“A veces la vida está empecinada a darte mil bofetadas en tu cara”
Anochecer en Tokio, me encuentro en mi habitación arrodillado frente al espejo o lo que queda de este esparcidos en el suelo que hace un par de minutos lo destruí con mi propio puño, ¿Por qué justo en el momento que creí que la vida al fin me premiaba tenía que volver esa parte del pasado que luego de muchas terapias logre dejar en el pasado? Aun con lágrimas en mis ojos, observo una fotografía de ambos en la mesita de centro en que salíamos los dos en Las Vegas con un certificado de matrimonio. Aun con esa estabilidad que siento a tu lado, el recordar parte de mi pasado hace que mi mundo se derrumbe nuevamente, justo cuando te encuentras de viaje fuera del país y no puedes contenerme.
—Akira… No sabes cuánto te necesito en estos momentos. —Comento observando mi celular apagado. —Y si te llamo no me vas a responder.
Dando un pesado suspiro me levantó del lugar y me dirijo al balcón del departamento, recordando la llamada que me descompuso, cuando al fin logró olvidarme de él y el infierno que me hizo vivir en mi adolescencia y parte de mi vida universitaria con mi ex pareja de la cual gracias a ti me pude librar, a pesar de lo tóxica que siempre fue esa relación .
—Eres un idiota Tanabe, después de años, te sigue afectando recordar esas heridas. —Susurro observando mi muñeca izquierda en la cual luce una cicatriz que solo tu y yo conocemos .
“Nadie te va a amar” “Ya estás sucio” “Mira eres tan estúpido que no eres capaz ni siquiera de preparar mi cena preferida” Estás y más frases se repetían en boca de mi ex, todas acompañadas de maltrato físico, esa cicatriz en mí muñeca fue una forma de pedir ayuda, de alguna forma esa herida que me hice me guió a la clínica en la cual logré conocerte, ya que por mi intento de suicidio, te designaron como mi psiquiatra, recuerdo que en contra de mi voluntad lograste de a poco que aceptará la terapia y de a poco curar mi salud mental, solo con terapias alternativas y tu compañía.
Desde ese momento hicimos conexión, lograste que hiciera la denuncia en contra de esa persona y de a poco entre las terapias lograste que decidiera dejar atrás el miedo que quedo instaurado gracias a él y decidí darte una oportunidad; desde ese momento no me haz defraudado. “Te amo” “Eres mi vida” “Jamás te haré daño y tampoco permitiré que te vuelvan a herir” “Disculpa mis constantes ausencias, pero te prometo que te compensaré como lo hago siempre “. Recuerdo algunas de tus frases y nuestras discusiones, aquellas que se caracterizaban por no gritarnos y respetar la opinión ajena llegando a un consenso.
Veo los primeros copos de nieve caer en la ciudad, la nieve que siempre me calma, la que me hace dejar de pensar un poco en esa llamada amarga, decido entrar para prepararme un café y buscar una manta, volviendo con estos objetos al balcón, acomodándome en el sofá para ver las luces de la ciudad y como esta se teñía de blanco.
—Espero que puedas volver antes de navidad, Reita. —Un suspiro sale de mis labios y trato de concentrarme en el paisaje por un buen tiempo.
Al fin me encuentro de regreso en Tokio, logre adelantar un par de días el vuelo de vuelta desde Estados Unidos, logro encontrar un taxi disponible, el cual abordo junto a mi maleta, doy la dirección de mi hogar y luego enfoco mi vista algo preocupado a la nieve que comenzó a caer, el motivo de mi inquietud es que te he estado llamando y enviando mensajes, los cuales no me has respondido, lo que intensifica mi mal presentimiento que me invade desde antes de adelantar el viaje.
—Solo espero que solo sea un mal presentimiento .—Comento mientras saco de mi bolso de mano un sobre, el pasaporte y una visa.—Solo espero que aceptes , Kai… sería un nuevo comienzo sin que ese imbécil vuelva a molestarte. —Digo sonriendo un poco mientras me acomodó la cinta que suelo llevar en mi nariz.
Pasaron alrededor de quince minutos cuando el conductor me avisa que llegamos al destino, le pago agradeciéndole, bajo del transporte con mi maleta adentrándome en mi edificio, saludo al conserje y luego voy rumbo a mi departamento, en el ascensor marco el piso trece, aun no terminó de arreglármelo cuando se abre la puerta del ascensor en el piso, salgo de este camino un par de pasos llegando a nuestro departamento.
Una vez adentro dejo a un lado mis llaves, la maleta y camino rápidamente a nuestra habitación, en la cual no te encuentro, pero veo unos trozos del vidrio del espejo en el piso con algo de sangre y tu celular apagado, me desespero al no verte, empiezo a llamarte mientras te busco con la mirada.
—Kai.—Grito tu nombre mientras llego a nuestra sala de estar y siento una brisa recorrer mi cuerpo, el ventanal estaba abierto.
Al llegar al ventanal que da al balcón recién te veo, durmiendo con una taza de café a medio tomar en tus manos, escena que me tranquiliza, te saco una foto y luego me acerco para depositar un suave beso en tus labios.
—Ya estoy aquí, mi amor. —Digo en forma suave mientras empiezo a tocar tus mejillas .—Vaya, que te extrañe.
—¿Akira?... —Escucho tu voz algo confundida, te había despertado .—¡Mi amor, ya estás conmigo!. —Dicho esto lo siguiente que recuerdo es a ambos en el piso, besándonos repetidas veces y ambos tocándonoscon cierta necesidad.
Luego de un cuarto de hora, ambos nos encontrzmos abrazados en el sofá, tapados con una manta, en silencio ambos nos mirábamos a los ojos, tú retiras la bandita de mi nariz, besando mi nariz, para luego recordar la escena con la cual me encontré en la habitación.
—Mi amor…¿Y ese caos que quedo en nuestra habitación?. —Te consulto de forma suave y noto que bajas tu mirada con cierto temor.
—Perdí el control , me llamo Tarumi para amenazarme y bueno… golpeé con mi puño el espejo… lo lamento. —Dices refugiándote en mi tórax —Lo siento… prometo arreglarlo.
—Kai… No es necesario. —Digo tomando tu mentón para que me mires a los ojos. —Solo me preocupe porque vi un poco de sangre, pero veo que fue un corte leve en tu puño. —Digo suavemente. —Ese patán de tu ex ya no podrá dañarte jamás… —Dicho esto te enseño un sobre entregándolo en tus manos.
—¿Y esto amor?. —Dices abriendo el sobre.
—El motivo de mis últimos viajes… ¡Sorpresa!. —Comento con una amplia sonrisa mientras veo como te emocionabas al sacar los objetos.
—¿Pasajes a Estados Unidos?... ¿Una visa?... ¿Llaves?...Amor… ¿Qué significa?. —Consultas sin salir del asombro.
—Nos vamos a vivir a Estados Unidos… A empezar nuestra vida de legalmente casados allá, lejos de nuestra familia que sigue tratando de separarnos y lejos de tu ex pareja, un lugar que no nos podrán hacer más daño, trabajaré en un prestigioso hospital y tú podrás trabajar tranquilamente en lo que te apasiona, esas llaves son de tu restaurante.
—Pero… ¿Cuánto invertiste?... Seguro fue mucho dinero…
—Eso no importa, mi amor, lo importante es que viviremos tranquilos y felices, para siempre. —Luego de decir esto siento nuevamente tus labios sobre los míos, yo te atraigo en un abrazo a mi cuerpo fundiéndonos en ese beso.
“Disfruta de estos últimos días en Japón, en una semana partiremos para no volver, ya no nos separarán esos viajes y nadie ya jamás nos va a separar. “
—Partimos el 26 de diciembre. —Digo a milímetros de tus labios. —Ya estarás lejos de esos feos recuerdos que te atormentan e inubicable para tu ex novio, solo seremos tú y yo.
—Amor, es el mejor regalo que puedo desear de navidad. —Te escucho con esa sonrisa amplia. —Muchas gracias, mi amor.
—No lo agradezcas. —Te respondo suavemente. —Todo lo hago por tu salud física y emocional. —Digo jugando con tus cabellos.
“Gracias Kai, porque así como yo te ayude a salir de una relación tóxica, tu me enseñaste a amar a tal punto de ir en contra de mi familia, para poder estar juntos. “