¿Alguna vez te pusiste a pensar en todo el daño qué me hiciste? Te aseguro que no, o si lo hacías, era con toda la intención de verme sufrir, sufrir por una puta como tú.
Pero a pesar de todas tus fallas y engaños, yo te seguía amando. Vaya mierda.
¿Sabes? Me puse a pensar… La primera vez que salimos, te veías adorable, tú tratabas de no demostrarlo pero era obvio que yo era tu primer amor. Amé cada gesto tuyo en aquella ocasión, tu rostro sonrojado cuando tomaba tu mano e íbamos en dirección a mi cafetería favorita, ese pequeño y casi imperceptible tic en tu mejilla. Solo podía pensar en lo afortunado que era por tenerte. Aunque claro, los idiotas no faltaron, tuve que enseñarles a no burlarse. Esa vez te sorprendió un poco mi actitud, pero comprendiste rápido que lo hice porque te quería.
Cuando te dejé en tú casa podía sentir la mirada asesina de tu padre aún a través de sus gafas extrañas, supongo que nunca me aceptó, qué se le iba a hacer.
En el tercer mes de nuestra relación me invitaste a salir con tus amigos a una excursión en uno de los bosques que rodeaban la ciudad. Me pareció una buena idea, podía pasar más tiempo contigo y de paso conocer mejor a tus amigos.
Debo admitir que no lo disfruté en absoluto, tus amigos eran por demás escandalosos, además que se tomaban demasiadas libertades contigo, se supone que los amigos no se pueden abrazar de aquella manera. No dije nada, no quería arruinar la salida, pero no le quité la mirada a ese mocoso que tanto te tocaba.
Cuando cumplimos seis meses te invité a pasar el fin de semana en mi casa, si te soy sincero aquella vez lo único que deseaba era que estuvieras más cerca de mí, nos habíamos distanciado un poco por una pelea que tuvimos, la cual fue culpa tuya por cierto.
Tú aceptaste, no muy convencido, las ojeras en tus ojos se notaban más oscuras que antes, la carrera de medicina en verdad acaba a las personas.
Al principio vimos un par de películas, una de acción y otra de terror a petición tuya, no les presté demasiada atención, estaba más concentrado en el aroma de tu cabello, en el calor de tu cuerpo.
No me resistí a probar la piel de tu cuello, tu diste un pequeño brinco, parece que la película si era algo interesante. Luego pasé a probar tus labios, no te resististe y accediste rápido. Tomé tu rostro entre mis manos, siempre me gustó la manera en cómo te sonrojabas; lamí tus labios, quería entrar. Necesitaba probarte más y más. Tú me lo permitiste sin dudar. Ya muchas veces había probado tu boca, esos roces ya no me eran suficientes, lo sabías. También sabías lo que iba a pasar, estabas al tanto de ello desde que aceptaste estar conmigo. Yo no podía estar más que contento con tu sumisión en ese momento.
En el noveno mes parecía que todo iba bien, íbamos a conciertos en la ciudad, incluso te llegué a comprar boletos para escuchar a ese tipo inglés que tanto te gusta. Todo lo hacía por ti, solo quería verte feliz conmigo. Eres mi perdición después de todo.
Al doceavo mes por alguna razón te comenzabas a alejar de mí, yo no entendía el porqué. ¿En qué me equivoqué? Recuerda que yo te amo, todo lo que hacía era por amor. Si… todo, alguna vez te llegué a dar un pequeño golpe o dos, pero no se notaban, además era por tu culpa, sabía cuánto odiaba que miraras a alguien más. Te dije que no podías mirar a otro que no fuese yo, y aún así lo hacías. No… no me salgas con que “son tus amigos”, eso no era excusa, tú me perteneces.
Pasó un tiempo, no recuerdo cuanto, pero bastó para que lo hicieras… Dejaste de responder a mis mensajes, mis llamadas, a todo. En vez de estar conmigo estabas con ese maldito mocoso ¿cuál era su nombre? Era tan insignificante que ni siquiera lo recuerdo, sólo recordaba que era amigo tuyo ¡Pero qué ironía!
Tú no me veías, pero yo te seguía. Me engañabas pero aún así, yo aún te amaba y quería protegerte. Después de todo, era mi deber defender lo mío.
Tres meses después de ese incidente todo regresó a la normalidad. Un gran ramo de rosas e invitarte a ese viaje que tanto deseabas fueron más que suficiente, en esos momentos descubrí que eras una pequeña perra interesada, pero no me importó, si amabas algo que yo te ofrecía entonces estaba bien.
Todo estaba bien, tan bien que pensé nada podía arruinar nuestra relación. Grave error, volví a caer en tus mentiras.
¿Por qué tenías que arruinarlo de nuevo? Después que te perdoné, después de todo me volviste a engañar ¡Lo arruinaste todo!
¿¡Qué se supone tiene ese mocoso qué yo no te pudiera ofrecer?! ¡Estaba dispuesto a darlo todo por ti maldito malagradecido! ¡Todo lo que debías hacer era serme fiel, sólo eso! ¿¡Tan difícil era!?
No importa ya. Lo que hiciste hecho está y no lo puedo cambiar.
Después de visitar a tu amigo me di cuenta que no era tan mal chico, solo un poco gritón e infantil, pero vaya que sabía defenderse, me costó trabajo hacer que se callara.
El problema tal vez no era el mocoso, el problema eras tú, sólo tú. Siempre lo fuiste.
¿Por qué me miras así? Ahora estamos juntos de nuevo, he tomado todas las medidas necesarias para que no te vuelvas a equivocar, ya no habrá más errores tuyos, te enseñaré a respetarme, y la mejor manera de hacerlo es dejándote aquí, en nuestro hogar. ¿Verdad qué es genial?
No te preocupes por tus padres Law, ellos no sospechan que estás aquí, encontré este lugar por accidente, ha estado abandonado desde hace décadas. Nadie te separara de mí ahora.
No…
¡No!
¡NO!
¡¿Por qué lo hiciste, quién te dio permiso de tomar el maldito teléfono?!
¡¿Es qué acaso no lo entiendes?! Ahora todo el mundo sabrá que fuiste una zorra ¡¿no te importa tu dignidad?!
¡Maldición! ¡¡Maldición Law!!
Pero esto tiene arreglo… Sí, siempre hay una solución.
No tendrás que vivir bajo la humillación pública, no… Te ahorraré ese sufrimiento. Siempre preocupándome por ti hasta el final ¿ahora ves lo mucho qué te amo?
No, no hagas eso, deja de decir por favor. La suciedad que tienes en tus rodillas y tu rostro con rastros de sangre. Incluso en esta situación no dejas de encantarme, no dejas de mirarme con tus ojos llorosos. Puedo sentir tu pulso cada vez más débil mientras aprieto cada vez más tu cuello. Eres mi maldita droga personal.
Por eso aprieto más mi agarre, la fuerza con que arañabas mis brazos desaparece rápidamente.
Es una lástima que hayas cometido tantos errores, extrañaré el calor de tu cuerpo.
Puedo escuchar el sonido de las sirenas acercarse, pero llegaron demasiado tarde.
Ver tu cuerpo en el suelo hace que el mío se caliente, incluso muerto logras provocarme ¿ese era tu talento natural pequeña perra? Pero no puedo seguir contemplándote; han tirado la puerta, no tardarán demasiado en encontrarnos.
Dejo un beso en tus labios, aún siguen tibios. Siempre amé tu sabor, siempre lo haré.
Te seguiré amando en la otra vida, de eso no hay duda, espero que cuando volvamos a encontrarnos sepas amarme correctamente.
No te preocupes Law, no estarás solo, te acompañaré. Yo no te lastimaré como tú lo hiciste conmigo, te lo prometo.
Para cuando la policía llegó al sótano encontraron dos cadáveres. Uno pertenecía al estudiante de medicina Trafalgar Law que había sido reportado como desaparecido desde hace dos meses, había sido estrangulado. Mostraba signos de resistencia.
El otro cuerpo pertenece a Eusstas Kidd, se suicidó disparándose en la sien, probablemente después de asesinar a su víctima al sentirse descubierto. Las autoridades dieron el reporte a los medios y el pésame a la familia de Trafalgar.