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Sutil cambio por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Krat viene con una historia corta de cierta pareja encantadora ^^

Notas del capitulo:

Holi~

Espero lo disfruten~

 

 

Desde hace varios días su querido jefe, amigo, dios bendito, creador de todas sus leyes, había estado demasiado raro. Obviamente Gokudera notó todos los cambios que se estaban dando, pero no hallaba una explicación coherente. Y todo empezó tres días atrás…

Generalmente en las mañanas Tsuna siempre los acompañaba a desayunar, después de todo era el que impedía que los guardianes se mataran entre sí o destruyeran toda la mansión en una de sus batallas. Pero en esos días se había excusado y no lo habían visto más que en el almuerzo, porque en la cena su cielo tomaba un simple té y se retiraba presurosamente. Era extraño. Un comportamiento se añadía también a la sección de “extrañeza” y eran las citas agendadas con extrema precisión por el mismo Tsuna, de las cuales un sesenta por ciento fueron canceladas, siendo el propio jefe quien llamaba para ofrecer una disculpa por la falla. Además, se incluía el papeleo. Ese mar de documentos siempre estaba ahí para que el cielo los firmara desde que el sol salía hasta que la noche los envolviera, pero en esos días su jefe los revisaba por exactamente seis horas y nada más, después desaparecía sin siquiera avisar.

Raro, demasiado, incluso Hibari había comentado que el herbívoro estaba actuando diferente.

 

 

—Tal vez se siente mal y no quiere preocuparnos — Takeshi sonreía mientras participaba dando ideas en esa mini junta improvisada que hizo Gokudera al tercer día, en la cena, justo después de ver a Tsuna irse

—Si es así deberíamos llevarlo al médico de inmediato — opinó Lambo mientras comía su porción de pasta

—Tal vez deberíamos preguntarle directamente, no vaya a ser que esté pasado por un nivel de estrés elevado y nos congele a todos como la última vez kufufu — a pesar de su risita maliciosa, Mukuro sintió un leve cosquilleo en su piel al igual que los demás

—No me lo recuerdes… con solo pensar en eso me da frío, ¡al extremo!

—Si hace algo raro, lo morderé hasta la muerte — obviamente el orgullo de la nube fue pisoteado esa vez y quería pelea, buscaría cualquier oportunidad… aunque se le ocurría una mejor forma de tener venganza  

—Lo peor es que Reborn no está aquí — suspiró Lambo — él le preguntaría claramente las cosas de una vez por todas — a sus quince años parecía haber madurado lo suficiente como para dar esos argumentos sin problemas

—Deberían dejar al boss en paz — la única mujer de esa reunión al fin habló con seriedad —. ¿No recuerdan qué fecha se avecina?

—¿De qué hablas? — el sol se cruzó de brazos, quería respuestas claras y sencillas

—Kufufufu… mi querida Chrome habla de “esa” fecha — Mukuro sonrió ladeadamente logrando que las miradas se centraran en él — entonces eso justifica que no quiera salir de la mansión. Para él no es agradable que alfas y betas lo olfateen como carne de primera clase

—Oh —esa expresión fue generalizada por todos en la mesa. Chrome miró a Lambo y éste le sonrió diminutamente pues eran los que mejor entendían a Tsuna, después de todo, ellos también eran omegas

—Entonces… esa fecha — Takeshi se rascó la mejilla mientras miraba a todos sus amigos. Él siendo beta junto con Ryohei, no se veían tan afectados en esa fecha, pero había otros que sí eran bastante problemáticos y un poquito incontrolables en ocasiones, aunque claro, todos sabían que Tsuna podía defenderse bastante bien de ser el caso

—Duraznos — Hibari dijo eso con calma total mientras se levantaba de su lugar y sonreía de lado

—Oh no, mi querida ave-kun — Mukuro miró a su adversario con diversión — ese aroma dulce sólo yo lo apreciaré, kufufu

—Nadie tocará al décimo mientras yo pueda detenerlos — Gokudera emitía un aura pesada, furiosa e indignada — ¡¿Me oyeron?!

 

 

Cada cuatro meses esa batalla campal se daba, una lucha de miradas y que no auguraba nada bueno. Todo comenzó desde que el primer celo se dio a los dieciséis años del actual jefe Vongola, desde ese punto jamás hubo tregua porque, ¿quién no desearía tener una pareja tan perfecta como su cielo? Nueve años de intensas miradas, peleas, amenazas y rivalidad entre los alfas de la familia. Aunque algo bueno había con eso y era que, debido a la presencia de nube, niebla y tormenta, nadie más se atrevía a acercarse al castaño, al menos en la mansión, porque cuando tenían que salir –cuando Tsuna no tenía más opción debido a una reunión de extrema importancia- sí había valientes insinuándose. Tsuna era quien generalmente los rechazaba y obviamente sus guardianes hacían el resto, pero en secreto

Sin embargo, la cosa era completamente diferente para quien se veía en la penosa necesidad de enfrentar los cambios que su cuerpo daba y maldecía al destino porque siempre pasaba algo cuando su fecha “especial” estaba cercana. No era agradable para él sentirse indefenso y mucho menos obligarse a ingerir varias dosis de inhibidores de aroma en casa, o supresores completos para que los efectos de su celo se anularan y pudiera estar cuerdo cuando lo necesitase acudir a una reunión de suma importancia. Era horrendo tener calor, sentir su auto-lubricación y temblar ante el aroma de un alfa cercano… simplemente intolerable, pero Tsuna había podido superarlo gracias a Reborn

Bendito fuera el exarcobaleno del sol y sus entrenamientos espartanos, después de todo, gracias a eso estaba en condiciones físicas de defenderse de cualquier atrevido e incluso ignorar la potencia de la “voz” de los alfas. Es más, había desarrollado cierto desprecio por esas voces y se convirtieron en un estimulante para su mal carácter y la explosión de su personalidad sadista creada por el propio Reborn… si no le creían, deberían preguntarle al jefe de la familia Morget de Rusia, quien terminó colgando de cabeza en el edificio más alto de Venecia porque se atrevió a querer usar esa “voz” para que Tsuna cediera a una alianza que no traía nada bueno. Ese había sido un gran día para Reborn, quien se había divertido ayudando a su alumno-jefe para que nadie interviniera en el castigo del desgraciado.

Aunque no lo dijera, Reborn estaba orgulloso de Tsuna y su oculto complejo de superioridad ante los alfas, obviamente eso lo exceptuaba a él

 

 

—No puedo creer que esté haciendo esto ahora — murmuraba cierto castaño en su habitación. Tsuna se hallaba sentado en su cama, sin colchón, y mirando los muebles que había movido a su antojo para que la mitad de su cuarto se viera completamente libre — me siento patético de nuevo — se quejaba mientras revisaba todo — Reborn seguro me dará un castigo si llega y me ve en estas condiciones

 

 

Tsuna suspiró antes de levantarse y mirar el fruto de sus esfuerzos. Todos sus muebles estaban acomodados cerca de la puerta, de tal forma que se volvieran una especie de barrera que nadie –hipotéticamente- lograría pasar, ya que ese era el rango establecido para las visitas. Una enorme cortina estaba detrás de todo eso, ocultando la otra mitad de la habitación y, sólo por una rendija, los rayos del sol ingresaban para que la oscuridad no alterara la sección de la entrada a esa habitación.

El castaño negaba una y otra vez porque se tardó tres días en terminar eso, se sentía ansioso porque aún faltaban detalles y eso sólo lo ponía de mal humor. Había advertido a todo el personal para que nadie se acercara a su cuarto. Nadie o él mismo daría un castigo ejemplar. Claro, tantos años bajo tutela de Reborn le produjeron esa insana satisfacción por brindar castigos, aunque esos eran casos especiales donde sus queridos guardianes-amigos lo desobedecían. Es decir que, cuando su sonrisa y amabilidad en las palabras fallaban, sus castigos no lo hacían y hasta el mismísimo Hibari lo entendió cierta vez.

 

 

—Soy el jefe de Vongola, por dios santo — se quejaba mientras trepaba a los tablones de su cama y traspasaba la sección de muebles para sujetar un extremo de la cortina y hacerla a un lado para poder pasar. Era de noche y por esos sus luces principales estaban apagadas y solamente usaba sus lámparas de noche. Esa era la única luz que alumbraba todo su… ¿su qué? — ¿cómo pude terminar haciendo esto? — se recriminaba mientras, descalzo, empezaba a internarse en su nuevo desorden — ¡No puede ser!

 

 

Veía sus cobijas bien ubicadas en el suelo, el colchón en el centro y adornado por diversas telas finas y suaves, todo en conjunto daba alusión a un pequeño y acolchonado futón. Su ahora cama estaba rodeada de varios peluches afelpados que Tsuna tenía ocultos bajo cuatro llaves en una sección secreta en su armario y sólo los sacaba para esos días especiales. Su ropa estaba desperdigada alrededor, como formando un círculo limitante a su “nido”, y para rematar estaban cosas que Tsuna reconocía que no eran de él. Suspiraba con cansancio mientras revisaba algunas camisetas, dos toallas, tres mantas, bufandas y adornos pertenecientes a Lambo, Nagi, Fuuta e incluso de I-pin en una de las esquinas

 

 

—No puedo creerlo — dramatizaba mientras palpaba aquellas cositas cuyo aroma lo hacía sentir tranquilo — no puede ser — se volvía a quejar al recostarse en medio de todo eso y se tiraba levemente de los cabellos — mis cachorros… ¡genial!… resulta que ahora mi lado omega reconoce a esos cuatro como sus cachorros

 

 

Pataleaba un par de veces antes de estirar su mano hasta tomar un reloj digital en el que podía ver fecha y hora exactas. Su celo empezaría en dos días y sinceramente ya estaba dudando de su buen juicio, a pesar de que sólo estaba actuando según sus necesidades como omega.

Desde hace como un año empezó a armar un nido en donde pasar su celo, obviamente en esas fechas pedía privacidad total, trataba de aislarse del mundo y empezaba con su sutil escrutinio de posibles parejas a las cuales podría considerar permitirles ingresar a su zona de confort… se recriminaba cada vez más por ese hecho, pero ya no dependía de él mismo. Su cuerpo estaba listo para formar una familia, su lado omega pedía a gritos formar un lazo, pero su lado “normal” estaba en completo desacuerdo con eso y por eso se aplicaba inyecciones anticonceptivas solamente como una ayuda extra de ser el caso en que perdiera su sano juicio. Reborn lo obligó a hacerlo desde su primer celo y después sólo fue por costumbre

 

 

—Quiero a mamá — Tsuna se quejaba infantilmente mientras se encogía en su acolchonadita y caliente camita. Soltaba un suspiro resignado pues su madre estaba de luna de miel con su padre y no la iba a molestar con asuntos tan insignificantes como ese… entonces no tenía otra opción más que resistir en soledad

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

 

Una historia corta que terminará en un 5927, un poco de comedia y posible cambio de personalidades. Un fluff con omegaverse XD

Espero lo disfruten

Besitos~


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