Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Veintidós tragos por Aomame

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Veintidós tragos

 Un trago, dos tragos.

Mira nada más que hay del otro lado del bar.  Capipaleta, voltea. ¿Con quién demonios hablas? Voltea, voltea. Te llamo con mis poderes mentales, mírame, mírame. Vamos. Eso es,  gira un poco más el rostro, sólo un poco más…

Tres tragos, cuatro tragos.

Cabello rubio, ojos azules, sonrisa perfecta, siempre han sido la fórmula de la belleza. Hey, ahora que me has visto, ¿por qué no vienes? Sólo me sonríes y levantas tu copa a modo de saludo. Alguien más me mira. Ella también es rubia, pero a tu lado, no combina ¿sabes? Necesitas algo menos pálido. Algo, no sé, quizás más castaño. ¿No crees?

Cinco tragos, seis tragos.

Que rápido se bebe el whisky cuando te estoy mirando. Me parece que no puedo controlarme, bebo por inercia mientras me embriago de tu imagen. Nunca te lo he dicho, ¿verdad? Lo mucho que me gusta mirarte. Siempre ha sido así, desde que era niño,  y me quedaba viendo el poster de mi pared hasta quedarme dormido. De más grande, me robé los álbumes  de fotos de mi padre. Mi foto favorita de ti es una con tu uniforme de gala.

Siete tragos, ocho tragos

¿Es en serio? ¿Vas a bailar con ella? Ella sonríe, también yo lo haría. Pero su sonrisa me molesta. ¿Qué sabe esa niña de ti? Vamos, Steve, tienes mejores gustos. A mi lado, Pepper me pica las costillas. “Te estoy hablando”, dice. Pero yo intento leer tus labios. ¿Qué le dices? Dime que no le dices nada bonito. Caray, ya  me puedo imaginar los cumplidos de un anciano como tú. Románticos, halagadores, de esos que se decían en los 40’s para bajar bragas. ¿Qué? ¿Mi lenguaje? No he dicho una mala palabra, tal vez una mala expresión pero ¿y qué? Si me dijeras una de esas frases,  me bajarías los pantalones con todo y bóxer. Es más, te confieso, si quisieras, me pondría bragas, para que me las bajaras.

Nueve tragos, diez tragos.

Intenté bailar también, pero ese whisky me ha mareando. He tropezado antes de llegar a la pista. Pepper me ha hecho volver. Pero no importa, no. Tú has vuelto a la barra,  lo único malo es que sigues con ella. ¿Qué carajo tiene este whisky que me siento febril? Viste cuando casi me caía, por ello, ahora en tu ceño se dibuja un gesto de preocupación. Ella te dice algo, tú me miras, y con un pequeño y galante gesto, detienes su perorata.

Once tragos, doce tragos

Te levantas del banco, algo le dices.  Ella toma tu mano. ¿Qué demonios? Dile que te suelte. Y no, Pepper, no me golpee ni nada, estoy bien. Sólo tropecé, maldición. No estoy del tofo ebrio, de estarlo. ¿Sabes que haría? Armaría una escena de celos. “¿Celos de qué?” De ese de allá, que salió con esa mujer. Me hubiera levantado ya, y le habría dicho sus verdades. No por ella, no, ¿cómo crees? Ni siquiera he hablado mucho con ella. ¿Ahora que lo pienso? ¿Cómo carajos se llama? Bueh, no importa. Sería por él. Miralo, tan sólo míralo Pepper. Es un idiota, pero es el idiota más adorable del mundo. Tan serio, tan amable, tan valiente, tan firme y recto. ¿Cómo no amarlo? Dime.

Trece tragos, catorce tragos.

¿Cuánto dura está botella? ¿O ya es la segunda? No tengo idea. Pero ahora, necesito más. Porque ahora, Cap, vienes hacia mí. No tengo idea de cómo te desembarazaste de tu lapa desabrida. ¿Estás preocupado por mí? Ah, seguro Pepper te mandó un mensaje para que vinieras a quitarme la botella con tu fuerza bruta. Tú, gorila de hombros anchos… ¿serás brusco? ¿Sujetarás mis muñecas y me harás mirarte a los ojos? Mmh, imagino el dolor. ¿Por qué me parece tan sensual?

Quince tragos; un paso; dieciséis tragos; dos pasos.

Levantó  la barbilla, estás tan cerca. No quiero que notes que estoy bastante tomado. No quiero que veas la cara de idiota que tengo ahora. Pero caray, me encanta cómo caminas. ¿Cuántos tragos llevas tú encima? Ni siquiera importa, porque no te hacen efecto. ¿Qué estabas bebiendo? Me asomó un poco y doy cuenta. Cerveza. Que risa. Eres todo un chico de Nueva York, es decir, todo un chico de Brooklyn, eh. Que sexy.

Diecisiete tragos, dieciocho tragos.

Te detienes frente a mí, pero primero saludas a Pepper, primero las damas. Y después a mí, pero a mí me miras con seriedad, no con esa amable sonrisa que le dedicaste a ella. “Tony” dices  “¿no has bebido demasiado”. “Sí que lo ha hecho, Steve, quítale la botella”. Esa es Pepper. Pero que manía. No pasa nada. Sólo me divierto. Déjenme embriagarme. Es más fácil así. “Vamos Tony, te llevaré a casa”. Vaya oferta. ¿Estaré de suerte?

Diecinueve tragos, veinte tragos.

“Suficiente” dice Pepper  y me quita la botella. Ooh, que ganas de joder. Pero lo peor es que la secundas. ¿Por qué, cap? Eres mi amigo, no el de ella. Pero no me quejo cuando tiras de mí y me ayudas a caminar hacia la salida. ¿Cómo hacerlo? Me sujetas contra tu cuerpo, siento tu calor, la presión de tus dedos en mi cintura. Sí, sácame de ahí, llévame a dónde quieras. Pero no esperes a qué te lo diga, no esperes  que lo acepte.

***

La puerta se abre, y yo tropiezo con mis propios pies. Tú me sujetas y me ayudas (me arrastras) a llegar a mi cama. Me siento en ella después de reí como estúpido. Me quitas los zapatos. Qué solicito eres. “Debes descansar” me dices, pero yo insisto en ponerme de pie. La fiesta no ha terminado. No ha terminado. Venga, debo tener whisky en la sala. Pero me retienes del brazo, me atraes hacia ti. “Tony, no” lo dices tan serio, con la voz grave, tu voz de mando. Me caes mal, ¿sabes? Muy mal. ¿Por qué tienes que fastidiarme la noche? Quédate con tu rubia sin chiste del bar. No me molestes. No te metas. “Te odio tanto” Te lo digo de frente, mirándote a los ojos. Tus ojos azules, ojos brillantes, más intensos que el cielo, más profundos que el mar. Te miento, no te odio, o tal vez sí, te odio tanto y tanto, que se trata de amor. Sí, te amo, pero esa palabra es más difícil de decir. Sin embargo, me sigues mirando, estás tan cerca, ¿en qué momento bajaste el rostro hacia mí? ¿En qué momento? Explícame una cosa más, Steve, ¿cómo es que tus labios parecen un imán. Dime, ¿de dónde saqué el valor para besarte?  Porque lo hago, porque no pude resistirme a la brisa de tu aliento que me rozó la mejilla.

Veintiún tragos...

—Te odio—  murmuro sobre tus labios.

Pero tú, maldito, me abrazas lascivamente y sonríes.

—Ódiame más, entonces—dices e instintivamente cierro los ojos.

Aquí viene el trago numero veintidós… cómo si necesitará más para caer borracho por ti. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. 

No es la gran cosa, sólo Tony un poco borracho y enamorado, nada fuera de los común XD

Así combato el insominio, disculpen si hubo muchos errores; ahora sí, podré dormir. 

 

Hasta la próxima! 

Nos leemos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).