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One Night Stand por Aomame

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Notas del fanfic:

Fic basado en el Doujinshi "Hakuchuumu" (Daydream) by hiromi.

One night stand (Informal): Una relación sexual que dura sólamente una noche. 

One night stand


Intoxicación

Sonaba una canción de fondo, pero Tony no la recordaría después. También se escuchaba el murmullo de charlas mezcladas a lo lejos, pero la única voz que él podía realmente escuchar era la propia, que se alzaba a veces, como un suspiro, a veces, como un gemido ahogado, y a veces, como una pequeña suplica.

No pensó, aunque si guardaba la esperanza, de que esa noche ocurriera lo que ocurría en su habitación. No lo pensó, no lo creyó siquiera posible. Pero, ahora, se aferraba a las sabanas con la cara medio hundida en la almohada, y comprobaba, con toda certeza, que aquello estaba más que pasando.

Sentía la mano de Steve sobre su lumbar, una mano tibia y grande, cuyos dedos se sentían tan fuertes contra su piel que lograban presionar los nervios y provocarle estremecimientos involuntarios. Mantenía las rodillas apoyadas en el colchón, aunque precariamente; los muslos separados, impedidos por completo para unirse por las piernas del capitán, que se interponían entre ellas. Sus caderas hacia arriba, con las nalgas presionadas contra la cadera de Steve. Estaban unidos justo ahí, de la manera menos esperada y, también, más obscena.  

—Cap…—murmuró, consiente de su voz a punto de desfallecer, y del hilo de saliva que caía irremediablemente por la comisura de sus labios—… despacio…

No escuchó respuesta, pero la obtuvo. Sintió como dentro de él, el miembro del capitán se deslizaba fuera de él muy lento, pero, no por ello, menos abrumador. La sensación era nueva, y le quemaba por dentro. Luego, vino el empuje hacia adentro de nuevo, igual de arrasador. El sonido de su carne chocando con la de Steve, y el sonido húmedo y lascivo del pene de éste al sumergirse en él, sólo aumentaban el enorme placer que lo estaba volviendo loco.

“Despacio” había dicho, pero, pronto, quiso que los encuentros fueran más rápidos, profundos, sí, pero constantes. Dentro de él se sentía tan duro, tan caliente, tan grande. No dolía, eso era, quizás, lo más sorprendente, pero no le dejaba pensar ni siquiera un poco. Por primera vez en su vida, Tony, estaba siendo derribado; cada una de sus defensas se derrumbaban con cada embestida y su mente se quedaba en blanco. Nunca había estado tan desnudo, tan vulnerable, como en ese momento.

Lo sabía, lo suponía, aunque nunca dejó que aquella afirmación se formulara formalmente en su cerebro; ya sabía que Steve era el único que podía hacerle sentir así.

Lo sabía…

***

Cuando Thor comenzó a cantar odas epícas Asgardianas, Tony supo que la fiesta estaba llegando a lo mejor. El Dios cantaba con voz atronadora, al tiempo que agitaba, con ritmo casi vikingo, un tarro de cerveza y abrazaba con un brazo el cuello de un apenado, pero divertido Bruce, que dicho sea de paso, intentaba hacer lo coros de una canción que no se sabía. Tenían en primera fila a Clint quién les aplaudía, era evidente que tenía unas copas de más. Tanto o más que Natasha, quién de alguna inesperada manera compartía un sillón de una plaza con el soldado del invierno. Parecían charlar en ruso, porque por más que Tony se esforzó, no pudo leer ni una sola palabra de sus labios; lucían tan cercanos y sonreían tanto, que parecía que de un momento a otro dejarían de intercambiar palabras, para intercambiar saliva. En una actitud parecida, pero menos evidente estaban Vision y Wanda, quienes sonreían ante el espectáculo de Thor. No era sólo la atención de estos los que había captado el Dios, unos pasos más allá, Fury, Rhodey, Sam y Steve, habían interrumpido su juego de pool en la mesa de billar para verlo.

Era el momento perfecto, se dijo Tony,  atravesó la estancia, sorteando todos los escenarios; ye plantó frente a los militares.

—Cap, hay algo que quisiera consultarte. Sé que no es el mejor momento, pero…

—Está bien, Tony—Steve se despegó de la mesa de billar, donde se había recargado.

—¿No te molesta que hablemos en mi habitación? Es que aquí hay mucho escándalo.

Steve negó y le siguió a través del pasillo.

En cuanto la puerta se cerró, los nervios treparon por el cuerpo de Tony. Había planeado preguntarle, pero no el cómo. Así que permaneció en silencio por unos segundos, que le parecieron eternos, antes de poder abordar el tema.

También Steve pareció incomodarse con ese silencio, porque cruzó los brazos en actitud interrogante, pero fue lo suficientemente gentil como para esperar a que Tony acomodara sus ideas. Cosa que no logró del todo.

—Cap, me estaba preguntando…—comenzó—…si tienes algún plan para pasar esta noche.

Steve frunció el ceño, no comprendía del todo la pregunta.

—Pues… estoy pasando la noche con todos ustedes… ese es el plan—contestó, no muy seguro de haber contestado.

—No, no me refiero a eso.

—¿Entonces?

Tony se acordó que aún llevaba en la mano una copa de champagne, así que se bebió lo que  restaba de alcohol, como para tomar valor, dejó la copa sobre una mesita y tras suspirar, se acercó al capitán.

—Me refiero a después… y no, no me digas que dormir.

Steve le miró con más extrañeza, puesto que dormir era su siguiente paso en el orden del día, en caso de que la fiesta terminara lo suficientemente temprano.

—Creo que no entiendo, Tony—dijo, más que creerlo estaba seguro de no entender nada.

Tony suspiró, no pensó que aquello fuera tan difícil, si a él un amigo le hubiera dicho algo así, seguramente tampoco habría entendido.

—Pensabas ir a dormir—se burló—, ¿en serio?

Rio, en parte en burla, en parte por nerviosismo.

—Tony, si sólo quieres mofarte de mí, será mejor que…

—No, no, espera… lo siento, Cap. Espera—respiró profundamente para calmarse—. Déjame planteártelo en otros términos, para que hasta un anciano como tú, lo entienda.

—Tony…

—Ya, ya, lo siento. No me estoy burlando—levantó un dedo para pedir una pausa, que Steve, con su poca paciencia, le concedió—. Está bien, tu plan después de la fiesta es ir a dormir, me preguntaba si ese plan incluye a alguien. Es decir, si está noche dormirás con alguien.

Steve ladeó el rostro, ahora sí entendía la pregunta, pero…

—No entiendo por qué me preguntas eso—su ceño se frunció un poco más.

—Bueno, supongo que no, porque eres virgen ¿no, Cap?

Steve bufó, para él era suficiente, tal vez, Tony estaba un poco ebrio y quería tomarle el pelo, pero él no estaba de humor. Pero eso, más la expresión de su rostro, le advirtió a Tony que debía dejar sus bromas incisivas y “joditivas” para después.

—Lo siento, lo siento—se disculpó apresuradamente e intentó comportarse con sobriedad—. Lo que quiero preguntarte es si no dormirías conmigo.

Steve guardó silencio, buscando asimilar lo que acababa de escuchar, o más bien, estar seguro de haber escuchado correctamente. No logró ninguna de las dos.

—¿Qué?

Tony le sonrió, intentando mostrar una expresión despreocupada. La pregunta más difícil, bien que mal, ya la había hecho.

—Eso Capsicle. ¿Lo harías o no?

—¿Por qué? Quiero decir, ¿por qué quieres dormir conmigo?

—Bueno… ¿por qué no?

—No sé, ¿por qué somos hombres, quizás? ¿Por qué sales con Pepper, a lo mejor?—Steve uso un tono sarcástico en su voz.

—Ah—Tony volvió a levantar un dedo, pero esta vez, para puntualizar una cosa—, Pepper y yo estamos en una pausa en nuestra relación, así que, no importa. Y con respecto a lo otro, precisamente porque somos hombres; no confío en otro para tener una experiencia así.  

—Entonces, ¿estás hablando en serio? ¿De verdad quieres dormir conmigo?

—Sí, ¿no quieres tú? Porque, ¿sabes? Tanta abstinencia no es buena para el cuerpo humano.

—Tony…

—Ya, ya, me dejaré de bromas. Es sólo que, no lo sé. No debemos preocuparnos; somos adultos, y será solo una noche; no dañamos a nadie, y nada entre nosotros tiene que cambiar…

—Está bien.

Esta vez fue Tony quién permaneció en silencio, intentado asimilar la respuesta obtenida.

—¿Qué?

—Que está bien. Hagámoslo.

***

—Ste…Steve, espera— Tony intentó moverse.

Steve lo sujetó impidiendo su deseo. Tony gimió, ser sometido de esa manera no le desagradaba, no, para nada. Pero el punto era que sentía el orgasmo aproximarse y, definitivamente, no quería llegar viendo el blanco de la funda de su almohada.

—Quiero verte, Steve… por favor… ah…

Sólo tenía una noche, sólo tenía esa noche, así que volvió a intentarlo, para su sorpresa, Steve cedió a su deseo, como había cedido a tener sexo con él esa noche. Salió de él, lo giró, y Tony sintió alivió en su espalda con el colchón bajo ella.  Instintivamente,  buscó el contacto con Steve, así que le abrazó la cintura con las piernas y estiró los brazos. Recibió lo que quería: el cuerpo de Steve, lo suficiente de su peso para sentirse envuelto por él; y, también, abrió la boca para recibir ese beso anhelado. Los labios que había querido besar muchas veces antes, y que serían suyos sólo por esa noche, no podía, tampoco, desaprovecharlos. Dejó que la lengua de Steve explorara el interior de su boca; disfrutó del choque accidental de sus dientes; del cosquilleo en su paladar; de la saliva que se mezclaba y escurría por la comisura de sus labios; y de las pequeñas mordidas en sus labios. Y él hizo lo mismo, le besó buscando retener para siempre su sabor en la lengua, en la mente y en el corazón.

Las manos del capitán se deslizaron por debajo de sus nalgas, le sujetó firmemente y una vez más, lo penetró. Olvidó, esta vez,  el “despacio” del inicio, pero lejos de lamentarse, Tony lo disfruto más de la cuenta. Tanto como disfrutó los siguiente embates. Se sentía tan malditamente bien, que se dejó llevar,  como un barco a la deriva, por esas olas. Se obligó a abrir los ojos. Ver el vaivén del rostro de Steve en su campo de visión, era lo que quería. Y sólo los cerró cuando la ola más grande, la ola del orgasmo, terminó por hundirlo.

***

—Oye, Steve

—¿Umh?

Acababan de iniciar con esa “experiencia”. Steve estaba sentado en el borde de la cama, con Tony a horcajadas sobre su pelvis. Ambos habían dejado sobre el piso sus respectivas camisas,  pero era Tony el único que ya no tenía pantalones.

—¿Aún amas a Peggy?

La pregunta detuvo las manos de Steve, la cuales recorrían su espalda baja con evidente destino.

—¿Qué?

—Bueno, tal vez, te sientas incomodo, así que puedes cerrar los ojos e imaginar que soy ella. Te sería más fácil.

—Tony.

—¿Sí?

—Cállate.

Tony sonrió y se calló buscando los labios de Steve para ello. Sólo quería ayudar, pero no lo dejaban, pensó.  Pero lo cierto, era que si Steve le hubiera hecho caso o contestado que “sí, aún la amaba”, se habría sentido muy mal.

***

La mañana llegó, y un rayo de sol que incidió en el rostro de Tony, lo obligó a despertar.

Lo primero que hizo fue darse cuenta que estaba sólo en su enorme cama. Se giró boca arriba, vio el techo de su habitación, y en su rostro se dibujó una media sonrisa.

Había pasado una noche genial. No podía negarlo. Caray, para ser virgen, el capitán sabía muy bien que hacer. El instinto, se dijo, cada hombre nacía con ese instinto, al menos, eso siempre había pensado, porque a él su primera vez no le costó nada. Sin embargo, así como la sonrisa había aparecido, así desapareció.

—Jarvis, ¿el capitán se fue?

—Sí, señor, hace unos minutos.

“Unos minutos”, repitió en su mente, y estiró la mano para tocar las sabanas a su lado, aún estaban tibias, y el saberlo, por alguna razón, lo deprimió. Con esa mano, atrajo la almohada que había usado Steve, ésta conservaba un tenue aroma a él. Pero lejos de disfrutarlo, aquello lo deprimió más.

—Eso es todo, Jarvis.

—¿Señor?

Sintió que le picaban los ojos y un segundo después, hundió el rostro en la almohada para evitar que las lágrimas se derramaran por sus mejillas; se arrepintió casi enseguida. Apartó la almohada  y se cubrió el rostro con las manos.

—Hasta aquí llegamos.

Debe ser suficiente”

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado! 

 

Yo... ya  no debo leer esas cosas jajaja

Hasta la próxima!

 

Continuará...


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