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31 DÍAS PARA AMARTE. por Akatsuki-san

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31 Días para amarte.


Por fin y definitivamente ha roto lazos con su familia y jamás volverá a recuperar la relación que sostenía con su hermano, su único y verdadero hermano de sangre.


*****************


Él podía jurar muchas cosas; al mismo tiempo las desmentía, según le conviniera, el día anterior había discutido con sus padres, pero también con todo ser viviente que estuviera en la mansión Black, su casa o la que fue su casa.


Según él, estaba harto de todos los prejuicios que tenían en su familia y no quería ser uno de ellos, los insulto con todas las palabras más crueles y anti sonantes que conocía, pero al mismo tiempo esas palabras que parecían resbalar por la piel de los patriarcas Black, también lo herían a él, como dagas afiladas listas para matar, provocando grandes cicatrices invisibles.


La peor parte que su pudo llevar aquel día, fue cuando en uno de sus arrebatos de ira se desquito con el elfo favorito de la familia, Kreacher; él podía jurar que sus “Padres” le tenían más respeto a ese apestoso elfo que a el mismo. Cuando Regulus bajo de las escaleras y se encontró con su “hermano” maltratando de tal manera a su amigo (porque el pequeño amo veía de esa forma al elfo) no dudo en sacar la varita y lanzarle un crucio para luego lanzar un Bombarda y arrojar a su hermano afuera de la mansión, y fue ahí donde Reg como buen Slytherin hizo uso de la lengua afilada que también enero de su madre, porque el menor de los Black sabia como herir profundamente a alguien sin necesidad de golpes, sin insultos y sin todas esa palabras repulsivas que suele usar Sirius. Él sabe cómo sacar buen provecho de estas, porque mientras el bruto de su hermano se la pasaba más concentrado en chicas, deporte, y apariencia, él se interesaba en ser más culto que cualquiera, libros y arte. Eso era lo que los distinguía.


-Jamás pensé que fueras tan descarado y que tuvieras la decencia de hacerte ver una víctima, déjame decirte algo hermano, Tú vienes y nos atacas con palabrería que solo una persona que no tiene educación o por lo menos principios conoce, te jactas de que nosotros somos unos viles prejuicios, que solo nos preocupa el estatus y mantener en alto el apellido, pero dime Sirius, que has hecho TÚ que te haga diferente a nosotros, hermanos de todos nosotros; el peor era tú, molestando en la escuela a quien ni siquiera te ha molestado o insultado, jugando bromas carentes de sentido con el grupito al que llamas amigos, maltratando al personal de la casa más de la cuenta, insinúas que las mujeres solo fueron hechas pal dar placer y yaces con cualquiera que se te ofrezca, llevas una vida de fanfarronería, pero lo peor de todo, es que siempre haces gala de tu orgullo y valentía de Gryffindor, autoproclamándote héroe y enemigo de los Slytherin, sabes cuál es la diferencia entre tú y nuestra familia, aquellos a los que desprecias, es que nosotros no negamos nada de lo que hacemos, no negamos sentirnos orgullosos de la sangre que corre en nuestra venas, y no nos importa el sentirnos superior a otros, pero jamás atacamos sin razón alguna, cosa que tú haces, no quieres ser parte de esta familia, entonces vete, de seguro tus amigos de casa, te recibirán con los brazos abiertos.


Eso fue lo último que escucho de parte de su hermano, nunca aceptaría que todas esas palabras lograron hacer mella en su mente, puede jurar que una parte de su conciencia le dice que su hermano tiene razón, que él jamás podrá estar tranquilo, porque su conciencia lleva demasiadas turbulencias, que muchas ocasiones oscurecen su juicio y terminan hiriendo a otros para aliviar aquel dolor que siente en su pecho.


***********************


Quien querría ser parte de esa estúpida familia, el no, no los necesitaba, jamás lo hizo, y jamás lo haría, primero preferiría morir a tener que pedir perdón y humillarse. Tiene a James, Remus; incluso a Peter, ellos si son su familia, se dice a sí mismo, una parte de su mente quiere creer que tiene razón.


Por el momento no sabe que es lo que hará, pero sin duda alguna no volverá a pisar aquella casa.


Tiene poco dinero en su bolsillo, la mayoría de sus cosas están en el colegio, él no cuenta con una bóveda en Gringotts pues los que eran sus padres siguen vivos, el ya no los considera parte de su familia, así que decide mandar una carta a James, él es más su hermano de lo que fue Regulus, sabe que Prongs no tendrá problema alguno en recibirlo en su casa, ya ha estado ahí antes, sabe que no están grande y lujosa como lo era la mansión en la cual habitaba, pero si quiere seguir viviendo cómodamente y demostrar a la que se hacía llamar su familia que puede vivir por su propia cuenta. Porque sabe Remus no es rico y que Peter puede ser molesto en muchas ocasiones, molesto y atosigante.


A punto de comprar el pergamino, decide que solo llegara a la casa de su amigo, sabe que este lo recibirá con los brazos abiertos, se lo debe, en muchas ocasiones él también le ha hecho favores, así que toma el transporte mágico, pero no cualquiera, la línea más lujosa que puede haber en mundo mágico, porque él no puede simplemente tolerar que alguien más invada su espacio, o almenos es lo que quiere hacer creer a su mente, ya que él sabe que no tolera estar cerca de otros magos o Brujas malolientes.


Llega a un lugar de categoría, no es como donde se encuentra la mansión principal de los Black, pero se conforma; ni siquiera hecha una mirada a los ventanales cerrados, o a la nieve que poco a poco se ha acumulado en la entrada de la casa. Tan desesperado se encuentra, que toca el timbre repetidas veces, no hay nadie, se dice a sí mismo, hasta que el elfo de los Potter aparece frente a él, avisando que sus amos no se encuentran en casa, que se han ido de vacaciones a alguna parte del mundo Muggle y que no volverán hasta el periodo de clases, el elfo deja entrar a Sirius ya que lo reconoce como amigo de su joven amo James, por lo que le ofrece quedarse el tiempo que quiera en la mansión si desea esperar su llegada, a lo cual acede, no piensa discutir por qué de su vista y estadía con el personal doméstico, sube a la que sabe es la habitación de huéspedes, o almenos en la cual se ha quedado en visitas anteriores, pronto comienza a dar órdenes como cuando estaba en su ca… en la mansión aquella.


Pronto se aburre, de nuevo piensa en enviarle una carta a Prongs diciendo que se apure y regrese a su casa cuanto antes, que él lo está esperando, pero no tiene una lechuza, y por lo visto la lechuza de James no se deja tocar por nadie que no sea su dueño.  Menuda ridiculez.


Pasa una semana completa en total aburrimiento, dar órdenes al elfo ya no se ve tan divertido como antes, almenos no, si no hay nadie para decirte que no los trates así, y solo por contradecirlos; lo hagas más, también el dinero con el que contaba cada vez es menos, y si lo sigue gastando de esa manera cuando entre a Hogwarts no tendrá ni para los libros.


Así que toma la decisión de ir a Gringotts y guardar lo poco nada que tiene, siempre le han dado cosa esos duendes, ya que no son como sus “parientes” los elfos, ellos no se someterán ante nadie, y si tienen la oportunidad de humillarte lo harán. No tiene ni la menor idea de que se necesita para abrir una cuenta en el banco, ni siquiera pensó en llevarse sus papeles personales cuando se largó de esa mansión.


 Entra al banco, casi no hay magos en él, los duendes enseguida voltean a verlo, para volver a lo que hacen, que es contar galeones y escribir números como adictos, no sabe ni a quién dirigirse, así que observa que, entre las dos hileras de contadores, hay una que está en medio de ambas, carraspea un poco para llamar la atención de aquel duende, que lo mira con sus espeluznantes ojos negros, y esa mirada ponzoñosa.


En duende lo saluda como –Señor Black- y él se siente raro al escucharlo referirse a él, por el apellido que hace una semana negó, y más es su sorpresa cuando el duende lo guía a una bóveda y luego de abrirla encontrarse con montones de galeones de oro y plata, no hay ninguno de bronce o estaño, ni siquiera de platino. Cuando el duende le extiende la llave, el no tarda en preguntar de quien es la bóveda, el duende lo mira con recelo, pero a su manera le contesta, que los señores Black, hace una semana le abrieron una cuenta a su hijo mayor y ordenaron darle la llave sin preguntas ni papeles, que ellos ya se han ocupado de todo.


No tiene ni la menor idea de cómo sentirse al respecto, una parte de él se niega a aceptar el dinero, pero otra sabe que lo necesita, a fin de cuentas, no quiere vivir con los Potter por siempre, así que guarda la llave en el bolsillo de su pantalón y retira un gran saco con muchos galeones, pues ese saco no es ni la millonésima parte de lo que posee la cámara.


Pronto comienza a gastar el dinero en trajes de alta costura, túnicas con bordados de oro y plata, incluso se compra un águila, una hermosa águila dorada, el merece algo majestuoso después de todo.


Pero nuevamente se comienza a aburrir, ya que no hay nadie que le dijo que tiene buen gusto, o a quien presumir sus compras.


De repente; la palabra Muggle suena en su cabeza, porque no hacer una pequeña visita a los no mágicos.


Después de todo, él es Sirius y no puede permanecer atado en un solo lugar por siempre, no está en su naturaleza, tampoco en obedecer órdenes, a él le gusta la libertad o mejor dicho el libertinaje, pero no logra hacer la distinción en el significado de ambas palabras, por lo tanto, siempre termina haciendo lo que le parezca mejor, lo que más le de beneficios, lo que más de le convenga, lo que más satisfacción le traiga.


 


Él es Sirius, y Black o no, nada lo detiene.


 


Nuevamente, ha tomado el medio más sofisticado para llegar a Londres Muggle, no ha estado muchas veces ahí, ya que no lo encuentra tan agradable como algunos locos fanáticos magos que, si lo hacen, el piensa que son ridículos al hacerlo, ellos tienen magia, cosas que los “humanos” comunes y corrientes no.


Pronto va a anochecer y ha estado recorriendo algunas calles de Londres, no ha faltado las muchachitas coquetas que lo miran con deseo y que hasta en ocasiones le susurran insinuaciones. Pero la sola idea de enredarse con un Muggle le produce arcadas, así que como todo caballero galante que es, las rechaza con una sonrisa de Don Juan.


La noche por fin le dio alcance y todavía no sabe dónde hospedarse, ha cambiado galeones por dinero Muggle, lo que ellos llaman euros, y ahora posee una gran fortuna, pero no conoce.


Sigue caminado y pronto se da cuenta que se ha alegado de las multitudes, y las calles comienzan a parecer más solitarias, pero con cierto aire tranquilo y misterioso. Aún tiene dudas en su mente, acerca de porque los Black le dieron su propi bóveda, pero no quiere hacerse líos, así que decide olvidar aquello.


Observa adonde lo llevaron sus pies, hay un pequeño parque ante él, pero no hay ni en un alma que lo habite, así que se recarga en un árbol, a contemplar el paisaje desolado que lo rodea, necesita enfriar un poco la mente, han pasado muchas cosas en la última semana de lo que va de su vida, tiene dudas; si, pero ninguna respuesta.


Pronto el sonido de algo moviéndose le hace darse cuenta que no estaba completamente solo como creyó, se pone en guardia, ha escuchado de algunos compañeros de su casa, que en el mundo Muggle no son tan amables con los desconocidos, los pasos son tranquilos incluso llega a creer que son demasiado lentos, almenos para una persona que quiera atacar, por lo que deja su posición de ataque, pero se mantiene firme ante algún imprevisto.


Poco a poco aparece la figura de un niño, almenos eso le parece a él, es pequeño en estura, casi le llega al hombro, tiene la piel pálida, casi como la nieve que los rodea y cae, pero sus mejillas están encendidas en lo que le parece un bonito color rojo, igual que la puntita de su nariz, no lleva guantes ni gorro, solo una bufanda negra, su cabello es negro y esta largo hasta los hombros, poco a poco su cabello se empieza a llenar de copos de nieve, el niño o mejor dicho el jovencito ahora que lo ve bien, no parce importarle mucho el frio que hace, ya que solo lleva un suéter, no sabe que es lo que lo impulsa, pero por cortesía según él, lo termina saludando, el chico abre sus ojos, unos bonitos ojos de color negro al igual que su cabello, enmarcados por una pestañas largas y rizadas, parpadea ante el saludo, pero de igual forma le contesta, con un simple “Buenas noches” y pasa de largo, con un leve asentimiento de cabeza.


No tiene ni la menor idea del porque no quiere que aquel chico se aleje, por lo tanto, le pide que se detenga, el chico parece dudarlo, pero finalmente se detiene y voltea la cabeza un poco para asegurarse que le están hablando a él, y así parece ser, Sirius se acerca al joven y pidiendo una disculpa, si, el gran Sirius, pide disculpas, le pide que le enseñe un buen hotel para para hospedarse, la excusa no es dl todo falsa, ya que en verdad lo necesita, así que el joven le asiente, él lo sigue, pero el muchacho no le ha dirigido palabra alguna, y él se siente ansioso por volver a escuchar su voz, Sirius le dice que desea estar en un buen hotel, que de preferencia uno que posea suites presidenciales, como llaman a llosa cuartos de lujo en el mundo Muggle, el pelinegro asiente nuevamente, y siguen caminando, las calles se ponen cada vez más lujosas junto con los establecimientos y centros departamentales, el joven Black, encaja perfectamente con las personas que se encuentran en esa zona, a simple vista se nota que posee dinero, por otra parte Sirius siente que los observan, almenos a él lo observan con interés, pero la mirad que ve dirigida al muchacho que lo guía; es completamente diferente, hay cierto toque de rechazo, marginación e incluso asco, por fin se detienen, frente a ellos hay una gran edificio que se ve sumamente lujoso y costoso, el botón lo recibe y cuando esta por agradecer al muchacho e invitarlo a pasar con él, el guardia de seguridad se interpone y le bloquea el paso, le pregunta si aquel chico lo está molestando, el niega eso, y cuando voltea para agradecer, el chico ya no está.


Ha pasado casi una semana desde que lo vio al chico de ojos negros, una semana en la cual no lo ha podido sacar de su mente, si cierra los ojos y los abre rápidamente, lo primero que ve; es al muchachito con las mejillas rojas, volteando lentamente hacia él. Tiene un serio problema, él no es tonto y ni despistado, sabe que se sienta atraído por el chico, pero –él no es homosexual- o almenos no todavía.


El día jueves por la noche intento probar suerte nuevamente, y se dirigió al parque donde lo conoció, su sorpresa fue grande al distinguir la silueta delgada sobre una de los columpios, nuevamente no hay guante ni gorra, solo la bufanda y el suéter, las manos pequeñas y de frágiles dedos, tocan el frio metal del columpio, están un poco azules, pero nuevamente parece no darle importancia, se acerca despacio, no quiere asustarlo, y sin prisa alguna toma asiento junto al columpio que se encuentra al lado del pelinegro, este por fin despierta de su ensoñación y lo mira fijamente a sus ojos Gris azulado, esta vez el muchachito quien saluda primero, para segundos después ser Sirius quien conteste con un “Buenas noches” tal como lo hizo ese día, una hermosa risa aflora y se escapa de la garganta del ojinegro, y Sirius sonríe embobado, no sabe ni siquiera que cara o expresión está poniendo,


Poco a poco comienza una plática tímida, pero que le otorga tranquilidad, algo le dice que no sea tan impulsivo como lo es siempre y por una vez en su vida, le hace caso a su conciencia, cabe decir que el joven Gryffindor no tiene ni la menor idea de que hablar, no sabe gran cosa de los Muggles, solo lo que ha escuchado de los elitistas sangre pura, como el, o algunos compañeros mestizos, a los cuales no presta atención, y sabe que, si dice algo de lo que ha escuchado, este se puede ofender.


Al poco rato la conversación es más fluida, he incluso le ha robado más risas tímidas y una que otra sonrisa, se está perdiendo completamente en esos bonitos y profundos ojos negros, él puede ver que ya es media noche, así que se despiden, lo que Sirius no ve es la sangre en las palmas de las manos del pelinegro, causadas por el contacto del frio metal, el solo ve la bonita sonrisa de despedida que este le dirige.


Sirius camina con una enorme sonrisa en su rostro, no tiene ni 15 minutos que se despidió del jovencito, y su mente no ha dejado de pensar en él, tanto, que no se da cuenta de las miradas coquetas que le dirigen las jóvenes humas, al llegar a su suite, caí en cuenta que no sean presentado y mucho menos le ha pedido reunirse con el nuevamente, así que piensa en probar suerte mañana, o al día siguiente, él podría esperar parado en aquel parque todas las noches si fuera necesario, solo para volver a verlo. Y diría que valió completamente la pena.


Media semana más transcurre y esos 3 días no la visto, pero él va de nuevo al parque, y sonríe al encontrarlo, tiene la cara rijita y la bufanda tapa la mitad de su rostro esta vez, dándole un aspecto infantil y tierno, nota que sus manos están vendadas, pero no quiere incomodarlo preguntando el “¿Por qué?” toma asiento a su lado, están cerca de la fuente, y la plática comienza nuevamente, como si nunca la hubiesen interrumpido, le gusta pasar tiempo con Severus (como descubrió que se llama) no es como con las chicas que ha estado antes, Severus lo escucha y trata de hacerlo sentir mejor, puede sentir el cariño y afecto en sus palabras, tratando de darle confort a sus pesares, le ha contado acerca de su familia o la que fue su familia, y él le dice lo que piensa u opina, le regaña por haberse ido, y por tratarlos así, Sirius trata de hacerlo ver su punto de vista, pero no funciona, no con Severus; el ojinegro le dice que su familia si se preocupan por él, si no, porque le habría abierto la cuenta en el banco el mismo día que decidió irse, si son tan fríos como dicen, nada les pudo haber importado si tenía, ropa, comida o demás cosas, porque molestarse con en darle dinero, le pregunta como estaría en estos momentos sin el dinero de sus padres, Sirius no contesta, sin el dinero de sus padres e incluso sin el apellido Black, él no es nadie, Severus le pregunta si en verdad, el no tiene ningún recuerdo bueno de sus padres, trata de negra nuevamente, pero un pequeño flash pasa por su mente, es viejo, demasiado viejo, se ve a él, de niño a los tres años, está enfermo, se ha enterado que su madre esta embrazada, y eso quiere decir que ya no será el favorito, se la ha pasado toda el día afuera de su casa, y a agarrado moquillo de Dragón, su padre, Orión lo ha metido a su casa, le ha cambiado la ropa y lo ha mandad a dormir, en lo que llega el medimago, el medico llega y a los pocos minutos se va, el sigue enojado, y no les dirige la palabra a sus padres, ya es noche y el aun no puede dormir, algo le falta, pero no recuerda que es, la puerta de su habitación se abre despacio, y sus padres entran, Walburga lleva en sus manos un peluche en forma de araña, lo reconoce de inmediato pues es su favorito, se lo dio ella, en su cumpleaños, el finge estar dormido, sigue enojado, ellos se acercan, y siente las tibias manos de su madre en la frente, su padre lo acomoda en su cama y lo arropa, su madre le coloca el peluche entre sus brazos, yantes de irse ambos se inclinan para besarlo, justo cuando están por atravesar la puerta, ella se voltea y le dice que jamás dejaran de amarlo, incluso si un día llega a odiarlos, también hay una disculpa por parte de su padre, por la vida que le ofrecen, no tenía ni la menor idea de ese recuerdo, pero si recuerda la sensación de las manos de su madre sobre él, esa noche Sirius lloro entre los brazos de Severus, fue consolado entre ellos, para luego separes y brindarle una hermosa sonrisa, se despiden nuevamente, y de nueva cuenta se olvida el pedirle verse más seguido, se jura que el próximo día que lo vea lo hará sin falta.


Esa noche soñó con su familia…con lo que le digo Severus, tal vez sus padres nunca fueron los más cariñosos, ni demostraban tanto afecto como los padres de sus amigos o compañeros, pero piensa que eso se debe a como fueron criados ellos por sus abuelos, y la duda: de si tiene más momentos como esos con sus padres y no se acuerda; está presente, Orión y Wallburga siempre le dieron lo mejor, la ropa más cara y elegante pero a su gusto, las mejores túnicas, la escoba que quisiera, los mejores regalos, le daban todo, pero siempre lo dejaban escoger, aunque no fuera del gusto de ambos, siempre lo dejaban desenvolverse y nunca le hicieron cambiar su comportamiento, no le exigían ser como ellos, y ahí está la respuesta, sus padres solo quieren que sea el mismo, que no cambia y nunca les han pedido ni a Regulus o a él cumplir con lo que se esperaría de un sangre pura, sin duda tiene mucho que agradecer a Severus, quiere contarle lo que ha descubierto de sí mismo, también quiere decirle que se ha enamorado de él profundamente, y que lo quiere a su lada, a pesar der ser muy jóvenes ambos, pero la agitación de su corazón y sus pensamientos por el muchacho pelinegro son bastante fuertes, sabe que no es capricho, que esta vez el amor que siente es real y que hará todo de su parte para conquistarlo, aunque no tenga ni la menor idea de cómo se conquista a alguien, mucho menos a un chico, el jamás sufrió por una conquista, basta con una sonrisa sensual de su parte para tener a cualquier chica a sus pies, sabe que también hay chicocos en su escuela que gustan de él, pero siempre prefiere o mejor dicho prefirió a las mujeres, pero Severus es diferente, él no es como ella, Severus es…su todo.


Esta es su última semana en el mundo Muggle y no ha visto a su “amor” “amigo” ¿novio? Bueno, novio no porque no lo se ha confesado, pero si lo ve en esta semana, se lo dirá y para las próximas vacaciones le pedirá que viva con él, claro que primero planea pedirles permiso a los padres de Severus, luego lo presentara a su familia, no sabe si esta aceptara a Severus, después de todos ellos defiende la sangre pura y Severus es un Muggle, pero por favor, Sirius Black jamás pide la aprobación de nadie y con o sin su aprobación, planea tener al chico de bonitos ojos negros a su lado. 


Es sábado por la noche mañana se tiene que ir, no ha visto a Severus en casi toda la semana, pero mantiene la esperanza de verlo hoy, y por todos los magos del mundo mágico, sus plegarias parecen ser escuchadas, no es el parque donde siempre se ven, pero el reconoce la frágil figura de su pequeño Severus, está en medio de un puente colgante, no está grande como el que ha recorrido en la ciudad de san francisco, y solo lo ilumina una farola, está demasiado contento, así que no duda en acercarse y rodear lo estrecha cintura con sus fuertes brazos, Severus no hace nada por alejarse, al contrario una pequeña risilla escapa de sus labios, que se niegan a guardarla.


Sirius recarga su cabeza sobre los pequeños hombros del ojinegro, y observa atentamente el pálido cuello que se asoma por un espacio que la bufanda no cubre bien, entre sus brazos puede sentir como el cuerpo del chico es más delgado y pequeño que de lo que él piensa, y sigue sin comprender, como no se muera de frio con tan solo ese suéter y la bufanda, él puede decir que cada noche sale con un abrigo más que la noche anterior, un pequeño estornudo escapa de la respingada naricita roja, y por reflejo Severus pega más su cuerpo con el de Sirius, el cual siente una descarga en su cuerpo, las piernas le fallan, y su mente se empieza a nublar con pensamientos poco decentes y como protagonista aparece su Severus sin ropa; portando su capa de mago que poco le cubre y con las mejillas encendidas pronunciando su nombre en un lastimero gemido, puedes sentir como su miembro comienza a palpitar dentro de su pantalón, pero no quiere que Severus piense que es un pervertido y que solo busca un revolcón, así que trata de enfriar sus cochambrosa mente, por fin habla y un pequeño “salud” es lo que sale de su boca, para recibir un apenado y poco audible “gracias”, al joven Black le encanta oír la tímida voz de su amor, le relaja y le trae estabilidad a su mente inquieta.


Nuevamente pone atención a Severus y por fin nota el libro que sostiene las frágiles manos, es de un tamaño razonable, posee letras doradas en la pasta de color azul ocre, distingue la palabra “poemas” se nota algo gastado y descuidado, no está en tan ben estado; pero le causa curiosidad, a él jamás le ha gustado leer, eso es más para Regulus, pero si a Severus le gusta, promete leer un libro al mes con tal de tener algo en común, baja su mano derecha para sostener el libro, y por fin aprecia el tituló que solo dice “rencuentro de poemas” tiene como autor a un tal “Jaime Sabines” pero no sabe cómo se pronuncia el nombre, el primero le recuerda a James, pero no sabe si es correcta la pronunciación, así que se dedica a cuestionar a su acompañante, descubre que a Severus le gusta mucho leer, que no importa que temática o genero sea el contenido del libro, también le dice que le gusta le cielo, el sol, la luna y las estrella, y que le gusta su nombre, le señala con el dedo cual es la estrella que lleva su nombre, le dice que es la más brillante de todas en el mundo, que la considera la más bonita de todas, y que a pesar de que la luna y el sol son inmensos en tamaño, nunca opacaran a tan bonita estrella, Sirius no tiene palabras para lo que le dice Sev, nadie, jamás le había dicho algo tan…hermoso acerca de su nombre,   y solo alcanza a apretar más sus brazos en el cuerpo ajeno, Severus acomoda el libro en el borde del puente, y con algo de pena coloca sus manos sobre las de Sirius, este no duda en entrelazar sus dedos, y con atrevimiento, le roba un beso, uno que le quema en su interior, su sangre arde, su corazón se agita y su mente se nubla, los finos labios del más pequeño son adictivos, son suaves, y un con el tamaño perfecto para acoplarse al suyo, el beso se vuelve más demandante y apasionado, quiere transmitirle todo lo que siente en ese beso, la falta de aire los hace separarse, lentamente, un fino hilo de saliva une sus labio, contempla extasiado la imagen delante de él, Severus tiene las mejillas fuertemente encendidas, sus ojos están cristalinos, los labios están brillosos y un poco entreabiertos; dejando escapar leves jadeos, ambos son conscientes del profundo amor que tiene uno por el otro, y con toda la calma del mundo, vuelven a unir sus bocas, Sirius explorando la aterciopelada piel de Severus por debajo de su suéter, siente como se eriza ante su toque, Severus aunque tímido, también se atreva acariciar la ancha espalda de Sirius, traza pequeños círculos con las yemas de sus dedos, desean seguir, y buscan un lugar en donde consumar su amor, a lo lejos, Severus toma de las manos a Sirius y lo guía a una pequeña choza, a Sirius no le parece que sea su casa, es más bien como un refugio, solo hay un sofá, y una pequeña mesa con algunos libros, en las mismas condiciones que el anterior, pero el calor que tiene sus cuerpos no ha disminuido y pronto vuelven a dar rienda a su apasionado encuentro, besos húmedos, manos que recorren la piel ajena con miedo a dañarla o a que se rompa ante su toque brusco, gemidos ahogados que escapan de los finos labios, gruñidos de excitación por parte del mayor en la habitación, piel contra piel se funde en una danza que solo ellos conocerán, recorren cada tramo del cuerpo ajeno con anhelo y sutileza, cada gemido es único para los oídos de Sirius, cada expresión de placer puro que cincela en el rostros de Severus, es placer para él, ambos llegan juntos al clímax, y un gran gemido escapa de la boca de ambos, Severus siente la calidez de la semilla ajena dentro de su cuerpo, y entre sus vientres la suya, cree poder sentir vergüenza, pero en el estado en que se encuentra poco le importa, acaba de entregar su virginidad a una persona que solo ha visto cuatro días, pero no se arrepiente, los ojos de Sirius no miente, sabe que le profesa un amor tan grande como el suyo.


A Severus lo vence el cansancio de la actividad reciente, y caí dormido entre los brazos que lo acobijan, afuera Sirius observa que ha comenzado a nevar, los cristales de la única ventana que ahí en aquella choza lucen apañados por vapor, debido a la temperatura que contrasta, observa la expresión relajada de Severus, puede apreciar más el rostro de su novio, cada fino rasgo, es repasado nuevamente por sus manos, quiere guardar en su mente, el relieve de piel, se da un tiempo para pensar en lo que ha hecho, nunca antes ha experimentado una excitación tan grande como la que provoco Severus en el, y ni hablar del orgasmo, sabe que ha tomado la decisión correcta, mañana le pedirá que viva con él cuando regrese de la escuela, le enviara cartas si es necesario, y hablara del mundo del que viene, quiere contarle todo, no quiere ningún secreto entre ellos, y con un beso en la frente de pelinegro, cubre sus cuerpos con su gabardina y ambos duermen, relajados con el sonido de la ventisca que corre afuera de la habitación.


Por fin llega la mañana, A Sirius le gusta observar como Severus se encuentra en piso, debido a la activada de anoche, le causa ternura, así que no duda en alzarlo en brazos y ayudarlo a vestir, permanecen abrazados en el sofá, nadie dice nada, no hay necesidad de hacerlo, Sirius le comienza a relatar acerca del mundo mágico del que viene, de su escuela, de sus amigos, su hermano Regulus, incluso le habla de la sociedad elitista, le dice que está de vacaciones por la época navideña, pero que cuando vuelvan a ser vacaciones, sin duda alguna lo presentara ante todos como su pareja, con un poco de magia, hace aparecer una hermosa flor, que poco a poco se va cristalizando, pero no se derrite, se la regala a su novio, le encanta la palabra suyo, más si se refiere a Sev. Le dice que le enviara cartas, con una lechuza, que le escribirá una por semana, pues tampoco le puede exigir mucho al ave, Por un momento Sirius cree ver una chispa de magia en Severus, pero no lo cree posible, Severus se ve tan sorprendido y emocionado con lo que le ha dicho, que demuestra no tener conocimiento sobre esta, así que rápido olvida esa idea, y se concentra en consentir a su novio, ahora que lo piensa, espera que cuando se gradué de Hogwarts; pueda cambiar la palabra “novio” por “esposo”. Ambos salen del lugar que fue testigo de su apasionado encuentro, se dirigen a la estación de trenes, Sirius no ha comprado nada, pero tiene la ligera sospecha, de que sus cosas están en su habitación cuando llegue, pronto están en la parada 9 ¾, por un momento a Sirius le ataca un sentimiento de no irse, una parte de él grita que se quede, que la escuela la puede terminar después, pero quiere dejar de ser inmaduro e irresponsable, para demostrar que puede hacerse cargo de el mismo, y que podrá darle una buena vida su futuro esposo, así que besa la respingada nariz de Severus, y con una promesa de –volveré por ti- y un –aquí te esperare- desaparece entre el muro.


La mirad de Severus se vuelve triste con la partida de Sirius, pero sabe que cumplirá su promesa de volver, solo espera que él pueda cumplirla también, se acomoda nuevamente la bufanda y parte para su casa, ahora que no está Sirius, se sentirá más solo que de costumbre, no quiere volver ahí; no si su mamá esta con un cliente nuevo y si su padre esta caído de borracho, la última vez un señor trato de meterse en su habitación, pero mañana le toca trabajar en la maquiladora, así que no hay opción, si tiene suerte, sus padres no se habrán dado cuenta de su ausencia, a medio camino la vista se le comienza a nublar, el dolor agudo taladra su cabeza, y una poderosa tos lo ataca, grandes lagrimas empiezan a caer por sus ojos debido al dolor que siente, se desploma en el camino, tratando de calmar la tos aunque sea, se cubre la boca con las mangas de su suéter, trata de enfocar su vista, solo para ver como las mangas y parte de la nieve que hay debajo de él se tiñe de escarlata, sangre…otra vez… hay sangre; a su mente llega la imagen de Sirius.


Ese es el último pensamiento que tiene antes de caer inconsciente, un vecino ve a Severus tirado, así que no tarda en recogerlo y llevarlo a casa de sus padres, no es que le importe mucho lo que pase con el chico, pero sabe que en lugar que se encuentra no hay mucho que hacer.


Sirius llega a la casa de James, aun no se siente del todo listo para ir a la casa de sus padres, su amigo lo recibe con una regañiza enorme, ya que su elfo les ha avisado que el joven Sirius se encontraba en la casa hace unos días, pero que no había vuelto por tres semanas. James nota la sonrisa que baila en los labios de Sirius, aún no sabe cómo decirle a su amigo que se ha enamorado de verdad, y que lo ha hecho de un hombre, James comienza a interrogarlo, pero él no dirá nada, no todavía.


Al día siguiente ambos se encuentran nuevamente en el tren, nadie le ha quitado la sonrisa desde el día anterior, Potter puede jurar que incluso dormido la mantuvo, ni siquiera Lucius con sus comentarios despectivos logro quitársela.


El festejo de bienvenida no se hace esperar después de que el director diera su tedioso discurso de lo agradecido y bla bla bla… contento blal bla bla y Black no planea poner atención a nada, solo a la linda imagen de su Severus que se recrea en su mente.


La primera semana de clases pasa y con ella envía su carta con el agila que compro, cabe aclarar que esta vez ni siquiera noto los lagos y comentarios acerca del agila, que tenía, no hubo presunción de parte de él, estaba demasiado concentrado dándole la orden al águila de llevar la carta al dueño de su vida. Las burlas por parte de James, que lo había visto escribir como 15 pergaminos de lado y lado, y que aparte de eso lo había escuchado hablar en voz alta, tratando de encontrar palabras que rimaran con, “belleza”, “sonrisa”, “ojos” dulzura incluso la palabra “corazón”, claro que cuando a Prongs se le ocurrió decir “calzón”, y por error la escribió arruinando la hoja, lo amenazo a punta de varita y le ordeno, así es, le ordeno que se fuera de la habitación, si es que no quería quedar completamente ciego.


Esa mañana en el desayuno, las aves comienzan a dejar las cartas a sus dueños, los ojos de Sirius tienen un brillo anhelante, está ansioso por recibir una respuesta, pronto distingue a su águila, la ansiedad lo está matando, el ave aterriza en su antebrazo, y toma la carta, solo para darse cuenta que es la misma carta que él envió, no lo entiende, incluso sigue sellada, tal vez el ave no lo encontró, haciendo un berrinche se dirige a su ave –Águila tonta- recibiendo un picotazo de parte del orgulloso animal.


El no admite que siente envidia de sus compañeros que, si recibieron cartas, pero su mirad resentida fue captada por los tristes ojos de Lily Evans, una bruja mestiza por la cual James barre el suelo que pise, la chica luce triste, y no duda en que de momento a otro comenzara a llorar, escucha como James la cuestiona, pero él no quiere escuchar cursilerías, sabiendo que su novio no está ahí, mucho menos si Lily sale con cosas como, “se murió mi perro” o “a mi hermana se le rompió una uña” él ya ha estado con muchas chicas para saber que estas pueden llorar por cualquier cosa, cualquiera, ya sea fingido o real, lloran si están felices, lloran si están tristes, lloran si están enojadas, por cualquier motivo por más ridículo o absurdo que sea.


Trataba de no poner atención, pero a quien engaña, su curiosidad le gano, así que aparentando tener su atención en otra cosa, paro la oreja, como buen perro que es, y escucho atentamente la conversación, un conocido de Lily falleció, cuando escucho eso, no supo por qué su corazón se estrujo, ella le dice a James que casi no convivio con él, pero las pocas veces que lo visito, fue para enseñarle a escribir y leer, su amigo empieza a decir que era un analfabeto e iletrado, la pelirroja lo regaña y le dice que no habla de esa manera de los fallecidos, ella dice que el muchacho no tenía la culpa, ya que sus padres eran demasiado pobres, James un poco hastiado le pregunta que entonces porque dejo de verlo; la rojita contesta que su padres se lo prohibieron, ya que le padre del joven es un alcohólico y su madre llevaba hombres diferente a su casa cada que podía. James comienza a decir en “broma” que lo mejor fue que muriera, a saber, si no fue de alguna enfermedad por haberse acostado con algún viejo, y que si no hubiese muerto estaría perdido de igual manera, ya que gente como el, nunca sale del agujero en el que viven, observa como Lily le da tremenda cachetada a Prongs, y le grita que él estaba enfermo desde que nació, pero sus padres nunca lo llevaron al médico, así que era cuestión de tiempo que muriera, sobre todo si en la semana le exigua a su cuerpo trabajar, la chica sale corriendo dejando sus cosas en la mesa, todo el comedor se ha quedado callado, incluso el piensa que el golpe se lo mereció, Remus le dirige una mirad furiosa a James, Remus toma las cosas de Lily se las lleva junto con Peter, pero se cae la carta en el camino, Planea dársela cuando acabe de desayunar, su amigo se está quejando demasiado acerca del golpe que le dio su novia, según él, tiene razón en todo lo que dice, el solo lo escucha y sus ojos se desvían en la carta, sabe que no es bueno leer correspondencia ajena, ya que como miembro de una delas familias más importantes del mundo mágico, se le enseñaron modales. Pero nuevamente su curiosidad es grande, comienza a leer la carta, dice algo de que todos están bien y cosas de ese estilo, piensa en dejarla de leer, hasta que algo llama la atención, ese nombre, el nombre que lo vuelve loco desde que lo conoció, una simple frase que lo apuñala, y siente a morir, -Severus falleció, Lily”- eso dice la frase, sus ojos comienzan a cristalizarse, en la carta dice que alguien de su barrio lo encontró tosiendo sangre, que el frio de la época no ayudo mucho, y que no paso de la última semana de Diciembre, se niega, no quiere creer que es el mismo Severus con el cual yacio hace casi dos semanas, no quiere, pero la dirección coincide en el lugar donde estuvo hace un mes, y entonces las miradas de repulsión de las personas hacia su novio cobran sentido, sabían de quien era hijo, sabían dónde vivía, era un marginado, por eso la repulsión ante él, James no se ha dado cuenta de que su amigo ha dejado de comer o de cómo sus manos tiemblan al tratar de sujetar la carta, pero lo que si escucha, es como su amigo comienza a susurrar repetidos “No” cada vez más fuertes, hasta que un grito desgarrador sale de su garganta, Sirus esta lloran, mientras aprieta la carta de Lily entre su pecho, no tiene ni la menor idea de que es lo que está pasando, jamás va a olvidar la mirada de Sirius en ese momento, era como si le hubiesen arrancado no solo un pedazo de su alma; si no toda, está destrozado, y comienza arrogar todo lo que se encuentra en la mesa, los maestros llegan y tratan de tranquilizarlo, incluso Regulus está ahí, preocupado por su único hermano.


Quieres Salir, lo único que Sirius desea es irse e ahí y asegurarse que Severus está bien, y que no es del que se habla en la carta, que juntos se reirán del malentendido, y luego Sev lo consolara entre sus brazos por el susto, toma la carta con más fuerza, y pide y suplica al director que lo deje irse, que hay un asunto más importante que la escuela para él en ese instante, el viejito condescendiente y viendo todo el dolor en los ojos humedecido del muchacho cumple con su petición y ordena a Gadrid que lo acompañe a los carruajes, ellos le informaran a los padres de Sirius, acerca de su ausencia.


Busca a Lily, está desesperado, entre palabras entrecortadas y jadeos, acompañadas de un temblor, le pide que le de la dirección de la casa de su conocido, ella al ver el mal estado del chico, se la anota en un pedazo de pergamino, nunca el camino a Londres Muggle se le hizo más largo, y conforme va recorriendo las calles que ya conoce las lágrimas vuelve, quiere mantener una creencia acerca de que su novio está bien, por fin llega a la dirección indicada, hay una pequeña casa en muy mal estado, las ventanas ni siquiera tienen cristales, hay plástico y tela cubriendo los espacios faltantes, la puerta de madera esta roída y podrida en la parte inferior y superior, no necesita forzar la puerta, esta se encuentra abierta, lo primero que nota es un hombre tirado al pie de las escaleras, por el olor a alcohol sabe que está dormido, no hay mucho que ver en la casa, sigue caminado hacia las escaleras, con forme va subiendo, se escuchan gemidos, esa es la madre, se dice a el mismo, junto hay una habitación más pequeña, entra en ella, y lo primero que ve, es que esta luce más escombrada que las anteriores, no hay mucho que mirar, una cama que se ve desgastada y de colchón duro, una silla de madera que sirve como mesa, y una caja de cartón lo suficientemente grande para para guardar ropa y cosas, hay libros por todos lados, y el libro de poemas que vio esa noche esta sobre la cama, no puede evitar sollozar nuevamente, se derrumba ante la cama y suelta todo lo que tiene dentro, toma el libro y se aferra a él, debajo de la almohada hay unas hojas, llevan su nombre, no quiere leerlas, no ahí, se dice.


Sigue buscando, y encuentra una foto, es su Severus, de pequeño, realmente luce frágil, esta pálido como un fantasma; pero aun así sonríe ante la cámara, o mejor dicho a quién tomo la foto, una pequeña sonrisa tímida como las que le daba solo a él, quiere, en la caja hay 5 fotos más, está la bufanda y el suéter manchado de sangre, las palabras no salen de mi boca, y el nudo en mi garganta es cada vez más grande y dolorosos, me pregunto si pude haber hecho algo por ti amor, junto todo lo que Severus tenía en su caja, los libros, dejo la ropa, pero el suéter y la bufanda me llevo conmigo.


Antes de irme con las cosas de Severus, una mano me detiene, hay una señora detrás de mí, tiene un camisón bastante desgastado y se puede apreciar sus huesos, tiene rasgos bonitos, pero no está en el mejor estado, ella comienza a caminar un poco tambaleante, y yo nos e porque me quedo, al poco rato la veo regresar y me extiende una urna, es sencilla, una madera que aparenta lucir como cedro, y una diminuta placa que lleva su nombre “Severus Snape Prince” ella me la extiende, no sé porque lo hace, no me dirige la palabra y yo tampoco lo hago, pero acepto llevarme las cenizas de mi novio, por aquí pongo un pie afuera de la casa y ella cierra nuevamente la puerta, me quedo sentado afuera de su casa, con las con la urna abrazada a mi cuerpo, el dolor y el llanto me consumen y envuelven. ¿Qué rayos se supone que haga ahora? Tengo que irme, tengo que ir a algún lugar, pero no se ha dónde.


Quiero ir a casa Sev, quiero ir a casa…contigo, mi cuerpo se levanta por sí solo, siento que mi alma lo abandono desde que leyó la carta, a mi mente llega el recuerdo del beso de auror, y me pregunto, si eso, es capaz de hacerme dejar de sentirte.


Cuando me levanto y comienzo a caminar, recuerdo el cómo te conocí, lo que te dije, las conversaciones que tuvimos, y los sollozos vuelven, escucho mi nombre, y alzo la mirada, enfrente de mi esta mi hermano y mis padres, las palabras que me dijiste hacer de ellos vuelven a mi mente y trato de sonreír, pero la vista se me nubla y la sonrisa queda destrozada, rompo en llanto de nuevo, he perdido la cuenta de cuantas veces he llorado en lo que va del día, nuevamente sino las manos de mi madre sobre mis mejillas, tal y como lo hizo cuando fui niño, y no puedo evitar abrazarme a ella, solo necesito tranquilidad, esa tranquilidad que Severus me brindaba.


Mi padre toma las cosas de Severus y Regulus intenta tomar la urna que está en mis brazos, yo le grito que se aleje, no quiero que nadie lo toque, no quiero que nadie lo aleje de mí, me siento herido por el mundo, y sé que estoy a la defensiva. Mi madre le hace una señal a mi padre, y en cuanto abro los ojos no encontramos en mi habitación dentro de la mansión, padre coloca las cosas en mi escritorio, y madre me guía a la cama, ordena al Kreacher que me traiga un té, me siento en la cama, y suelto su vestido, enseguida cubro las cenizas de Severus con mis brazos, mi padres se alejan y mi hermano también, quiero estar solo y ellos lo entiende, saben porque estoy así, no me extrañaría que mis padres hallan mandado un elfo a vigilarme, y de nueva cuenta me sorprende el hecho de que no me detuvieran al relacionarme con Severus, tal vez, ellos vieron que era Severus quien traía estabilidad a mi vida, a mi juicio, a mi alma y por ello decidieron dejarme a su lado.


A pasado casi un mes desde el día en el que me entere de tú muerte, mis padres vienen cada noche, Regulus también está en la casa, siempre me trae cartas de James, Remus, incluso Lily y Peter me han enviado algunas, todas preguntan el porqué de mi ausencia, pero no tengo nada que escribir, no quiero contarles acerca de ti, porque es doloroso, la herida es fresca y siento como sangra.


Hoy me siento más tranquilo, he leído las hojas que encontré en tu habitación, entre ellas hay una foto, en ellas está escrito buena parte de tu vida, pides disculpas por las faltas de ortografía, pero la carta está escrita en una hermosa letra cursiva, hablas acerca de tu enfermedad, de tus padres, de tu infancia, me platicas de como jugabas con tus padres, de cómo había meses completos en los que te la pasabas en cama, también de como anhelabas ir a una escuela algún día, astronomía, esa sería la carrera que eligieras, como robaste un día un peluche de una tienda, pero la culpa te gano y lo terminaste devolviendo, solo para que el dueño te lo obsequiara. Hay demasiadas cosas que conocí de ti, en estas letras, y por eso sé que no te gustaría verme tan decaído, tomo la decisión de dejarte descansar.


El primer baño en días fue glorioso, sin duda alguna, fue una maravilla, cuando bajé por las escaleras mi hermano fue el que me recibió en la sala, mis padres; diciendo que nuestros padres han salido, estuve platicando con Regulus una gran parte de la tarde, le enseñe las fotos que tengo, el té veía con detalle, al final opina que eras lindo, eso lo sé muy bien, fui yo quien conoció esa hermosa piel blanca, la última foto que le enseño, muestra aun prematuro bebé luchando por su vida, hay cables entrando y saliendo de su pequeño cuerpecito,  la mirada de mi hermano se horroriza y palidece instantáneamente, me imagino que a si me vi yo cuando vi la foto, hay unos cables pequeños saliendo de sus naricita, otro está conectado al corazón; eso son los más notorios, estas en una pequeña caja de cristal, la palabra fragilidad llega a mi mente, tú cuerpo frágil entre mis brazos, pegado a mi cuerpo, suelto un suspiro, caigo en cuenta que si no hubieras sobrevivido de bebé, yo jamás te hubiese conocido, y seguiría siendo la misma pedante persona que era, te debo mucho Severus.


Y todavía tengo una promesa que cumplir.


Sirius, se encuentra frente al registro civil mágico, va acompañado de sus padres, Walburga se mantiene callada, ella no es una mujer de palabras afectuosas, así que solo guarda silencio como muestra de su respeto, Orión, por su parte, mantiene la palma de su mano en su hijo, dándole apoyo, al ver quiénes son, rápidamente los atienden, ante ellos hay, un abogado, Licenciado, un notario y un representante del departamento Muggle.


El hizo una promesa, y piensa cumplirla, las opiniones no se hacen esperar, Walburga lanza fieras miradas para que callen y obedezcan lo que si primogénito dice, pronto un pergamino aparece ante Sirius, en el anota el nombre de su novio y el suyo, a Walburga le brillan los ojos al notar el apellido Prince, pero se queda callada por el momento, ante la sociedad mágica, el Joven Black se encuentra oficialmente casado, y Severus Snape Prince pasa a ser Severus Black, de camino a su casa, pasan aun joyería, en la cual ha mandado hacer 3 anillo, uno de compromiso, y los otros dos para la que sería su boda, sin dudarlo, se coloca el anillo correspondiente, y termina comprando una cadena de oro, para colocar ahí los otros dos anillos, y llevarlos siempre consigo.


Planea volver al colegio la próxima semana, así que decide arreglar las últimas cosas que tiene pendientes, a la mañana siguiente, Walburga pega de gritos, por un viejo sofá que se encuentra en el recibidor de su casa, pronto llega Sirius y desaparece con el sofá a su habitación, ese sofá que le brindo la más placentera noche con el amor de su vida, lo compone el mismo, no desea que otras manos u otro cuerpo que no sean los suyo reposen sobre él, pronto el sofá tiene un aspecto nuevo y elegante, solo falta una última cosa por hacer,  pide que traigan al mejor pintor de Europa mágica, este se presenta por la tarde y entre al estudio de los Black, donde lo recibe Sirius, en la habitación se encuentra un enorme lienzo, hay diferentes tonos de pinturas y pinceles de la mejor calidad, Sirius sabe perfectamente que es lo que desea que  pinte par el, saca un pequeño halo de luz de su mente, le pide al artista que lo vea, el señor lo observa por varios minutos para luego sentarse frente al lienzo, él se retira y deja al pintor en la tranquilidad del despacho por horas, ya entrada la noche, el señor se retira luego del pago, la pintura estar seca par mañana, al día siguiente contempla la pintura, en el lienzo, hay un hermoso joven de piel pálida como la luna, lleva la bufanda de un bonito color azul mediterráneo, la luz de las faloras alumbra al joven,  que muestra una tímida sonrisa, el segundo cuadro los muestra a los dos juntos, el abrazándolo por la espalda, y el último muestra el beso que le robo. No hay movimiento en estos cuadros, no es como los que están por toda su casa o el colegio, estos le parecen más hermosos que aquellos, muestran y reflejan perfectamente lo que siente.  En la esquina inferior se encuentra la firma del artista.


Si la colección tuviese nombre, la llamaría “El principio del fin” solo necesito exactamente:


31 días para conocerlo, 31 días para amarlo.

Notas finales:

Antes que nada:

Muchas gracias por leer, me gustaría saber que opinan, o si les gusto, cualquier comentario es aceptado.

La última parte del fic va dedicado a IsaFlos.

Posdata:

Por si quieren saber que paso con mi fic: "que rayo paso" si lo voy a continuar, es solo que se atravesaron muchas ideas, y antes de poder escribir el siguiente capítulo, me puse a escribir otros fics, preferí tener, aunque sea un poco de otras historias, ya que la inspiración como llega se va, y bueno, eso es todo, espero poder actualizar pronto.

 

 

 

 

 


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