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Gato negro por Maira

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Notas del fanfic:

Hola, para leer ésta historia primero tienen que leer el fanfic "Kalinka". O pueden leer primero éste y luego "Kalinka", también sería interesante el salto temporal(?

 

A Yasu no le alcanzaba la eternidad para terminar todo lo que debía. Si bien su hijo Tadashi y su nieto Iori —apenas un adolescente, pero muy brillante— le ayudaban bastante en los quehaceres diarios, los documentos por firmar o los reclamos se acumulaban por kilos. ¡Necesitaba más ayuda! A diario, además de salir a las fábricas familiares para corroborar planos de reformas, asistir a las reuniones de las diferentes empresas, confirmar transferencias bancarias o firmar documentos, debía dedicarse a la crianza y educación de los miembros más pequeños de la familia: Yuto, los mellizos Shindy y Jui, Kouki. También estaba la reciente "adquisición" de Tadashi, un pequeño huérfano al que habían apodado Yuki, el cual necesitaba más cuidados al tratarse de un bebé. Durante las noches, Tadashi y él se turnaban para atenderlo, pues no confiaban en niñeras crueles que pudieran quedarse dormidas o maltratarlo. Los Hayashi sólo confiaban a los humanos promedio las tareas cotidianas, de esa manera ellos no metían las narices en sus asuntos familiares.
La crianza de los niños era quizá la parte más difícil. Los padres de Yuto estaban muertos. Shindy y Jui habían sido abandonados por los suyos. Yuki era huérfano. Él necesitaba estar allí para ellos, apoyarlos, darles su cariño. Pero por sobre todo necesitaba comenzar a explicarles lo que eran, los poderes que podrían desarrollar o ya comenzaban a manifestarse, cómo controlarlos, cómo reconocer el símbolo de los cazadores de brujas para evitar situaciones peligrosas. Criar a un niño brujo era una tarea ardua desde el punto que quisiera vérselo, debían aprender a hacer el bien y a no utilizar sus poderes frente a los ojos de los humanos normales.
Odiaba admitirlo, pero Jui era su favorito. ¡El niño era un ángel! Un alma pura destinada a obrar por el bien de las personas, el primer brujo realmente poderoso después de tantas generaciones, pues él había sido el último. Le gustaba sentarlo en su regazo y escrutar en lo más profundo de su alma. Yasu estaba seguro de que el niño sería ágil de mente, con una fuerte conexión a la naturaleza y los seres que lo rodearan, incapaz de hacer la vista gorda a las injusticias, un Hayashi con poderes extraordinarios. Era en quién más debía trabajar para que nunca diera malos pasos, pues las artes oscuras siempre estaban acechando a la vuelta de la esquina.
Para lograr todo lo que se proponía, en definitiva necesitaba más ayuda. A Tadashi los asuntos legales y los números no se le daban bien, por eso se dedicaba al cuidado de los niños. Iori sabía bastante de asuntos contables y legales, pero aún era menor de edad, Yasu no quería que abandonara los estudios para dedicarse a los asuntos familiares. Además en cuánto terminara la escuela secundaria tenía planeado enviarlo a la universidad, que estudiara lo que quisiera pero que fuera alguien en la vida.
Los Hayashi de otras ciudades eran personas dedicadas a sus propias vidas, imposible pedirles ayuda para temas tan triviales. Esa tarde, con Yuki sujeto firmemente a su cadera derecha, Yasu se puso a caminar despacio de un lado a otro de la sala en busca de hallar una solución. Tadashi los miraba aburrido, era la hora de la siesta y ya no tenía nada que hacer.
—Voy a contratar a alguien. Tendré un secretario personal —dijo al fin, resuelto.
—¡¿Qué?! No podemos darnos el lujo de tener un fisgón más en ésta casa. No lo voy a tolerar —Tadashi protestó. ¿Acaso su padre se había vuelto loco? ¿Cómo iba a involucrar a un extraño en asuntos tan delicados? Se negó rotundamente. De hecho, haría todo lo posible por espantar al susodicho secretario que se le ocurriera contratar a su padre. Es que una vez que se le metía algo en la cabeza, era imposible hacerlo cambiar de opinión.
─Claro que podemos darnos el lujo de tener un asistente, además se le pagaría muy bien. Necesito alguien que sepa de empresas, bancos, leyes... ¡Alguien eficiente! Además tiene que ser guapo ─Yasu rio un poco─. Antes de que amanezca llamaré a todos los periódicos que existan para poner el anuncio.
─¡Oye! Que no se te ocurra descuidar a los niños por culpa de una aventura amorosa. Te lo advierto... ─Tadashi comenzó a hablar, pero su padre lo interrumpió.
─¡Nada de eso! ¿Qué te has creído? Hago esto por mis niños ─dichas sus palabras, le dio un beso en la coronilla a Yuki─. Jamás los voy a descuidar... ─luego se quedó viendo al bebé durante un rato largo─. Me acuerdo cuando tú eras así, ¡Qué tiempos! En esa época ni siquiera sabía cargar un bebé y te lo pasabas llorando cada vez que te tomaba entre mis brazos.
─Oh, ya basta con eso ─murmuró Tadashi, un poco avergonzado—. Mejor hablemos de otra cosa.

 

El siguiente día comenzó con una fila de aspirantes que daba la vuelta a la esquina. Cada uno llevaba consigo un sobre o una carpeta con diversos papeles a presentar, todos observaban la mansión con admiración o envidia, se miraban los unos a los otros comparándose. Los había jóvenes, casi sin experiencia; pero también había más de un aspirante que superaba los cuarenta. Por supuesto, todos iban bien arreglados. La fila se parecía más a la inauguración de una ópera que a una convocatoria de empleo.
Yasu se sentó tras el escritorio de su despacho y los entrevistó uno a uno, tomándose su tiempo. Les escrutaba la mente en busca de saber un poco acerca de su verdadera historia, cuáles eran sus cualidades reales, qué tanto mentían. La mayoría eran seres ambiciosos que sólo buscaban holgazanear a cambio de su dinero y algún que otro beneficio del que pudieran servirse a escondidas, unas verdaderas basuras. ¿Acaso las personas nunca se cansaban de obrar mal por algo tan estúpido como un par de billetes? Sólo unos pocos estaban bien, pero tampoco cumplían con todos los requisitos. Necesitaba una mano derecha óptima, alguien que manejara los asuntos como un Hayashi, pero sin serlo. Además, cabía la posibilidad de que tarde o temprano se enterara de que eran una familia de brujos, por lo cual era necesario descartar a los que fueran emocionalmente inestables. Su condición era delicada, nunca se sabía cómo podían reaccionar los humanos corrientes y a Yasu le daba mucha pena borrarles la memoria.
Al finalizar el día, con la cabeza dándole vueltas, el rubio colocó sobre el escritorio los currículum de los muchachos más competentes y comenzó a leerlos de nuevo. ¡Maldición! El secretario perfecto debía saber hacer absolutamente todo a la perfección, lograrlo a tiempo sin morir en el intento. La mayoría de los que eran guapos, no tenían demasiada experiencia. En cambio los que sí la tenían, no eran guapos, ¿Qué debía hacer? Encendió un cigarrillo y se puso a caminar por el despacho, en busca de hallar una solución. No tenía ganas de un nuevo día de entrevistas, pero si no quedaba otra alternativa...
Fue entonces que una criada golpeó a la puerta y le comunicó el caso de un muchacho que había llegado tarde a la entrevista, pero exigía una oportunidad. Pese a sus esfuerzos por disimular se la veía bastante irritada gracias a la incompetencia ajena, se notaba a leguas que habían peleado. Yasu asintió y le dijo que lo hiciera pasar, entretanto apartaba rápidamente los papeles de los otros aspirantes. Lo último que quería era ser grosero, así que apagó el cigarrillo contra el cenicero. Abrió la ventana, tomó asiento, se pasó una mano por los cabellos y se puso a esperar. Tras unos instantes el muchacho golpeó la puerta del estudio. Yasu le dio permiso para pasar... ¡Cielos! Era el chico más bello que había visto en su vida. Incluso se puso de pie para ir a estrecharle la mano, un gesto raro en él.
—Agradezco la oportunidad —comenzó a decir el pelinegro, pues alguien tenía que romper el hielo—. Es que mi automóvil se descompuso en el camino, tuve que llevarlo al primer taller que encontré y no pude llegar a tiempo —parpadeó ante el silencio de Yasu, un poco incómodo—. Soy Arimura. Arimura Ryuutarou. Es un placer conocerlo, señor Hayashi.
─Ah, sí, sí... ─murmuró Yasu, por completo embobado. El muchacho no mentía, de hecho, al escrutar su mente pudo ver el viejo automóvil del que era dueño. Un cacharro color negro cuya vida útil ya había terminado hacía tiempo, pero su dueño forzaba por cuestiones económicas. Lo invitó a sentarse y le ofreció una copa, quiso reír por la cara de sorpresa que puso—. No te preocupes, puedes beber un poco y conducir. Ahora, ¿Tienes tu currículum? Permite que lo vea —mientras Ryu revolvía en su bolso, él se puso a preparar dos whiskys sin hielo.
—A-Ah... bueno... yo tengo experiencia como recepcionista y secretario —comenzó a decir el pelinegro, un poco nervioso al no encontrar los papeles correctos—. He trabajado en dos empresas de renombre —aceptó el vaso que Yasu le tendió, lo dejó a un lado con toda la cortesía de la que pudo hacer uso, luego le entregó su currículum—. Tengo buenas referencias. Puede llamar a esos números cuándo quiera.
—Hum, sí. Ya veo... —hizo como que leía, pero en realidad estaba mirando la fotografía. El pelinegro salía precioso en ella—. Y cuéntame un poco acerca de las tareas que realizabas, qué experiencia tienes en temas legales, ¿Te llevas bien con los números? —ni siquiera escuchó la larga explicación del menor, continuó escrutando su mente en busca del lado oscuro. Con frecuencia se sorprendía de la cantidad de psicópatas que andaban sueltos por ahí, de hecho, ese día lo habían visitado unos cuantos. Por supuesto el lado oscuro de Ryu existía, pero era diferente: una pareja abusiva que sólo lo esperaba en casa para tomar el dinero ganado con el sudor de su frente y gastarlo en juegos de azar o alcohol. Vio a Ryu desesperado, llorando, cubriéndose la cabeza con los brazos mientras un hombre le gritaba y amenazaba con matarlo. Luego lo vio siendo despedido de su última empresa al presentarse dos horas tarde, con la cara llena de moratones, los ojos inundados de lágrimas. Con el correr de los meses las cuentas a pagar se acumulaban, la renta se vencía, los abusos continuaban, sólo que ahora Ryu le pedía que no lo golpeara en la cara para no dañar su imagen… ¡Maldición! Necesitaba ayudar a ese bomboncito a deshacerse de un peso enorme. Era un muchacho inteligente, honesto, muy responsable. ¿Qué diablos hacía con un tipo así? Había que tomar acciones sobre el asunto lo más rápido posible—. Estás contratado. Ven mañana a primera hora —lo interrumpió, luego dio un sorbo a su bebida—. De hecho, si se te hace tarde para volver, tenemos habitaciones de huéspedes listas para ser utilizadas. Puedes quedarte a dormir —las explicaciones de Ryu no importaban, veía todo en su mente. Era el empleado eficiente que necesitaba.
—¡Cielos! Agradezco mucho el gesto, pero no puedo abusar así de su hospitalidad —respondió, un poco nervioso. Si no volvía a casa para las diez de la noche, Mako iba a pensar que había estado con otro hombre y lo iba a golpear. Él ya no quería problemas con su pareja, mientras pudiera mantenerlo tranquilo, estaba bien para los dos. Se puso de pie e hizo una reverencia, sin poder creer lo que había escuchado—. Agradezco mucho su decisión de contratarme, de veras necesitaba éste empleo. Mañana vendré temprano. Ah... ¿Qué horario tendré? Si no es mucha molestia...
—Pues... —Yasu pensó un poco, aún no tenía idea de nada—. Ven a las nueve de la mañana, hasta las cinco de la tarde —asintió muy seguro y sonrió—. Te dejaré por escrito el número telefónico de la casa, por si tienes algún inconveniente —tomó el primer papel y bolígrafo que encontró y se puso a escribir una serie de números—. Aquí tienes.
—Bien, ¡Muchas gracias! Ah... ¿Hay algo más que deba saber o que deba traer? —respondió en tono bajo. Era una entrevista laboral extraña, el señor Hayashi parecía desorientado en su rol de jefe. De hecho, no se parecía a ningún jefe que hubiera tenido antes. Además habían conversado poco, no lo había dejado terminar de responder a su última pregunta, no había período de prueba. Él confiaba mucho en sus habilidades como empleado, pero no comprendía bajo qué criterios lo habían aceptado.
—¡No sé! —dichas sus palabras, comenzó a reír—. Creo que con tu presencia basta. Al resto lo veremos luego —miró su reloj y asintió—. Son las ocho, aún tienes dos horas. Vas a llegar justo a tiempo —sonrió ante la sorpresa de Ryu—. Ya me fui por las ramas, te acompaño hasta la puerta.
—Gracias —a fin de cuentas, el rubio era un hombre raro. No sólo no tenía idea de lo que debía hacer, a pesar de tener todo ese dinero. Sino que también decía cosas extrañas. ¿Qué había sido eso del horario? Ryu comenzó a creer que había pensado en voz alta, porque no existía otra explicación a lo sucedido. La sonrisa y la forma en que lo miraba también eran extrañas, como si supiera cosas que él no. ¿Y si todo aquello era una farsa para hacerlo caer en alguna clase de negocio sucio? Era normal en los círculos de gente adinerada, por algo amasaban esas fortunas. Pero el señor Hayashi no aparentaba ser un mafioso o un rufián. ¡Bueno! Si la paga era la estipulada del anuncio debía esforzarse en conservar su nuevo empleo, sin cuestionar nada. Cuando llegaron a la verja permitió que Yasu la abriera manualmente y asintió un poco avergonzado cuándo le preguntó si aquel era su automóvil. Al despedirse, dispuesto a avanzar, el mayor lo tomó por un brazo.
—Ten cuidado —le dijo.
A Ryu le pareció algo lúgubre el tono de voz, pero asintió sin comprender a qué se refería—Buenas noches —murmuró. Sin más preámbulos, fue hasta su vehículo. El siguiente día sería largo porque estaba seguro de que había mucho por hacer.
 

Notas finales:

Buenas, buenas, buenasssssss.
He vuelto, en forma de fichas(?

La verdad es que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué un fic, de hecho, hace unos meses pude terminar Kalinka porque... lavidaylaadultez.

Para dar un panorama general, sigo viviendo en la capital de mi país, a la que me mudé hace dos años y en la que me pasaron un montón de cosas buenas y malas. Entre las buenas: sigo trabajando en mis libros, que casi termino. Participo en diferentes concursos literarios y me vinculo a diferentes grupos literarios. Tengo un trabajo normal como el de toda la gente, porque aún no vivo de ésto(?

Fuera de ese panorama personal, estoy feliz de hacerme un tiempo para poder subir poquito a poco ésta historia La verdad es que hacía tiempo que tenía ganas de escribirla pero nunca llegaba a escribir más de un párrafo al día :c

Así que espero que les guste, me leí todo Kalinka para intentar mantener el hilo de la historia lo más fiel posible.
O sea, que Yasu va a seguir siendo el mismo idiota adorable de siempre(?????

Tengo otras ideas con respecto a fics pero tengo que revisarlos, en especial el de los mafiosos que estaba publicando el año pasado y eliminé porque me di cuenta de que ya rozaba la pedofilia y tuve miedo de mí misma(?????

Siempre me ha gustado escribir fics como medio de ejercitar la escritura, así que espero volver al circuito para relajar un poco con ese tema.

 

Y pues, nada, eso. A los pj ya los conocen(?.

 

Saluditos c: nos estamos leyendo.


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