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Debajo de las Sábanas por Glace Rose

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Notas del capitulo:

Ahi traigo otro capítulo, se que el comienzo esta flojo pero todo irá en aumento ahora :D ¡Muchas gracias por sus lecturas! <3

Llamar la atención había sido desde siempre una de las cualidades de la familia Skorpious, tanto para su beneficio como para su desdicha aquel linaje era protagonista de las peores masacres bélicas, estaban cubiertos por un oscuro y sangriento pasado familiar. Poseedores de un increíble atractivo físico y astucia digna del mejor estratega, era una combinación triunfadora para ellos, perjudicial para sus víctimas.

Los príncipes habían ingresado al gran salón donde se estaba llevando a cabo el baile dorado, como era su costumbre y al llegar tarde, no pasaron desapercibidos por nadie, algunos murmuros de admiración y otros no tan agradables parecían llenar el ego de ambos jóvenes.

_Y ahora ¿Cuál es el plan? - susurró Milo.

_El plan es, busca lo que más te guste y hazlo ceder a tus caprichos.

_Es lo que haces siempre Kardia.

_Entonces, deja de joderme la existencia.

Si, lo mejor sería observar el panorama en silencio, a lo lejos pudieron ver a su padre el rey. Zaphiri Skorpious era un hombre maduro y bien conservado, de cabellera azulada y fulgurantes turquesas, llevaba del brazo a un hermoso doncel de cabellos caoba y ojos azules, que de seguro sería menor que sus propios hijos.

_El viejo degenerado ya tiene un nuevo chico de turno - comentó asqueado Milo.

_¿Y te extraña? Ya se había tardado - los observó a los lejos de modo analítico - ¿Que ese no es Evan Poissons?

_El mismo, el primo de Albafica.

Eran normales las uniones con grandes desfases de edad, la realeza era longeva y recién lograban verse cambios significativos al cumplir los 150 años de edad, aún así, difícilmente lograban recorrer toda su existencia puesto las guerras y conflictos les mermaba parte de ese privilegio.

De manera disimulada Kardia comenzó a buscar entre todos los invitados algún objeto de su interés, su primera mirada se fue a un grupito de chicos de dorada cabellera que hablaban en un bajo tono. Asmita y Shaka Virgem mantenían un parecido casi espectral, delgada figura y rostro angelical eran su característica principal, no obstante, pudo darse cuenta que el que parecía mayor mantenía sus ojos cerrados, recordó entonces que Asmita, el prometido del príncipe Sisifo Sagita era ciego, o eso le había mencionado su tío.

Tan ido en sus divagaciones que al darse vuelta choco con alguien, no había alcanzado a caerse debido a su complexión pero su contrario no tuvo esa suerte. El aludido estaba de rodillas buscando recuperarse del golpe, su largo cabello esmeralda estaba desparramado por el brillante piso.

_¿¡Serás imbécil!? ¡Ten más cuidado por donde caminas idiota! - bramo el jovencito.

Kardia quedo atónito, no se esperaba que un chico tan menudo y joven se atreviera a hablarle de esa manera, le ayudó a levantarse, no por cortesía, sino que para poder verlo con detenimiento. Era hermoso, no pudo ser ajeno a esa perfecta figura y delicado rostro, labios sonrosados y suaves tes de porcelana.

_¿Me ves quejándome por haber arruimado mi traje favorito? - Kardia sonrió de lado ante la indignación del chico, poco le importaba su traje y terminar con un baño gratuito de champagne, había encontrado algo mejor en que divertirse.

_Solo es producto de tu descuido.

Las amatistas de aquel parecían fulminarlo con una frialdad que dejaría rígido a cualquiera mas no a alguien como Kardia, pudo percatarse de los cristales de roca en el suelo ya salpicado con champagne y como el precioso joven sostenía su mano izquierda.

_¿Te lastimaste? - aparento genuina preocupación aunque el peliverde fuera escéptico - ohh fue todo mi culpa - de la solapa de su traje sacó un pañuelo blanco y con cuidado tomó la delicada mano haciendo asi un pequeño torniquete - es solo un corte en el anular.

_Deja de jugar al caballero… - iba a seguir pero no sabía su nombre, jamás lo habia visto.

_Kardia, Kardia Skorpious para servirle - le sonrió de la manera más seductora posible.

Contrario a como pudo imaginar, el anterior fastidio en el chico cambio a la sorpresa seguido del solapado temor, se le noto tenso e incómodo al punto que dio algunos pasos hacia atrás.

_Puedes conservar mi pañuelo precioso - el peliazul le guiñó siendo respondido por la perplejidad del chico - ¿Cómo te llamas?

Lo sospechaba, desde el momento de su inesperada colisión pudo suponer de qué familia provenia, la escueta frialdad enlazada del refinado sarcasmo y ,aún más importante, las arrebatadoras curvas y perfecto rostro de perdición.

_Dégel, Dégel Verseau.

Skorpious mantuvo la suave curvatura de labios, observando unos momentos al chico y notando cada detalle de su hermoso rostro, era perfecto y le había gustado más de lo que admitiría, era capaz de encantar como de intimidar con su mirada aunque el peliverde habia comenzado a portarse extraño desde el momento en que escuchó su nombre. Aún con la mano de Dégel entre las suyas se atrevió a besar su dorso sin dejar el contacto visual.

_¡Kardia!

A lo lejos pudo escuchar la voz de su padre, potente y autoritaria pero sólo produjo que el peliazul pusiera los ojos en blanco.

_Nos volveremos a ver - Kardia susurró antes de irse al llamado de su padre.

Dégel, fue liberado de aquel trance, volvía lentamente a la realidad ¿Que había sido eso? Pudo sentirse paralizado con su sola mirada, por un momento creyó ver un destello carmín en el mar zafiro. De súbito fue conciente de lo que estaba pasando, había conocido a un Skorpious, ahora lograba entender en parte lo que hacía tantos años le había advertido su madre, la interrogante era ¿Cómo era que Krest sabía eso?

**

_Sólo dame una oportunidad amor, prometo cambiar.

_¿Que parte de “no quiero ver tu estúpido rostro” no logras enteder?

En otra parte del salón, un joven castaño era seguido en todos sus pasos, no por su sombra, sino que por su ex marido, Krest mantenía la templanza y elegancia características de él por más que se sintiera terriblemente incómodo.

_Krest, cariño…

El de los ruegos, un hombre alto y fornido de cabello negro, apuesto y totalmente intimidante para todos, era completamente anulado por la indiferencia del pequeño joven a su lado.

_No me llames de ese modo ¿que derecho tienes para…

_Soy tu esposo…

_Ex esposo - le corrigió Krest.

_Aún no nos hemos separado…

_¡Porque no me firmas el divorcio! - acarició sus sienes buscando paciencia, debía guardar las apariencias - me fui hace doce años de tu calabozo.

_La mansión Livre no es un calabozo - ahora Itia estaba ofendido - además me quitaste la oportunidad de ver crecer a mi hijo.

_Dégel nunca te importo en lo más mínimo - espetó con total rencor - tu solo buscas una opción sencilla de tenerme en tus sábanas.

_Son los derechos que tenemos los…

_¿Sabes? No me interesa escucharte, déjame en paz que no volveré contigo.

Superado por la situación el castaño dejo a un lado su copa dispuesto a irse, fue detenido por el fuerte brazo del más alto, este parecía sacar a flote su verdadera personalidad. Krest no se inmutó, se detuvo de sopetón para no alertar a nadie.

_Yo te acepté como mi esposo pese a tu asqueroso pasado - ahora el pelinegro era intimidante - haré que te arrepientas de haberme dejado.

_Sigo creyendo que fue la mejor desicion de mi vida - de un fuerte tirón se zafó para irse de allí.

Se quedó en uno de los pilares, buscando algo de aire producto de la adrenalina del momento, por más frío y cortante que aparentara ser, le temía a Itia, este no sólo había abusado de él tanto física como emocionalmente, también había ensuciado su imagen por mero despecho.

Tuvo la fugaz idea de que él iría pero era algo imposible, tampoco estaba preparado para volver a ver a ese sujeto.

**

Había logrado zafarse de la atención de su padre comenzando a arrepentirse de haber ido al baile, todo por la influenca de Kardia.

Sus ojos habían analizado todo el panorama y debía darle la razón a su hermano, estaba lleno de hermosos donceles de todos los reinos, él no estaba comprometido aún pero conociendo a su padre, de seguro querría desposarlo con Aphrodite Poissons, el hermano menor de Albafica. Un hermoso doncel en toda la extensión de la palabra, no le desagradaba inclusive sabía que podría tener las noches más intensas con aquel bello chico de mirada turquesa y perfectos rizos, no obstante...

No estaba conforme, era demasiado fácil para él, también comenzaba a aburrirse de ir a burdeles de mala muerte mendigando placer, el merecía algo mejor, y vaya que lo había comprobado.

Una silueta que iba de aquí para allá de modo bastante nervioso, no le despegaba la mirada a su esbelta silueta y lacia cabellera carmín, de manera estratégica se movió para poder apreciar un rostro que lo dejó embobado, pequeños labios de cereza y algunas solitarias pecas sobre sus pómulos, sus ojos de un celeste tan claro como el cielo, era bellísimo aunque tal vez demasiado joven e inocente.

Debía buscar una manera de acercarse a él sin intimidarlo, parecía tan tímido, no dejaba de observar cada uno de sus movimientos, en ese momento estaba hablando con un joven mayor que él, lo habia mandado a buscar algo puesto pudo notarse más relajado, era su momento de actuar.

Ambas manos se rozaron al ir por la misma copa, notó la perplejidad en el pelirrojo antes de hacer contacto visual, se limitó a sonreirle de manera cálida y sin alguna doble intención.

_Que maleducado soy - hizo un ademán con su mano cediendo la copa al chico.

_No se preocupe, gracias.

Era educado aunque mantenía sus respectivas distancias, podía ser filoso pero Milo no se daría por vencido.

_Eres muy joven para estar aquí - jugaba con los redobles de una servillera en la mesada.

_Es la primera vez que vengo.

El rostro del pelirrojo era serio aunque pudo notar algo en sus pupilas, quizás era solo un buen actor que sabía aparentar indiferencia y frialdad.

_Ya veo, no debes tener mas de diecisiete años.

_Quince - le aclaró.

_¿Cómo te llamas? - le obsequio una de sus mejores sonrisas, de las que hacían bajar la guardia a cualquiera debido a su límpido atractivo.

_Camus Verseau.

Las pupilas de Milo se dilataron ligeramente antes de seguir, ahora entendía lo que decían sus tíos sobre los Verseau, eran perfectos. Tomó la mano libre del chico para besarla con suavidad, un ligero roce.

_Mi nombre es Milo, Milo Skorpious.

Pudo ver como el joven que anteriormente estaba con Camus los miraba con el ceño fruncido, lo mejor sería retirarse por el momento.

_Yo… - su fría coraza se vio perturbada por la acción sin embargo se compuso - yo debo irme.

_Lo sé - sin pena alguna se acercó al más bajo besando con suavidad su mejilla - nos vemos hermoso.

Listo, había dejado la semilla de la incertidumbre y sólo debía esperar a que germinara, los adolescentes eran de ese modo, curiosos llendo ellos mismos a la boca del lobo.

A esas alturas el pobre pelirrojo parecía tener un colapso en su cabeza, como si hiciera un cortocircuito debido a la intensidad en cada palabra acaecida en el sutil encuentro, volvió al lado de su madre que seguía con el ceño fruncido.

_¿Y ese chico quien era? No me da buena espina - sospechaba quién era.

_Se llama Milo Skorpious - fue complenamente honesto.

_Un Skorpious… - Mystoria mantuvo unos prologados segundos de silencio antes de continuar - no debes volver a hablar con él, no te relaciones con él.

_Tranquilo, solo fue un saludo cordial - no entendió de inmediato la aprehensión del mayor.

_¿Eso te dijo? Los Skorpious son artistas del engaño, no te dejes endulzar el oido con sus aduladoras palabras.

Mystoria Verseau se caracterizaba por ser alguien frío y de poca habla, todo ello cambiaba al estar con su hijo pero no podía evitar adoptar esa actitud al saber los detalles, estaba asustado por su pequeño retoño.

_Como te dije, fue sólo un saludo - tomó ambas manos del mayor estrechandolas - estaré bien.

_¿Me harás caso?

_¿Acaso no soy un hijo obediente?

_No me respondas con otra pregunta Camus.

El menor pudo sonreir un poco mientras se quedaba calmando las aprehensiones de su madre, no sabia que ese par de ojos no lo dejarían en paz en todo el resto de la velada.

**

En un momento determinado de la noche los cuatro reyes debían subirse a un estrado para hacer el brindis acompañado de un estrechón de manos, celebrando así la paz en toda la tierra. Eso era lo que hacían creer ya era un secreto a voces las conspiraciones y trifulcas por debajo, los soberanos no se soportaban y ante cualquier detonante darían una excusa para declarar la guerra.

Alli estaban, Zaphiri Skorpious reinaba Nord, El Cid Capri gobernaba Ouest, Cain Gémeaux regia Sud y…

_¿Dónde se encuentra Gestalt? - fue lo que se escuchó de parte de Cain.

_Sagita suele ser puntual - murmuró Skorpious.

Las personas comenzaron a obsevarse entre ellos, interrogantes al rey faltante

Todo ocurrió demasiado rápido.

Todo el salón estaba techado de cristal, el cual fue roto por el peso de un cuerpo que cayó desde el cielo boca abajo impactadose sobre la mesa central, tanto el techo como los vitrales de todo el salón estallaron produciendo un ensordecedor ruido, los reyes se acercaron al cuerpo inerte.

_Este es… - dijo El Cid.

Estaba roto entero, pero las múltiples fracturas no fueron su motivo de muerte, Zaphiri se acercó sacando una larga espada de plata ensartada de modo limpio en su pecho, a la altura de su corazón, voltearon su cuerpo para obtener su respuesta.

_El rey Gestalt.

**

_¿Tu crees que debamos ir luego de enterarnos de esto?

_¿Le crees a un brujo loco?

Ambos se sacacon su yelmo dejando ver a dos hombres increíblemente apuestos, por más que estuvieran cubiertos por el sudor y la sangre de todos los cuerpos desperdigados por el páramo nocturno.

_Recuerda que ese “brujo loco” predijo la anterior guerra, Eudoxia.

_¿Y a mi que mierda me importa que asesinen al rey de Cette? - espetó de mala gana - ademas Zaphiri y los mocosos saben cuidarse solos.

_¿Sabes? En ese sitio se encuentra Krest Verseau.

En ese momento pudo atisbarse una sutil y retorcida sonrisa en los labios del mayor, luego de tanto tiempo, debía rendir cuentas con ese enano.

_No te hagas el tonto, también esta su hermanito Mystoria.

_¿Y por qué crees que quiero ir?

No dijeron más, volvieron a ponerse sus yelmos y cabalgaron rumbo a la zona que de seguro, ya no era neutral.

Notas finales:

Quería agradecer a Skorpioknigt por ser mi beta y aguantar todos mis errores ortográficos, también a todas esas personas que me animaron a subir esta historia *-*


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