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A domicilio por mikuuchan

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Notas del fanfic:

Naruto ni ninguno de sus personajes me pertencen, son de su creador Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para mi entretenimiento.

Notas del capitulo:

El reto pertenece al grupo de Facebook Shhh... SasuNaru NaruSasu. En qué consiste, pues hacer un fic utilizando 3 palabras que a las participantes se les dio. Las mías fueron: baile, chilaquiles y pingüinos. Las mismas están escritas en cursiva.

 

Ser señalado por una sociedad estigmatizada ante las normas inverosímiles y tradiciones absurdas, resulta difícil. Naruto a lo largo de su vida ha experimentado la discriminación e indiferencia colectiva por una inadmisible razón: él no es apto para representar al Omega sumiso como establece el régimen jerárquico. El joven rebelde, rompe con cualquier patrón arraigado de años posteriores, sin mencionar un llamativo aspecto que le caracteriza, su físico.

La apariencia corpulenta de Naruto, dista en demasía al Omega de facciones andróginas y cuerpo delicado. El muchacho de rubios cabellos, posee una figura atlética, similar a la complexión vigorosa de un macho Alfa. Además, otro matiz curioso que cabe señalar, es su notable estatura de metro ochenta, particularidad que solo miembros dominantes del escalafón gozan. Los rasgos de su cara son ásperos con un recato viril: mandíbula recta, pómulos ligeramente pronunciados y labios gruesos.

El Omega de apellido Uzumaki, jamás se ha sentido conforme con su figura, debido a las constantes burlas por parte de sus semejantes. Sin embargo, haciendo alarde de su carácter jovial, Naruto supo aprovechar la bendición de tener la aparente fisionomía de un Alfa. Logró interpretar un papel de líder innato que difiere sobremanera a los que pertenecen a su género. Obtuvo empleos que requieren de esfuerzo, sabiendo engañar a los más vivaces dueños de reconocidas empresas.

La astucia del joven fue mayor a la de cualquier Alfa soberbio, desempeñando actividades que solo son adjudicadas por otros Alfas. Naruto quiso demostrar que un Omega es capaz de sobresalir en un mundo subyugado por cabecillas llenos de testosterona, sin importar los comentarios malintencionados y las disputas sociales de ser independiente. Él deseaba únicamente trasmitir un contundente mensaje de liberación a sus allegados cercanos, para que éstos disfrutasen del deleite personal de la autosuficiencia.

Sus acciones captaron el interés público de los medios de comunicación, quienes veían en el curioso rubio, un espécimen que debían dar a conocer a la prensa nacional. Naruto se convirtió en el conocido Alfa entre los Omegas, apodo que adquirió por su apasionada lucha en beneficio a sus congéneres. Intencionalmente, el Uzumaki motivó el empoderamiento de los mancillados Omegas que, en colaboración con organizaciones internacionales, exigieron sus derechos como personas autónomas de aspirar a trabajos dignos.

El chico de impresionantes ojos azules, optó por aprender empíricamente todo lo relacionado al servicio de reparaciones y decorado, siendo una persona eficaz para desempeñar la carrera. Naruto tomó la decisión de aventurarse a un exclusivo campo liderado por Alfas, para manifestar su buen desenvolvimiento en el negocio, y carcajearse de las expresiones despectivas que sus compañeros le dedican con cierta frecuencia.

—El señor Uchiha ha contratado nuestros servicios de pintura, Naruto —comentó sonriente el Alfa de nombre Jiraiya, mirando en el proceso los requisitos que solicitó su adinerado cliente—. Tú serás el encargado de atender a domicilio su pedido.

—¡No hay problema, viejo pervertido! —respondió burlón el sonriente Omega, tomando la hoja de anotaciones que el usuario firmó—. Según las notas, requiere de profesionales para la remodelación de una vivienda lujosa. Ahora entiendo el gesto ridículo que dejas entrever.

El hombre de largos cabellos blancos no se inmutó a la mofa de Naruto, imaginando la cuantiosa suma de dinero que prontamente tendría en sus manos. La relación que Jiraiya sostiene con el rubio es de confianza absoluta, aprecia al chico como si éste fuese su propio hijo, pese el comportamiento curioso del Omega.

—Estamos hablando de un buen negocio, muchacho —susurró el mayor, acercándose de forma repentina al rostro del Uzumaki—. Uchiha Sasuke es un exitoso arquitecto que ha visto la calidad que ofrecemos. Además, me he tomado la molestia de indagar un poco sobre su vida personal.

—Me puedes explicar en qué te afecta el entorno íntimo de tu proveedor —Naruto entornó sus azulinos ojos, suponiendo la desfachatez que diría su jefe—. Tengo un ligero presentimiento que no me gusta para nada, Jiraiya.

—Sasuke es un atractivo hombre soltero de treinta años, sin cachorros y millonario. Todo un prospecto de Alfa digno de ti, mi querido Naruto —farfulló extasiado el platinado, logrando exasperar con rapidez al rubio—. Eres una belleza exótica, puedes engatusarlo con tus dotes de Omega, para lograr establecer una sociedad conjunta que beneficie a ambas partes, incluyéndome por supuesto.

El fuerte puñetazo a manos del Omega sobre el rústico escritorio, asombró sobremanera al Alfa. Jiraiya embozó una temblorosa sonrisa que enervó los nervios de Naruto. No obstante, éste prefirió arrebatarle los papeles con la dirección del afamado cliente, para evitar golpear a su imprudente empleador.

—Cumpliré con mi trabajo, anciano avaricioso —siseó amenazante el Uzumaki, enfocando la mirada en la presencia de su interlocutor—, pero olvídate de tus estúpidas ilusiones de añorar verme a lado de un troglodita. Jamás le perteneceré a un Alfa.

Jiraiya alzó las manos en señal de disculpa para no provocar la ira apoteósica del Omega. El fornido hombre conocía el temperamento indomable de Naruto, incitar su furia es el equivalente de tratar con una bestia rabiosa, un peligro latente que no se debía retar y más, con el tema controversial de los Alfas. El platinado guardó momentáneamente silencio, viendo al Omega retirarse de su pequeña oficina con una ligera venia.

—Con veinticinco años y Naruto no ha querido enlazarse —musitó con congoja el Alfa, hablando para sí—. Es una pena que no escuche de razones.

 

 

Siendo consciente de su privilegiado estatus como exitoso profesional, Sasuke disfruta de la opulencia que ha adquirido a lo largo de los años. El Alfa maduro de cabellos color ébano, mantiene una vida tranquila sin distracciones. El Uchiha no tiene el interés de involucrarse con un Omega, a pesar de los constantes reclamos que familiares emiten con saña.  

El lado sentimental del Alfa, murió con la traición de su antigua pareja, aquel Omega llamado Haku, destruyó la confianza que Sasuke dio sin miramientos. Desde entonces, el Uchiha optó por convertirse en un desalmado hombre que no piensa más que en su propio beneficio, desligándose del ferviente deseo de formar una familia.

Sasuke fijó sus metas únicamente en el trabajo, la arquitectura se convirtió en su mundo, idealizando la forma de proyectar sus diseños en magistrales obras de la era contemporánea. El inmaculado trazo de sus líneas y la sonrisa plasmada en su faz por convertir los sueños en el hábitat de miles de personas, le brinda una inigualable satisfacción, una efímera felicidad que solo ve en su labor como desarrollador urbanístico, mientras que su entorno personal es el infierno mismo, una clara disyuntiva que no combina con el estandarte costumbrista del régimen. 

—¿Qué es ese escándalo? —chistó molesto el Uchiha, levantándose de su asiento para averiguar el estridente ruido proveniente del recibidor—. No puedo trabajar con esos gritos, Jūgo.

—El chico aquí presente, dice ser enviado por una solicitud de remodelación, señor Uchiha —el alto hombre de erizado cabello habló con calma, observando el peculiar rubio—, le he pedido que me haga entrega del permiso previo, pero se ha rehusado en colaborar.

El moreno Alfa miró el rostro colérico del muchacho, pareciéndole gracioso el gesto de éste. Sin embargo, lo que causó mayor sorpresa en Sasuke, fue el dulce olor a primavera que el muchacho de hebras doradas emanaba. Las feromonas de un Omega fértil, un próximo celo que acariciaba el robusto cuerpo del bonito joven.

Naruto por su parte, reparó en la figura imponente del pelinegro, su fuerte aroma a sándalo y almizcle provocó un ligero cosquilleo en su vientre que nadie hasta el momento había logrado, incluso él llegó a sopesar que padecía algún defecto congénito por no sentir atracción hacia los Alfas, conducta insólita para un Omega.

Ambos se miraron sin pronunciar palabra, mientras que el mayordomo Beta embozó una efímera sonrisa, analizando el proceder de su amo. Acto seguido, Naruto rompió con el escrutinio crítico del moreno, ladeando el rostro en dirección contraria.

—Lamento el griterío, no quise exaltarme como lo hice —se excusó el Omega, fijando sus añiles ojos en el Alfa—. Mi compañero olvidó traer la orden.

Sasuke soltó un audible suspiro, quitándose las gafas de lectura. Señaló al Beta para que se retirase, dejándolo a solas con el rubio. Luego, le indicó a Naruto que le siguiera hacia la enorme sala, donde le ofreció tomar asiento.

—No me agrada el alboroto, Omega —inició el moreno con voz taciturna—. La primera impresión siempre debe ser buena para un entorno laboral.

—¿Tiene algún problema con mi género, señor? —Naruto refutó con fastidio—. Le agradecería que no se tome libertades que no le corresponden. No es mi Alfa para que se refiera a mí por mi condición de Omega.

—Puedo decir que ahora estamos a mano, cometí una imprudencia contigo, al igual que tú hiciste anteriormente con tu ruidosa llegada —sonrió ladino el Alfa, irritando en demasía a Naruto—. Respondiendo a tu pregunta, no tengo ningún inconveniente que seas Omega.

La bestia intrínseca del rubio aulló gustosa por la cercanía del atractivo hombre, una reacción contradictoria para el Uzumaki que, jamás esperó una seña efusiva, por obra de su silencioso instinto animal. Durante su período de celo, Naruto suele ser racional, su zorro interior no se desboca rugiendo por un Alfa, estado que le ha preocupado sobremanera por muchos años. No obstante, ahora que tiene al vitoreado arquitecto a corta distancia, se siente extraño. No logra comprender las acciones de su psique para con el Uchiha.

—Mi nombre es Uzumaki Naruto —se presentó el rubio—. Y estoy para sus servicios, señor Uchiha.

—Un gusto, Naruto —el moreno tomó la mano del Omega, apretándola a modo de saludo—. Llámame solo Sasuke.

Desde ese instante que respondieron al cordial gesto de respeto, Naruto supo que el orgulloso Alfa sería parte de su vida.

 

 

Al pasar las semanas, Sasuke empezó a sentir admiración por el espíritu de trabajo del Omega, no tenía queja alguna por las sugerencias que Naruto le decía, a fin de cambiar el diseño sobrio de su reciente vivienda. La intención del Alfa es remodelar el interior y fachada principal de la lujosa mansión para venderla posteriormente. El Uchiha desea desvincularse de los recuerdos pasados con su antigua pareja, empezando de cero en un nuevo sitio.

La convivencia con Naruto es agradable, la vibra que se percibe en la casa es distinta por la algarabía única del rubio, su actitud carismática contagia a todos, incluso al propio Alfa. Sasuke no puede eludir la atracción hacia el Omega, le gusta de una forma primitiva, llegando a cuestionar su lado humano.

—¡Deja de mirarme así! —gritó sonrojado el rubio—. Presentaré una demanda por acoso laboral, Sasuke.

El Alfa hizo caso omiso a los berrinches de Naruto, inclinándose por apoyar su atlético cuerpo en el umbral de la puerta, observando el llamativo baile que el Omega hacía distraído a la hora de tomar el rodillo, y aplicar la pintura sobre la superficie lisa. La proximidad íntima que ambos compartían, era vista con aprobación por el resto del personal que, elogian el vínculo que el par deja entrever con pequeños detalles.

—Me cercioro que no ensucies el piso, Naruto —argumentó serio el moreno—. No creas que te estoy viendo de otra forma.

El Omega se aproximó ceñudo hacia el Alfa, apuntándolo con el dedo por su acción. Golpeó el fuerte pecho de Sasuke, despotricando su atrevimiento, a la vista del mayordomo y el servicio de limpieza, quienes reían ante las típicas discusiones protagonizadas por la conflictiva pareja.

—¿Estás dudando de mis cualidades, Alfa? —Naruto interrogó amenazante—. No sabes lo que dices.

—Eres un desastre —alegó sonriente el Uchiha, sacando de su bolsillo un pañuelo para limpiar la mejilla del rubio —. Mírate nada más, haciendo este tipo de escenas para llamar mi atención. 

Naruto frunció los labios, dejándole hacer al Alfa, solo a Sasuke le permitía ese tipo de contacto, sin llegar a incomodarle.

—No interrumpas, Sasuke —reprochó el Omega, acomodando el cierre de su peto de trabajo —. Tienes prohibido ver mi obra maestra.

—Lo que digas, Omega gritón —expresó jovial el azabache, acariciando sutilmente el labio inferior de Naruto.

 

 

Con un setenta por ciento del trabajo realizado en la mansión del Uchiha, el Alfa apreció con estupor la sala de estar. Naruto se entregaba a su profesión, cumpliendo con el margen de sus requisitos y haciendo de él, un admirador más del enérgico Omega. La iniciativa del Uzumaki y su disposición de dar opiniones con suma franqueza, abalaba su criterio propio de persona íntegra, postura que al mayor le atraía.

De la misma manera se sentía Naruto, no podía evadir las emociones que el Alfa le generaba con solo una mirada o una expresión serena de su masculino rostro. Cada día de convivencia, el trato se hacía más profundo, llegando albergar sentimientos por el moreno.

—Necesito hablar contigo, Naruto —señaló el Alfa—. Tengo que viajar a México para remplazar a un colega en el Congreso Internacional de Arquitectura.

—¡La gastronomía mexicana ha de ser exquisita!  —manifestó radiante el rubio—. He visto numerosos programas de cocina donde preparan los famosos chilaquiles, cabe destacar que jamás los he probado.

Sasuke rio ante la inocencia del Omega, revolviendo sus rubios cabellos. Le complacía escuchar los parloteos de Naruto que solía ser impertinente con sus frases.

—Traeré ingredientes para prepararlos a mí regreso a Japón —sentenció el mayor—. Lo que quiero pedirte es que vigiles al personal durante mi ausencia, obviamente te retribuiré el pago acorde a los días que estaré fuera.

—¡No hace falta, Sasuke! —protestó nervioso el Omega—. Sé que no forma parte de mis obligaciones, pero me agrada estar aquí. Te ayudaré sin necesidad de recibir dinero extra.

—Siempre tratas de llevarme la contraria, Naruto —objetó severo el Uchiha—. Mi deber como empleador es pagar por tus servicios. Además, quiero hacerlo por el aprecio que te tengo.

Naruto aceptó a regañadientes la decisión del Alfa, pasando de él olímpicamente.

—Estúpido Sasuke —despotricó el rubio, continuando con su faena—. Adora hacerme enojar.

 

 

La ausencia del mayor se hizo notar, Naruto lo extrañaba, aunque no lo comentara explícitamente. Sin embargo, el Uzumaki comprobó que la cercanía de Sasuke, influye en su persona de una manera singular, y es por el desencadenamiento de un repentino período de celo. El dulce aroma que el rubio expelía, afirmaba el síntoma de añoranza que un Omega sufre ante la falta de su pareja.

Un Omega al estar alejado de su Alfa, puede sufrir un adelanto en su ciclo de estro, una forma de llamar a su compañero para que éste llegue a él. Naruto jamás experimentó un golpe de calor tan doloroso. Con ayuda del personal de la mansión Uchiha, los solidarios Betas, encerraron al rubio en una habitación adecuada con ropa de su señor.

Instintivamente, Naruto en su desesperación, anidó con las finas camisas del moreno y los importados sacos de marca que el mayordomo y las empleadas domésticas, le facilitaron para su inesperado celo. En su delirio, el rubio llamaba el nombre del Alfa, retorciéndose desnudo entre las prendas, demandando por la proximidad del hombre.  

—¡Sasuke! —vociferó el Omega, agarrando con fuerza parte de la esparcida ropa en su lecho.

 

 

Arribando a Japón antes de lo esperado, el pelinegro se dirigió inmediatamente a su casa. El animal interior que habita en cada miembro de la jerarquía, gruñía ansiosa, quizás por ver al Omega y presenciar un encantador recibimiento de parte suya. Además, Sasuke traía para el rubio un sinnúmero de regalos que esperaba fuesen de su total agrado.

Otro de los planes del Uchiha, sería pedirle formalmente al Omega y la familia de éste, cortejarlo como establece las tradiciones del país nipón. Quería al rubio para él, se enamoró de una manera inesperada del entusiasmo de Naruto, y deseaba entregarle lo que se merece. La distancia le ayudó al moreno, reconocer su amor por el primogénito de los Uzumaki.   

Al ingresar por el acceso principal de la mansión, el aroma de Naruto llegó a sus fosas nasales como una tórrida ventisca, el fuerte efluvio provocó el ávido instinto animal. Seguidamente, Sasuke abrió el inmenso portón, sin dirigirse a nadie, su subconsciente le exigía complacer a Naruto. Con grandes zancadas subió por las escaleras, tirando del nudo de su corbata y el saco, antes de encontrarse con su Omega.  

En medio de un improvisado nido, yacía Naruto, llorando por el intenso dolor del celo. A continuación, alzó la mirada hallando al imponente hombre, relamiéndose los labios, mientras aseguraba la puerta.

—Mi hermoso Omega —murmuró el Alfa aletargado por la bruma del celo.

El rubio soltó un suave gemido, estirando su mano para alcanzar a Sasuke, necesitaba que el Alfa calmara su calor, uniéndose a él.

—¡Alfa, por favor! —musitó Naruto, aferrándose a Sasuke.

Ante la petición del rubio, el moreno terminó por desnudarse, compartiendo el nido con su ahora Omega. Los besos hambrientos y las caricias voraces siguieron su curso, calmando el extenuante dolor del Uzumaki, acción que no pasó desapercibida por Sasuke, éste arrulló el bronceado cuerpo, probando las mieles del chico sin obviar darle placer. Se entregaron con el magnetismo ardiente de la pasión, donde el mayor, mordió la nuca de Naruto, estableciendo el vínculo de compañeros de vida.

La pareja se profesó amor en los escasos lapsos de lucidez, haciendo planes para un futuro juntos. Naruto sabía que, desde la marca de pertenencia, el nexo con Sasuke sería eterno, y él aprobaba que el moreno se convirtiera en su Alfa.

 

 

Sasuke se encargó de cortejar a Naruto luego del enlace, pidiendo la debida autorización a los padres de éste. Kushina, madre del rubio, sometió a un intenso interrogatorio al moreno ante la apresurada marca que su querido hijo mostraba. Finalmente, la pelirroja aceptó a su yerno con una calurosa bienvenida.

El resultado del celo, se dio tiempo después, con ocho semanas de embarazo, Naruto le comunicó la noticia a su pareja, quien, emocionado realizó un agasajo por el nuevo integrante de la familia, presentando al rubio como su Omega.

La llegada del cachorro, aumentó el sentido de sobreprotección en Sasuke, el Alfa le tenía prohibido cualquier actividad, aunque fuese mínima al Omega, ganándose los insultos de Naruto y las risas del personal. El moreno desistió de vender su casa, adecuándola al gusto de su pareja.

—Un día de estos vas a matarme, Naruto —se quejó el abatido Alfa—. No respondiste mis llamadas. 

Naruto sonrió ante la creación que, durante meses se encargó de preparar. Con un fondo de colores neutrales, el Omega dibujó varios animales entre ellos una pareja de pingüinos que, resaltaban al centro de la pared, protegiendo un polluelo, haciendo alusión al bebé que viene en camino.

—Sabes que quiero tener lista la habitación del bebé —Naruto besó los labios del moreno—. ¿Qué te parece?

—¡Te quedó perfecta! No esperaba menos de ti —el moreno abrazó el voluminoso vientre de siete meses, admirando el decorado—. ¿Ya te he dicho que te sienta de maravilla el embarazo?

—Lo haces siempre, Sasuke —el Omega colocó sus manos sobre las contrarias, disfrutando de los sutiles besos que el Alfa depositaba en su cuello—. Estoy impaciente por conocer a nuestro pequeño.

—Yo también comparto el mismo sentir —confirmó el Uchiha—. Menma será un precioso cachorro.

Ambos rieron enamorados, imaginando la vida próspera que les espera, porque los dos sabían que las casualidades existen, y su destino es estar juntos.

Notas finales:

Comentarios y opiniones a este one-shot son más que bienvenidos, siempre contesto, aunque me demoro una eternidad en hacerlo.

Gracias por leer. 


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