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Amante extraterrenal {ChanBaek/BaekYeol} por JouM21_

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ChanYeol rasgó las cuerdas de su guitarra con dedos suaves pero seguros, cerró los ojos y dejo que la melodía lo arrullara y lo llevara a ese lugar lleno de paz y armonía que tanto atesoraba. Tomó aire, se acercó al micrófono y, abriendo sus húmedos labios, cantó.




Dejó que sus sentimientos fluyeran con él. La canción era triste, con ritmo suave, su voz ronca y baja dandole fuerza y la letra dolorosa un toque crudo. ChanYeol escribió esa canción cuando su madre murió de cáncer pancreático. La soledad, la tristeza y el dolor que sintió en ese momento, con apenas quince años de edad, pensó que lo desgarraría de adentro hacia afuera. Lo único que alivió su dolor fue ponerlo en papel, la música y las letras fueron su salida del infierno. Trece años después, el dolor de su pérdida seguía ahí, pero era más como un pequeño malestar en su corazón, un susurro de tristeza que lo dejaba melancólico y con un sabor amargo en la boca, más pensar en los momentos felices de su infancia y en el alegre rostro de su madre, siempre con esa dulce y feliz sonrisa en sus labios y sus ojos brillantes, lo aliviaban.




Terminó la canción con un último rasgado de cuerdas, abrió sus ojos y sonrió. Los aplauso no tardaron en llegar de la pequeña multitud sentada frente a él. Dio las gracias y se levantó del banco en el pequeño escenario y con una venia, bajo de el. Caminó por el lugar hasta la barra, donde NamJoon lo esperaba con una botella sellada de agua. Él Lucky One era un bar donde tocaba los fines de semana. El lugar era pequeño sí, pero era agradable. Era perfecto si querías ir a tomar una bebida y charlar mientras escuchaba buena música en vivo.




Tomó la botella y rompió el sello para después tomar un buen trago. El frio liquido pasó por su garganta seca y la alivio. Dejó la botella ya medio vacía en la barra y soltó un resoplido.





—Buena actuación esta noche, ChanYeol.—le dijo NamJoon, el barman del lugar, momentos después.




—Se sentó en el banco frente a la barra y se encogió de hombros.—es una buena noche.



—La ultima canción...—le dijo, parando un momento dubitativo.—fue hermosa.



—Gracias,—se aclaró la garganta un poco incómodo.—es una canción que escribí hace tiempo…




—Pues es grandiosa.—le dio una sonrisa ladeada.—te digo, vi a unas cuantas damas soltar una que lágrima y suspirar por ti, tal vez deberías probar suerte, quien sabe que puede conseguir.—le dirigió un guiño bromista.




—Muy gracioso Kim—le devolvió la sonrisa.—pero sabes muy bien que mis gustos… son diferentes.



—Lo sé.—se rió entre dientes.—pero no me culpes por querer ayudar a las ilusionadas señoritas que vienen a verte todos los fin de semanas.

 

 

 

—Oh, pero qué gran tipo eres NamJoon.—se burló.—no te beneficias para nada de mí negándome a ellas ¿no?



—Hey, tu te vas y yo me quedo.—se encogió de hombros con una sonrisa traviesa.—ellas necesitan a alguien que consuelen su corazón roto por tu rechazo, y yo estoy aquí para ellas.




NamJoon le dio un último guiño para después caminar hacia el otro extremo de la barra cuando un par de mujeres lo llamaron. ChanYeol rió entre dientes por la actitud del hombre alto y cómo este ya estaba tonteando y coqueteando con las señoritas. Barrió la vista por el lugar viendo a las personas allí. El bar estaba algo lleno esa noche del jueves, a pesar de que ese dia nunca es tan concurrido como los viernes y sábados. Vio la mesa cerca del escenario y a las mujeres en ella mirándolo y riendo coquetamente hacia él. Les sonrió y levantó su botella de agua hacia ellas en un saludo. Estas rieron aún más y batieron sus pestañas. ChanYeol apartó la mirada después de otra amable sonrisa. A él no le gustaban las mujeres sí, pero su madre lo educó desde temprana edad a que a las señoritas se le trataban con respecto, además del hecho de que él era amable por naturaleza.



Siguió mirando por el lugar mientras tomaba más de la botella de agua. Noto miradas en él y paró.




Están de nuevo aquí.






Pensó ChanYeol al mirar a los dos tipos ya conocidos sentados en el cubículo más alejado del bar. Los había visto venir al bar desde hace como un mes. Uno era alto, como de su altura, rubio y serio y el otro un poco más bajo, también rubio, moreno y siempre con una sonrisa perezosa y seductora en sus labios. Era imposible que no los notara. Eran hermosos, con rasgos perfectos y cuerpos estilizados, la primera vez que los vio, ChanYeol casi se atraganta con su agua. Más nunca se acerco, eso que los hacia tan atrayentes también los hacia atemorizantes. No sabía cómo explicarlo, pero es como si una aura oscura y extraña los rodeara. ChanYeol se sintió incómodo cuando se percató que estos mantenían su mirada fija en él, todo la noche.



Los tipos llegaban, se sentaban al final del bar, y mantenían su vista fija en él desde que llegaba hasta que se iba. Al principio se sintió halagado por su interés y algo curioso, más cuando los hombres rubios solo hacían eso, mirar. Ni una vez se acercaron a él, ni para hablar, ligar, o lo que sea, no, solo se quedaban en ese oscuro cubículo y lo observaban.






Joder, ni siquiera tomaban algo, y esto era un bar.





Se quedó mirando a los rubios más tiempo de lo que planeaba, y cuando el rubio más alto y serio le dio una sonrisa ladeada sintió cómo su corazón se paraba, y se tenso. No de deseo, supo sorpresivamente, no, era como si algo en él le gritara que se saliera como el infierno del lugar y corriera como si su vida dependiera de ello. Había algo en ellos diferente esta noche, mierda no entendía cómo lo sabía, pero es como si lo presintiera. Solo estas paranoico, relájate, se dijo a sí mismo en su cabeza. Tenía que ser eso, últimamente el trabajó en la empresa de finanzas lo tenía estresado y al parecer ese estrés lo estaba poniendo maniatico.




Apartó la mirada rápidamente y giró en su banco para quedar de espalda a los tipos, tomo lo que quedaba de su agua y la dejó en la barra. Llamó la atención de NamJoon con su mano, este se excusó con las mujeres con que estaba conversando y caminó hasta él.





—¿Me pasas mi chaqueta?—le preguntó cuando llego a donde estaba.



—¿Ya te vas?—le alzó una de sus oscuras cejas.—normalmente te quedas hasta más tarde, ¿pasó algo?




—No, solo estoy un poco cansado, el trabajo últimamente está pesado.—se frotó el cuello cuando de repente la piel de ahí se le erizo. Sip , tenía que irse.—necesito un buen descanso.



—Ya veo...—asintió quedamente.—un buen fin de semana de descanso es lo que necesitas.—concordó con él mientras le acercaba su chaqueta de cuero.




—Exacto.—la tomó y se la puso con momentos hábiles.




—Bien, si estas mejor, pásate mañana.—se despidió.



 

 

ChanYeol solo asintió y después de un saludo de manos, caminó hasta la salida, sin mirar a dirección de los rubios. Por el camino coincidió con Wendy, la chica que cantaba después de él. Le sonrió y le dio una inclinación de cabeza que la chica de cabellos azules devolvió. Salió del local y se estremeció por el aire frío de la temporada. Se cerró la chaqueta lo más que pudo y metió sus manos en los bolsillos de esta para mantenerlas calientes. La noche estaba solitaria, pero tomando en cuenta que ya era cerca de la medianoche de un jueves no lo sorprendía.




Cómo el bar quedaba cerca de su apartamento nunca llevaba el coche, pero en noches tan frías como esa se maldecía por ello. Apuró el paso y giró en las esquina, de repente sintió de nuevo la piel de su cuello erizarse. Paró y volteó la cabeza, pero no había nadie detrás de él. Pensando de nuevo que estaba actuando como un paranoico siguió caminando, esta vez con pasos más rápidos.




Sintió su corazón bombear con más fuerza y su respiración acelerarse, mientras caminaba por las solitarias calles de Seúl. Jadeó al escuchar un ruido a su espalda. Esta vez no volteó, sino que aceleró el paso otra vez. Era como si una vocecita en su cabeza le gritara ¡corre! ¡corre!  y con el cosquilleo persistente en su cuello, el golpeteo de su corazón en su pecho, y los ahora audibles pasos a su espalda, ChanYeol no dudó, y corrió.




Corrió por las calles desiertas, y en ese momento si le pareció raro que estas estuvieran tan vacías, ni siquiera un coche pasaba por la vía, joder. Sentía sus pulmones arder y el sudor corría por todo su cuerpo, pero no paro. Los pasos se hicieron más fuertes y cercanos, hasta el punto en que podía oirlos venir de todas partes. De atrás, de los lados, del frente. Entró en el parque central de Seúl y hizo su camino a través de él.





Un poco más, solo un poco más ¡vamos!





Solo tenía que cruzar ese parque y estaría en su edificio. Solo un poco más y estaría a salvo. ChanYeol paró abruptamente. Estaba sudado, sin respiración y con el corazón a punto de un ataque cardiaco por lo rápido que latía; pero sobre todo, estaba muerto de miedo.




Ahí, justo al lado de la gran fuente en medio del parque y frente a él, estaban los tipos del bar. Los rubios lo miraron con sonrisas ladeadas en sus labios. Aún en su caos mental, pudo notar que estos ya no cargaban la ropa cotidiana y oscura que tenían en el bar. Ahora cargaban trajes idénticos, de suéter de cuello alto, pantalones, zapatos y chaqueta larga , completamente de blanco. Estos estaban con sus manos en los bolsillos y cabellos rubios peinados hacia atrás.




ChanYeol dio un paso hacia atrás con temor. El aura peligrosa que siempre había sentido venir de ellos, era imposiblemente más fuerte en ese momento. Él nunca fue un cobarde, pero por primera vez, tenía que admitir que estaba temblando.




El moreno dijo algo, pero ChanYeol no entendía el extraño idioma con el que hablaba. El rubio a su lado le contestó de la misma forma. Tragó en seco y se estremeció cuando el rubio más alto lo miró fijamente y dijo algo en ese extraño idioma que no entendía.





—¿Que..?





ChanYeol gritó cuando el moreno desapareció frente a él. Y cuando escuchó cómo alguien hablaba a su espalda pegó un brinco y volteó para encontrar a este ahí, su sonrisa y ojos bromista le dijeron a ChanYeol que disfrutaba de su miedo y sorpresa. Este volvió a desaparecer cuando el rubio más alto le dijo algo en su lenguaje inentendible.






Esto no podía estar pasando, maldición ¡me estoy volviendo loco!






—ChanYeol.





ChanYeol trató de decirse que todo eso era un maldito sueño o algo asi, que en vez de beberse solo una botella de agua, había pedido algún licor, había bebido de más y ahora estaba desmayado en la barra del bar completamente ido y teniendo alucinaciones. Pero al escuchar la potente voz del tipo a su espalda, con un acento fuerte y pronunciación singular, supo que toda esa mierda, era jodidamente real.





Se giró lentamente, deseando que al girar por completo nadie estuviera ahí, pero no. Los dos rubios seguían al lado de la fuente.





—¿Quienes son…? —preguntó con temor.—¿que son ustedes?





Los rubios sonrieron perversamente y su corazón dio un vuelco en su pecho. ¡Corre! ¡corre! decía de nuevo la voz en su cabeza. ChanYeol dio un paso atrás otra vez. Los tipos empezaron a caminar con paso decidido hacia él.





¡Corre! maldita sea ¡corre!





El rubio más alto adelantó al moreno en su camino hacia él, extendió una mano. ChanYeol sintió como el aire a su alrededor se movía imposiblemente rápido.





 

—Su majestad te espera.






Una luz estalló en la mano del hombre rubio y lo deslumbró, su último pensamiento fue a las palabras que soltó el tipo, para que después todo quedará negro.

 


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