mandando al infierno.

She said: You’re one in a million
You’ve got to burn to shine,
But you were born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.

 

Su caso era muy distinto, él creció en ese mundo, y así como su padre trabajó para el antiguo jefe, ahora él servía a su hijo, un muchacho apenas un par de años mayor y quien asumió el mando tres años atrás, luego de que un grupo rival orquestara la muerte del padre. En ese atentado también murió su propio progenitor, por ello su permanencia en ese lugar tenía un claro motivo personal.

Deathmask expulsó el humo de sus pulmones recordando aquel día. El nuevo jefe era muy joven, apenas veinticinco años en la actualidad, y aun así tomó el mando de la organización con voz firme y mano de hierro, ganándose rápidamente el respeto de todos. Entonces él asumió como uno de sus guardaespaldas, un trabajo peligroso, pero que mantenía la adrenalina a flor de piel y de paso tenía libertad para vengar una y otra vez a su padre. Hasta hace poco, eso era lo único que otorgaba un sentido a su vida.

Dio la última calada a su cigarrillo antes de apagarlo en el cenicero del velador. Se acomodó en la cama nuevamente, apoyando su espalda en el respaldar, dejando expuesto su moreno torso cubierto por el sudor y fluidos de su reciente encuentro. Sentía la calidez de aquellas blancas manos recorriéndolo una y otra vez, otorgándole una sensación de bienestar única.

Cómo deseaba que se quedara, lo necesitaba. Tal algún día se atrevería a pedirlo.

- Vaya que me he puesto sentimental –murmuró con un dejo de sarcasmo, volviendo a ver hacia el techo- Qué me has hecho… Afrodita –se lamentó a continuación, sin entenderse a sí mismo.

You woke up this morning
All the love has gone,
Your Papa never told you
About right and wrong.

 

Volvió a acomodarse para sumergirse en otro recuerdo. Tenía ese momento vívido en su mente, el día que le conoció, cinco meses atrás, quedando prendado de él desde el primer momento.

Se encontraban en una reunión privada, solo él, su compañero y el jefe, quien se encontraba sentado en su escritorio comunicándoles novedades del negocio. De pronto, se vieron abruptamente interrumpidos.

Afrodita ingresó como un huracán y se dirigió directo al jefe, haciendo caso omiso de las otras dos personas que se encontraban en el lugar. Apoyó ambas manos en el escritorio, inclinándose levemente hacia adelante, cruzando miradas con su primo, quien le veía tranquilo esbozando una juguetona sonrisa. Al ver la actitud tan calma de su jefe, tanto él como su compañero permanecieron quietos y en silencio, esperando pacientes lo que fuera a ocurrir.

“Quiero entrar” dijo el recién llegado.

“¿Por qué deseas entrar ahora?” preguntó su jefe, con toda tranquilidad.

“Porque ahora quiero matarlos, no necesitas saber más”

Esas breves palabras fueron todo lo que se requirió para que el jefe ensanchara su sonrisa y diera la bienvenida a su pariente, presentándolo con el resto de los presentes bajo el nombre de Afrodita. De inmediato supo que sería un seudónimo, tal como el suyo.

Afrodita saludó primero a su superior y luego volteó para estrechar manos con él, entonces pudo observarlo con atención. Lo primero que pensó es que el seudónimo que le otorgaron calzaba a la perfección con él. Tenía la apariencia de un ángel, demasiado bello y puro para ser real, y no pudo evitar preguntarse qué estaría haciendo ahí, entrando voluntariamente a ese mundo de corrupción y muerte.

Era extraño lo feliz y complacido que se veía el muchacho, más aún cuando realizó un silencioso intercambio de miradas con su primo. Parecía que ambos rubios lograban comunicarse a la perfección de esa manera. Entonces, Afrodita pasó a formar oficialmente pare de su grupo, ese mismo día, y sin saberlo, comenzaría su tormento emocional.

But you're looking good, baby,
I believe you're feeling fine, (shame about it),
Born under a bad sign
With a blue moon in your eyes.

Lo entrenó cada día durante un mes, intentando enseñarle a disparar un arma de la mejor manera posible. Su jefe le había ordenado prepararlo para la siguiente “visita” y tenía mucho trabajo por hacer.

No era mucho lo que hablaban más allá de lo relacionado con el entrenamiento. La personalidad reservada que mostraba el rubio tampoco ayudaba a socializar. Pero de lo poco que intercambiaron, se enteró de que Afrodita y su jefe eran primos porque las madres de ambos era hermanas, y que vivió en Suecia hasta hace algunos años, cuando regresó a Grecia para estudiar en la universidad. Asimismo, Deathmask le contó que llegó de Italia junto a su padre a los cinco años, directo a unirse al grupo del cual ahora formaban parte. El motivo fue lo mismo que la mayoría, deseos de venganza, que en su caso fue por su madre brutalmente asesinada a manos de los rivales de su jefe. Presentía que la motivación de Afrodita era algo similar y espera que algún día confiara lo suficiente en él para contarle.

Fue durante un día de entrenamiento que comenzó a sospechar de su atracción por Afrodita. Notó que cada día lo observaba con mayor interés mientras el otro se encontraba concentrado en su práctica de tiro. Le gustaba recorrerlo con su mirada, de arriba a abajo, una y otra vez, sin perder detalle de su anatomía. Quería memorizarlo por completo y algún día poder recorrerlo con sus manos de la misma manera que hacían sus ojos. Porque observarlo ya no era suficiente, anhelaba sentir su tacto, el calor de aquella blanca piel. Se juró que tarde o temprano lo conseguiría.

Estaba destinado a morir prematuramente dentro de ese oscuro ambiente y no pensaba reprimir sus deseos, menos aun cuando no existía el concepto de moral entre sus compañeros. Sentía un deseo de posesividad nacer en él, cada día más intenso. Si Afrodita mostrara un poco, solo un poco de interés en él, no lo dudaría ni un segundo, lo tomaría para sí mismo y no permitía que alguien más le tocara.

 

You woke up this morning
The world turned upside down,
Thing's ain't been the same
Since the Blues walked into town.

El gran día llegó, cinco personas en el equipo, su superior entre ellas, como en cada “visita” especial. Antes de ingresar al lugar observó a Afrodita, lucía tranquilo, pero no pudo evitar pensar que se veía demasiado frágil para sobrevivir ese día y temió por él. Sin embargo, pronto descubrió que sus temores eran infundados.

En medio de la emboscada, con el infierno ya desatado, vio como el bello rubio apuntaba su arma hacia quien parecía ser el líder del grupo rival y sin vacilar jalaba el gatillo, dándole en el hombro. Luego, se acercó lentamente al hombre, y cuando estuvo a buena distancia lo remató con un disparo en la frente.

Recordó quedar paralizado frente a esa imagen. Afrodita aun apuntando hacia su víctima que ahora yacía inerte. El rubio no se movía de su posición, parecía hipnotizado, tan así que debió cubrirle la espalda frente a otro sujeto que apareció de pronto con intenciones de dispararle por la espalda. Con más rapidez que nunca,  disparó rápido y certero, ensartándole al contrario una bala directo en la sien. Después de eso, Afrodita al fin reaccionó, volteando sorprendido hacia su dirección y cruzando miradas por primera vez en todo ese rato.

Entonces, le sonrió por primera vez, dulce y brillante. Pensó que se veía más hermoso que nunca y eso era mucho decir.

“Muchas gracias, Deathmask” pronunció en seguida, provocando que un extraño calor subiera directo desde su estómago a su rostro.

No entendía que pasaba con él, ya no era un adolescente para tener ese tipo de reacciones. Sin embargo, ahí estaba, embobado mirando al primo del jefe sin poder emitir palabra, con un montón de cadáveres alrededor y olvidando por completo el hecho de que debían escapar antes de que llegara la policía.

El llamado de su superior lo regresó a la realidad y salieron presurosos de ese lugar.

No sabe si ese contacto que realizó Afrodita con él dentro del automóvil fue casual o intencional, solo sabe que sintió una cálida mano posarse sobre la suya. Ambos estaban solos en el asiento trasero, Afrodita viendo distraídamente por la ventana y él observándolo de reojo, sin atreverse a hablar para no romper el contacto.

Si antes estaba interesado en ese bello joven, en ese momento el deseo se acrecentó cien veces más.

 

But you're one in a million
You've got that shotgun shine.
Born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.
 

Esa noche sucedió lo inevitable.

Como de costumbre, una gran celebración sucedió a una exitosa misión, y el joven jefe no escatimó en gastos para hacer saber a sus subordinados cuan complacido estaba. El resultado fue mucho alcohol, mucha alegría, y sobre todo, mucho descontrol.

Deathmask no recordaba bien quién comenzó con aquel juego, solo algunas imágenes de Afrodita anunciando su retiro a la habitación, cruzando miradas con él, y que tras un par de minutos se despidió de los presentes para tomar la misma dirección que el rubio.

Comenzaron en los oscuros pasillos, de manera salvaje, pasional, saboreando el sabor a wisky y tabaco del otro como si fuera el propio.

Pero Deathmask quería más… no, necesitaba más, y sin mediar consentimiento lo tomó entre sus brazos, siendo inmediatamente correspondido por el menor, quien entrelazó sus piernas alrededor de su cintura. Este acto de aprobación fue lo que necesitó el italiano para cargarlo raudo a su solitaria habitación.

El único sonido que emitieron sus bocas fueron gemidos y jadeos, a veces algún alarido producto de una mordida no controlada. Esa noche lo hizo suyo, completamente suyo, y en ese instante Deathmask sintió que despertaba de un profundo sueño, como si sintiera por primera vez después de muchos años. Por ello se introdujo muy profundo en su interior, como si eso los fuera a unir de por vida, lo hizo una, otra, y otra vez, hasta que ambos cayeron rendidos producto del cansancio y satisfacción.

Cuando normalizaron sus respiraciones, cada quien se acomodó a un lado de la cama, encendiendo aquel necesario cigarrillo que siempre sabía mejor tras un encuentro de ese tipo. Entonces observó su fino y delicado perfil, aun tratando de procesar lo que acababa de ocurrir.

Afrodita comenzó a vestirse apenas terminó su cigarrillo. Claramente, no tenía intenciones de pasar el resto de la noche ahí, y por más que la idea le tentara, Deathmask no se atrevió a pedirle algo tan íntimo. Sin embargo, hay otra cosa que si se atrevió a pronunciar, una duda que le venía dando vueltas desde terminaron la “visita” de ese día, cuando le vio jalar el gatillo por primera vez.

Antes de que el sueco se marchara, Deathmask lanzó su pregunta, esperando que el otro no se fuera sin responder.

“No te ofendas, pero hasta hace poco eras una persona común y corriente… ¿cómo pudiste matar a alguien con tanta frialdad?” preguntó con sincero interés.

“No es difícil cuando tienes la motivación adecuada” fue la simple y directa respuesta de Afrodita.

“¿y cuál sería tu motivación?” inquirió a continuación, viendo como su amante alzaba una de sus finas cejas.

“Si no se lo dije a mi primo, mucho menos te lo diré a ti. No seas entrometido Santino… perdón, Deathmask” finalizó con un dejo de sarcasmo.

Acto seguido, dio media vuelta y salió de la habitación, envuelto en un elegante andar.

Esa fue la primera de muchas noches que compartirían juntos, pero más importante, fue el momento en que por primera vez en su vida sintió nacer una extraña y a la vez agradable conexión con otro ser humano.

When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
Mama said you’d be the Chosen One.

Soltó un pequeño suspiro cuando acabó de recordar aquella noche que ahora parecía tan lejana, considerando casi un sueño que en esos meses hubiese forjado una especie de “relación” con el primo de su jefe. Lo que sentía en ese momento era una mezcla entre temor y dicha, porque todo era agradable, tan agradable, que a veces olvidaba que podía terminar de un momento a otro. Porque con la vida que llevaban, cualquiera podía acabar con una bala en algún lugar imposible de recuperar, porque un disparo, un solo disparo, podía destruir ese sueño.

Quizás dejar de pensar y disfrutar el momento era lo mejor que podría hacer, seguro era lo más sensato para su pobre estabilidad mental. Sin embargo, solía ponerse horriblemente melancólico cada vez que la vida le daba la oportunidad de cumplir un nuevo año.

- Creo que estoy envejeciendo –comentó amargamente, mirando hacia la ventana.

De pronto, escuchó abrirse la puerta, y por acto reflejo introdujo la mano bajo su almohada dispuesto sacar su arma protectora, pero detuvo su accionar cuando vio una rubia cabellera ingresar en la habitación.

- ¿A-Afrodita? –murmuró pasmado, recibiendo una coqueta sonrisa como respuesta.

- ¿Esperabas a alguien más?

- No, no esperaba a nadie… pero es la primera vez que vuelves después de…

- Si, si, lo sé –interrumpió el rubio, cerrando la puerta para acercarse a su cama. Recién entonces Deathmask notó que llevaba una caja en sus manos- Normalmente no regresaría, pero hoy es un día especial ¿verdad? –agregó sentándose junto a él y extendiendo sus brazos.

- ¿Para mí? –Preguntó mirando el paquete ofrecido, recibiendo un asentimiento como respuesta- Gracias.

Deathmask estaba tan intrigado que tomó el paquete sin preguntar nada más y con movimientos algo torpes comenzó a abrirlo.

- Ten cuidado, es delicado –dijo Afrodita, mirándolo tan intensamente que se sintió levemente intimidado.

- De acuerdo –terminó de quitar el envoltorio y destapó la caja. Sus ojos se abrieron sorprendidos al ver el contenido.

Deathmask se encontró con una fina Glock 23, nueva y recargada, toda para él. La tomó con cuidado y alzó sobre su cabeza para verla a contra luz. Un arma preciosa, sin duda mucho mejor a la que portaba actualmente.

- Pensé que era el momento adecuado para entregártela, ¿te gusta? –preguntó Afrodita, con cierta expectación en su voz. Esta vez fue Deathmask quien le respondió sonriendo de medio lado.

- Por supuesto, como todo lo que viene de ti –dijo con voz ronca. Entonces, volvió a depositar el regalo en su caja y la apartó levemente para besar a su amante en agradecimiento por tan íntimo obsequio.

Afrodita le recibió gustoso, solo por esa vez, sin escuchar las miles de voces que constantemente  musitaban terminar con eso. Hoy no, ese día no quería oírlas. Las acalló profundizando el contacto con Deathmask, absorbiendo su esencia, olvidando todo lo demás.

- Feliz cumpleaños, Santino –murmuró contra sus labios. Acto seguido, se alzó para situarse a horcajadas sobre su amante.

- El primero de muchos contigo, espero -se atrevió a sugerir, aprovechando el calor del momento.

- Los que nos de la vida –respondió Afrodita, reflejando incertidumbre en su mirada. Deathmask pensó en calmar ese sentimiento.

- Me aseguraré de que sean tantos que terminarás perdiendo la cuenta –prometió con seriedad y convicción.

Afrodita no respondió, pero secretamente, decidió creerle.

Deathmask volvió a besarlo, pensando que ahora tenía un nuevo objetivo en la vida, mantenerlos vivos a ambos. Era más fácil decir que hacer, pero haría lo imposible por cumplir esa promesa, aunque fuera a sangre y fuego, y se llevara al mundo entero en el proceso.

Esa mañana Deathmask volvió a tomar a Afrodita, mirando de reojo su nueva arma, observándola con si fuese su medio para cumplir con sus objetivos, como si fuese su salvación, su oportunidad para evitar que los lazos forjados con el otro joven se rompieran de manera abrupta y trágica.

Esa mañana ambos se unieron de manera intensa y definitiva, sintiéndose más conectados que nunca. Nadie en la casona los vio durante todo el día.

When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
You got yourself a gun.

Notas finales:

Así termina este corto. Agradezco a quienes se dieron el tiempo de leer, espero fuera de su agrado.

Como siempre, todo comentario constructivo será bien recibido.

Saludos y hasta una próxima oportunidad ;)


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