Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Feliz navidad Jason Todd por Nero Sparda

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ya sé que tengo muchas cosas pendientes pero necesitaba subirlo. Lo siento porque no tiene lemon (?)

 

 

Damian inhala profundo, intentando llenar por completo sus pulmones y así relajar su cuerpo entero mediante ejercicios bien medidos de respiración, quizás hasta debería meditar.

Una tontería.

La tranquilidad está en el ataque, en embestir a golpes contra el enemigo hasta sentir los nudillos adoloridos y en carne vive. Hasta dejar a uno con vida.

No sabe bien qué fuerza sobrehumana lo empuja a través del elegante pasillo hasta la puerta firmemente cerrada, sólo piensa que puede ser esta su única oportunidad para dar “el gran paso” y exhibir sus sentimientos largamente reprimidos.

¿Y si es rechazado? ¿Echado sin siquiera una explicación? Lo ha considerado bien. Ha dado vueltas al mismo tema durante sus horas insomnes e incluso cuando entrena.

Mientras fuerza la entrada usando una ganzúa no puede evitar pensar en las botellas que le vio beber durante la cena, parecen ser suficientes para volverlo un poco más maleable aunque va bien preparado, por si acaso.

La puerta emite un bajo sonido de protesta al empujarla pero se abre lentamente dejando ver la penumbra interior, las largas cortinas corridas sobre enormes ventanas que apenas dejan entrar breves retazos de luz exterior, ese suave resplandor delinea el cuerpo echado bajo algunas gruesas antas, puede distinguir la forma perfecta incluso a tal distancia. Músculos fuertes, letales.

Cierra bien a sus espaldas, temeroso de que alguien lo vea, que alguien sospeche.

No hay movimientos, no parece haber despertado y al principio siente alivio, si duerme puede tomarlo por sorpresa. La sorpresa es un factor importante aunque considera más peligrosa su propia valentía.

— ¿Qué se supone que haces, enano demonio?

Sus palabras se arrastran unas sobre otras como si no acabasen de tomar forma antes de ser dichas. Por un momento infinito piensa que Todd está ebrio y no logra discernir si sería bueno o malo para el desarrollo de su misión, más luego cae en cuenta de que se encuentra atrapado en la vigilia, no completamente dormido ni tan despierto. El alcohol en su sangre no es suficiente, no lograría noquearlo, lo ha visto ingerir cantidades alarmantes antes sin siquiera balbucear.

—Vine a darte tu regalo de navidad, Jason.

Usa su nombre y no su apellido, se esfuerza en ello para enfatizar algo, que son iguales, que ahora no ha venido en plan “Robin vengador”. Sólo son Damian y Jason en una habitación oscura.

—No debiste molestarte, ¿es otra palanca? ¿Piensas matarme?

El sarcasmo y el recuerdo le causan una ligera vergüenza. Mirando en retrospectiva fue bastante infantil de su parte regalarle algo así, no pudo evitarlo, tenía diez y Todd a veces es irritante.

—Algo aún más valioso e incomparable, deberías sentirte honrado.

Jason parece ligeramente interesado, se incorpora despacio sobre los codos, observándolo. No puede distinguirle muy bien los rasgos en esa penumbra pero a medida que avanza, completamente descalzo u usando únicamente la túnica de Robin, puede notar el brillo en sus ojos, expectante.

Comprende, no sin cierta envidia, porqué tanto Talia, su madre, como Bruce, su padre, están tan interesados en ese roto pajarito.

No sólo atrae la fuerza bruta contenida apenas y esa perspicacia suya, es un magnifico soldado, forjado con dureza en las calles, sin embargo hay algo hermoso en su corazón mancillado, algo delicioso en ese dolor que emana y la necesidad de cariño, aprobación.

— ¿Y bien? ¿Me arrancarás las tripas?

Le duele que piense así de él aunque en parte es verdad, ¿Cuándo le ha dado motivos para confiar? Hasta hace apenas dos años seguía mirándolo como un idiota violento y psicótico. Antes de su fijación.

Siendo sinceros, ni él mismo se había dado cuenta hasta que fue imposible ocultarlo. Comenzó a mirarlo detalladamente, admirando los músculos firmes, los torneados muslos y ese bonito culo suyo, si bien no tan respingón como el de Dick, daba cierta…tentación tocarlo. Le vigilaba, quizás intervino algunos de sus teléfonos o rastreó sus casas seguras por todo Gotham y el mundo. Incluso sintió insanos celos de la chica alíen y el tipo que parecía camionero.

Cuando sube a la cama, gateando hasta quedar sentado sobre el regazo ajeno con la intervención de las sabanas actuando como barrera entre ellos, puede sentirlo tenso, una singular sorpresa inundando su rostro severo y Damian está satisfecho consigo mismo por lograr aunque sea eso.

—Soy yo.

Jason bufa, parece divertido.

— ¿Y tu pequeño moño rojo?

Es su turno para tensarse, ofendido, ¡Él lo hace casi todo! ¡Avergonzándose a sí mismo intentando seducir a Todd sin recibir la menor cooperación de su parte!

—Cierra tu maldita boca, no lo arruines Jason.

Vuelve a usar su nombre queriendo reafirmar una inexistente conexión entre ambos, para sentirlo suyo aunque aún no se atreva a llamarlo “Jay” o “Pajarito”  como otros, tan cercanos a él, lo hacen.

—Mira niño, no estoy de humor, he tenido un largo día. Preferiría dormir bien.

Entiende, vaya que sí. Estar en la mansión con los demás Robin resulta agotador, sobre todo cuando Bruce intenta festejar la navidad a su manera.

Le resulta ridículo algo semejante viniendo de hombre tan serio pero no pensó contradecir a su progenitor, no al saber que Jason confirmó su asistencia y que probablemente se quedaría esa noche tras la rica cena preparado por Alfred.

Suspira, necesita relajarse, enviar el suficiente oxígeno a su cerebro para ponerlo en marcha. Sólo hay una idea presente y necesitará valor si quiere llevarla a cabo.

Jason está a nada de golpearlo y echarlo fuera cuando finalmente lo decide. Le besa.  

La sorpresa inicial lo deja helado. Hay duda que Damian aprovecha, profundizando, moviéndose tan diestro como su inexperiencia le permite. Los movimientos son acompasados, tan cautelosos como si temiera asustarlo y en parte así es, nadie necesita a Red Hood repartiendo tiros por la mansión.

Al separar sus labios empuja también la lengua, pidiendo silencioso permiso para poder asaltar la cavidad ajena como ha visto en infinidad de películas. No hay respuesta y comienza a temer.

¿Y si Jason se lo cuenta a padre? ¿Lo evitará a partir de ahora? ¿Qué pasa si decide marcharse y jamás volver?

Ante sus dudas siente despertar el musculoso cuerpo del forajido, poco a poco como una estatua que cobra vida y va aprendiendo la forma exacta de cada extremidad, los movimientos y límites.

Siente las manos ásperas recorrer su cadera casi desnuda y baja hasta las piernas expuestas que tiemblan casi en el acto.

Lo recorre con morbo, como un hombre debería recorrer a una mujer que desea demasiado, y también siente algo duro ir cobrando forma en sus pantalones deportivos, tan inesperado que Damian no puede reprimir un suave quejido.

No creyó encontrar respuesta tan pronto a su inesperado “crush”, supuso que debería rogar durante días y convencerlo, hacerle caer en el deseo tan impropio de dos hermanos políticos jugando con fuego.

Resulta agradable ser correspondido, aunque acarició brevemente la posibilidad de fracaso no esperaba algo tan maravilloso, ese tibio peso llenando su estómago al saberse lo suficientemente bueno para gustarle a Jason Todd

La capucha cae sobre sus hombros desnudos y entonces, cuando Red Hood siente la tersa piel oculta bajo su túnica, se detiene, quizás amedrentado por la casi desnudez del chico, lo que eso implica.  

—Eres un niño, Damian, esto no es correcto y lo sabes.

—Tengo catorce, soy casi un adulto.

Todd le mira sin decidirse entre reír o molestarse. Acaricia sus labios ligeramente hinchados y luego desliza esos mismos dedos húmedos más abajo por el mentón, el cuello y va desatando despacio la capucha que cae más abajo dejando tanto el torso como su plano vientre al desnudo. Se siente un poco avergonzado, ni siquiera lleva ropa interior. Quizás si lo hubieran atrapado Tim o Dick desfilando así por el corredor…bueno, él es un genio, el mejor Robin y un digno heredero Al’Ghul, no lo escucharían llegar. Como una sombra. Pero seguía siendo…peligroso.

—Mira, hagamos algo ¿sí?— Jason ofrece, Damian frunce el ceño. —Yo te espero, sólo son ¿qué? ¿Cuatro años más? ¿Seis? Y entonces podrás venir a mi habitación tan desnudo como quieras, pero no ahora. No aquí. Necesito que seas legal…

Se estremece sintiendo los hábiles dedos deslizarse por sus muslos desnudos, la promesa de algo más, algo mucho mejor que hasta ahora le ha sido negado. Traga duro, intentando quitarse ese nudo formado recientemente en su garganta. No es un niño, no puede permitirse tartamudear o temer.

—Pero yo puedo hacerlo, quiero hacerlo…

—No, Damian, aún no…mira…puedo corresponder a tus sentimientos— Jason se pasa una mano por el cabello alborotado y este apunta ahora en todas direcciones. —Es jodido, los…todo esto es muy jodido, pero en serio, si Dick o Bruce nos atrapan me romperán las piernas y luego desaparecerán mi cadáver. Y Alfred…no quiero saber cómo nos mirará si él averigua lo que hicimos…o íbamos a hacer.

Hay duda, por un momento Damian asiente porque no quiere ver en los ojos de su padre una mayor decepción ni escuchar tampoco los chillidos que dará Richard si lo averigua. Siguen tratándolo como un niño. Además, Alfred siempre le ha tenido mucho más cuidado.

—Bien, pero serás mío, sólo mío.

Le escucha chasquear los labios disgustado, murmurando apenas en forma perceptible: entonces no llegaremos hasta la mayoría de edad. Soy un jodido pedófilo.

—Volveré a dormir.

Intenta bajarse, desterrar el rubor que ya amenaza su juvenil rostro, quizás quitarse la desilusión repentina que le invade de forma desagradable.

—Oye, dijimos que esperaríamos, no que iba a dejarte escapar, enano demonio.

Lo golpea justo sobre el pecho debido al odioso apodo. Jason se queja y no lo suelta, abrazándolo firmemente mientras deposita infinidad de besos sobre su rostro enfurruñado, deteniéndose justo sobre sus labios entreabiertos, los cuales muerte cariñosamente, casi mostrándose amoroso, casi.

—Feliz navidad Damian Wayne, me ha encantado mi regalo, es más, creo que podría dormir con él. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).