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Halloween. por hiruma chan

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Notas del fanfic:

estos hermosos personages oertenecen a Eiichiro Oda-sama-sensei!!!!!!

Notas del capitulo:

Tarde pero con el friado todo estaba cerredo, incluido el ciber.

esta vez ni siquierea Gura-sama pudo ayudar, asi de mal estaba el internet.

(-v-U)

Halloween.

 

*Law*

 

Salir a pedir dulces siempre había sido la mejor manera de pasar la noche de brujas, bueno, eso hasta que creció a más del metro sesenta de estatura y peor aun cuando sus amigos eran mucho más pequeños que él. Todos le decían que era muy amable en llevar a sus ¨hermanitos¨ a pedir caramelos.

Ni siquiera la bata blanca con colorante rojo le ayudó a conseguir uno solo de aquellos chocolates rellenos que tanto deseaba, la dueña de la cafetería, Big mom declaró que solo eran para los niños.

Así había terminado su noche, año con año solo esperaba uno de aquellos chocolates que hacía la mujer especialmente para esa fecha y por lo tanto no existía uno solo en las mejores dulcerías de todo el mundo entero.

Por consideración, su hijo Katakuri le había ofrecido una dona cubierta de chocolate pero, no era lo mismo, ya ni hablar de la mirada que le fue enviada por parte de Ichiji.

Ni hablar, una consecuencia más de crecer cada año y ser un adolescente de dieciséis años recién cumplidos.

 

-Pasaré por los libros que encargué a Robin-ya… — Apenas murmuró cruzando la calle para llegar a la librería delante de ellos.

-De acuerdo… — Penguin tomó la bolsa de caramelos que le extendió el mayor antes de irse.

-Que mal, no logamos conseguir ni un chocolate… — Shachi se lamentó observando la cantidad de caramelos de diferentes colores y formas dentro de la bolsa que usaba regularmente para la escuela.

-Sabes que Big mom conoce nuestras edades, al menos Katakuri-san nos dio una dona… — Penguin mordió el dulce deleitándose con el dulzor —… Sin duda, serán un éxito en la cafetería.

 

 

*Kid*

 

 

Un secreto.

Nunca le había guardado un secreto a Killer, bueno al menos uno entero, el rubio sabía de ya un par de ocasiones en que había despertado en medio de un sueño húmedo y le había explicado, como cada caso de ¨vas creciendo¨ todo lo relacionado con eso, por suerte no le había preguntado por el sueño y ahora mismo y eso le llevaba a tener que obtener chocolates este año, aunque por un sinfín de travesuras a la vieja Big mom estaba realmente seguro de que no le daría ni uno solo, eso solo le dejaba con la opción de obtenerlos por su cuenta y cada niño que se cruzaba en su camino era una perfecta oportunidad de conseguirlos.

 

-Te digo que no es posible tener una noche tranquila con tantos mocosos.

-Tú también eres un mocoso.

-Killer, yo no ando limosneando caramelos… — Se quejó el pelirrojo empujando a un niño y arrebatándole los caramelos que llevaba en una calabaza de plástico.

-No, tú te sirves solo… — Murmuró el rubio viendo de reojo como el pelirrojo escogía los dulces que solo le gustaban guardándolos en sus bolsillos y devolvía la calabaza al niño en el suelo —…

-¿Qué?... — Preguntó Kid al ver que su amigo miraba sus bolsillos.

-Esos chocolates…

-¡…!

 

 

*Shachi*

 

 

-No voy a ir.

-Cobarde.

-Ahí vive un zombi.

-Eso es absurdo.

-Shachi, llámame como quieras pero yo no voy a tocar esa puerta.

-Bien, más dulces para mí.

 

El castaño cruzó el descuidado jardín llegando hasta la entrada, se plantó con resolución y tocó fuertemente más por miedo que otra cosa. La puerta se abrió casi inmediatamente delatando la oscuridad del lugar mostrando a un hombre alto y con cabello enmarañado.

 

-Ya era hora… — Se escuchó la voz grave que le hizo temblar al instante. Sí había un zombi en esa casa.

 

 

*Killer*

 

Ver al menor de sus amigos arrebatando dulces no era lo más divertido del año pero, al menos pronto estarían en casa de Heat para poder hacer algo mejor, quizá arrojar petardos en los botes de basura o en las puertas automáticas del centro comercial, quizá incluso podrían excavar una tumba como el año pasado y sacar los restos para dejarlos en el parque donde se reunían todos los niños bobos.

Sonrió al girar la avenida, no podía esperar y reunirse con sus demás amigos para comenzar una verdadera noche de brujas.

Estaba por decirle a Kid que dejase de buscar dulces de menta entre los bolsos de los niños cuando se percató de algo realmente curioso, el pequeño pelirrojo había guardado ya más de quince chocolates en sus bolsillos, los conocía, él también llegó a comer unos de esas hechos por la dueña de una cafetería, eran ricos pero, su amigo nunca había sido muy gustosos del chocolate y ahora parecía desesperado por conseguirlos.

 

-Esos chocolates…

-¡…!

 

No tuvo tiempo de preguntar adecuadamente cuando el pelirrojo se puso evidentemente ansioso y terminó por salir corriendo empujándolo de paso contra un chico parado al lado del jardín de la casa de Heat.

 

-¡Ah!... — Gritó el chico al ser aplastado por el rubio.

-Disculpa… — Kid verdaderamente lo había tomado por sorpresa, no pudo ni elevar el rostro a tiempo cuando el menor ya había desaparecido —… ¿Qué rayos está tramando ahora?

-Awh… — El murmullo del chico debajo de él le hizo mirarlo, sin duda él era más grande y que ese chico estuviese consiente era una sorpresa.

 

 

*En la librería*

 

 

 -¿Estás seguro?

-Robin-ya, puedes salir a pedir dulces con Chopper, yo me quedaré esperando el pedido.

-No creo que llegue pero, tampoco puedo arriesgarme a cerrar y que venga el repartidor.

-Ve, yo estaré bien aquí… — El moreno le mostró un libro al tiempo que tomaba la taza de café que la chica le había ofrecido.

-Bien, si dan las once y aun no vuelvo…

-Tengo las llaves, descuida… — Law ni siquiera la miró comenzando a leer las páginas del libro entre sus manos.

 

La chica salió llevando consigo al pequeño niño que siempre pasaba las tardes con ella.

Así mismo la librería se volvió silenciosa.

Pasaron alrededor de un par de horas antes de que la campanilla de la puerta se escuchase seguida de unos desesperados pasos.

 

-¡Esto es un asalto!

-Hurra, ahí tienes los dulces, sírvete tú mismo… — Respondió el moreno sin levantar la vista del libro.

-Que aburrido eres… — Se quejó Kid con un puchero inconsciente.

-Eustass-ya… — El moreno miró al niño frente al mueble que hacía de despachador —… En menos de dos horas he escuchado la misma broma al menos una docena de veces.

-Como sea… — Giró el rostro cuando el moreno le observó atentamente con aquellos plateados ojos.

-…

 

El silencio permaneció con ambos sin saber que decir hasta que el pelirrojo tomó algo de valor haciendo su mayor esfuerzo por no tartamudear.

 

-Creí… que pedirías dulces.

-Eso es para niños.

 

Kid vio de reojo a Law reconociendo fácilmente la decepción en la platina mirada.

 

-¿Qué haces aquí? Tú odias los deberes y no creo seas un lector recurrente.

-Yo leo muy bien, gracias.

-Como digas, toma.

 

Law ofreció un vaso con leche al pelirrojo que permanecía de pie delante de él sin intenciones de salir del lugar y aunque le molestase aceptarlo tampoco quería quedarse solo, al menos ese niño seguía su conversación sin sentirse agredido por su mordaz sarcasmo.

 

-¡No soy un niño!

-¡¿…?!

-Pronto cumpliré trece años.

-Eso no es impedimento para que bebas leche.

-Umhg… Ya soy mayor… — Insistió el pelirrojo.

-Ya te oí… — El moreno cerró el libro entendiendo que ese niño quería que lo escuchara.

-… Por eso… — La mirada decidida del pelirrojo le causo curiosidad —… ¡Por eso, toma!

-¡…!... — El sonido del dorado papel aluminio que envolvía aquellos deseados chocolates le sorprendió y así mismo la cantidad de estos. Había al menos una docena de ellos. Pasó su mirada desde los dulces hasta el pelirrojo de mirada ferviente y mejillas rosadas —… ¿Cómo los…?

-¡Tendré que ocultarme de Big mom por mucho tiempo pero, si los aceptas no dudaré en conseguir todos los que quieras el año próximo!

 

Los chocolates que tanto le gustaban a Law le eran ofrecidos en ambas manos de ese niño.

 

-¿Por qué…?... — El moreno no podía salir del shock.

-Te gustan… ¿O no?

-Sí.

-Eso es suficiente.

-…

-¡¡Te daré todo lo que tú quieras!!

-… Está bien… — Law comprendió las palabras no dichas de aquel pelirrojo e inclinándose sobre el mostrador dio un beso a la mejilla del niño aceptando los chocolates con una suave sonrisa —… Gracias, Eustass-ya.

-¡Ahora deja de estar triste!... — Gritó el pequeño enrojeciendo aún más al darse cuenta de que la calidez de los labios del moreno prevalecía en su piel.

-No me des ordenes Eustass-ya… — Law sonrió al probar un chocolate, el cacao derritiéndose en su boca, sin duda los mejores —… ¿Sabes?

-¿Qué?... — Refunfuñó el pelirrojo, había desviado la mirada luego de reaccionar descubriéndose envidioso de aquellos dulces que tocaban y se derretían en los labios del moreno.

-Espero que cuando tenga un novio…

-¡…! … — El corazón del pelirrojo saltó dentro de su pecho mientras palidecía.

-Me consienta tanto como tú… — Law terminó revolviendo los rojizos mechones del más joven sin dejar de sonreír.

 

Ninguno de los dos era capaz de decirlo, sin embargo sabían que solo les faltaba crecer para dejar las ¨costumbres de niños¨ y ambos pudiesen tener lo que más deseaban.

 

 

 

*En el parque*

 

 

-No hagas eso…

-Descuida, no hay nadie.

 

Los murmullos entre los arbustos eran inentendibles a los paseantes.

La noche había sorprendido a muchos niños que corrían presurosos por llegar a sus hogares.

Luego de chocar con aquel chico, Killer le había hecho seguirlo tomándolo de la mano y arrastrándolo prácticamente hasta el parque, habían cruzado la zona iluminada y ahora estaban entre los arboles de manzanas, el rubio cortaba con facilidad los frutos y los pasaba al chico que los guardaba en la misma bolsa que usaba para los dulces.

 

-¿Para qué quieres todas estas manzanas?

-Para comerlas.

-¿No son muchas?

-Si mis amigos me ven comiendo una también querrán comer, es mejor llevar suficientes que volver otro día.

-Es cierto.

-Además, tú también tienes amigos ¿No?

-Sí, los tengo pero, hoy nos separamos.

-Bien, al menos comeremos manzanas todos juntos.

-¿Todos…?

-Por alguna razón… considero que nos llevaremos bien.

-¿Eso crees?

 

Penguin miró atentamente al rubio sobre el manzano, ya lo conocía de vista pero nunca había siquiera hablado con él. Los mechones rubios resplandecían con la luz de la luna y aquellos ojos azules que había despejado al colocar su flequillo detrás de sus orejas le habían gustado quizá demasiado.

 

-Tenemos suficientes.

-¿Eh?

-Hora de irnos… — Susurró el rubio besando suavemente a Penguin en los labios.

-S-Sí… — Tartamudeó Penguin enrojeciendo antes de seguir al rubio.

 

Tal vez el rubio tenía razón y podrían llevarse bien.

 

 

 

*En casa de Heat*

 

 

-¡Dulce o truco!

 

Aquel grito grupal le hizo despertar, Shachi estaba recostado en un sillón, la luz tenue del televisor iluminaba parcialmente el lugar.

Una película de terror pasaba con poco volumen, parecía una masacre en plena acción, se quedó atento sin darse cuenta de la persona que se sentaba a su lado.

Fue hasta que le pasaron palomitas de maíz que notó al chico a su lado.

 

-¡Ah! Disculpa, yo…

-Shh, viene la mejor parte… — Indicó Heat.

 

El chico que reconoció como aquel zombi que lo había asustado le ofreció un vaso de soda y papas, parecía que tenía un maratón de películas y por fin podía subir el volumen.

Se acomodó en el sillón atendiendo a la pantalla luego de tomar la bolsa de dulces y ofrecer algunos al peli-azul que tomó una paleta de caramelo azul.

Shachi sonrió pensando que quizá podrían ser buenos amigos, después de todo, él también prefería las películas de terror.

 

 

***

 

-¿Por qué dices que debes ocultarte de Big mom un tiempo? ¿No era más fácil tomar los dulces de los niños que ya los tenían?... — Law era consciente de la mala conducta del pelirrojo.

-Eso hice pero… — Kid dudó en hablar y bebió un poco de leche.

-… ¿Pero…?

-Tuve que huir de Killer y terminé perdiendo todos los chocolates a excepción de uno… — El pequeño señaló un dulce envuelto y completamente aplastado, seguro el único que quedó al fondo de su bolsillo.

-Entiendo pero…

-Así que… decidí tocar la puerta de Big mom y antes de pensarlo mejor le arrebaté el tazón de chocolates… — Terminó de decir al tiempo que recordaba la tremenda carrera que había tenido que dar al ser perseguido por Katakuri y su novio Ichiji, este último molesto porque interrumpió su aparente cita.

-Fufufufmh…

-¡¿De qué te ríes?!

-Decidido.

-¿Qué…? — Kid fue callado por los labios del moreno.

-Ya tengo novio.

 

 

Fin.

Notas finales:

cuidense mucho!!!!

mata-nee!!!!

(-3-)7


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