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Venus por Pandora

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Notas del capitulo:

Notas iniciales de Pandora: Son las 8:00 a.m…tengo un seminario de Historia Universal a las 9 y estoy en pijama subiendo este capítulo xDDDDDD ( niños no sigan mi ejemplo!)…lo prometido, el capítulo final, ayer mi Internet dejó de funcionar y ya estaba alargando esto demasiado ;_; (me da pena cuando termina uno de mis fics ._. debe ser porque casi nunca los concluyo ^^! xD)…como sea, no quedé muy contenta con este capítulo y tal vez muchas me odien por la pareja ._. !....nya, pero no puedo tener a todas contentas ne u.ú?...como sea xD…Algún día contestaré los reviews ;_; lo prometo…

 

 

 

 

A Goddess on a mountain top
Was burning like a silver flame
The summit of Beauty in love
And Venus was her name

 

 

-No me gusta ese hombre…

 

-¿Quién?

 

-Me da miedo ese hombre…

 

-¿Quién?

 

-Él, ese hombre…

 

-Ese hombre, es tu nuevo papá.

 

.*.

 

 

-¿Cómo te llamas?

 

Los grandes ojos violetas de Iori lo observaron, eran los ojos de Shuichi, aunque conservaban la peculiar forma gatuna de los suyos y los de Eiri.

 

-Iori….-respondió y miró a su mamá que fumaba de espaldas en el balcón, sin zapatos  y en ropa interior- ¿y tú?

 

-Tatsuha…-le sonrió y pasó la mano por su corto cabello negro, sabía que no debía encariñarse con el niño pero no podía evitar sentir curiosidad- ¿puedo cargarte?

 

-Pero ya estoy grande…-ladeó la cabeza.

 

Tatsuha soltó una carcajada y tomándolo por los costados lo elevó. Lo sostuvo un buen rato, meciéndolo con suavidad y depositando pequeños besos en su cabello. Iori reía y jugaba entre sus brazos.

 

Shuichi abrió los labios y dejó caer el cigarrillo cuesta abajo.

 

.*.

 

-Luego se fue….tan rápido como hubo aparecido.

Sé que muchos me han criticado por tener un niño y filmar ese tipo de películas….pero solo yo sé realmente lo que me llevó a hacerlo.

 

-¿Y tu página web?

 

-Algunos seguidores fundaron el ‘’Club Shuichi’’, un sitio web con mis películas, la película casera con Kitazawa, fotos, entrevistas. Tuvo muchos visitantes el primer día, y aún más luego.

 

-¿Cúantas películas has hecho aproximadamente?

 

-Durante…los casi 3 años, unas 80…90…

 

-Son muchas…

 

-Trabajé sin parar durante meses….pero el fin se acercaba….comenzaba a sentir que ya no era lo mismo.

 

.*.

 

Shuichi miró el techo blanco, la luz brillante provocaba que entrecerrara los ojos.

No sentía nada mientras el hombre de cabello negro lo embestía con fuerza, su cuerpo se movía, pero no había ni placer ni dolor.

 

Oía a lo lejos a los camarógrafos dándole indicaciones al actor, algunos se movían y enfocaban su cuerpo, su rostro, la unión de ambos.

 

Nada, ni mantenerse ocupado en el trabajo, ni acostarse con miles de tipos, lograba llenar el inmenso vacío en su interior.

 

.*.

 

-Yo estaba triste….y deprimido….pero todo pasó demasiado rápido

 

.*.

 

Shuichi salió tarde del estudio esa noche.

 

Pasó por un minimarket y compró algunas  latas de cerveza y varias cajas de cigarrillos, algunas galletas.

Caminó hasta el cómodo departamento en el cual se había establecido. Las calles estaban vacías, las aceras húmedas por la reciente lluvia.

 

Subió las escaleras con pesadez, abrió la puerta y pagó al muchacho que se encargaba de cuidar a Iori.

 

Irrumpió en el cuarto del pequeño que dormía tranquilamente, con un pijama de conejitos y las sábanas enredadas en su menudo cuerpo.

 

Shuichi se acercó a él y besó su frente deseándole las buenas noches, antes de desvestirse y recostarse en uno de los barandales del balcón, con las latas de cerveza, los cigarrillos y las galletas.

 

-Todo absolutamente todo lo que me rodea… es un asco…

 

.*.

 

Estacionó el auto bruscamente, escupió el cigarrillo por la ventana y apagó el motor.

Se miró en el espejo por un momento, sus cabellos estaban desordenados y algo húmedos, sus ojos brillaban en la oscuridad de la noche, y el reflejo le devolvió una sonrisa cínica.

 

Dejó el abrigo en el auto, y bajó con rapidez, echando un vistazo al edificio, no era ni muy lujoso ni muy humilde, sonrió ante sus pensamientos, él siempre trataba de pasar desapercibido.

 

.*:

 

 

Shuichi terminó la tercera lata de cerveza, se sujetó del barandal y la lanzó al aire, la lata hizo un agradable sonidito al impactar contra el piso.

 

El sonido le trajo un recuerdo fresco y se vio a sí mismo de cinco años, jugando con latas de cerveza vacías en la cocina, su madre tarareaba una vieja canción de cuna y fumaba un cigarrillo mientras lavaba los platos sucios.

 

Tomó otra lata vacía y repitió el proceso. Cerró los ojos y recostó la espalda contra la puerta de vidrio, esperando escuchar el sonido pero este nunca llegó.

 

Sintió curiosidad y gateó hasta el barandal, colando su cabeza rosada entre uno de los huecos.

 

Shuichi abrió la boca por la sorpresa, Yuki lo miraba desde abajo, con una sonrisa prepotente en el rostro y la lata de cerveza vacía en la mano.

 

Se introdujo en el departamento por un momento y tomó el manojo de llaves que arrojó por el balcón.

 

-Sube…

 

.*.

 

Ambos estaban en silencio, observando la luna mientras bebían cerveza y fumaban.

Shuichi lo miraba de reojo, no entendía porqué él siempre insistía en vestirse formal, lo cual según su opinión lo hacía lucir viejo, cínico, demasiado refinado. De todas formas, había perdido la cuenta de los años del Uesugui mayor.

 

El pequeño terminó su paquete de tabaco, los demás cigarrillos estaban dispersos por el piso de madera.

Se puso de rodillas y manos y gateó en busca de algunos. Yuki no pudo evitar mirarlo, era humano después de todo.

 

Shuichi lo notó y giró la cabeza encarándolo, pero el rubio apartó los ojos rápidamente.

 

-Ya no soy un niño Yuki…¿lo sabes?...no te sientas culpable por mirarme el trasero, todos lo hacen…

 

-¿Y que te hace creer que yo quiero hacerlo?...no seas tan engreído…-lanzó la lata de cerveza.

 

Shuichi volvió a su lugar, el aire era frío y él llevaba tan solo ropa interior y una sencilla camiseta sin mangas. Cruzó las piernas y tomó algunas galletas- Yuki…¿tú me odiabas?...me refiero a esa cena…donde nos presentaron.

 

-No- El pequeño cuerpo de Shuichi yacía casi recostado sobre su brazo, tenía la cabeza gacha, probablemente ya estaba ebrio.

 

-Entonces…¿Por qué….?....¿Porqué me trataste de esa forma…?...¿porque era pobre? ¿eso era?

 

-Porque soy malo…-empujó a Shuichi suavemente y el chico cayó sobre su costado, riéndose tontamente, con el trasero en alto- ¿no lo habías notado?

 

-Si…-Shuichi se apoyó en el balcón de rodillas- pensaba morirme…esa tarde en el departamento de él, de veras que pensaba hacerlo…-el rubio sacó otro cigarrillo- yo me sentía tan triste…tan desolado…no creía poder soportarlo ¿entiendes?

 

- Y ahora …ya….casi no creo poder recordar los momentos felices…-miró la luna- trato de recordarlos, pero solo puedo ver escenas tristes que se repiten una y otra vez por mi mente, me duelen  en el alma y me desconectan cada vez más de la realidad- las lágrimas se deslizaban por sus mejillas pero su voz no se quebraba- estoy cansado de…desnudarme…de tener sexo con tipos a los que nisiquiera conozco…y sobre todo…de no tener alguien en quien confiar. Estoy solo, y creo que siempre lo he estado, incluso con Ryuichi.

 

Una nube densa de humo cubrió parcialmente el rostro atractivo y serio del rubio. Shuichi se encogió en sí mismo, abrazándose para protegerse del frío y ocultar sus lágrimas.

 

-Ahora…-empezó Eiri con voz ronca- aún si quisiera….aún si lo intentara con todas mis fuerzas, algo…me impediría lastimarte.

 

Shuichi sonrió con tristeza, un par de lágrimas se escaparon de sus ojos violetas. Se inclinó sobre el rubio y tomó sus labios, apenas rozándolos en un dulce beso.

 

Eiri  sonrió con prepotencia- ….y pensar que ni me caías bien…sin embargo le di una golpiza al asqueroso hijo de puta….y luego le di ese fajo de billetes a tu amigo, el pelirrojo…

 

-No entiendo…-Shuichi lo miró asombrado.

 

.*:

 

Hiro colgó el teléfono con impotencia. Nadie contestaba. Volvió a marcar y esperó.

 

-¿Tatsuha?....oh…Yuki-san…yo…necesito pedirle algo…

 

.*.

 

-Así que…¿te gusta golpear niños no?...

 

Pateó el rostro del golpeado hombre, la verdad no había sido nada difícil darle una paliza, cuando llegó a ese mugroso bar, el moreno estaba en  estado tal que le dificultaba ponerse en pie.

 

-Me gustaría asesinarte…pero como ya sabrás, no me mancho las manos con sangre…-arrojó su cigarrillo al rostro del mayor- necesito que firmes algo….

 

Se agachó y susurró a su oído con voz fría- para Shuichi….

 

.*.

 

-Muchas gracias…-el muchacho pelirrojo hizo una reverencia y se dispuso a partir pero el rubio lo detuvo.

 

-Dale esto…

Hiro parpadeó confundido, el rubio le extendía una fuerte cantidad de dinero.

 

-Le servirá.

 

-Usted…no es tan malo con Shu, después de todo…

 

.*.

 

 

-Así que tú…salvaste la vida del pobre huérfano embarazado…ja….-Shuichi se dejó caer sobre Yuki- ¿Aceptarías algo…tan usado…tan arruinado como yo?....

 

.*.

 

-¿Cómo se le hace el amor a una estrella porno?....

 

 

El rostro de Shuichi reflejaba timidez, y ahí recostado sobre la cama, no era el gran actor porno que podía presumir su increíble elasticidad y aguante, no era el chico fácil, el pobretón que se quiso aprovechar de la fortuna de su hermano.

Era el inocente chico que había conocido años atrás, y no importaba si mil hombres habían pasado por ese cuerpo, el era puro,  en ese momento, en ese instante. Shuichi era suyo.

 

-Yuki tengo miedo….

 

El rubio lo despojó lentamente de la camiseta sin mangas- tengo tanto miedo de que te vayas….de no encontrarte a la mañana siguiente- Shuichi no podía evitar sentirse inseguro, había sufrido muchos abandonos a lo largo de su vida y no estaba dispuesto a permitir otro más.

 

Acarició sus cabellos rosados y su delicada espalda, sus labios dejaban pequeños besos a lo largo del cuello de Shuichi y en uno de sus hombros- no me iré…-el pelirrosa le sonrió de forma tierna y Eiri sintió que sus mejillas quemaban.

 

-Aún estás vestido…-el pequeño tiró del cuello de la camisa y obligó al rubio a sentarse sobre la cama. Shuichi se arrodilló frente a él y desabrochó los tres primeros botones, que dejaron entrever el pecho pálido y firme.

 

Lamió la piel con dedicación, su lengua se pasó por uno de los formados pectorales, el rubio gruñó  y atrapó sus cabellos rosados entre sus dedos, acariciándolos con delicadeza.

 

Tumbó a Shuichi nuevamente sobre la cama con un empujón. Se recostó sobre él, cubriéndolo completamente, acarició todo el contorno de su cuerpo, hasta llegar a su rostro donde delineó los labios pequeñitos, la nariz respingada, sus ojos entrecerrados, las mejillas rojas, pudo sentir su aliento tibio escapando en cortos suspiros.

 

Shuichi abrió sus piernas y atrapó una de las del rubio entre ellas.

Él lamió los labios del menor y los besó con desesperación, su lengua penetró entre ellos, recorrió su interior, lamiendo, saboreando la deliciosa cavidad, succionando y mordisqueando, moviendo su rostro de un lado a otro debido a la intensidad del beso.

 

Se separaron en busca de aire, el menor lamió una de las mejillas pálidas, sonrojándose y excitándose al sentir el duro miembro del rubio chocando contra su muslo.

 

-Desnúdame….-habló Shuichi con voz suave.

 

El rubio miró los ojitos violetas y deslizó sus manos sobre el vientre bronceado y liso, hasta llegar al borde de las pantaletas negras, bajándolas de un tirón hasta la mitad del muslo, alzó los ojos para observar al jovencito y este le sonrió con travesura, agitando sus espesas pestañas.

 

Tomó el miembro despierto del pelirrosa provocando que levantara las caderas y gimiera despacito, se sonrojó violentamente, curvándose como un gato.

 

Eiri volvió a sentarse sobre la cama, el cuerpo de Shuichi iluminado tenuemente por la luz de la luna que se colaba por el ventanal se veía simplemente delicioso.

Masajeó el miembro del pequeño bruscamente, Shuichi abrió las piernas excitado y gimió, una de sus manos vagó por su vientre hasta su propio pecho, donde pellizcó un pezón con fuerza, la otra se dirigió a su boquita que cobijó un par de dedos, chupándolos provocativamente, sin perder a Eiri de vista, retorciéndose de placer bajo su fuerte mano.

 

Shuichi movió sus caderas, estaba ebrio y eso lo volvía torpe, aumentaba su temperatura corporal y le daba menor resistencia. Estuvo a punto de acabar pero Yuki apartó su mano a tiempo.

 

Quitó los dedos de su boca, dejando escurrir un hilillo de saliva para después apoyarse sobre sus antebrazos y mirar a Yuki.

 

El rubio se arrodilló, la cama crujió bajo su peso, se quitó la camisa con lentitud, el pantalón de vestir y las medias, quedándose tan solo en ropa interior, la cual evidenciaba su dura y rígida erección que acarició con seriedad.

 

 

Shuichi le lanzó una mirada, se lamió los labios y gateó a cuatro patas hasta llegar a su cometido, alzó la cabeza, su rostro chocó con la dura erección- quiero lamerlo….-ronroneó excitado. Yuki se sintió endurecer aún más, era tan hermoso, tan sensual que perdía el control ante sus palabras.

 

-¿Quieres lamerlo?....¿meterlo todo en tu boca hasta que me venga en ti y tengas que tragártelo todo?....-Shuichi asintió.

 

-Está bien…pero si se derrama tan solo una gota, te castigaré…

-¿En serio?....-Shuichi lo miró con malicia y bajó los boxers liberando la rezumante virilidad.

 

Tomó el pene del rubio con ambas manos, él se mantenía sentado con las piernas abiertas, lo acarició con un par de dedos, recorriendo cada pliegue, cada hendidura con paciencia. Depositó un beso en la punta y se alejó apenas, abrió la boca, dejó entrever su lengua, ansiosa de lamer y chupar la caliente piel.

 

Su lengua lamió la punta del miembro erguido e hinchado, Yuki gimió, Shuichi sonrió y lo recorrió a lengüetazos, degustando la piel suave y húmeda con un ligero gusto salado que reconoció de inmediato.

 

Lamió vagamente uno de los testículos. El de ojos dorados enterró su mano en el desordenado cabello rosa y empujó violentamente su rostro, el pequeño introdujo de golpe toda la extensión del pene en su boca, chupando, succionando la punta en busca de más, lo sacó lentamente, un hilillo de saliva unía su labio inferior con la erección.

Un poco de semen brotó y ensució su mejilla, Yuki la limpió con un dedo y luego lo hundió en la boca del menor que lo saboreó con los ojos cerrados por el placer.

 

Introdujo el miembro nuevamente, chupó con vehemencia y mordió la punta, el rubio comenzó las suaves embestidas cuidando de no lastimar al pequeño.

 

El ritmo era rápido y exigente, Shuichi lo seguía bastante bien y respondía con ganas, una embestida más, Shuichi lo apretó entre sus labios con fuerza y el eyaculó en la húmeda boca, llenándola con el espeso y caliente líquido, Shuichi dejó escapar a propósito una copiosa cantidad de semen que empapó su mentón. Tragó cuanto pudo y luego limpió con su lengua el pene de Yuki que lo contemplaba extasiado, consumido por el reciente orgasmo. Esa lengua rosadita y deliciosa lo hacía delirar.

 

Volvió a besarlo, esta vez con más intensidad, Shuichi actuaba con sumisión y a él le encantaba, lo tomó del cabello, alzándolo con facilidad y ocasionando un quejido de molestia por parte del pelirrosa.

 

Shuichi sintió como era depositado en el regazo de Eiri  y como sus erecciones chocaban, lo alejó de sí, sosteniéndolo por los antebrazos, perdió sus ojos en el delicado cuerpecito, el los pezones erguidos, los ojitos llorosos y llenos de placer, el rostro manchado de semen.

 

Recorrió la columna vertebral del pequeño, deslizándose por la quebrada espalda, hasta enterrarse en las nalgas del chiquillo que se estremecía bajo su  toque como un inexperto, acarició la separación con un par de dedos, que dirigió luego al borde de la pequeña entrada. Penetró en ella apenas con la yema del dedo.

 

-¡Ahh Yu…ki…!...- se mordió el labio inferior, tensando su entrada.

 

El rubio recostó al niño sobre la cama  y abrió sus piernas observando las nalgas separadas y su entrada húmeda que se contraía ansiosa. Se arrodilló y dobló las piernas del menor, exponiéndolo aún más.

 

-Vi a Kitazawa hacer esto…-Shuichi le sonrió y asintió- sé que te encanta….sé todo sobre ti….tengo grabado en la mente el sonido de tus gemidos….de tus gritos…de tus súplicas…

 

Enterró su rostro entre las piernas abiertas y lamió la separación de los glúteos varias veces. Shuichi tembló de pies a cabeza y empujó el cuerpo de Yuki contra sí.

 

Lamió la tierna piel, mordisqueándola, haciendo chupetones en el camino. Le regaló una mirada maliciosa, y embadurnó con saliva sus propios dedos sin apartar la mirada del pequeño, paseó el dedo índice por su entrada, dejando un caminito húmedo y pegajoso en su trasero.

 

Rodeó con la lengua la delicada abertura, mordió uno de los bordes logrando que Shuichi gritara y pegara un salto.

 

Introdujo su lengua, lubricándolo y ensalivándolo, lamió varias veces para luego acariciar los suaves bordes nuevamente con las yemas de los dedos.

Metió de golpe dos dedos en Shuichi, el cual estaba lubricado después de horas en el estudio. Los metió y sacó repetidas veces con algo de dificultad, le sorprendió sentir sus dedos apretados, él era muy estrecho y caliente.

 

-Entra en mí ya…por favor…-movió su pelvis- penétrame….quiero sentirme…lleno de ti….

 

No se hizo esperar ni un minuto más, se posicionó entre las piernas del pelirrosa, levantó su trasero y lo apoyó en sus caderas, rozando con la punta de su pene la entrada de Shuichi.

 

Se introdujo con una fuerte y firme arremetida, el niño lo abrazó y arañó su espalda.

 

Los mechones rubios se adherían a la frente de Yuki a causa del sudor, Shuichi lo presionó más y se acopló a la perfección, empujando sus caderas para ahondar la penetración.

 

El muchacho gimió y Eiri dio la primera embestida, disfrutando de una deliciosa contracción por parte del interior del pequeño, siguió empujando con todas sus fuerzas, algunos gemidos  y gritos entrecortados escapaban de él sin poder controlarlos.

 

Shuichi era tan húmedo, apretado y caliente, las embestidas alcanzaron un ritmo frenético, levantó el trasero del pelirrosa para alcanzar un mejor ángulo e introducirse con más profundidad, se sentía morir de placer mientras el pequeño lloraba y ronroneaba.

 

Salía con rapidez, a punto de romper su unión para entrar con más fuerza.

 

El niño buscaba la boca del rubio con insistencia, moviendo su cabecita de un lado a otro, con los ojos bien apretados, Eiri besaba y mordía sus labios rojos y húmedos con vehemencia, ahogándolo con su lengua, sin dejar de penetrarlo.

 

Lo embistió por última vez, el chico arqueó la espalda y enterró sus uñas en la piel pálida, un chorro de semen se perdió en su interior, Eiri clavó sus ojos en él, en su rostro inundado por el placer.

 

-Yo…aún…no me he venido….-sonrió con los ojos cerrados- sácalo…

 

El rubio obedeció y salió bruscamente pero el pelirrosa no se quejó, estaba acostado con las piernas abiertas enseñándole su erección hinchada.

 

Se dio vuelta, dándole la espalda a Yuki, se arrodilló y separó las piernas exponiendo su entrada dilatada y llena de semen, estaba excitado y caliente, movió su trasero hacia atrás de forma insinuante.

 

-¡Ah…duele!....due…le….-la piel bronceada quedó marcada por su palma.

 

-Si quieres algo pídelo…

 

-¿Por…qué….debería …hacerlo?

 

-Entonces no haré nada….

 

Hizo un puchero y giró el rostro- Yuki…¿en serio no quieres joderme?...-se humedeció los labios, los ojos dorados del rubio se estrecharon- ¿no quieres hundirte en mi caliente y apretado agujerito?...

 

-¡Yuki…!-lloriqueó- bruto….

 

Lo había penetrado sin avisarlo, movió sus caderas circularmente, el pelirrosa apretó las sábanas entre sus manos.

 

Resbaló sus manos desde el trasero de Shuichi hasta los contornos de su cuerpo, pellizcó los pezones, enterró su rostro sudoroso en el terso cuello, lo besó y mordió hasta que lo hubo marcado.

Se hundió en la aterciopelada cavidad y aceleró las embestidas. El rostro del menor estaba bañado en lágrimas y su miembro goteaba dolorosamente.

 

Dejó uno de los erectos pezones, toqueteó la erección del pequeño sin interés, su mano se deslizó hacia la unión de ambos, tomó un poco del semen que brotaba y metió dos dedos violentamente en la boquita sonrosada.

 

Shuichi eyaculó sorpresivamente, manchando las sábanas sin poder soportar más los duros embates, Yuki se movió un poco más y volvió a venirse copiosamente en el menor.

 

Salió de Shuichi con delicadeza, un chorro de semen manchó el muslo izquierdo del chico que cayó sobre la cama con los ojos cerrados.

 

Se acostó sobre una de las almohadas, sintiendo inmediatamente como el menudo y cálido cuerpecito se acurrucaba contra sí, pegándose a uno de sus costados.

 

Lo miró con sus ojitos amatistas entrecerrados y con una tenue sonrisa en el rostro, Yuki besó sus húmedos cabellos rosados y lo estrechó entre sus brazos.

 

-Así…que esto es hacer el amor….

 

.*.

 

-Fue una noche bastante agitada….quizás la mejor noche de mi vida…y con quien menos esperaba.

Comprendí por primera vez que estaba mal, tenía sexo frente a miles de cámaras por dinero, me arrepiento, no me avergüenzo, pero no puedo hacer nada para remediarlo.

 

.*.

 

Por fin había terminado de filmar la última escena de la fuerte película sadomasoquista.

El cuerpo le dolía, sus muñecas estaban entumecidas y lucían una delgada línea púrpura alrededor de ellas. Esposarlo durante tres horas con las manos en la espalda no fue muy buena idea.

 

Un jovencito lo atendió de inmediato, secó el sudor con una pequeña toalla rosa, y aplicó una pomada translúcida en sus muñecas, las masajeó delicadamente.

 

Shuichi lo observaba con atención, ese chico había sido su asistente desde su primera película en la industria del porno.

Notó que jamás le dirigió la palabra, estaba tan cansado después de actuar que no tenía ganas ni de abrir la boca.

 

-Señor Shuichi…¿se encuentra bien?...-el chico parpadeó sonrojado por la intensa mirada que el precioso pelirrosa le dirigía.

 

-No volveré a actuar…

 

.*.

 

El mozo le ofreció una copa de vino, pero con una mirada fría logró alejar al hombre.

No tenía tiempo para beber, no en esos momentos, minutos antes de que la subasta comenzara.

 

Varios coleccionistas desfilaban ante sus ojos, millonarios, artistas, todos interesados en lo que buscaba, o al menos esperaba encontrar.

 

Todos comenzaron a tomar asiento, y él sintió que debía hacerlo también.

 

Poseía poca paciencia, y su paciencia había acabado.

 

.*.

 

Ya se habían vendido muchas pinturas, trabajos abstractos, algunos bocetos, pero nada captó su interés hasta que salió el primer cuadro.

 

Era un lienzo de unos 80 cms de alto, mostraba a un adolescente, casi un niño, desnudo, cubierto únicamente por una sábana que apretaba entre sus muslos. Su cuerpo era exquisito, bañado por la tenue luz solar y en su rostro expresaba una tristeza contagiosa. Sin duda la obra era bellísima, no solo la técnica, la mezcla de colores, la expresión tan real, parecía que podía tocarse la suavidad de las sábanas y de la cama,  la belleza del modelo era  tan exquisita y armoniosa.

 

Los murmullos no se hicieron esperar, todos se preguntaban sobre la relación entre el famoso pintor y el actor de no muy buena trayectoria, ni reputación. Además todos querían ser retratados por el pintor, millonarios, actores, gente reconocida ¿Porqué Sakuma lo utilizó como modelo?

 

.*.

 

-Hubo una vez un hombre solitario…un día encontró a un chico, casi tan solo como él.

El hombre se enamoró del chico, admiraba tanto su belleza que decidió pintarla.

 

.*.

 

Un misterioso hombre se le había adelantado, un tal Tohma Seguchi, se había llevado al ‘’Amante Demoníaco’’ como había bautizado Sakuma a su obra. Luego el hombre desapareció sin dejar rastro, al parecer no estaba interesado en las demás pinturas. Pero él sí, y aguardaba para el gran final, estaba seguro de que había uno.

 

-El cuadro que mostraremos a continuación…fue pintado un día antes de su suicidio.

 

El hombre retiró la tela que lo cubría, y todos se quedaron mudos.

 

.*.

 

 

Golpeó la mesa con los dedos, el reloj marcaba las 6:30, las luces del local eran cálidas, un vago aroma a café y chocolate inundaba el ambiente.

 

Por el vidrio podía observar a muchachos con paraguas, bolsas, comida, en pareja, solos, una diversidad de individuos desfilaban ante sus ojos.

 

Chequeó su celular pero no había ningún mensaje o llamada perdida.

 

-Lo prometiste…

 

Tomó el vasito de plástico lleno de chocolate y se dispuso a salir pero una mano sobre su hombro lo detuvo.

 

Giró el rostro.

 

-Llegas tarde…

 

-Tenía cosas que hacer….-se sentó frente a Shuichi y ordenó café.

 

-Si estabas con alguien más…

 

No respondió, simplemente lo miró directamente a los ojos, pero el pelirrosa le respondió con mayor intensidad, no se dejaría amedrentar.

 

-Solo lo diré una vez…-Shuichi se acomodó en el asiento- si me rompes el corazón Yuki…si lo haces, arrancaré el tuyo….si me apuñalas por la espalda, yo te apuñalaré dos veces y te dolerá….

 

El rubio dejó escapar una carcajada, Shuichi se sorprendió, nunca había visto reír abiertamente  al de ojos dorados.

 

-¿En serio crees….que encontraría a alguien tan baka como tú?...

 

Shuichi se sonrojó y se sintió tonto por haber dudado, tapó su rostro con una mano y sollozó.

 

-Lo siento…mucho…es que….no se que me pasa…Yuki…tengo miedo…no se si podría soportar…otra decepción…otro…abandono…no lo haría…

 

Eiri frunció el ceño, el chico era un llorón, pero le daba toda la razón- ya…ya…-palmeó su cabecita rosa y limpió sus lágrimas. Le encantaba consolarlo.

 

-Renuncié…y todos piensan que es una tontería…

 

Acercó al niño una canastita llena de pastelitos de chocolate.

 

-No…no…-Shuichi sujetó su cabeza como si doliera- el olor….me enferma

 

El rubio mordió uno de mala gana, el menor le sonrió- Yuki…¿puedes…acompañarme a un lugar?...

 

.*.

 

Encendió el interruptor, a simple vista todo estaba casi intacto, si no fuera por la falta de pinturas y la gruesa capa de polvo que cubría la estancia.

 

-Se las deben haber llevado todas….-Shuichi se agachó y recogió unos pinceles secos con pintura, los colocó con cuidado en un viejo cabestrillo- para subastarlas supongo…-sonrió con tristeza- no es como si quisiera quedarme con todas….solo…quería unas cuantas…

A veces pienso que todo fue un sueño, que no hay nada real que me conecte a él más que mis pesadillas y recuerdos….

 

Yuki se sentó en uno de los sofás y dejó solo a Shuichi en su recorrido.

 

.*:

 

-Solo podría salir adelante si dejaba al fin mi pasado atrás…

 

.*.

 

Cerró las cortinas de la habitación, quitó las sábanas, las sacudió y tendió la cama. Ordenó la mesa de noche, recogió la ropa tirada, sacudió el polvo, parecía como si no hubiesen transcurrido casi cinco años.

 

Se detuvo en el umbral y sonrió con la perilla de la puerta en la mano- Supongo que es hora de decir adiós…

 

.*.

 

-Me dije a mí mismo que cuando me enamorara realmente, no volvería a pisar esa industria. Lo más extraño es que lo hice de alguien totalmente opuesto a mí. Sin embargo comprendí que era importante confiar y dejar que me protegieran, nunca había sentido eso de niño…

 

-¿Y ahora?...

 

-Vivo una vida normal…nada de orgías, nada de porno. Nada del antiguo Shuichi Shindou.

 

-Gracias por tu tiempo, fuiste de gran ayuda….

 

.*.

 

 

Shuichi salió del departamento de Leonid, observó el cielo, un atardecer naranja con matices amarillentos lo recibía. 

 

Bajó las escaleras, un brillante Mercedes negro lo esperaba abajo. Abrió la puerta y se introdujo en el auto lentamente.

 

No arrancó aún, sacó una cajita llena de caramelos, tomó un puñado de ellos y los metió en su boca. Eso de no fumar lo desesperaba, pero Shuichi había insistido tanto que no tuvo otra opción.

 

-¿Estás molesto conmigo?

 

-No- contestó secamente.

 

-¿Es por la entrevista con Leonid?...

 

-Uhm....-emitió un gruñido.

 

-Yuki no te pongas celoso…-el pelirrosa se arrodilló en el asiento, estiró los brazos enroscándolos en el cuello del rubio y tomó asiento en su regazo cómodamente- yo pienso que eres mejor escritor que él…-depositó un beso suave en su mentón- no fue nada importante….solo buscaba basar su próximo libro en hechos reales…

 

Acarició el trasero del menor por sobre el pantalón, su cuerpo era tan pequeño que se perdía entre sus brazos, podía observar su carita infantil y sonriente a través de los lentes oscuros que llevaba puestos. Esa expresión solo podía significar algo.

 

-Si lo hacemos aquí…ahora, llegaremos tarde a la cita con el doctor…

 

Shuichi asintió y presionó su cuerpo contra el del rubio que pudo sentir su pequeño vientre por debajo de la ropa, apenas tenía 3 meses y comenzaba a notarse la curvatura.

 

 

.*.

 

-¡Yuki mira!...es tan pequeñito….

 

Sus ojos dorados no perdían un solo movimiento de la criaturita que revelaba el ultrasonido. Shuichi apretaba su mano y sonreía, emocionado, mientras el doctor les explicaba donde se hallaba el corazón.

 

Ver a Shuichi tan feliz, tan excitado, como un niño chiquito, lograba derretir la capa de hielo a su alrededor. Sonrió.

 

.*.

 

-¿Yuki que querías mostrarme?

 

El rubio lo tomó de los hombros y lo condujo hacia la sala, Iori dormía ya hace mucho rato en su habitación, Shuichi se preguntó que había bajo la tela blanca, era un objeto cuadrado y bastante ancho.

 

Lo miró con curiosidad y se acercó a pasos lentos, cuidadosos. No supo porqué pero un extraño nerviosismo se adueñó de su cuerpo.

 

-Recuerdas la tarde en el café….cuando llegué después de la hora

 

Asintió y sin poder contenerse atrapó la tela entre sus dedos y develó el objeto, sus ojos violetas se explayaron, varias lágrimas se deslizaron por sus mejillas y sollozó.

 

Lo recorrió con las manos, lo tocó tembloroso y se dejó caer de rodillas con el rostro lleno de lágrimas por la emoción. El rubio se agachó y lo abrazó por la espalda, depositando gentiles besos en sus mejillas- todo está bien…

 

-Yuki es que….es tan hermoso….yo…¿Cómo lo encontraste?....

 

-No  importa…

 

Shuichi lloró de felicidad y se abrazó a su cuerpo. Era un bellísimo cuadro, un niño de cabello rosado desnudo, recostado boca abajo en una cama revuelta, su expresión traviesa y sensual era una delicia, sus armoniosas proporciones, la luz de los ojos, el tono de la piel, su sonrisa, su cuerpo curvado. Una visión erótica de la mismísima belleza que impactaba a simple vista. Recordó todos los sucesos ocurridos durante esa tarde, el ebrio, en la alfombra junto a Ryuichi, la pose, sus manos moviéndose mágicamente sobre el lienzo limpio.

 

El olor a pintura, sus ojos azules, su cabello castaño agitándose por el esfuerzo.

 

Tenía una pequeña inscripción en la parte inferior.

 

‘’Finalmente logré atrapar a tu belleza…entre mis dedos, mi pequeño Shuichi’’

 

-No pude dejar de verlo…-Shuichi lo miró directamente.

 

-Yu…ki…¿podrías…decirme….como se llama?

 

El rubio sostuvo su rostro entre sus manos, acercó sus labios a su cuello y aspiró su suave aroma, el aroma a belleza, a su Shuichi, a su mocoso de cabellos rosas, al que iba a dar a luz a su hijo.

 

-Venus

 

 

She's got it yeah, Baby, she's got it
Well, I'm your Venus, I'm your fire
At your desire

 

Notas finales:

 

 

Notas finales de Pandora: Gracias mil gracias a todos los que leyeron mi fic x.x…se que el final quedó muy webón…pero no sé xD…es que mi especialidad son los finales abiertos ;_; *le lanzan cáscaras de platano* T.T y como casi me matan por escribir uno de ellos la otra vez xDDD…

 

Gracias por los reviews ^^ su apoyo, especialmente a Rei ;_; la niña de los pajaritos xDDD…a Loooseeeer T.T…hace muuucho que no te veo -.- algún dia nos encontraremos en el msn xDD…espero que estés feliz…*mirada amenazante* Shu se quedó con quién querías u.ú…xDDDDD…y a Sakuma-san ^^ (no me odies no me odies ;_; no me odies…yo no quería xD mi mano actuó por si sola ;_; no me odies)

 

Tengo otro proyecto en mente…algo diferente pero al mismo tiempo similar a mis fics…xD veré que hago al respecto…

 

Saludos ^^!


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