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Flash por Neko_Elle

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Después de la partida de Myuumary, Yogi no se encontraba en su estado más óptimo, por lo cual, estaba sentado en el estudio, donde Gareki estaba ordenando algunas de las notas del doctor Akari.

 

Ocasionalmente, Yogi veía al moreno y su expresión tan seria, siempre concentrado y siempre en su propio mundo. Había ocasiones en las que deseaba poder formar parte de él más continuamente. Pero sabía que no debía interponerse, después de todo, Gareki estaba luchando con todas sus fuerzas para poder ingresar a ese mundo, la manera más rápida de estar con él, irónicamente era no estando con él, es decir, no estar distrayéndolo.

 

— ¿Qué pasa? — preguntó de repente el azabache.

 

— ¡¿Eh?! ¡Ah! ¡N-nada! ¡No es nada! — balbuceó. Lo había mirado por demasiado tiempo.

 

Gareki solo suspiró y continuó con lo suyo, suponía por qué Yogi estaba con él, viéndolo tan insistentemente. Desde lo que había pasado con su hermana, lucía desanimado, pero no quería mostrar ese rostro a los demás. Lo cual a primera vista podía resultar irónico, ya que usualmente no mostraba problema con llorar frente a todos. Pero, su opinión sobre eso cambió cuando lo vio volver de aquella despedida, usando el traje de Nyanperowna para ocultarse.

 

Nai y Tsukumo constantemente le preguntaban cómo se sentía desde entonces. En cambio, él, no solía preguntarle nada. Su única pregunta había sido si recuperó sus recuerdos y eso fue todo. Probablemente, ese era el motivo por el que se encontraba ahí. Quería compañía, pero una que no perturbara demasiado su corazón que parecía confuso. No dejaba de preguntarse ¿qué habría pasado con el Yogi de cabello plateado?

 

De repente, percibió un flash. Cuando alzó la cabeza en dirección haciaaquella fugaz luz, encontró a un Yogi sumamente nervioso, prácticamente haciendo malabares para no soltar su celular.

 

— ¿Qué estás…? — ni siquiera alcanzó a terminar la pregunta.

 

— ¡L-l-lo siento! — se disculpó apenas. Como siempre de manera estridente, gracias a su nerviosismo que estaba a flor de piel.

 

Simplemente, Yogi no había podido evitar tomarle una fotografía. Desde siempre, Gareki le había parecido una persona llamativa, misteriosa; era un joven sumamente atractivo, que provocaba en él la sensación de respirar aire fresco, le tranquilizaba como nadie verlo e irónicamente le ponía de nervios hablarle, pero en un buen sentido. Eran del tipo de nervios que tenía antes de alguna función, del tipo que provocan un cosquilleo en su estómago y le causaban una gran felicidad. ¿Qué sería eso? Probablemente eso habría sido lo que lo impulsó a tomar aquella foto, pero por un descuido, olvidó desactivar el flash.

 

Esperaba que Gareki no se molestara mucho con él, o que pensara que era desagradable o incluso que comenzara a odiarlo. No sabía qué más hacer para evitarlo. Pero lejos de todos esos pensamientos, el reclamo que pensó saldría de boca del azabache, nunca lo hizo. En cambio, logró observar una sonrisa tenue, que como siempre, lo embelesaba. Después de todo, parecía ser que poco a poco, Yogi comenzaba a volver a ser él mismo.


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