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Pudin de Chocolate por DraNarOne

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Notas del fanfic:

De la Saga: Sal y chocolate.

 

 

 

Cronológicamente es la tercera entrega (la segunda no la termino de escribir a mano >D)

Notas del capitulo:

No hay mucho que decir, un fanfic pequeño para Lizzie >w<

Si había algo que quería hacer con todas sus fuerzas cuando se le diera la oportunidad, era que cuando su hermano mayor Atem saliera con alguien, ya fuera con una chica o uno de sus compañeros de grado mayor, le haría imposible la vida a la pareja de la misma forma que el tricolor mayor le hacía con él con su pareja Bakura Akefia, no entendía los celos enfermizos de su hermano por lo que quería pagarle la misma moneda cuando la oportunidad se le presentara, como dicen por ahí: La venganza es un platillo que se come frio pero de gran sabor.

 

Ya llevaba un años con cinco meses de relación como novios y no pasaban de los abrazos, besos y unas que otras acaricias muy al contenidas por parte de ambos. Simplemente el quería que los primeros meses de su noviazgo fuera lo más “tierno” posible sin nada que tuviera que ver con la perversión y el sexo, para asegurarse de que Akefia realmente era el indicado, pero ahora se arrepentía de eso porque cuando acepto a Bakura como su novio sabía que su relación seria todo menos normal, eso lo supo a la semana pero de igual manera quería ir despacio.

 

Atem había salido a ver un partido de Basquetbol, los que jugaban era el equipo de la escuela, todos conformados por el ultimo grado de la universidad, el capitán del equipo era Halakti Mahad, un estudiante de buenas calificaciones y muy popular entre las estudiantes, a veces, se sorprendía lo “inocente” que era su hermano mayor para no darse cuenta que Mahad andaba tras de él, pero en fin, por ahora el de cabellos chocolate y piel bronceada debía conformarse con la amistad que le daba su hermano hasta que se dé cuenta de los verdaderos sentimientos de su amigo.

 

Tenía la casa para él solo, con su hermano animando el equipo de la escuela, con su abuelo en su día libre, había salido para ir con su amigo Arthur que estaba de visita en Japón, por lo cual caminaba como loco por toda la casa para que todo estuviera en orden y no hubiera sorpresas inesperadas, aunque fuera un noventa y nueve por ciento imposible de que saliera algo mal, estaba el solo y su hermano tardaría en llegar (no dudaba que si ganaban o perdían, Mahad lo invitaría a celebrar) y su abuelo estaría fuera hasta en la noche.

 

Fue a su habitación una vez que se dio luz verde de que la casa estaba en orden, parecía una joven que no sabía que ponerse y de nuevo, estaba haciendo un berrinche interno por no comprarse en esa ropa que estaba en especial la semana pasada, pero en fin, se las arregló para verse y sentirse bien para cuando llegara su pareja, solo faltaba que el albino por fin tocara el timbre de la puerta, que no tardo más de 10 minutos cuando bajo de la habitación, por fin el momento llego y no había marcha atrás.

 

Verlo frente a frente hizo que su corazón se detuviera por unos momentos, no sabía cómo decir que pasara, únicamente realizo un movimiento con la mano y por acto reflejo le dio el paso libre para que se diera a entender que tenía el permiso de entrar a su morada, lo miro de cerca y noto una bolsa negra, además de eso la manera en la que iba vestido, pantalones de mezclilla rotos de las rodillas que estaban pegados al cuerpo, camiseta azul marino y una chaqueta de cuero negra ¿Acaso ese hombre quería matarlo únicamente al verle?

 

La pregunta del millón era ver lo que había en la bolsa negra, pero no tuvo tiempo para preguntar cuando los labios ajenos capturaron los suyos, beso demandante que no se inmuto cuando la puerta azoto cuando Bakura la empujo brutalmente con uno de sus pies, solo hizo que se aferrara a su cuerpo mientras que el beso seguía, solo fue separado cuando la falta de aire estaba tocando sus pulmones, un hilo de saliva se iba haciendo más delgado cuando se separaron y termino por romperse por la distancia, hubiera deseado que esa escena no se terminara en ese momento.

 

Tomo la mano del albino para adentrarlo al pie de las escaleras y entre risas, Bakura le recordó una de las múltiples fantasías que tenía y una de ellas era usar el uniforme de bachillerato que consistía en un suéter rosa, una falda y un moño azul marino, en su mente los pensamientos de “Adiós a mis 45 minutos de verme lindo para esta ocasión” y “Mierda” fueron sus principales frases que le llegaron en menos de un minuto a ver el uniforme, ni siquiera logro para persuadir a su amado de que desistiera de la idea, estaba terco en que usara el uniforme.

 

Tuvo que ir al baño para poder cambiarse de ropa, no quería que Bakura lo viera desvistiéndose y sé que su fetiche de verlo en un uniforme escolar femenino se fuera a la borda y comenzara con el acto principal debía estar completamente consiente de cuando empezarían a tener relaciones sexuales, no recordar que lo atacaron por sorpresa y luego estuvieron como conejos haciéndolo por toda la tarde, una pequeña venganza que hizo que sacara una sonrisa de oreja a oreja al ver una rabieta contenida del albino, pero seguro que se lo iba a cobrar de otra manera.

 

Salió del baño y de nuevo un beso demandante le llovió, quería gritarle que era un desesperado que no puede aguantar nada, pero debía admitir que también se sentía de esa manera, por fin dar un paso importante con la persona que estaba más que seguro era su alma gemela, dispareja, pero gemela, aunque fueran completamente diferentes eso es lo que los hace especial y no le importaba la opinión de su hermano o de la sociedad en general, Bakura era el único que podía tener su corazón y cuidarlo, estaba locamente enamorado de él desde el primer día.

 

Las prendas de ambos no dudaron, Akefia daba comentarios vergonzosos cuando lo vio con mayor detalle con el ridículo uniforme, el mismo que usaban las chicas de su escuela, era una mal pasada de su novio, pero mejor no dijo nada, siguiendo con el juego de besos apasiónales y desesperados, liberándolo de la ropa, para que ambos estuvieran como los trajeron al mundo, a excepción claro, de que Bakura le había quitado todo, menos la falda, lo cual, le hacía pensar de que realmente tenía un fetiche con las faldas o con esa de manera particular.

 

Se separaron de golpe cuando escucharon que la puerta se abrió, a continuación un grito de Atem hizo que el pequeño tricolor maldijera el uno por ciento de que todo saliera mal, pero lo peor es que al parecer su hermano no regresaba solo, por el grito que soltó “No puedo creer que hicieras eso Kaiba” venía acompañado con el CEO de Kaiba Corporation, a lo que podía deducir, es que el castaño lo saco del partido y una vez más, ¿Por qué su hermano no podía ver que había dos hombres atrás de él y que querían todo menos amistad?

 

Tenían dos opciones, quedarse ahí y esperar a que el tricolor mayor los mirara en esa situación incómoda o subir al cuarto del menor para seguir haciendo lo que estaba haciendo y dejar que la adrenalina siguiera, aunque al hacer eso dejarían las ropas de ambos regadas al pie de la escalera, podían recogerlas si, pero ambos tenían cosas en la cabeza que no podían concentrarse del todo, de igual manera optaron por la segunda opción ignorando la ropa que estaba ahí únicamente anunciando a cualquiera que la viera que algo nada santo estaba pasando, que Ra hiciera que ninguno de los dos los viera.

 

Solo digamos que si quieren saber que paso fue lo siguiente:

 

Un dueño de dos rubíes miro la ropa

Se abrió la puerta de un putazo

Una cuerda de sabanas atada a la ventana

Una persona furiosa sale de la casa seguido de otra para encontrar a su “inocente” hermanito

En el closet del amatista se estaba realizando cierto ritual

 

Moraleja: Los planes de Yugi siempre salen mal y más cuando hay porno o sexo de promedio.


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