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MAMÁ por Liss83

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Notas del capitulo:

Ojala les guste. Denle una oportunidad por favor

      El llanto bajo lo despertó en la madrugada. Se levantó como siempre y se acercó a la cuna, se inclinó para tomarlo entre sus brazos. Se sentó en la mecedora que estaba cerca de la ventana mirándolo con dulzura y se preparó para alimentarlo. Aunque eso era… Contemplando lo cerrado de aquella noche invernal se quedó meditando en lo extraño eran los caminos del destino. Quien hubiera pensado que en medio de aquella locura de caos, iba encontrar un lugar que ni en las más terribles de sus pesadillas llamaría hogar       FLASHBACK       La batalla estaba en su momento más álgido. Faltaba tan poco y todo por fin todo se acabaría, solo tenían que resistir un poco más. Había perdido la cuenta de cuantos hechizos había esquivado y cuantos lanzado. No se podía detener justo en ese momento, la misión que se le había encomendado ya estaba realizada, pero no bastaba, necesitaban más para asegurar su victoria. Escucho ruido al fondo del pasillo por lo que corrió hacia allá, pero al llegar, todo estaba desierto, no entendía, ya que alguien había pedido ayuda desde ahí. Iba girar cuando escucho alguien moverse detrás de él, pero no alcanzo a hacerlo a tiempo       Despertó desorientado. No sabía dónde estaba y el silencio que lo rodeaba no hacia otra cosa que ahondar ese sentimiento que se había instalado en su pecho. Terror. Esa era la palabra exacta. Terror, como aquel que había sentido toda su vida por todo. Ese mismo terror que sentía cada vez que veía a Hannah Abbott y no le permitía declararle sus verdaderos sentimientos. Intento calmarse haciendo acopio de todo su valor, y se concentró en lo que lo rodeaba, era una habitación lujosa, se notaba por su rico decorado y sus finas cortinas. A su mente vino la pelea en el colegio, después que decapito a Nagini, pero su mente era confusa. Gritos. Un brazo rodeando su cintura y una mano cubriendo su boca. Su espalda choco contra algo duro y todo dio vuelta mientras una voz que no alcanzo a identificar le susurro que se tranquilizara, que todo estará bien desde ese día       Volvió a inspeccionar el lugar donde estaba, cuando escucho que la puerta se abría. Instintivamente busco su varita pero se dio cuenta que estaba indefenso, lo cual solamente incrementó su terror. Un pequeño elfo entro por ella con una pila de ropa  que acomodo en los cajones       - Buenas tardes, ama – dijo la criatura haciendo una venia –  Winky sintió que la ama había despertado y le trajo algo para comer ¿Desea que Winky le traiga algo más? - ¿Ama? – pregunto Neville atónito. ¿Acaso esa elfina era tan vieja que no alcanzaba a ver que él era un hombre? Y sobre todo, ¡él no tenía elfos domésticos para que lo llamasen amo o… ama! - Acostúmbrate – dijo una voz conocida desde la puerta – desde hoy esa es tu posición dentro de esta casa  - ¡Malfoy! – dijo el Gryffindor con un hilo de voz - Tranquila mamá – dijo este acercándose y sentándose a su lado mientras la elfina desaparecía – ya estás en casa - ¿Qué estupidez estas diciendo? – susurro Neville con terror, mientras escuchaba pasos que se acercaban a toda prisa – ¿te volviste loco? – pregunto aunque la sonrisa que el rubio le devolvió fue respuesta más que suficiente - El señor oscuro venció, Potter está muerto y si no quieres que tu abuela tenga el mismo final que tus padres, te sugiero que te adaptes a tu nueva realidad de inmediato o sino… – dijo Draco en un siseo bajo segundos antes que la puerta se abra – Padre – dijo en cuanto Lucius entro –, madre necesita descansar, es mejor que… - ¡Mi amor! – dijo Lucius sentándose a su lado y tomando su mano para besarla suavemente – por fin despertaste – Neville iba a  alejarse de mala manera pero la sonrisa maniática de Lucius y la mirada gélida de Draco opto por dejarse abrazar – ¡Estaba tan preocupado! - Estoy bien Lucius – dijo el león con una sonrisa nerviosa - Ven aquí – dijo el mayor abrazándolo contra su pecho –, que bueno que ya despertaste. No te preocupes por el bebé, saldremos adelante. Somos jóvenes. Dragón aun es pequeño. Podremos darle más hermanos – besándole el cabello - Yo… – susurro Neville mirando de reojo a Draco que no le desprendía la mirada para nada – claro… querido – el rubio menor solo sonrió sutilmente y asintió – tenía miedo de que ya no me quisieras - Nunca vuelvas a decir eso, Narcisa – dijo Lucius alejándolo de su pecho para mirarlo fijamente – yo jamás te voy a dejar de amar – los ojos de Neville se llenaron de lágrimas por el miedo que sentía - Padre – dijo Draco atrayendo la atención de los otros dos –, madre debe descansar y yo aún no como  - Claro, dragón – dijo este poniéndose de pie – ¿tienes mucha hambre? – Neville atónito vio con este asiente haciendo un puchero de más de infantil – ven aquí cielo – Narcisa, siéntate – ordeno Lucius cargando a su hijo como si fuera un niño pequeño – tienes que alimentarlo - Madre no recuerda como se hace – dijo el rubio pegándose al pecho de su padre –, dile lo que tiene que hacer - Por supuesto – dijo el mayor – siéntate querida – lentamente y con su corazón latiéndole a mil Neville obedeció y Lucius coloco a Draco entre sus brazos – ahora te desprendes la bata – ordeno Lucius suavemente – déjame, te ayudo – dijo desabotonándole la camisa y acercando el rostro de su hijo a su pecho. El rubio empezó a lamer suavemente el  derecho para luego succionarlo con desesperación mientras con la mano acaricia el pezón izquierdo – eso Draco, tranquilo que mamá no se va ir a ningún lado       Draco cerró los ojos y empezó a hacerlo suave y lentamente, de una manera que Neville empezó a sentir como su hombría se enduraba lentamente mientras una corriente recorría su cuerpo completamente. Lucius se sentó al lado de donde quedo la cabeza de Draco y paso su brazo por los hombros de  Neville mientras le besaba el cabello a este. Neville no sabía que hacer, estaba aplastado por el cuerpo de Draco, que disimuladamente se  restregaba contra su hombría ya despierta muy a pesar de sus preferencias, mientras Lucius besaba su cuello como si se tratase de lo más precioso que existía.  Veinte minutos después, el rubio dormía profundamente entre los brazos de Neville como si en verdad fuera un bebé.       - Se durmió – dijo Neville buscando la manera de salir de la cama para encontrar el momento preciso para salir corriendo de ese maldito lugar - Dámelo – susurró Lucius poniéndose de pie y volviendo a tomar en brazos a su hijo y acostándolo en la cama – ahora te traigo el bolso  - Si claro – dijo Neville viendo de reojo hacia la puerta – yo iré quitándole esto – cuando Lucius entro al baño, pero de pronto se sobresaltó cuando alguien le agarro lo mano    - Ni se te ocurra querer escapar, “mamá” – siseo Draco – porque tus padres y tu abuela tendrán el mismo final que tuvo mi madre hace unos días - ¿Qué le hiciste a Narcisa? – pregunto atónito - Algo que no quieres saber – dijo Draco sonriendo –, lo único que te debe preocupar por ahora es cuidar de tu familia, ósea mi padre y yo - ¿Y qué significa “cuidar de mi familia”? – pregunto también con un siseo - Ser una buena madre para mí – susurro – y una buena esposa para mi padre, con todo lo que ello implica. Si no lo haces, mi padre se pondrá violento – sonrió Draco maliciosamente – y yo no moveré un dedo para protegerte - Se cuidarme solo – replico el otro - Suerte con eso – dijo el rubio cerrando los ojos – y con esto               - Aquí tienes – dijo Lucius regresando con un bolso lleno de pañales – no le quietaste la ropa, ya se ensucio. - ¿Qué? – dijo Neville - ¿Qué clase de madre eres – grito Lucius – que no eres capaz de cambiarle un pañal a tu propio hijo? - Él no es… – empezó Neville pero se cayó cuándo de una bofetada fue a dar contra el suelo y por el golpe Draco se “despertó” llorando - Mira lo que hiciste – grito Lucius fuera de si – ¡haz algo! – y lo levanto de los cabellos - ¿Pero qué quieres…? – dijo Neville nervios - ¿Es tu hijo no? – grito Lucius mientras Draco lloraba más alto - Ven, cielo – dijo levantándolo de la cama y arrullándolo – tranquiló. Mamá está aquí - Dale de comer, no se – grito Lucius nuevamente – cállalo. Ya Draco, cállate – exigió el rubio y este lloro más alto       Presa de los nervios, se sentó en la cama con Draco entre los brazos y se desabotonó la bata nuevamente para acercar su boca  a su pechó, pero este la rechazaba sin dejar de llorar. Neville se movió por el más puro instinto de sobrevivencia y comenzó a cantar una suave canción de cuna, que tranquilizo no solamente a Draco sino a Lucius también. Cuando Draco se durmió nuevamente, lo acostó en su cuna y al girarse se encontró con un par de ojos grises que lo miraban con auténtica devoción, cosa que lo hizo temblar de cabeza. ¿De dónde Lucius había sacado que él era Narcisa? ¡Y sus cambios de humor!       - Disculpa la bofetada que te di – susurro Lucius acariciándole la mejilla – no es tu culpa no recordar cómo cuidar a nuestro hijo - ¿Qué pasó? – susurro Neville tratando de sacarle información y así poder trazar un plan de fuga - Eso ya no importa – abrazándolo contra su pecho –, ya estás en casa. Vamos a descansar       Lucius lanzo un hechizo anti sonoro alrededor de la cuna donde Draco dormía. Guio a Neville hasta la cama donde ambos se acostaron. Hasta ese momento, Neville no había sido consiente que vestía una bata semi transparente muy ceñida al cuerpo, aunque no totalmente ajustado.       - Te ves más hermosa que nunca – susurro Lucius contra su cuello mientras dejaba suaves besos en este. Neville no puedo evitar temblar ante la idea de cómo reaccionaría el hombre si le daba el empujón que quería para luego lanzarse a golpearlo como sí no existiera un mañana –. Tranquila Cissa. Soy yo. Lucius. Te juro que no voy a permitir que té vuelvan a tocar – dijo con la voz quebrada – Debes estar cansada. Durmamos. Yo te cuidare.        Lucius hizo que Neville se acostara en su pecho y lo abrazo posesivamente por la cintura susurrándole que ya estaba en casa. A pesar de saber que debía estar alerta, el cansancio lo venció. Esa noche Neville soñó con un jardín donde compartía un picnic con Lucius que le ponía una flor en el pelo mientras él sonreía acariciando su vientre abultado. Dentro de su sueño él sabía que eso era imposible y aun así algo dentro suyo quería con desesperación que fuera real y esa en verdad fuera su familia. Aunque inmediatamente se reprendió a si mismo por verse como la mujer de Malfoy. Despertó sobresaltado. El sol aun no bañaba la habitación y él seguía abrazado a Lucius que dormía tranquilamente. Se levantó lentamente  y se encamino a la puerta. Estaba abierta. Salió sigilosamente y miro hacia ambos lados para cerciorarse de que estaba vacío. No dudo y se echó a correr hacia la izquierda, al llegar al final del pasillo giro a la izquierda nuevamente, bajo las escaleras haciendo el menor ruido posible, se dirigió al lobby. Solo unos metros lo separaban de su libertad. Corrió hacia la chimenea, pero estaba bloqueada, ¡Y él no tenía su maldita varita! Miro hacia todos lados y corrió hacía la puerta principal. “¡Santo Merlín!” pensó. Esta si estaba abierta. Salió al porche y una sonrisa triunfal se dibujó en su rostro, pero inmediatamente se congeló cuando se vio nuevamente en la sala.  Su corazón se detuvo cuando unos brazos rodearon su cintura mientras su cuello recibía besos suaves       - ¿Dónde ibas mamá? – susurro Draco mientras una mano se deslizaba a la parte baja del vientre de Neville – ¿Me llevas? - ¿Dónde estamos? – susurró el pelinegro - En casa – susurró Draco acariciando la ya despierta virilidad del moreno - Yo no soy gay – susurro Neville mientras su lagrimas caían - ¿Entonces por qué tu cuerpo reacciona cada vez que lo toco? – dijo Draco besándole el cuello – ¿Te imaginas como será cuando lo haga mi padre? - Déjame ir – suplico cuando Draco lo coloco contra la pared y se abrazó a su cuello –. Te juro que nadie los llevara a juicio ni los molestara, solo…  - Te quiero mami – susurro Draco mientras rodeaba con sus piernas la cintura de su campanero de colegio - Narcisa – dijo Lucius saliendo de la casa – desperté y no los encontré… - los abrazo de manera protectora – ¿Qué hacen aquí? - Draco tenía algo de calor – dijo Neville esforzándose por sonreír - Entremos querida – dijo abrazando a Neville por la cintura y besándole el cabello.       Los días de Neville transcurrían entre cuidar que nada le pasara a Draco, quien empezaba a moverse por la casa gateando, supervisar a los elfos y rehuir a los acercamientos de Lucius en lo conyugal. En ese último aspecto, por alguna razón, cada día se le hacía más difícil inventar excusa para no pasar la noche con él, a pesar de que lo único que hacían era dormir abrazados. Y es que su cuerpo insistía en traicionarlo, al grado que una mañana se descubrió a si mismo buscando los labios del mortífago al despertar entre sus brazos. Fue un beso lento, suave, lleno de ternura. A Neville no se le pasaba por alto la manera en la que era tratado. A veces llegaba a pensar en la posibilidad de  rendirse  y dejarse arrastrar por la locura de “su marido”. Afortunadamente, o eso quería pensar el moreno, Draco había despertado con un berroche exigiendo ser alimentado. Neville se zafo de los brazos de mayor y saco al menor de su cuna. Se sentó en la mecedora y empezó a atenderlo como lo hacía desde que fue capturado, por lo que Lucius no tuvo más remedio que ir a bañarse.  El desayuno fue un caos. Draco estaba sentado en una silla de bebe al lado de Neville quien le daba pequeñas porciones de comida en la boca, pero el rubio jugaba con la comida tirándola en todas direcciones        - Ya basta Draco – exigió Neville dejando la comida – o dejas de jugar o te quedas sin comer – por lo que el rubio empezó a llorar  - Narcisa el niño está llorando – dijo Lucius molesto - Draco va aprender a comportarse – sentencio el joven –, le guste o no - A mí no me parece… – empezó a decir Lucius  - ¿Quién es su madre? – dijo Neville también molesto – ¿tú o yo? – Draco lo miro sorprendido dejando de llorar, y solo sollozando – ¿vas a comer sin jugar? – Draco lo miro en silencio dando a entender que obedecería – muy bien       Lucius sonrió viendo como su hijo era alimentado mientras sollozaba. En un determinado momento Neville lo tomo en brazo y lo sentó en su regazo, le limpio las lágrimas y le beso la frente. Después empezó a darle nuevamente de comer y esta vez el rubio si lo hizo.  Al terminar, Neville llamo al elfo domestico y le ordeno que llevara a su cuarto de juegos.       - Perdóname – susurro Neville – no debí… - Eres su madre – dijo Lucius acariciándole el cabello - Yo… – susurro Neville acercándose lentamente y abrazándose a su cuello – quiero…       Sintió como lo abrazaban por la cintura mientras sus bocas se unían en un beso tan dulce que no recordaba haber recibido antes. Una mano se deslizo por su muslo, así que no se resistió más y se dejó llevar por ese mar de sensaciones. Lentamente abrió la camisa verde agua del rubio y le beso el cuello, mientras su pantalón era desabotonado, razón por la cual dos segundo después estaba en el suelo junto a la camisa de Lucius que lo aferraba por la cintura mientras lo besaba al punto de dejarlo sin respiración. Sintió como su ropa interior también era movida de su lugar dejando totalmente expuesta esa  parte de su cuerpo que al instante fue acariciada con devoción desmedida. Pero la lucidez llego cuando un dedo quiso escurrirse dentro suyo, por lo que empujo al hombre que en algún momento lo había llevado hasta el sofá de la sala       - ¡No me vuelvas a tocar en tu vida, cerdo asqueroso! – grito Longbottom fuera de sí empujándolo lejos suyo - Soy tu marido – dijo Lucius atrapándolo entre sus brazos y besándolo a la fuerza – y tengo todo el derecho del mundo a tomarte cuando yo quiera - No por favor – gritaba el muchacho intentando zafarse – no quiero  

 

Notas finales:

Opiniones? Mañana el final. Besos


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