Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Adhesión por Ckonny Nickole

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

“Tu dijiste que era el único para ti, entonces ¿Por qué no me respondes…?”

.

.

.

“Eres el único para mi Sasuke, siempre lo serás ‘ttebayo”

Parece como si ese fuera el único recuerdo de ti. Tu voz, tu sonrisa y tu mirada llena de luces.

Esos brazos que con tanto cariño me sostuvieron y entregaban caricias suaves, tan reconfortantes.

No importaba lo que pasara, ni lo mal que nos fuera a ambos, tú y yo estamos tan destinados que aterra en lo más profundo de mi alma.

Mi alma que no quiere dejarte.

Cada espacio que me rodea está lleno de ti, pero ¿Por qué no me dices nada?

—Sasuke.

Me llamas alegremente desde la habitación mientras preparo el desayuno para ambos. No soy una persona afectiva en lo más mínimo, en lugar de voltearme simplemente me quedo viendo la tostadora.

De todas formas, no necesito voltearme para saber que me estas observando.

Sé que lo haces sin importar el lugar en donde te encuentres.

—Ya ven a sentarte de una vez —Ordeno poniendo los platos sobre la mesa de la cocina y comienzo a comer sin esperarte mientras te observo sonreír sentado delante de mí.

Sonríes, pero tu mirada se mantiene vacía otra vez.

— ¿Qué vas a querer de cenar hoy? —Pregunto alzando la taza de café para darle un sorbo e irremediablemente pienso en que me gustaría que pudieras hacer lo mismo.

El café humeante sobre la mesa luce tan solitario ¿Sabes?

— ¡Ramen! —Respondes manteniendo tu sonrisa amplia dejando ver todos tus blancos dientes. Esa sonría que me hacía perderme en un mar de sensaciones agradables.

Sin poder evitarlo sonrío levemente ante aquella respuesta que siempre me espero de ti.

—Ne, Sasuke… —Vuelves a llamarme en un tono preocupado que me pone en alerta— Pero, mañana es tu cumpleaños, deberíamos comer algo que te guste a ti ‘ttebayo…

Dejo caer la taza pesadamente sobre la mesa y suspiro buscando las palabras que debería decir y que parece que se me han olvidado otra vez.

—No importa, tú mismo lo dijiste, mañana es mi cumpleaños. Mañana puedo comer algo que me guste, idiota.

Lamentablemente, lo único que me gusta ya no existe.

Haces un puchero que mi memoria recuerda tan vívidamente que me duele. Vas a replicar, lo sé, ¿Cuántas veces hemos repetido esta escena? …

No…

¿Cuántas veces he repetido yo esta escena?

— ¿Qué vas a querer para tu cumpleaños, Sasuke?

Esa pregunta que hace unos años me hizo abrir los ojos sorprendido hoy me hace cerrarlos sintiendo el pesar cayendo sobre mis hombros. Es demasiado cruel de mi parte y aun así insisto porque no puedo hacer otra cosa más que esto una y otra vez.

—Solo quédate en casa, idiota.

El silencio siempre viene después de que digo esto. Tu mirada perdida, tu sonrisa inmóvil; no me respondes. Me gustaría gritarte y exigir una respuesta pero sé que no vas a responder porque no puedes.

Porque ya no puedes.

.

.

.

¿Qué era lo que hacíamos a esta hora del día? La verdad es que lamento infinitamente el hecho de que nunca quise conocer otros lugares contigo

—Salgamos a dar una vuelta ‘ttebayo —Dices como si fuera la mejor idea que pudo habérsete ocurrido.

— ¿A dónde? Tengo mucho trabajo que hacer Naruto —Me quejo estúpidamente como siempre. Quiero aceptar tu petición pero es imposible. Muerdo mis labios inquieto.

—Anda, Sasuke teme, solo un ratito  —Insistes poniendo esa expresión toda tierna que detesto por lo infantil que se te luce en ese rostro atractivo que te cargas.

¿Qué debería hacer? Si la situación se diera de otra forma habría aceptado sin chistar, pero ahora ¿Qué tan raro me vería a ojos ajenos? La lastima no es algo que me guste difundir aunque de alguna forma me he acostumbrado a ella, de todas formas no es como si tuviese otra alternativa.

—Ne, Sasuke, nunca quieres hacer nada conmigo ‘ttebayo ¡Salgamos! ¿Acaso no me quieres, teme?

Mi respiración se corta y desvío la mirada, esa pregunta que en algún momento me habría avergonzado ahora me sonaba dolorosa.

En algún momento, yo no era capaz de responder a ello. Solía evitar dar una respuesta por medio de comentarios mordaces. Ahora que es tarde para decirlo, puedo hacerlo sin ningún problema porque soy un completo idiota.

—Te quiero —Respondo.

Siempre que cambio el orden de los acontecimientos todo se vuelve tan silencioso. ¿Qué haría yo sin este silencio? He comenzado a pensar en que quizás lo único que me mantiene con vida es este silencio que se forma cuando digo algo que no dije antes.

Cuando digo algo que no escuchaste antes.

Y luego los minutos se vuelven eternos hasta que todo parece volver a la normalidad.

— ¡Vamos a salir quieras o no! —Dices entonces luego de lo que me parecieron ser horas. Si tan solo fuera posible juro que pude sentir tu mano tomando la mía jalándome hacia el exterior de nuestra casa.

—Hey, Naruto, espera, ¿Dónde vamos? —Pregunto sintiéndome un idiota. Mis pies se mueven sin que necesite de un impulso; el camino me lo sé de memoria.

—Vamos, vamos, tendremos una cita ‘ttebayo.

— ¿Qué diablos pasa por tu cabeza?

—Quiero estar contigo, Sasuke. Solo demos una vuelta pequeñita, ¿Si?

Tu suplica es lo único que siempre me hacía desistir, me detengo aun con el brazo extendido y te veo con eterna paciencia o lo intento. Tú te me quedas viendo sonriente.

La gente a mí alrededor me observa como si estuviera loco. Lo estoy.

—Solo una vuelta y luego volvemos, ¿De acuerdo? No es como si yo tuviera el mismo tiempo que tu—Propongo haciéndome el difícil, sintiendo la familiaridad que no debería sentir, porque ya no existe. Pero cuesta tanto dejar ir este sentimiento.

Te acercas y yo cierro mis ojos, no sé si es el viento recordándome la forma en que respirabas sobre mis labios al acercarte tanto que para cualquiera que nos viera resultaría ser una escena incomoda.

—Te gusta hacerte el difícil, eh —Dices. Tu risa musical llega a mis oídos como un cruel recuerdo de la felicidad que solías irradiar en respuesta a cualquiera de mis caprichos— Que rara forma tienes de llamar mi atención, bastardo…

—Yo no quiero tu atención.

—Aun si no fuera el caso la tendrías de todas formas.

Mi corazón tiembla y el escozor en mis ojos aparece dándome una mala pasada. Nunca he sido capaz de sobrellevar este momento por más que lo repita. Quiero acallarte pero sabes que no puedo.

—Ya, vamos de una vez —Me quejo intentando dar por cerrado el asunto al mismo tiempo que intento escapar de los sentimientos amontonándose en mi pecho.

Hey Naruto, ¿Será acaso menos doloroso cuando logre dejarte ir?

Es invisible e inmaterial pero tu beso lo siento igual que en aquella ocasión. Estoy quieto en el mismo lugar y la gente me observa extrañada pero no me importa.

Aun si fuera por última vez quiero ser capaz de recordar este momento una y otra vez.

.

.

El pequeño camino hacia la tienda siempre se me hace inmensamente largo. Podría fácilmente decir cuantos pasos son los que debo dar para llegar y aun así parece que la cuenta continua con cada día que pasa. No es como si tuviera otro lugar a donde ir después de todo.

Huir de la casa durante la tarde es el único que puedo hacer en este cruel día.

La puerta se abre y la gente camina alrededor acompañándose mutuamente. ¿Sería demasiado egoísta maldecirlos? Porque no puedo evitarlo. Cada paso es tan pesado y angustiante como la gente que me rodea.

La tarea es simplemente buscar los ingredientes para el ramen. Cada uno de ellos se siente como fragmentos de ti que busco unir desesperadamente para tenerte conmigo otra vez.

Hey Naruto, ¿Siempre ha sido tan difícil elegir tus fideos favoritos? Recuerdo haberte gritado porque demorabas horas en escoger uno siendo que todos son iguales. Me gustaría desperdiciar un par de horas viendo tu ceño y labios fruncidos en una expresión cómica de seriedad como si estuvieras a punto de tomar la decisión más difícil de tu vida.

Ah… resultó ser realmente una difícil decisión después de todo.

Una mano conocida aparece en mi campo  visual tomando la decisión que parecía estar esperando. El sonido del paquete de fideos cayendo pesadamente sobre mi canasto de supermercado como fondo mientras me volteo a ver a Itachi cuya expresión preocupada me hace alzar una ceja sin entender.

— ¿Otra vez? —Dice él después de un rato, reconozco el cuidado en las palabras que escogiste  para romper el silencio entre ambos.

—Sí, Naruto quiere ramen para la cena —Respondo. Nunca entenderé porque haces esa cara cada vez que hablo de Naruto.

El que debería lucir como si sufriera de un dolor agudo no eres tú Itachi.

Veo sus labios abrirse pero ninguna palabra es formulada por estos. Me giro con la intensión de seguir con mis compras pero tu mano apretando gentilmente mi brazo me detiene. Esa sonrisa forzada en tu rostro me desespera.

— ¿Puedo ir a visitarte mañana?

— ¿Para qué?

—Tu cumpleaños, quiero estar contigo en ese día.

Aprieto los labios porque Naruto había dicho esa misma frase aquella vez. Sé que no necesito decírtelo para darte cuenta de ese error que acabas de cometer.

—Se me hace tarde —Me quejo porque no puedo hacer otra cosa que no sea esta— Y él estará conmigo, no te entrometas.

—Sasuke…

No lo digas.

Sé que vas a decir, solo no lo digas.

—Enserio, Sasuke…

No quiero oírlo, ¿Por qué no lo entiendes? Me suelto de tu agarre que parece quemar y me retiro cobardemente hacia la caja más cercana y vacía para pagar lo más rápido posible.

Salgo rápido pero no avanzo; así es como mi vida comenzó a sentirse desde hace tiempo. Rápida pero sin sentido.

El tiempo pasa para todos, sin embargo, yo me aferro al cruel pasado cada día de mi vida por elección propia.

Porque no puedo dejarte ir aunque quisiera.

Eres lo único que quiero en mi vida.

.

.

.

El olor de los ingredientes mezclándose con los fideos que tantos amas. Te pones a mi lado observando ansioso la comida que tantas ganas tienes de degustar. Tu movimiento hipnótico de izquierda a derecha puedo sentirlo como si existiera; tus pies tocando el suelo alternadamente.

—Ne, ne Sasuke, ¿Cuánto falta para la cena? —Preguntas acercándote peligrosamente a la olla. Golpeó el aire con la cuchara de madera que usaba para revolver todo anteriormente.

—Lo que tenga que faltar, dobe.

Haces un mohín disgustado luego de quejarte por el golpe y te me quedas viendo con rencor contenido para luego suavizar tu mirada hacia mi poniéndome incómodo.

 —Eres malo, teme —Dices en un tono extraño. Un escalofrío recorre mi columna y simplemente cierro los ojos recibiendo tu vacío abrazo que en algún momento fue juguetón y cargado de calidez. Casi puedo sentir el olor de tu colonia y eso me hace apretar los parpados con tanta fuerza que temo arruinar mi vista luego de esto— ¿Qué hacemos mientras esperamos, ‘ttebayo?

Me sacudo levemente para alejarte y simplemente empiezo a acomodar la mesa.

—Hablar —Respondo a secas. ¿Podría sacar un tema nuevo de conversación?  La grabadora en mi cabeza me hace dudar de ello— Solo háblame, de lo que sea —Rogué con mi expresión inmutable de siempre.

 La parte más dolorosa siempre viene cuando intento estúpidamente de obtener más de lo que puedo recibir. El silencio cae como todos los días. El sonido del agua hirviendo es lo único que pareciera querer mantenerme con la poca cordura que me queda.

— ¡OH, SASUKE, ESTÁ LISTO!   —Fue lo que obtuve luego de minutos esperando una respuesta. ¿Alguna vez has sentido la necesidad de llorar solo por escuchar la voz de la persona que quieres? Ojalá yo tuviera una oportunidad como esa.

—Cállate, me desesperas —Me quejo pasándome una mano por el rostro quitándome el pesar enorme que recae sobre mí. Sirvo los platos y me siento a repetir lo que es nuestra última cena.

Tú, tan idiota como impaciente te sientas casi cargándote el mantel que con tanto cuidado había colocado sobre la mesa. No puedo evitar alzar el puño con toda la intensión de golpearte pero lo bajo de inmediato al caer en cuenta de lo estúpido que eso podría verse para cualquier otra persona que me estuviera viendo en esos momentos.

— ¡Está delicioso! —Exclamas tú, pero el platillo sigue inmóvil delante de mí— Realmente eres increíble, ‘ttebayo ¡Y tú que sigues negándote a cocinarme más seguido!

—No soy tu cocinera, estúpido —Replico mordiendo los fideos que parecen ser imposibles de digerir.

—Bastardo, solo por eso no te regalaré nada para tu cumpleaños.

—Como si me importara.

— ¡Agh! —Golpeas la mesa pero nada retumba. Mi atención es lo único que mueves de este lugar— ¡Te tengo preparada la mejor sorpresa de la vida, de veras! …

Mi respiración se corta y mi corazón parece dejar de latir momentáneamente porque sé lo que vas a decir a continuación.

— ¡Mañana te cambiaré la vida, te lo prometo Sasuke! ¡Te vas a tragar tus malditas palabras cuando lo veas ‘ttebayo!

Mi mano fue a dar directamente hacia mi boca en un impulso involuntario. La voz de Naruto queda dando vueltas en mi cabeza mientras mis piernas se mueven hacia el baño en busca de vomitar el pesar que me aprieta los órganos.

Me estoy muriendo.

Tu sorpresa me mata cada año que pasa, Naruto. La sorpresa que nunca pedí realmente cambió mi vida y no puedo soportarla. La simple idea de volver a recibirla me hace querer acabar con la agonía en la que tú me arrinconaste. 

—Sasuke… —Cállate— De verdad espero que te guste.

¿Por qué me haces esto?

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).