Sentir el agua vibrar bajo sus pies junto con la brisa que dejaba a sus costados y detrás de él hacía sentir poderoso a KidFlash, pues a diferencia del mismísimo Flash, él podía correr a la misma velocidad en superficies sólidas y líquidas, cosa que a Barry le costó cuando empezó su carrera.
Atravesar una bahía al lado de Flash en dirección a Gotham había sido la segunda cosa más increíble que le pasaría al joven velocista ese día.
Siguieron a Trickster hasta Gotham Academy, el colegio de más prestigio de la ciudad. A pesar de que se había dado aviso a la escuela con unos minutos de anticipación, ésta aún no se encontraba evacuada por completo, por lo que en lo que Flash localizaba la bomba plantada allí, su compañero terminaba de sacar a los estudiantes y profesores que aún estaban dentro del edificio.
Justo cuando creía rescatar a la última mujer de dentro, ella le miró angustiada y habló aprisa.
“¡Grayson! ¡Hay un chico aún, se dirigía al tercer piso!”.
Wally maldijo por lo bajo y corrió a toda velocidad, buscó en todas las aulas hasta llegar a la última de ellas, donde por fin encontró al muchacho, que parecía se equilibraba sobre varios escritorios subidos unos sobre otros.
El pelirrojo, asustado que fuera a caer, corrió y lo tomó en brazos para bajar a un punto seguro, junto a los demás estudiantes.
“¡Hey…!”
En lo que hacía todo eso, que para “Grayson” seguramente había sucedido en un abrir y cerrar de ojos, KidFlash tuvo todo el tiempo del mundo. Vio medio divertido la expresión de sorpresa formándose en el rostro del chico, pasando por enojo y por último llegando a una especie de tranquilidad, como si así de rápido había entendido lo que pasaba; en esa última parte sus ojos azules se veían preciosos.
En el siguiente minuto Barry logró desmantelar la bomba y con la llegada de Batman, atraparon a Trickster. Por ese entero minuto, KidFlash no pudo dejar ir al chico que acababa de salvar.
“Hey, KidFlash”.
Wally, que estaba distraído mirando a Flash y Batman, volteó a verle como si a hubiera olvidado que lo traía en brazos.
“Gracias por salvarme”.
Sonriente, el niño depositó un beso en la mejilla del velocista, lo cual causó un terrible sonrojo y nerviosismo en el mayor.
“¡Oh…! Hey, no es nada.” Tartamudeó.
Encantado por la reacción que causó, el chico rodeó con sus brazos el cuello de Wally, y continuó.
“Sabes, puedes bajarme, creo que ya estamos a salvo.” Dijo haciendo un ademán señalando a Batman y Flash, que claramente habían dado por terminada la amenaza, y que ahora los miraban extrañados “Que claro, si no quieres yo puedo seguir aquí, no es como que me moleste.”
Wally se puso aún más nervioso y lo dejó en el suelo de inmediato para correr al lado de Barry y después partir de regreso a Central City. Corriendo sobre el agua de mar, el pelirrojo deseaba que el agua le diera justo en la cara para poder quitarse el sonrojo que aún no le abandonaba del todo.
Barry, quien corría junto a él, habló después de un “largo” silencio.
“Vaya, Wal, si no te hubiera visto no lo habría creído” comentó entre risas “Normalmente eres muy insistente, pero este chico te ha dejado sin palabras”.
Wally maldijo internamente y desvió la mirada, avergonzado. Era cierto, él siempre estaba detrás de las chicas que le interesaban sin importar cuántas veces fuera rechazado, pero como Barry señaló, esta vez se había quedado como un idiota ante las actitud atrevida del niño.
Esto no se podía quedar así.
“¡Te veo en Central City, Flash!”
Y corriendo una curva amplia, se fue de regreso a la escuela.
Una vez ahí, buscó nuevamente a Grayson, a quien encontró apartado de los demás, mirando hacia la ciudad.
“Hey, Grayson” El adolescente se volvió para encararle sonriendo, radiante. “¿Cuál es tu nombre?”
El chico se tomó su buen tiempo para meditar su respuesta mientras observaba al héroe de pies a cabeza.
“¿Y tú me dirás el tuyo?” KidFlash rió.
“Sabes que no puedo hacer eso… Identidad secreta y todas esas cosas de súper héroes. Aunque,” guiñó un ojo “Sí que podría decírtelo si aceptas ser mi… amigo”.
Una risilla aun ligeramente infantil se escapó de la boca del menor, encantando al velocista. Extendió una mano.
“Dick Grayson”.
Estrecharon sus manos y KidFlash salió de ahí, sabiendo que volvería más pronto de lo que Dick seguramente pensaba. Conocer a ese chico de Gotham había sido lo más increíble que le había pasado aquel día al velocista.