Era un sábado por la mañana, el ambiente se sentía muy tranquilo y callado. El canto de las aves no se escuchaba mucho en la habitación de Sasuke debido a que mantenía sus ventanas cerradas, al igual que las cortinas bajas; por ende, su habitación se encontraba bastante oscura a pesar de ser las nueve de la mañana y no se escuchaba mucho ruido.
Uchiha Sasuke aún se encontraba en su habitación, acostado. El día anterior había sido muy cansado para él, sin lugar a duda. La mitad de su fan club se la vivía preguntando de qué color sería su ojo izquierdo, o si ya le había cambiado tan siquiera un poquito. Sasuke no había notado ningún cambio, todavía. Gracias por recordárselo a diario.
No es que Sasuke estuviera ansioso por conocer a su alma gemela (o eso se repetía a sí mismo cada instante, esperando a que su ojo cambiase de color) … no… no lo era. O quizá sí, un poco. Pero parecía que sus esperanzas se iban cada día que pasaba, ¿y si su alma gemela había muerto antes de cumplir los 15 años? Esos pensamientos no salían de la cabeza del Uchiha.
Sintiéndose resignado, decidió levantarse de una vez. Él no solía dormir mucho, tenía muchas cosas por hacer, pero últimamente se sentía con muchas ganas de no volver a levantarse nunca más. Ignorando aquel sentimiento, se dirigió directamente a la cocina, donde posiblemente sus padres e Itachi, su hermano, se encontrarían ya.
Las extremidades de Sasuke se sentían pesadas y sus ojos de igual manera, tal vez después de desayunar regresaría a la cama. Anunció su presencia donde todos se encontraban con un bostezo, seguido de un “buenos días” y automáticamente se dirigió al refrigerador, de este sacó su jugo de tomate favorito y tomó asiento al lado de Itachi. Sus padres y hermano aún no le respondían el saludo, así que decidió preguntar.
– ¿Sucede algo? – frunció el ceño y bebió de aquel líquido rojo. Fugaku sólo arqueó una ceja y Mikoto soltó una risita emocionada. Itachi le miró fijamente, como si los secretos del universo estuviesen en su rostro y su hermano mayor tratara de descifrarlos.
– Tienes un encantador ojo izquierdo, Sasuke – Fugaku comentó mientras tomaba un sorbo de su taza de café. –. Tu otra mitad debe ser pariente de la de Itachi.
– Oh, dios mío – Mikoto habló finalmente. La felicidad se notaba fácilmente en su rostro. – . ¡Mis hijos tienen algo por las personas coloridas!
Sasuke frunció el ceño, ¿qué tenía de malo su ojo izquierdo? ¿colorido? ¿pariente? Algo en su cabeza hizo clic inmediatamente. Un escalofrío y nerviosismo atravesó su cuerpo entero, pero no dejó que se notara mucho. ¿Su ojo izquierdo había cambiado ya? ¿de qué color sería? ¿su alma gemela tendrá unos lindos ojos? Automáticamente miró a Itachi, quien estaba a su lado. El color izquierdo de su ojo era un azul celeste, eso significaba que, ¿el suyo también es azul? El Uchiha menor no resistió más y sin decir nada, se dirigió al espejo que se encontraba en la sala de aquella casa. La sorpresa se hizo presente en su rostro y sintió su cuerpo congelarse, al mismo tiempo que comenzaba a sentirse un poco eufórico, pero no lo dejó mostrar. Su ojo izquierdo había cambiado finalmente. Lo había hecho.
El escandaloso color que ahora se encontraba en él sí era un azul, pero no tan parecido al que Itachi poseía. No, el de Itachi era más claro, pero el de Sasuke mostraba más emoción, más profundidad, más… todo, en su opinión. Era hermoso. Pero… ¿combinaba con su color de ojos natural, un negro profundo? Quizá… pero se veía bastante raro. Sasuke mordió su labio inferior, el cambio había sido muy extremo, no había forma de que nadie no lo notara, pero eso no desvanecía la felicidad que sentía.
Quizá con observar su nuevo color podía acostumbrarse a ello. (O eso quería decirse a él mismo, cuando en realidad sólo quería apreciar más el color de su alma gemela).
Era sábado, aquello significaba que tenía que recordar a todas las personas que tenían los ojos azules que conocía, tenía suficiente tiempo para hacerlo. Sobre eso... Sasuke conocía una que otra, pero según su memoria, no conocía a alguien con ése tipo de azul tan emotivo.
Sería una búsqueda un poco tardada.