Las dos chicas que se hallaban en la sala son Bulma junto con su amiga, Milk. Últimamente se han reunido muy a menudo solo para hablar de su actor de telenovelas. No quiero decir que no sea cierto que es atractivo, digo, todo hombre y mujer de Hollywood lo es; pero parece que es un caso especial este hombre del que no recuerdo su nombre apesar de escucharlo miles de veces en televisoras y de las chillonas voces de mi hermana y compañia.
Debido a sus gritos, no me han dejado estudiar. En un mes tendré que realizar el exámen de admisión a la preparatoria. Una económica que pueda sostener por mis gastos, a pesar de que Bulma es mi hermana mayor, prefiero ver de lo mío por cuenta propia.
Cerré el libro que leía y lo acenté en una torre de cuatro más sin contar el que tenía en manos. Todos estos los metí en una pequeña mochila, si continúo aquí, terminaré respondiendo ''Atractivo, sexy y sensual actor'' en vez de la respuesta.
Colgué la mochila en mi hombro y cerré bajo llave mi habitación, Bulma piensa que no me doy cuenta cuando ingresa en ella... en fin. Al aparecerme en la sala, las dos se encontraban brincando en la silleta, una de esas silletas que mi hermana obliga a limpiarlas— ¿Onii-chan? ¿A dónde irás? —dijo entre risas.
— Ire a la cafetería de unas cuadras —ella pidió una razón— es que... gritan y no puedo concentrarme.
Rodó los ojos y volvió a sonreirme. Correspondí la sonrisa y al mirar al frente, Milk, una bonita pelinegra, se encontraba frente a mí con las mejillas de un rubor natural. Estando frente a mí, con una linda sonrisa.
— Go.. goku-san —conectameos miradas y el rubor de las mejillas se expandía por la mayor parte de su rostro— ...ten... yo lo hice para tí.
Alejó su mano y dejó en la palma de la mía una cadena que entre sus conexiones, un hilo rojizo se atravesaba hasta en la anilla. Exactamente en el centro, un bordado de mi nombre con colores amarrillos, naranjas, azules y verdes, lo adornaba. Viniendo se ella, se notaba el especial don de entusiasmo y esfuerzo que le puso. Por ello, le sonreí— Gracias Milk.
— Basta ustedes dos o me dejarán como mal tercio.
Milk y yo alargamos una risa. Relicé una breve reverencia a ambas, ellas solo despidieron con la mano y salí de mi hogar.
En el camino, una tienda daba en oferta un bello collar de acero inoxidable, con incrustaciones de perlas y decoraciones de silicon en lo largo de la cadena. A los apróximadamente siete centrímetros comenzaba con una placa color rosada para grabar un nombre... Ahora que lo pienso mejor, en un par de meses cumpliría más de 8 años de amistad con Milk. Será que... ¿dio un regalo por adelantado?
Miré mejor el precio de la imitación. Suspiré con ver el precio, ¥ 2450.70... menos mal que tengo unos cuantos meses para ahorrar y darle algo que si use todos los días. Una amiga como ella se merece hasta la misma Luna.
— ¡Hey! —caí de trasero.
Mi cabeza dolía un poco, parece que me golpee con algo muy duro...
— Lamento el choque.. —mencionó un hombre.
Asentí desde mi lugar y me coloqué de pie sin dirigirle la mirada. En su tono de voz se oía la frustración de un día duro y agetreado.
Me acomodé la mochila en el hombro— no es nada... —murmuré.
No escucho más respuesta de él por lo que doy por terminada las disculpas. Giré sobre mis tobillos y me alejé de donde ocurrió eso, además de que tengo la sensación de no caminar solo... suena raro por que es medio día y hay gente caminando en la banquetas pero aún así tengo ese radar que me indica que alguien sigue mis pasos.
La cafetería se hallaba abierta y casi llena, eso que son apenas las 2 de la tarde. Sus capucchinos, panquesillos, muffins, tartas, licuados y demasiadas comidas son una delicia en este lugar; sabroso y extrañamente barato.
Tomé mi lugar en una mesa de pareja cerca del gran ventanas donde la luz elevaba la temperatura de la mesa aunque eso no me importa. Colgué la mochila en el asiento y de ella saqué el libro de matemáticas... los números me causan náuseas y si no quito ese vicio, en medio del examen estaré vomitando en frente a todos los compañeros y profesor...
— Ah, Goku. ¿Lo de siempre? —aparté la mirada de mi lectura y miré a Victor, el camarero de dicho local.
Sonreí y asentí. Una vez que observé que se retiraba, volví la vista al libro... tres temas para tener de memoria, y es que me obligo a aprender temas que no entiendo. A este paso, lo único que sabre de memoria es el color de las hojas y el número de hojas que tiene esto.
Victor regresó, asentó un licuado de fresa acompañado de una tarta de fresa con cubierta de mermelada. Le entregué el dinero junto con su propina y dio una sonrisa de agradecimiento; hace poco, me había comentado sobre el fallecimiento de su padre, dejádolo a él y su hermano menor solos con deudas y gastos de ambos.
Sin apartar la vista, mi mano tomó vida propia para sujetar el cubierto y partir la tarta. Cuando supe que tenía un gran pedazo, lo lleve a mis labios.
— ¿Te gusta la fresa?
— ¿Mm?