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Yo por AGR

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Notas del fanfic:

Informo que los personajes de Saint Seiya no son de mi propiedad. Dicho esto solo me resta decir que lo disfruten. 

 

Yo

 

El sudor mezclado con la sangre de aquel hombre que se encontraba en el suelo ya teñía su morena piel, los cabellos azulados eran mecidos por los fuerte vientos de aquel invierno que parecía eterno, manteniendo aún una mirada fiera, mientras observaba a su rival caído en la capa espesa de nieve exhalando su último aliento de vida. Ser un Oficial de la Guardia Real no resultaba fácil, no cuando se debía de luchar por defender un trozo de tierra y el honor de su Rey hasta la última hebra de vida. 

Cubrió su cuerpo lo mejor que pudo con su gruesa piel de oso gris, haciendo que se viera frente a su séquito un líder de temer cual llevaba sobre sus hombros la seguridad de un reino. El terror de muchos reyes que se intentaban defender de los ataques y la pesadilla de aquellos que fueron conquistados por la fiereza del Fénix que mostraba un gran domino de su espada, la mayoría de las aldeas gobernadas ahora por el Rey Zeus, clamaban su muerte y otros bendecían su nombre, dejando su legado en cada tierra que pisaba. Ikki Fénix comenzaba ser parte de la historia de un conquistador. 

Con la espesa nieve cayendo sobre sus cuerpos los aguerridos hombres regresaron triunfantes al Palacio, tierra próspera y bendecida según ellos por los dioses, celebrando con cantos de marcha su victoria, nombrando a Ikki el Inmortal por esos sus camaradas que podían dar testimonio de sus proezas en el campo de batalla. Una buena cerveza les recibía antes de que cada uno fuera a su hogar dejando ver la admiración por su líder que solo sesgaba una sonrisa bebiendo hasta el fondo de su bebida antes de dar la nuevas buenas a su Rey.

El cansancio de vagar por otras tierras resultaba pesado, meses de ardua lucha se podía ver reflejado en su rostro, el hambre y el frío resultaban ser sus más grandes enemigos. En la travesía había perdido a uno de sus hombres al llegar y en la batalla al menos unos diez haciendo bajas a su guardia y que pronto debía reemplazar.  

Entrando en su lujosa cabaña, le vio sentado en el diván, la figura que se erguía ante su llegada, la mirada de odio que podía cortar los grandes cubos de hielo que se habían formado en la entrada de su hogar, podía saber cuánto deseaba verle muerto, pero eso no le preocupaba, no al Fénix el Inmortal. Aquel hombre de dorados cabellos que le recordaban cuan hermoso es el sol y a su madre yacía muerta hace tanto tiempo, había ganado su corazón endurecido por miles de muertes. Se quitó sus botas, luego la piel que utilizaba como abrigo, dejando cada pieza en el suelo para evitar manchar su lecho en el que haría el amor a su ave en cautiverio. Era el regalo que Zeus, le obsequió cuando conquistaron esa tierra nórtica. 


      -Me alegra que me esperaras. 


      -Tenía la esperanza de que te mataran.  


      -Lamento decepcionarte mi pequeño Cisne, pero siempre volveré a ti. Ahora prepara un baño que vengo muerto de cansancio y quiero asearme antes de poseerte. 


      -No soy su maldita criada, mucho menos una puta que puedes tomar cuando te da la gana, eres un cerdo y me das asco, solo de pensar que me tocas... eres asqueroso... 

 

     - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?, y aún no entiendes lo que debes de hacer. ¿Quieres acaso que te trate como a un prisionero en una celda?  


      -Hace mucho dejé de tenerte miedo Ikki, cuando eres roto por dentro ya nada queda.  


      -Quiero la cena lista, en una hora estaré en el comedor. No me presiones más Hyoga, no provoques al demonio en mí porque puedes perder, estoy muy cansado, aunque debo de admitir que amo sus ataques de ira, pero no hoy. 


      - ¿Que más voy a perder?, ¡mataste a mi padre.! 


 Su puño fue directo a la mandíbula de aquel que tanto a odiado, pero su arrebato le fue cortado por una bofetada que le hizo sangrar su labio inferior. Ikki mostraba el poder de dominio ante su amante, no podía permitir que le faltara el respeto, no a él no cuando Zeus que fue como su padre se lo regaló. 

Sujetando aquella cabellera rubia y con un fuerte gruñido dejó claro quien mandaba en aquel hogar. Le soltó empujando su cuerpo a la cama haciendo que rebotara, pero no dijo nada solo se marchó, necesitaba asearse y calmar su bestia interna.  

Como fue dicho por los labios de Ikki estaba en el pequeño comedor, cenando en absoluto silencio, mirando por instantes a su amante sentado frente suyo, que aún mantenía la sangre ya seca en su labio y barbilla. Se sintió culpable por ello, pero la corrección a veces era necesaria y no dejaría que la culpa lo hiciera perder el juicio. 


      -No lo vuelvas hacer, no me debes de faltar el respeto. Deja de luchar contra mí Hyoga, no soy el enemigo. Come que se te enfría. 


      -Solo eres un maldito y sucio asesino. Espero verte muerto pronto. 


      -Sí soy un asesino y uno cruel, pero debo serlo para mantenerte a salvo y a mi amado pueblo. Suficiente de reclamos Cisne, quiero poseerte.  


Dando su último trago al vino tinto, dirigió a su bello consorte hasta su habitación desnudando aquella bronceada piel, tan suave como la seda, con un aroma a yerba silvestre, todo en Hyoga era magnífico la pasión en arte, pensamiento que le hizo fruncir el ceño ante la sola idea de lo que padecería Hyoga en otras manos que no fueran las suyas.  

Quizá no había empezado bien con amante, pero estaba dispuesto hacer que su Cisne que tanto le odiaba cambiara el sentimiento por algo de amor. Un rastro de besos era dejado desde el cuello hasta la parte baja de la espalda, dando la vuelta para llegar a su pecho lampiño y terso descubriendo su sabor en los pezones, bajando poco a poco hasta la entrepierna donde encontraba un erecto pene que había despertado con pocos toques. 


     -Te amo Hyoga, nunca lo olvides, podrás odiarme toto lo que desees, pero no me arrepiento, no cuando te amo hasta para dar mi vida por ti. 


Le acostó en la cama dando una seguida de caricias escuchando pequeños jadeos de Hyoga salir, sus dedos imperiosos le estaban hurgando su entrada mientras que sus labios rodeaban gustosos aquel miembro lloroso por ser atendido y él no le haría sufrir ya que su propio cuerpo estaba ávido por sentir, aunque fuera el momento de penetrarle ya que su amante era frío y no le daba alguna caricia. Era hacerle el amor a un muerto.

Le abrió las piernas lamiendo con el fin de lubricarle lo mejor posible, quería que sintiera todo el placer que le estaba dando, pero un fuerte dolor en su estómago le hizo detenerse, mientras que el sudor comenzaba a mojar su frente, el jadeo se volvía rápido y el empujón que le había dado Hyoga con sus pies le hizo golpear con fuerza el suelo donde se intentaba levantar. 


      - ¿Te sientes mal asesino? 


      - ¡Joder!... ¿Que me sucede?... ¡¡Hyoga!!... ¿Qué me hiciste? 


      -No tienes idea de cuanto he esperado este momento Ikki, verte pagar por la muerte de mi padre, verte sufrir por cómo me has tratado. Ya es hora de que dejes de ser Inmortal.  


      -¡¡Hyoga!!  

 

Una columna de humo se elevaba en remolidos grises haciendo ver más terrible aquella noche, pero parecía que la nieve colaboraba con no asomar su frío manto, todos y cada uno de los camaradas del Fénix miraban el cuerpo arder, plegarías y cantos eran expuestos con el fin de que los dioses acogieran aquella alma.

Hyoga sentía nauseas ante tanta gloria que le daban al hombre que tanto odiaba, todos ellos estaban enfermos y merecían ante sus ojos morir. Niños lloraban, ancianas tiraban pétalos de flores y aceites, no entendía aquel ritual, pero se dio cuenta que todo había terminado cuando el fuego dejó de crepitar los leños de la hoguera. 

Zeus le había mantenido cerca como el amante fiel de Ikki, él merecía las condolencias de todo su pueblo, posó su mano fuerte y vieja en el hombro erguido del rubio sin dejar de mirar las cenizas que serían esparcidas en el mar de su tierra natal. 


      -Fue un gran hombre, es una dura pérdida tanto para usted como para mí. Pero prometo ante sus cenizas que te protegeré Hyoga, no permitiré que los hombres de su padre Camus te asesine. Tendrás todo para vivir dignamente hasta que puedas volver a su reino como nuevo Rey de Acuario, pero antes debemos de limpiar la impureza de un trono cubierto de maldad. Las personas bajo su gobierno no morirán de hambre ni serán esclavos. 


      -No comprendo de lo que habla Señor. ¿Dice que usted me estaba salvando de mi padre?, él nunca me haría daño. 


      -Ikki, fue quien te ha salvado Hyoga, iba a destruir toda esa tierra con el fin de terminar con Camus y sus descendientes, pero Camus reveló que no era su padre y que el heredero legítimo era usted. Ikki abogó pidiéndote como regalo y yo le di mi palabra. No confiaba en usted, pero él sí lo hacía y yo lo hago ahora. Ve a descansar Hyoga debes estar cansado. 


      -Yo...  


 -FIN-  

 

Notas finales:

¡Hola! 

Espero que les guste este nuevo fic que les traigo, es algo corto pero me andaba dando vueltas en la cabeza.

Gracias aquellas bellas personas que me siguen por darme el apoyo necesario para continuar.

Saludos y kisus pervertidos. 


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