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Premisa Súbita ;BTS por Chihara-chan

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Notas del fanfic:

 

Aquí, no hay ninguna pareja fija, por ahora, mi querido espectador. 

Será como una...¿Sorpresa? 

Lo verá en el final. 

Sin más preámbulo, que disfrute de su lectura. 

 

«Hay mucho qué aprender de las bestias»

—Bram Stoker.

 

El olor fétido a alcohol y sexo impregnaba la habitación, la noche pasada había dejado un significativo desastre.

Los íncubos sí que sabían cómo divertirse. Un polvo blanco yacía por todas partes, en la mesa, en el suelo, en las sábanas. Y un mechón de cabello negro tapaba la frente de un joven que empezaba a despertarse, sintió cómo sus brazos estaban totalmente inmóviles debido a que reposaban dos mujeres en cada lado.

 

Gruñó un poco mientras se levantaba. «Maldición, ¿Qué hora es?» se preguntó llevando sus dedos a la cien. No tenía idea de donde estaba su camisa, y sólo halló  su pantalón debajo de unas dos chicas que dormían en el suelo. Sonrió de medio lado autosuficientemente, recordando que les había dado bien duro a todas anoche.

—Siete, ocho, nueve, diez, y...once — decía señalando con su dedo índice a las mujeres que estaban en la habitación.

—Jm, Aún no le gano a Yoongi, maldición —decía mientras se ponía sus pantalones. No recordaba dónde estaba, salió de la habitación, caminando unos pasos, dirigiéndose a una de las puertas.

—Maldito asqueroso—gruñó,  entró rápidamente caminando entre los cuerpos de todas las mujeres que yacían en el suelo.

—Maldito seas, Yoongi —le dio una patada tumbándolo de la cama. El joven chico de cabello rojizo, cayó de lleno al suelo, y al abrir sus ojos, estos destellaron un color carmesí profundo y lleno de ira. 

—Mal nacido, ¿Cuál es tu problema? —se levantó lentamente mirándolo. Aquel chico muy bien sabía que el pálido odiaba ser despertado. 

Jungkook sonrió.

— ¿Mi problema? Ninguno —sonrió lanzándole una chaqueta negra de cuero. —Apresúrate, se me hace tarde. El mayor se levantó nuevamente poniendo sus pantalones, caminaba por encima de las mujeres que recién se había  follado,  mientras se colocaba la chaqueta.

Jungkook contó más de veintidós mujeres, y aún no entendía el porqué de que Yoongi follara tanto, y siempre estaba con ese maldito ánimo de mierda. Él solo se había tirado unas siete, mientras sólo miraba como las otras cogían entre sí.

—No recordaba que hoy te graduabas de la preparatoria, aún eres un sucio mocoso — sonrió el de cabellos rojos dándole una palmadita en el hombro, tomando sus llaves y subiéndose al auto.

—Por cierto, ¿Dónde están Hoseok y Taehyung?

—No tengo una maldita idea, siempre que salimos de putas ellos desaparecen por dos o tres días. Creo que se la meten mutuamente —respondió Jungkook mirando por la ventana. Yoongi sólo tasqueó la lengua y siguió con su tarea de manejar.

Jungkook era el menor de todo su grupo, y hoy se graduaba de la preparatoria, por suerte tenia energía suficiente, por razones que eran obvias. Su familia vivía en Seúl, y en su preparatoria, sólo había humanos.

—¿Te llevo a tu casa o prefieres ir a la mía? —le preguntó el pelirojo.

—Tengo que cambiarme, y quitarme éste olor a sexo, no quisiera ser mal etiquetado después de todo lo que me costó pulir mi reputación.

—Mmmm, después de lo de esa vez—  sonrió de medio lado con malicia.

—¡Tsk! No es gracioso imbécil, eso quedó en el pasado y pasado, Pisado — miró nuevamente por la ventana con el ceño levemente fruncido.

Todo el camino transcurrió en silencio, Yoongi colocó músicas al azar que tarareaba a la perfección «Vaya que era muy bueno rapeando, debería considerar ganarse la vida con ello».

—Bien, ya llegamos, pequeño —sonrió con sarcasmo mientras lo miraba. Adoraba fastidiar a Jungkook. Adoraba sus reacciones.

— Ve a lamer pollas, Yoongi—sonrió bajando del auto.

—Pensé que ese era tu trabajo — entrecerró los ojos, prestando toda la atención del mundo en las expresiones que haría el pelinegro.

—Adiós— se dio la vuelta, mostrándole su dedo del medio mientras caminaba.

La mansión de Jungkook era majestuosa, toda una obra maestra, y era que tenía ahí unos quinientos años más o menos, claro que él prefería un departamento para él solo.

—He llegado. 

 

Caminó hasta el salón,  los sirvientes murmuraban cosas sin sentido, todos eran  nuevos, los otros habían muerto ya de vejez. Por ende, no sabían que la familia a los que servían eran sujetos morbosos y adictos a "la comida".

Subió a su habitación, habían pasado ya dos días desde que no se bañaba, sus poros emanaban olor a sexo, a líquidos seminales y sus manos olían a flujo vaginal, y claro, sangre de algunas vírgenes.

Se quitó lentamente la camisa mientras observaba algún punto ciego de su oscura habitación, su piel blanquecina resplandecía, poseía un cuerpo excepcional, y unas piernas completamente perfectas y torneadas. Caminó desnudo al baño, le gustaba estar desnudo, algunas que otras veces se divertía saliendo desnudo a caminar a media noche, y se conseguía alguna sirvienta inocente a la cual tirarse.

Obviamente que no iban a poner resistencia.

Con ese rostro angelical, de labios rosados y ojos negruzcos como la media noche, Jungkook estaba bien dotado de belleza, por supuesto una belleza digna de un íncubo. Los íncubos se conocen por su extrema belleza, y su innata habilidad de hipnosis.

—Ah...—suspiró en la tina, jugando con algunas burbujas. El reloj marcaba las ocho cuarenta y cinco. Y su acto de graduación era a las diez en punto.

 Supone que tiene algo de tiempo.

Nunca se llevó muy bien que digamos con ningún de sus compañeros, el único que permaneció con él desde su infancia fue YoonGi, unos siglos mayor que él, de piel pálida, ojos negros, y actitud ambigua. Sus ojos causaban una hipnosis inigualable, ese era su orgullo. 

También conoció a otros íncubos, Taehyung y Hoseok. 

Se colocó su elegante uniforme, acomodó su cabello un poco hacia atrás y se puso perfume. 

Ahora ya estaba listo.

Realmente, si no quería asistir no debía hacerlo, había pasado siglos sin ir a una secundaria, pero estar en casa solo le aburría, además habían muchos candidatos  a fornicación. Y eso no le sentaba nada mal. Era ambicioso, y solo estaba estudiando, para heredar la fortuna de la empresa  que poseían sus padres.

 

Tomó uno de los autos del estacionamiento, y se dirigió al lugar.

En el camino trataba de llamar a Taehyung, quien le había prometido asistir, ya que era uno de sus mejores amigos.

— Jodido Tae, de seguro debe de estar chupándosela a Hoseok —gruñó.

 Condujo los veinte minutos a su secundaria.

Estaba hermosamente decorada, había mucha felicidad en el aire, todos muy emocionados, hasta que llegó Jungkook. Todas las chicas admiraban a Jungkook, se sonrojaban y gritaban mientras éste caminaba por los pasillos. Y los chicos...bueno, le tenían un gran odio, excepto los homosexuales, por supuesto, querían  probar esa inminente polla de la que todos hablaban.

—Vaya, Vaya, miren a quién tenemos aquí —sonríe un chico de cabello gris, y mediana estatura, con una chupeta en la boca.

— Identifícate, ¿Quieres? —dijo Jungkook serio.

— No puedo creer que no hayas oído hablar de mí —lucía arrogante, sacó su chupeta y comenzó a darle vueltas mientras la veía.

—Mi nombre es Park  Jimin —lo miró fijamente sonriendo de medio lado. 

 

«¿Y éste de qué tipo de antro salió?» se preguntó Jungkook hirviendo de rabia ante la arrogancia del contrario. Lo había odiado por completo.

— ¿Ah, sí? Qué bien— respondió el azabache con un tonito irónico, miró a otro lado, y en la tarima estaba el director probando el micro.

—Por favor muchachos, tomen asiento. En las sillas están sus respectivos nombres.

Jungkook lo dejó, encaminándose hacia la fila que le había tocado, siendo perseguido por el otro chico.

— ¿Para qué me estás siguiendo, quieres mi autógrafo? No te preocupes, traje una pluma para esas cosas— sonrió sacándola.

— ¿Estás demente? —sonrió. —Tú ridículo nombre y el mío, empiezan por la letra "J"—chupó el dulce. —Así que voy delante de ti —caminó por un lado, ignorándolo por completo.

Jungkook, mientras tanto, se quedó con la pluma en la mano, listo para firmar con su nombre...

—Malnacido enano de mierda —entrecerró sus ojos con ira, lanzándose de lleno a la silla, la cual con su fuerza casi rompe por completo. 

Realmente estaba en frente de él, tenía un cabello sedoso, ligeramente largo peinado por una carrera en el medio, y caía a los lados, en su frente.

Tenía algo extraño, era jodidamente sexi, su aura era extraña pero no sabía cómo explicarlo.

— Ahora, los dos mejores promedios darán un discurso—dijo el director.

—Jeon Jungkook, y Park Jimin, suban al escenario, felicidades.

Y la multitud enloquecida aplaudió a ambos chicos, en efecto eran los más guapos de la academia, Jungkook era un buen atleta, al igual  Jimin eran los mejores, tanto académica cómo atléticamente.

El joven de cabello gris se levantó y desde su asiento comenzó a saludar alegremente a los lados, antes de voltear a ver al íncubo.

«Maldición, no puedo creer esto»  se llevó los dedos a la cien, levantándose. No podía dejarse opacar por ese enano de cabello sedoso. Cerró los ojos, respiro una gran estocada de aire y se levantó con un una sonrisa perfectamente fingida, mientras saludaba. Los gritos aumentaron y todo se había salido de control. 

Notas finales:

Hola, espero que les haya gustado.


Esta historia también está en Wattpad. Ahí puedes disfrutar de las imágenes y notas.



 


https://www.wattpad.com/story/127629266-hijos-de-la-oscuridad-%2B18


 


No olviden darle estrellitas y comentar ^^



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