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Serpientes y leones por Sh1m1

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Harry Potter y su mundo pertenece a J.K. Rowling y a Warner Bros., yo solo juego con sus personajes.

Advertencias: Hay tanto slash como contenido hetero, la historia se compone de 3 capítulos.

Notas del capitulo:

Por fin me he puesto con esta continuación, ambas historias sucederán a la par, cada una contada por uno de los Slytherin, espero que os guste.

Capítulo 1. La fiesta de cumpleaños


Theo había conseguido ser invitado junto a Blaise a la fiesta sorpresa de Potter, quizás llamarlo invitación no fuera lo más correcto, había coaccionado a su amigo para que organizara dicha fiesta y los invitara junto a los amigos del chico.

Pero desde que Draco se fue a Brasov tras Potter, la incipiente obsesión del gerente por la amiga de Potter no había ido más que en aumento.

Theo rara vez se mezclaba con mujeres, aunque se consideraba bisexual, finalmente solía decantarse por la compañía masculina. Pero esta Hermione que había redescubierto le había dejado bastante impresionado.

Cuando la vio en la barra del club con sus amigos primero la confundió con un chico, su pelo corto y su figura delgada sin grandes curvas lo habían confundido, tuvo que hacer un esfuerzo importante por separarse del grupo para ir a vacilar a su amigo sobre la falta de conocimientos que tenía sobre su amor de la infancia.

Cuando realmente pudo hablar con la chica, lo que encontró le atrajo aún más, resuelta y hasta un punto borde, nada que no pudiera aplacar, se olvidó completamente del resto.

Aquel primer encuentro le dejó con ganas de más, pero la ocasión para poder coincidir con los Gryffindors eran prácticamente nulas, no frecuentaban los mismos ambientes. Theo supo que Weasley se había convertido en auror y que Hermione trabajaba en el departamento de leyes mágicas. Poco chance iba a poder tener ahí para verla.

Recabó algo más de información de la fuente siempre fiable de chismes que era Pansy Parkinson, ella también trabajaba en el Ministerio y le puso al tanto de los los dos tercios restantes del trío de oro.

Weasley y Granger habían roto un par de años después de la guerra, por lo poco que había visto de ellos, parecían ser buenos amigos, por lo que la ruptura debió de ser de mutuo acuerdo. Ella comenzó una carrera meteórica en el departamento de leyes, era la bruja más joven que dirigía uno de sus departamentos. Según Pansy, no le extrañaría que la ex-gryffindor se convirtiera en pocos años en la siguiente Ministra de Magia. Era conocida por ser implacable en su trabajo, y capaz de destrozar la carrera de aquel mago o bruja que osara quebrantar las leyes a su favor.

Esa imagen casaba a la perfección con la idea que se había formado de ella en el club, Pansy no podía decirle sí la chica se decantaba por varitas o calderos pues su vida privada era desconocida para ella, pero aseguraba estar totalmente volcada en su trabajo. No solía frecuentar ni fiestas ni pubs como el resto de empleados. De hecho había podido recabar más información de Weasley en esa línea, quizás pudiera mortificar un rato a Blaise sobre la agitada vida sexual del pelirrojo, pero si lo que Pansy decía era cierto, el moreno se escapaba completamente de los gustos del auror, a menos que su amigo estuviera dispuesto a un cambio de genero.



Theo comprobó por sí mismo que ver a Hermione era realmente difícil, y pasados los meses, obligó a Draco a formar esa dichosa fiesta, ella no se negaría, si había ido por Potter al Merlin’s movería su estrecho culo a Brasov para festejar su cumpleaños.

Y allí se encontraban, realmente no era su estilo mover tantos hilos para llevarse a alguien a la cama, y aún así no tenía nada claro que aquello fuera a ocurrir con la morena.

Theo sabía que era un espécimen apetecible, alto, delgado pero lo suficiente ejercitado para que su cuerpo atrajera la mirada en los lugares exactos, su pelo negro peinado hacia un lado le daban un aire serio, solía vestir de traje pero para esa ocasión decidió algo más informal. 

Ella tal y como la recordaba, su pelo corto, y sus formas rectas le conferían ese aire que Pansy había definido como absurdamente masculino, para él era tremendamente atractiva. 

Notaba como intentaba abarcarla cada vez que hablaba con ella y como esta ignoraba por completo sus intenciones, obviando ese detalle y la sonrisa divertida de Draco, consiguió entablar una conversación lo suficientemente cordial para que la morena no le mandara a la mierda.


—¿Desde cuando eres hetero, Theo?—escuchó la voz achispada de Blaise.

—Desde que a ti te van los pelirrojos—contestó mordaz.

—Creo que tu chica está más interesada en los libros de Draco que en tu amiguito.—Le lanzó una insinuante mirada a su entrepierna. 

—Ya veremos—dijo molesto, pues en el fondo algo le decía que era cierto.—¿Weasley no era hetero?


Theo le había suministrado anteriormente la información a su amigo, podrían lanzarse pullas pero en el fondo no quería que Blaise comprobara a las malas lo hetero que era el pelirrojo.


—Eso es porque aún no me ha probado—dijo coqueto, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos. Ya se había dado cuenta de que lo suyo con Weasley era algo diferente. Que él supiera no habían tenido contacto en Hogwarts. Pero algo en esa mirada le decía que aquello venía de antes.

Blaise era delicioso, él podía decirlo de primera mano, pues a pesar de la amistad que compartían por años habían sabido compaginarlo con algún que otro revolcón. Afortunadamente en nada había cambiado su amistad después de aquello.

Esbelto, algo más bajo que él y con su piel de un delicioso color chocolate, era realmente atractivo. Sus ojos brillantes y aquella picardía con la que se manejaba le daban un aire suculento. A pesar de tomarse la vida como una fiesta sin fin, sabía que su amigo tenía un gran corazón, mordaz, sí, pero enorme para los que amaba. Tenía la suerte de encontrarse entre sus personas favoritas.

—Blaise, se prudente—le aconsejó fuera de bromas.

—Siempre lo soy—contestó besándole la mejilla.

Ambos se dirigieron a sus presas.


Blaise hacía años que no veía a Ron Weasley, ciertamente no se movían por los mismos entornos. Pero el tiempo había otorgado un más que considerable buen empaque al joven alto y desgarbado que lo tomó entre sus brazos salvándolo de aquella pesadilla de fuego maldito que mató a Goyle.

Durante mucho tiempo despertó pensando que seguían atrapados en la sala de los menesteres mientras las llamas le devoraban. Pero siempre su mano le elevaba, sus brazos le arropaban sobre su escoba y los ojos de un azul limpio le miraban. Ese recuerdo se había convertido en su lugar de calma.

Era algo estúpido, Weasley le había salvado siguiendo el ejemplo de Potter, pero eso no quitaba que le hubiera abrazado fuertemente cuando no paraba de temblar y le susurrara palabras de consuelo contra su pelo.

Una vez fuera, todos descendieron y bajaron de las escobas.

Él seguía temblando, odió a Draco por arrastrarlo a aquella pesadilla, él nunca había entrado en el juego de los mortífagos. El recuerdo de los ojos desencajados al caer a la llamas de Goyle le hacía temblar. 

“—¿Estarás bien?—le dijo separándolo de su cuerpo Weasley.”


No tuvo tiempo de contestar, lo último que vio de él fueron sus ojos mirándolo. El trío de Gryffindor salió corriendo hacia la batalla que se estaba recrudeciendo dentro del castillo.

Nunca pudo darle las gracias, él abandonó Inglaterra con su madre para vivir y terminar sus estudios en Italia, donde ella nuevamente se casó.

Aunque pensaba frecuentemente en él, sabía que había idealizado completamente el momento y a la persona, al menos eso fue lo que siempre se dijo a sí mismo.

Cuando lo tuvo delante de sí en aquel entorno tan familiar como era su club, sintió algo que nunca había sentido antes. Se sentía avergonzado ante su mirada, Ron era todo un espécimen masculino del tipo alfa que tanto adoraba Blaise, de esos que te sacan los problemas a polvos y te quedas como nuevo. 


Pero su fantasía no era aquella, su fantasía era ser abrazado y salvado como Weasley lo hizo, que sus ojos claros lo miraran preocupados y decididos. Una fantasía estúpida y que no reconocería ante nadie. 

Esa idealización y el modo frívolo en la que se tomaba sus relaciones no casaban entre sí, pero el dichoso Weasley le miraba reconociéndolo y sintió como sus mejillas ardían. Lo peor de todo es que sus amigos seguro se darían cuenta, si fuera a la inversa el los mortificaría hasta saber todos los detalles. 

Notó como la “chispa” que él solía desprender estaba fundida delante de Weasley, mostrando ese lado vergonzoso que ni él sabía que poseyera. El encuentro fue breve y difícil de manejar, realmente no sabía de qué hablar con el pelirrojo. Creía recordar que la única conversación que habían sostenido había sido aquella a la que él nunca pudo contestar.

—¿Este local es vuestro?—le preguntó e auror.

—Sí, además se socio soy el relaciones públicas.—Cualidades que brillaban por su ausencia en esos momentos, menos mal que había encargado esa botella de champan para tener algo entre mas manos.

—¿Es un club exclusivamente gay?—preguntó sorprendido.

—No, no exclusivamente, pero aquí ningún mago es juzgado por sus gustos.—Aquello sonó peor de lo que él hubiera querido. Mierda, parecía que estuviera tildándolo de homofóbico.


—Eso está bien, cada uno que haga lo que quiera con sus gustos—parecía excusarse el ex-Gryffindor. Bebieron más que hablaron, y cuando Granger y él se fueron, sintió un vació en el estómago.


Esa noche siguió bebiendo, entró en la pista y trató de quitarse esa mirada azul cielo de su mente, pero a decir verdad fue prácticamente imposible.


Blaise no era estúpido y su radar funcionaba a la perfección, Ron Weasley era completamente heterosexual, intentó devolverlo a la estantería mental de fantasía por todos aquellos meses que no se vieron. Pero Theo lo había arrastrado a aquella fiesta. Debía reconocer que Granger a su modo era muy atractiva, él no tenía conocimiento de que al gerente le fueran las chicas, pero podía imaginarlos juntos a la perfección.

En su caso, había intentado obviar su tonta obsesión por un tipo heterosexual, y gracias a Theo podía considerarlo su homónimo en el mundo hetero. Promiscuo y frívolo, saltando de cama en cama según las fuentes de Theo.

A él en cualquier caso le resultaba del todo apetecible, alto, y mucho más corpulento, era un pecado para los ojos; su sonrisa siempre dibujada en unos labios carnosos y todo salpicado se incontables pecas, era tentador. Pero cuando subía un poco más ese color de azul cielo y la mirada que le dirigía por momentos casi le hacían dudar de su radar. 

Quizás pudiera hacer una pequeña prueba, no sería el primer hetero al que seducía en cualquier caso, una vocecilla con tintes de conciencia le decía que en el fondo aquel no era cualquier otro hetero.


o0o


Para completo gusto de Theo, Draco se había encargado de las reservas en el hotel en el que todos se iban a quedar a pasar el fin de semana, generosidad del rubio también. Realmente debía admitir que cuando Draco hacía las cosas, las hacía bien.

También había comprobado que lo de aquellos dos iba completamente en serio, su amigo parecía otro. Una versión relajada y feliz de sí mismo. Y Theo no podía más que alegrarse por él. Había visto como en los pocos meses que estuvieron separados Draco se desquiciaba sin querer compartirlo con nadie.

El concepto de amor para él era algo abstracto, nunca lo había experimentado y si no tuviera la prueba de que podía llegar a existir delante de sus ojos hubiera asegurado que era un bulo.


Su amigo que era ahora todo un dejado de buenas intenciones los había alojado a Theo y Hermione en la misma planta, como a Ron y Blaise en la siguiente planta. 

A pesar de la obviedad se lo agradecía profundamente.

La puerta de la chica casualmente estaba después de la suya y aunque pocas oportunidades veía ya con ella, lo cortés no quitaba lo valiente. Y la acompañó a su puerta.

—Eres del todo anticuado, Nott—dijo ella en tono de burla.

—En Londres se llama ser un caballero—le dijo sonriendo a modo de galán de cine.

Esperaba al menos la opción de darle un beso frente a su puerta, pero todos los gestos caballerosos que él había desperdigado con ella por la noche habían tenido el mismo resultado, una mueca de fastidio, que a pesar de todo la hacían ver encantadora.

Ella abrió la puerta y se metió dentro, aquello rallaba la mala educación, a punto estaba de abrir la boca para decírselo cuando la morena se quitó el suave mono de gasa negro que había vestido toda la noche. Theo mudo apreció la estilizada figura luciendo un minúsculo conjunto de lencería negra completamente femenino.

—¿Cerrar la puerta al entrar tengo entendido que también es considerado de caballeros?—dije ella sin tan siquiera mirarlo.

Theo entró rápidamente, algo no debía de haber entendido aquella noche, pues no había recibido ninguna señal de que eso fuera a suceder, quizás todo lo contrario. Pero no iba a hacer preguntas, ella esta completamente dispuesta para él, y esa siempre había sido la meta. ¿Qué más daba el modo en el que hubiera ocurrido?

Cuando entró completamente en la habitación ella estaba recostada en la cama, Merlín, a Theo se le hizo la boca agua y no dudo en recorrer los escasos metros que los separaban gateando por el colchón.

—No hay que darle tantas vueltas a las cosas, Nott.

—Ya veo—concluyó el moreno clavándole entre las piernas su más que incipiente erección.

—Nos vamos entendiendo—gimió ella.





En una planta superior Blaise estaba andando con Weasley hacia su habitación, una sonrisa en sus labios ante el detalle de Draco casi le hacía agradecerle en ese momento por brindarle la oportunidad de su ataque, su habitación situada delante de la del pelirrojo le ofrecía la oportunidad necesaria. Aquello que iba a hacer no requería de público.

—Ha sido agradable que todos pudiéramos festejar juntos—dijo recargado contra el marco de su puerta.

—Parece casi una realidad paralela, ¿no crees?—dijo con una sonrisa sincera el pelirrojo.

—No te falta razón…—Blaise humedeció un poco sus labios—¿Sabes? Nunca pude agradecerte que me sacaras de las llamas en Hogwarts.

Aquellas palabras no eran las que debía estar esperando el pelirrojo porque sus ojos se abrieron llenos de sorpresa y un leve sonrojo cubrió sus pecas.

—No hay de qué… —comenzó algo azorado.

Aquel recuerdo no era solo de Blaise por lo que pudo comprobar, para el pelirrojo también había sucedido algo que lo ponía nervioso.

—Es de bien nacidos ser agradecidos—susurró prácticamente Blaise, enfocando sus ojos en los labios carnosos frente a él. Moría por besarlos, pero necesitaba un poco más.

Una sonrosada lengua asomó recorriendo las comisuras de los labios del hombre delante de él, y sus ojos se posaron sobre los levemente abierto del relaciones públicas.

Ese sí era su momento, no los separaban mucha distancia, un paso quizás, que Blaise recorrió levemente; alzándose para llegar a los labios de Weasley lo último que vio antes de besarlo fueron sus ojos azules con los que tanto había soñado.

Un suave beso de reconocimiento, y le supo a gloria, pero no iba a quedarse ahí, no ahora que había llegado a ese punto. Comenzó a besarlo con propiedad, le gustaba su textura y el aroma del auror era más que embriagador. Los brazos de este le recorrieron los brazos suavemente, pero no lo estrecharon como su cuerpo ansiaba, Weasley lo estaba separando de él.

Aún con los labios llenos de su sabor lo miraba dándose cuenta de la realidad.

—Lo siento, Zabini, no me gustan los hombres—. Aún lo tenía sostenido por los brazos.

Aquella era una posibilidad que podría ocurrir, en el fondo era una apuesta con pocas opciones de ganar; recompuso su expresión más sensual y sonrió al auror.

—Buenas noches, Weasley—dijo separándose de él, cuando este le soltó sintió frío en los puntos donde él le había estado sosteniendo, casi como el recuerdo de aquella noche de tantos años atrás.

Notas finales:

Creo que ninguno contaba con que sus Gryffindor reaccionaran así, ¿verdad?

¿Qué os ha parecido?
Este será el primer capítulo de un total de 3, creo.

De momento el rating no lo tengo claro pues este es el único capítulo que tengo escrito, el segundo va en marcha pero aún no veo el rating claro.

Bueno, ya me contaréis que os ha parecido. 

Besos, Shimi.


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