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Los chicos lloran lágrimas celestes [en REEDICIÓN] por DianaMichelleBerlin

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Notas del fanfic:

Primera obra larga :') Ojalá la disfruten <3

 

*Los diálogos y traducciones para otros idiomas fueron investigados vía internet. Una disculpa de antemano por cualquier error de uso del idioma inglés o ruso. 

 

Notas del capitulo:

Ya no tiene ninguna dedicatoria (aparte de ti Mrs. Hunter <3)

Pero esta historia tiene un pedacito de cada uno de nosotros. 

 

Gracias por leer <3

-¿Cuánto miedo tienes?

 

No tuvo respuesta inmediata, pero no le molestó en absoluto. Sabía que había hecho una pregunta difícil de contestar.

 

Su chico sólo seguía removiéndole el cabello con la nariz y respirando por detrás de su nuca. Sentía su aliento cálido y sus brazos fuertes y amorosos rodeándole la cintura, sin importar que su peso le recayera sobre el brazo izquierdo; a fin de cuentas era muy ligero y aquél muy resistente. Siempre lo había sido.

En algún momento, él lo sujetó también por debajo, con su pierna derecha. Sentía su corazón latiendo en su pecho tibio, dándole calor también en la espalda; y no pudo evitar recordar algo que vio escrito una vez en internet: dos corazones son mucho más fáciles de unir cuando no hay un par de pechos de por medio. El contacto era más íntimo; como siempre desearon.

Como hace varios años atrás.

 

 

Aún con todo eso, no pudo olvidarse del todo de aquella tensión que comenzaba a provocarle lo que iba a suceder. Ya que habían cerrado las cortinas, la luz apenas entraba por el corredor y por lo poco que la tela no cubría las ventanas. El ruido de cualquier coche acercándose, aunque supieran que no podía ser el que esperaban, emanaba un aura de terror; como en las películas de suspenso o algunos videos que solía ver en los videos de YouTube; con la diferencia de que no esperaban por un asesino o un fantasma. Esto era real.

 

¿Cuánto miedo tiene?

Él sentía una carga tan pesada de angustia, que no podía evitar preguntarse qué estaría sintiendo su chico estando allí, tumbado detrás de él en el colchón. Estaba de frente a la pared que pegaba con la cama y pudo ver una pequeña serie de rasguños y el edredón que cubría el colchón y la almohada desprendía un aroma a lágrimas saladas; lo sabía porque aún permanecían las manchas a la altura de unos ojos. Era una prisión de nervios... pero él estaba tranquilamente abrazándolo por detrás, como si se tratara de un momento en el paraíso.

 

-¿Miedo, de qué?- al fin le había llegado una respuesta, que no era una respuesta sino una petición para que fuera más claro.

-De tu vida.

 

Podía haberle descrito exactamente a lo que se refería, pero esas tres palabras bastaban para hacerle entender. Sus sueños, su futuro, su vida normal. Porque había caído en la cuenta de una cosa: su chico podía haberse reconciliado consigo mismo; sin embargo ese hecho no habría de detener a su familia ni a su ira en cuanto ellos supieran siquiera que habían estado tumbados y abrazándose en su colchón, después de haberse besado apasionadamente contra la pared, en medio de la música. Quedaban muchas opciones para volver a intentar ponerlo en "el camino correcto" y, considerando que pensarían que habían fallado la primera vez, en esta segunda intentarían una medida más drástica. Y no se detendrían.

 

Escuchó una risita.- Creí que te estabas refiriendo a mi mamá.

 

No dijo nada por unos momentos, luego cuando quiso agregar algo, él acercó su rostro por detrás y lo besó en los labios. Fue un beso ligero, en el que únicamente apoyó sus labios contra los de él como si besara su mejilla, pero fue lo bastante significativo y duradero para hacerlo callar.

Acto seguido, su chico de rizos rubios rebeldes devolvió su cabeza a su almohada y apretó más el agarre de sus brazos, atrayendo más su cuerpo hacia él. El vapor de su respiración se sintió más caliente y cerca de sus oídos. En respuesta, apretó más las blancas manos de él en las suyas morenas. A cambio, su ruso rubio le comenzó a besar el cuello. Ambos sabían que era el momento más hermoso y a la vez el más aterrador de sus vidas en mucho tiempo. Lo sintieron en el latir de sus corazones.

 

-No tengo miedo -le dijo su eslavo, de piel blanca como la leche.

-¿No importa...?

-No.

-Me refiero a tu vida. No a tu madre... ¡Ah!

 

El ruso le había dado un pequeño mordisco en la piel de la nuca, antes de plantar un nuevo beso en la zona.

-¿Cómo podría importarme?

-...

-Cuando estaba allá... Cuando estaba aquí llorando... Cuando pasó eso... Cuando me hacían esas cosas... Incluso poco después de salir de mis problemas; hasta en las noches en que despertaba convenciéndome de que estaba teniendo malos pensamientos... Yo soñaba estar contigo.

 

El corazón del moreno sintió lo mejor que había sentido en su vida.

-Ahora estoy contigo.

 

Estrecharon más el agarre de sus manos y, aunque uno no lo notó en la cara del otro, sus mejillas se encendieron de calor y de alegría.

 

-Te amo, Misha.

-Te amo, Ian.

-Voy a poner una canción.

-¿Cuál?

-Una que tú vas a reconocer incluso antes de que comience a sonar.

 

Ninguno de los dos dijo nada acerca de otra cosa, pero mientras la espera del juicio final duró, las caricias, abrazos y besos fungieron como firmas para su juramento implícito.

 

No habían tenido una historia tan larga, no habían pasado por tanto... como para dejarse uno del otro por lo que pasara a continuación.

 

El amor nunca les perdonó nada. Asimismo, ellos no le perdonarían nada a nadie.

Jamás volverían a sentirse solos.

 

Él jamás volvería a dejarlo ir.

Era una promesa.

Notas finales:

Para quien está esperando el nuevo capítulo (14/11/17):

Ya viene, está un poco largo, no desesperen. Gracias por seguir aquí <3


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