Kougyoku suspira una y otra vez al tiempo que firma varios documentos en su oficina.
-Ah~.
-Ya párale vieja, pareces alma en pena y fastidias.
-¿Por qué siempre eres tan grosero? La consideración no mata, ¿sabes?
-Nah, mejor no me arriesgo-sonrió de lado.
-Ah~.
-Ah ah ya pues, hasta pareciera que te están cogiendo.
-¡J-Judal-chan!
-Ajá-divertido-tu nerviosismo indica que estas pensando en eso.
-N-no es verdad.
-Claro que si.
-¡Cállate!-le lanzó el jarrón con agua que por poco le atina.
-¡¿Estas loca?! ¡Pudiste haberme matado!
-¡Es tu culpa por decir cosas tan vergonzosas!
-¿Cuál es el problema? A nuestra edad el sexo es natural.
-S-supongo. Mmm...
-¿Qué?
-¿Has...tu sabes?-jugó nerviosa con las manos.
-Con tanto desastre no tuve oportunidad. Pero tengo a alguien en mente. ¿Y tú? Je, no eres una perdedora, ¿o si?
-¡Patán! C-claro que lo tengo.
-El rey idiota no cuenta.
-¡Ni menciones a ese bastardo que solo me utilizó!
-Oh~ ¿y?
-Al...
-¿El unicornio? Mala pata, ya tiene esposa.
-¡No! A-Aladdin-chan...
La pupila masculina se contrajo diabólicamente.
-Tendremos problemas vieja, porque es a quien me quiero tirar.
-¡¿Eh?!
-¡No grites, me dejaras sordo!
-P-pero nunca imaginé que fueras gay.
-Ay por favor si se me ve por todos lados.
-Mmm, Aladdin-chan...
-Ese es un pervertido, seguro que le da a lo que sea.
-Uh~.
-Hagamos algo interesante. El primero que lo lleve a la cama, gana. El es el premio~.
-¡Que inmoral!
-Bueno, si te quieres quedar virgen, allá tú.
-¡No! B-bueno, no...¡Ah!
-Ahí te vez.
-¡Alto! Ah~ a-acepto.
-Je.
~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~
...
Aladdin va de lo más alegre mordiendo una manzana cuando en su camino se encuentra a la emperatriz.
-Buenos días onesan-sonrió amable.
-Deja de hacer el vago y ponte a trabajar.
-¿Eh? S-si, claro.
La chica se siguió de largo.
«-¿La hice enojar?»
Dió un par de pasos cuando algo le golpeó en la nuca provocando que se fuera derechito al suelo.
«-Lo lamento, pero una vez te haya amarrado a la cama me sentiré menos vulnerable y podremos hablar.»
Le arrastró con mucho trabajo a su alcoba. Una vez adentro cerró tras de si y dejó salir un gran quejido.
-¡Como pesas! Ayudaría mucho que no fueras tan alto pero je je je.
Le llevó al lecho y amarró de las muñecas dispuesta a repetir el acto con los tobillos cuando despertó.
-¿O-onesan?-aturdido.
-¡Ah!
-¿Qué haces?-notó las cuerdas en sus extremidades.
-No se supone que despertaras aún. Quiero conversar.
-Puedo escucharte cuando lo desees, no necesitas llegar tan lejos.
-No soy una pervertida si es lo que piensas.
-Oh, para nada. Aunque debes admitir que es mmm curioso.
-Aladdin-chan, me gustas mucho-este se ruborizó-¡Di algo es muy vergonzoso!
-Me tomaste por sorpresa. Nunca imaginé que...¿lo dices enserio?-asintió-Oh, Kougyoku también me gustas y mucho. No tenía idea de como acercarme a ti, eres tan maravillosa.
-¡Que tonta soy! Debí imaginar que los regalos que me dabas significaban algo.
-Lo importante es que lo sabes.
-Oh no.
-¿Qué ocurre?
-H-hice una apuesta con Judal-chan. El que te llevara primero a la cama sería el ganador.
-¿Cuál es el premio?
-T-tú.
-Ungh.
-Bueno estas sobre una, debe contar ¿o no?
-No vieja tramposa. Sin sexo no vale-divertido desde la ventana.
-¡Estabas espiando!
-No me perdería el momento en que lo violas.
-¡No lo iba a hacer! ¡Solo necesitaba hablar!
-Nah, de todas maneras se ve sabroso atado.
-¡Judal-kun!
-¿Qué? ¿Ahora tienes un ataque de moral?
-E-es mi culpa-ella-lo golpeé, se desmayó y aproveché para...
-Debes estar bien caliente si te pones tan violenta.
-¡Judal-kun!
-¡Judal-chan!
-Nah, me da igual la apuesta. Semejante oportunidad no se desperdicia.
-¡Es injusto yo gané!
-No te lo cogiste, en lo que a mi respecta es un empate.
-¡No!-autoritaria.
-¿Cómo?
-He dicho que no. Eres mi mejor amigo pero Aladdin-chan me gusta mucho. No te dejaré tocarlo.
-Estarás tan buena. Quiero ver que lo intentes.
-¿Ah si?-cogió su contenedor de rey.
-Si-sacó su varita.
-¡Alto!
Aladdin que se liberó del amarre, molesto.
-¡No discutan empleando magia! ¡Se harán daño y wah...!
Judal le cogió por detrás, le tomó del mentón y le dió un candente beso que le dejó sin aliento. Se ruborizó.
-Ah ah ah, J-Judal-kun...
-¿Qué? No me digas que no te gustó porque no te creo.
-B-bueno...
-Ya veo-la emperatriz a punto del llanto-supongo que estoy de más. Será mejor que me vaya.
-¿A dónde vieja? ¿Qué no lo oiste? El enano dijo que le gustas, aunque le agrada lo que le hago sentir. No seas tonta, podemos compartirlo.
-¡¿Eh?!
Los más jóvenes a la vez.
-Piénsalo enano.
-P-pero...
-¡No les voy a rogar!
El oráculo cogió al otro de la trenza y le estampó en los pechos de la chica que abrió la boca desmesuradamente, en un silencioso grito. Solo eso fué necesario para que Aladdin se hundiera en su dulzura y agradable aroma. No fué necesario que Judal hiciera más porque se restregó en la zona por si mismo como si no hubiese mañana, apresando la voluptuosidad entre sus manos y jugueteando con los dedos. Las piernas femeninas fallaron y casi se dejó caer. El sacerdote sonrió victorioso y rápidamente puso manos a la obra, desvistiendo al hijo de Solomon. Rozando su piel con tal maestría que no halló la más mínima resistencia.
«-Je, sabía que no podrías oponerte a mi.»
Aladdin por su parte, retiró el ropaje de la emperatriz, dejando en libertad su hermoso par de pechos, los que llevó a su boca y comenzó a chupar.
-¡Ah~!
Se entretuvo quizá más de la cuenta dejando los botones firmes y llenos de saliva. Pasó al cuello de Kougyoku y le besó lamiendo de vez en cuando. Judal y la chica se disputan el control de la intimidad del magi, una vez se hicieron paso entre las telas.
-Judal-kun, K-Kougyoku-onesan.
Ella capturó sus labios con lujuria y Judal paseó la lengua por su espalda. Aladdin cerró los ojos con fuerza y sus mejillas adquirieron un color más intenso.
«-Eres tan lindo Aladdin-chan.»
«-Me vuelves loco enano.»
Las manos del sacerdote se deslizaron al frente por lo que tocó los pechos de Kougyoku por accidente.
«-Mmm tampoco está tan mal pero no es lo mío.»
Para dedicarse solo a Aladdin. Sus respiraciones se hicieron cada vez más irregulares y el sudor perló delicadamente su piel. En algún punto Judal arremetia contra el hijo de Solomon y este bailaba con elegancia dentro de Kougyoku. Los gemidos y suspiros no tardaron en aparecer, como la melodía que acompaña la mejor danza de la historia. Un agradable cosquilleo se extiende por todo su cuerpo proveniente de la zona más sensible, hasta llegar a la liberación por medio del climax. Un agotamiento intenso invade al más joven que sin salir de Kougyoku se queda dormido sobre sus pechos.
-Ah ah...¡oh por dios! ¡Aladdin-chan!
-Estará bien, creo.
-¿Y cómo le hago? Es perturbador tenerlo en-se ruborizó.
-Je je yo no tengo problema, es cómodo.
-Pobre Aladdin-chan.
-Gracias vieja.
-¿Eh? ¿Por qué?-desconcertada.
-No molestes.
La chica advirtió un leve carmin en el rostro de Judal y sonrió.
-¿Me ayudaras a protegerlo de ahora en adelante?
-No es necesario preguntar, es obvio porque está bien menso.
-A-aunque espero que esto no se repita, me da pena.
-Como si no tuvieras una gran sonrisa, pervertida.
-Je je je je. Hoy fué...
-...el mejor día de mi vida.
-Kougyoku...Judal-kun, los quiero mucho.
-Anda que este habla dormido.
-Es muy tierno.
-Eso si.
-¿Mmm?-sorprendida.
-¿Qué? No soy una maldita piedra sin sentimientos.
-También eres lindo.
-Nah, mejor cállate-desvió la mirada.
«-La vieja me hace sentir raro pero hoy estoy seguro de algo...definitivamente destrozaré el enano un día de estos.»
También se quedó dormido.
-¿Chicos?-sin respuesta-Oh no...
Lo bueno de ser tres, es que alguno resistirá la batalla y podrá cargar con los compañeros caídos.
«-Soy la emperatriz, puedo con esto y más.»
Aladdin se removió buscando una posición más cómoda.
-Aaaaahh, lo lograré solo no se muevan más.
Con trabajo logró sacar al hijo de Solomon, se colocó su ropa, les cubrió con la sábana y se retiró molesta.
-¡Tengo trabajo par de vagos!
Esa chica no es siempre dulzura y gracias a su negligente actuar se esparcieron un montón de rumores extraños. Nada que la modificación a ciertas leyes que hagan legal la poligamia no pueda arreglar. Su relación es demasiado especial como para darle título de amante a su mejor amigo o al chico que ama, gracias a ellos descubrió que es ambiciosa. No por nada es una Ren.