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Consolarte. por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Los personajes de Kuroko no Basket pertenecen a su creador Tadatoshi Fujimaki.

 

 

Canción: Fix you by Coldplay

Consolarte.

" Cuando lo intentas todo pero no tienes éxito,
Cuando obtienes todo lo quieres pero no lo que necesitas,
Cuando te sientes tan cansado pero no puedes dormir,
Atascado en marcha atrás. "

Un día normal de otoño, una pareja recorría el parque viendo las hojas caer de los árboles, bien abrazaditos soportando el aire frío de la temporada, así juntitos como estaban la pregunta menos esperada se dió.


— Tetsu no crees que ya es tiempo de tener un hijo, digo ya llevamos cinco años de casados.


— Taiga ya lo hemos discutido, aún no me siento listo para traer un bebé al mundo. Viendo el rostro del alto pelirrojo, supo que lo había desilusiónado, trato de animarlo con un beso en la mejilla. — Te amo y no lo dudes, dame solo este mes te prometo que al siguiente todos los días le escribiremos a la cigüeña.


— Voy a tomarte la palabra y no te dejaré salir de la cama. Rodeo a su pareja con sus brazos devorandole los labios en un beso muy candente en medio del camino.


— Oye Bakagami, la época de apareamiento ya acabo o es que tu reloj biológico se atraso.


Separándose un poco para poder hablar con la persona que los interrumpió, notando que no estaba sola. — Kise ya dale amor al pobre de Ahomine, se le nota la frustración en el rostro.


— Moo, Kagamicchi te aseguro que si le doy y bastante.


— Así es Bakagami, esto me satisface muy bien y todo el tiempo que quiera. Acariciando el trasero de su rubio amante, provocando un sonrojo en el.


— Demasiada información Aomine-kun, no me interesa saber mucho de su relación.


— Kurokocchi irás a tratamiento otra vez. Quería desviar la conversación con el fin que los otros dos dejasen de ventilar su intimidad de pareja.


— Ya no más, hemos decidido tener un hijo así que dejaré las medicinas y tú embarazo va bien Kise-kun, debes comer saludable.


— Es extraño viniendo de ti Kurokocchi pero si estoy comiendo bien y mi cesárea está programada para Julio del próximo año.


— Felicidades a ambos, solo una cosa Ahomine el pañal va en las pompis del bebé no en su cabeza.

— Ni que fuera idiota como tú, Bakagami.


— Kise-kun no lo dejes solo con el niño.

— Descuida Kurokocchi eso no pasará, además a estado leyendo sobre el cuidado de los bebés. Esto último se lo dijo al oido.

— En ese caso, feliz embarazo Kise-kun y nos estaremos viendo. Tirando de su pareja, separandole del otro y seguir su camino a casa.

— Hasta pronto Kurokocchi, Kagamicchi, nos veremos otro día. Despidiéndose ambos con la mano al aire.


— Ya se fueron Ryota y básicamente porque Bakagami me dió la idea, que dices si vamos a casa para no dormir.

— ¡¡Daikicchi!!. Mirando sus ojos entendió que iba en serio accediendo con la condición que no fue tan rudo con el. — Agh ngh Daiki aaah mng no tan aagh.


Esa noche no le dió tregua, su moreno esposo lo tomó por todas partes de su cuerpo hasta se olvidaron de cenar, descansaban unos minutos y volvían al ruedo, lo bueno era que su casa de dos pisos estaba algo alejada del resto de esa forma Ryota podía gritar cuanto quisiera. Otros que también disfrutaron hasta el amanecer fueron un ardiente bombero y su tierno contador, el golpeteo de la cabecera contra la pared más el rechinido de la cama, sumado a los gemidos del ojiceleste, eran los sonidos que hacían eco por toda la modesta residencia.

" Cuando las lágrimas caen por tu rostro,
Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar,
Cuando amas a alguien pero se desperdicia,
¿Podría ser peor?"


Los días transcurrieron sin novedad alguna, el embarazo de su rubio amigo estaba entrando a su etapa final, el tigre pelirrojo junto a su pareja cada noche pedían a la cigüeña que les mandase un bebé pero todo indicaba que sus plegarias no eran escuchadas, cansados de intentar y no ver resultados, Kuroko se sometió a un tratamiento de fertilidad con el fin de cumplir su anhelado deseó. Dos meses después en una tarde lluviosa el líder del escuadrón mando a llamar a Kagami dándole la mala noticia, su esposo fue internado de emergencia en el hospital general, sin demorar salió directo a encontrarse con su pareja, ahí le dijeron que no podían hacer nada, el medicamento que le habían inyectado para que logrese concebir en realidad era un compuesto de placebos derivados de metales, en resumen su sangre había sido envenenada.

El corazón del bombero se destrozó por completo, lo único que puede hacer es quedarse con el hasta que deje este mundo, esas fueron las palabras del médico, entró a la habitación viendo a su ojiceleste todo decaído y conectado a cuanto aparato para monitorear sus signos vitales.


— Tetsu, mi lindo conejito, es mi culpa que estés así. Derramando lágrimas sin control, le dolía demasiado ver a su niño en ese estado. — Si no te hubiese presionada para tener un hijo esto no habría pasado.


— Taiga no ... no es tu culpa ... fui yo quien ... decidió hacer el pro ... procedimiento, deja de culparte. Hablaba en pausa puesto que se le dificultaba respirar. — Pase lo que pase ... yo nunca te dejare de ... de amar.


— Yo te amo más, te amo tanto que si me dejas sólo, te voy a seguir yo ya no se vivir sin ti a mí lado. Besándo sus labios apenas en un roce, tomandole una mano entre las suyas.


— Yo no ... quiero que lo hagas ... debes vivir por ambos ... prometemelo. Cerrando sus ojos azules cayendo en un sueño profundo.


— No puedo prometer algo que no estoy seguro de cumplir.


Sus amigos también fueron de visita en sus rostros se podía ver la tristeza de verlo ahí recostado, pasaban a dar su apoyo al pelirrojo, justo cuando Kise estaba dando a luz, Kuroko abrió sus ojos y pronunció sus últimas palabras * Te amo Taiga * el pitido que marcaba los latidos de su corazón se volvió un constante zumbido indicado el fin de una vida, mientras en otro cuarto el llanto de un recién nacido se hacía escuchar. Los gritos de un desesperado Kagami alertaron a los estrenados padres dándoles a conocer que el peliceleste ya no se encontraba con ellos.


" Las luces te guiarán a casa
E iluminan tus huesos.
Y yo intentaré consolarte. "


En honor al recién fallecido nombraron a su hijo Aomine Tetsuya, un hermoso bebé que heredó los ojos de su madre, el cabello de su padre y de tez media clara, ambos con el fin de ayudar al bombero lo nombraron padrino del niño, día tras día iban a visitarlo asegurandose que comiera algo y no buscase el suicidio, mientras pasaban el tiempo en compañía de Taiga el pequeño parecía que jugaba con alguien, movía sus manitas y cuando empezaba a llorar algo lograba calmarlo antes que llegasen sus padres a consolarle.


— Daikicchi no te parece extraño que Tetsucchi deje de lagrimear antes que lo cargue y solo sucede mientras estamos con Kagamicchi.


— Ya lo había notado pero pensé que si te decía algo me ibas a tirar de loco o supersticioso, porque estando aquí puedo sentir a Tetsu cerca.


— Yo también lo siento, quizá sea porque vivió mucho tiempo en este lugar su escencia perdura.


No le dieron más importancia al asunto, se enfocaron en su amigo tratando de hacerle pasar el trago amargo, conforme pasaba el tiempo en la cara de Taiga todo el que lo viese podía notar lo mal que la estaba pasando, del fuerte, músculoso y viril hombre ahora solo queda un flaco y decaído ser.


" Por arriba o bien por abajo
Cuando estas muy enamorado como para dejarlo pasar.
Si nunca lo intentas nunca sabrás
Lo que realmente vales.
Las luces te guiarán a casa
E iluminan tus huesos.
Y yo intentaré consolarte. "


Casi un mes después del cumpleaños de Tetsuya, el tío Kagami sufrió un para cardíaco debido a lo debilitado que se encontraba su cuerpo, aunque suene un tanto cruel Aomine y Kise se sentían algo aliviados ya que por fin sus almas podrán reencontrarse, en la ceremonia religiosa la vida de ambos fue recordada con afecto.


— No te esperaba tan pronto Taiga, creí haberte dicho que vivieras por los dos.


— Ya no podía esperar más, debo agradecerte la bienvenida. Acortando la distancia entre ambos, lo abrazo y beso con todo el amor que era capaz de mostrar. — Sabes cuánto te extrañe, todo el tiempo pensaba en tí.


— Lo se, te ví de hecho nunca me fui tu lado, siempre estuve cerca, en ocasiones movía uno que otro objeto para que notarás mi presencia.


— Ya decía yo que no era posible, sentirte tan cerca y no poder tocarte, por cierto que lugar es este.


— Estamos en el limbo, no podía irme sin tí por lo cual me quedé aquí a esperarte. Tomandole de la mano lo guío por la penumbra hasta un camino hecho de luz. — Este es el lugar al que pertenecemos.

— Es hermoso, no más que tu claro, este es el paraíso.

— Una parte de hecho, desde aquí podemos regresar al mundo humano y jugar bromas, asustarlos y demás.

— Ni como fantasma puedes dejar de ser malévolo. Sonriéndole con afecto sin dejar de abrazarlo, recorrieron su nuevo hogar esperando el momento para visitar a los aún vivos.


" Las lágrimas caen por tu rostro
Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar.
Las lágrimas caen por tu rostro
Y yo ...
Las lágrimas caen por tu rostro.
Te prometo que aprenderé de mis errores.
Las lágrimas caen por tu rostro
Y yo ... "


31 de octubre el día en que las ánimas salen de visita a sus seres amados, en algunos países de occidente se acostumbra poner ofrendas, visitar las tumbas e incluso dormir cerca de ellas, es fecha especial para un par de enamorados que no perdieron la oportunidad de asustar a sus amigos.


— Quien lo diría Ahomine tiene calzoncillos con estampados de ositos y eso que según él es muy hombre. Riéndose tan fuerte que de estar vivió habría alertado a todos.

— ¡¡ Taiga !! Deja de hurgar en los cajones de otros y mejor busca una sábana para taparte y ... Dejo de hablar al ver que dentro de la gaveta que revisaba, se encontraban todos los regalos que una vez le dió al igual que la envoltura del dulce por el cual se conocieron, una lágrima rodó por su mejilla mientras sonreía.


— Para Kise eras la persona más importante y especial, por eso conservo todo eso. Abrazándole por detrás. — Vamos hagámosle saber que aún los recordamos.

Colocándose las sábanas, salieron de la recamara hacia la cocina donde se ubicaban un rubio y un moreno preparando la papilla de su bebé, al escucharlo reír se asomaron para ver qué estaba entreteniendo a su hijo, notaron las dos telas blancas flotando e imaginaron que era el aire pero al hechar una mirada por la sala vieron las ventanas cerradas, en su semblante se podía ver lo asustados que estaban, con cuidado Ryota quitó al niño de ese lugar mientras Daiki tomaba las sábanas, al quitarlas pego un grito nada masculino pues debajo de ellas no había nadie, sólo dos objetos cayeron al piso, un mini balón de básquet regalo que el bombero le dió a Aomine por su cumpleaños y el osito de felpa que Kuroko dió a Kise en su aniversario de amistad.


Con lágrimas en los ojos, levantó ambos obsequios abrazándolos. — Gracias Kurokocchi, Kagamicchi, nosotros nunca los olvidaremos.

— Les agradecemos mucho el que cuiden del pequeño Tetsu y también por venir a visitarnos. Cargando a su hijo, hablándole a la nada, esperando que sus amigos los escuchase.


— Ves Taiga incluso Aomine-kun te extraña, muy a su estilo.

— Lo se, ahora nos vamos ya o quieres estar otro rato.

— Vamos a casa, pasemos tiempo juntos y de calidad.


— Tenemos una eternidad para ello por lo cual iré despacio.


Besándose apasionadamente regresaron al lugar que pertenecen y desde ahí cuidarían de ellos, asegurándose que su sobrinito creciese adecuadamente.

" Las luces te guiarán a casa
E iluminan tus huesos.
Y yo intentaré consolarte. "
Notas finales:

Gracias por leer 😘😘 sus comentarios serán respondidos en la brevedad posible.

 

Excelente fin de semana


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