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Cambiar tu opinión por Aomame

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Notas del capitulo:

Pequeña advertencia porque es probable que no les guste, así que están a tiempo de dejar de leer.  Este fic es Chrobert, es decir, CEvans x RDJ, pero tiene menciones de STONY. 

 

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Robert se dice que el trabajo ayuda, que el trabajo duro, diario y acelerado, evita que la mente divague en tonterías. Incluso, piensa, ayuda a mantener a raya los problemas domésticos y rutinarios de una vida común. Todo eso está muy bien. Ha funcionado cuando ha tenido que funcionar. Era hasta hace unos años, una máxima en su vida. Después de todo, el trabajo lo había sacado de los vicios y los malos pasos. ¿Cómo desconfiar de él? ¿Cómo esperar una trampa de su parte? Sí, el trabajo, SU trabajo era traicionero, lo sabía bien ¿No había sido, también, la entrada a la perdición? Pues bien, una vez más, le había apuñalado por la espalda. Le había dicho: "Perfecto, Robert, estás limpio, estás casado, con hijos, estás estable; es hora de agitar un poco las cosas ¿no crees?" Acto seguido, Iron man conoce al Capitán América. Y él conoce a Chris Evans. Impensable, inesperado, casi como una broma del destino. La antigua sensación de esperanza aparece. Esa sensación que son destellos, calambres en el estómago, golpes en el pecho de un corazón desquiciado. Y se da cuenta que se siente como un adolescente.


Ese día, de nuevo, se ve en el espejo. Tony Stark ha vuelto para encontrar a Steve Rogers, aún está un poco enojado, pero no lo está realmente. En el fondo se muere por decirle: "Hey, cap, ¿quieres un trago?" "Ven conmigo capsicle, juntos, como nunca, como debe ser".  Siempre han dicho que Tony y Robert son el mismo, que no hay un trabajo actoral de fondo. Es cierto y no a la vez. Tony es más complicado, menos honesto.


Al final del día, siempre había sido capaz de mirar sus propios ojos en el espejo. Robert suele volver justo cuando el director dice "corte". Entonces sonríe al chico a su lado, y le dice: "vamos al almorzar, Dorito" y Dorito asiente obedientemente, hambriento también, después de todo, esos músculos no se construyen del aire. Pero de unos días a hoy, Robert no se distingue en el espejo después del corte. Hay una línea continua entre él y su personaje. Ahora, sí, es totalmente cierto lo que dice la gente.


Trágico.


—Robert—ahí está él, aún lleva puesto su traje, ese ajustado que tanto le disgusta porque marca todo—. ¿Vienes a comer?


—No, sí... espera—Chris espera, pero lo mira intrigado, con el ceño plisado y las manos en la cadera. Debe ser extraño, más extraño aun, que él, Robert Downey Jr, haya desviado la vista. El espejo le devuelve la mirada de Tony.


Hay cosas de las que no puedes escapar. Tal vez, era hora de ser Tony, quien, aunque menos honesto, si era más valeroso al momento actuar. Más arrojado e indolente. No tenía miedo. Sólo tenía un freno, bueno, dos: Pepper y Steve. Ante ellos, sólo ante ellos... y ahora estaba igual. La misma situación, sólo cambiaban los nombres.


—¿Vienes conmigo?—pregunta y el gesto de Chris se extraña más—Tengo que hablar contigo. ¿No te importaría comer sólo conmigo?


Chris cambia el peso de un pie a otro, no parece muy seguro de lo que está pasando; Robert entiende que se está preocupando, tal vez, pensando que había hecho algo malo, algo que lo molestara. Ya podía escucharle disculparse si es que, de alguna manera, se había excedido en sus instantes de fanboy.


Robert ríe para aligerar el momento y lo mira a través del espejo.


—¿Por qué esa cara? No te voy a comer a ti.


Ahora es Chris quien ríe. Y acepta la invitación, pero primero, dice, irá a cambiarse. Da igual, se dice Robert, la alarma a sonado, se acabó el trabajo por ese día. Aprovecha y se traga de una vez por todas las palabras: "a menos que quieras", que terminaban la frase que acababa de decirle.


Un par de horas después, están en el auto camino al hotel. Chris maneja, porque Robert no tiene ganas y porque, tampoco, se cree capaz. Ha sido una comida agradable, nada fuera de lo normal. Ni siquiera un paparazzi asomó su fea cabeza para tomarles alguna foto. Al menos, no que supiera. Hablaron, sí, pero nada del otro mundo. Trabajo, anécdotas, chistes. Chris tiene un maravilloso sentido del humor, y mucha energía. Salir con él siempre era agradable y peligroso. Era soltero, podía ir y venir, hacer y deshacer, era libre. Terriblemente libre.


—¿Qué querías decirme? —pregunta al tiempo que estaciona el auto frente al hotel.


Robert tira del cinturón de seguridad incómodo o más bien, nervioso. Pero está decidido, ya lo ha pensado muy bien.


¿Qué le diría Tony a Steve? Había algo claro entre esos dos: atracción. La enorme tensión sexual que se cernía entre ambos como un manto. Era algo no resuelto entre ellos, algo que nunca se resolvería. No podía ser como ellos, la ficción no debía superar a la realidad.


—Me preguntaba...—¿cómo lo diría Tony?—¿Te gustaría subir...conmigo?


¿Qué diría Steve?


Chris baja las manos del volante, al parecer no ha entendido, o tal vez, ha entendido demasiado bien. Pero está tranquilo. Antes, una situación así se había expresado en broma, incluso frente la prensa y en las redes sociales, pero en privado, jamás. Eso lo cambiaba todo.


Lamentablemente, ya no había manera de regresar en el tiempo y borrar la pregunta. No había manera de ello. Sólo podía esperar. Chris le mira, sonríe amablemente, tal como Steve lo haría. Ambos son tan amables, que casi duele hacerles bromas. Tony quiere a Steve. Robert ha leído entre las líneas del guión, ha hablado con su personaje de manera íntima y profunda. Tony podía leerlo y él podía leer a Tony. Ambos quieren lo mismo, pero ninguno es capaz de decirlo directamente. Una gran paradoja para sus personalidades. Pero no es del todo extraño, siempre existe una excepción, incluso si esa excepción significa una falla en el comportamiento normal de uno.


Si la respuesta es no—apuró antes,  de que el muchacho tomara aire para hablar—, ¿podría hacerte cambiar de opinión?


La pregunta cambia, Chris parece un poco aliviado, incluso sonríe un poco más. Robert ha imaginado muchas veces ese momento, tanto que parece irreal. "Somos iguales":  hombres. No hay secretos, pero el amor es ciego. Ciego por completo. El amor es sólo amor. Pero en un caso como el de ellos, el sol se ha puesto, antes de empezar a brillar. La esperanza es bruma, la esperanza tiene punto final. Pero...


—Sé que soy muy viejo, vamos, sabes mi situación familiar y todo. Pero lo cambiaría, lo intentaría. Quiero decir, no es como si quisiera herir personas a diestra y siniestra—balbucea—, mucho menos a ti... sé que no es mucho, sé que ni siquiera lo esperabas, y es probable que no haya nada para mí pero... pero... si tengo una oportunidad—dice más nervioso que un segundo antes. Lo dicho, no se reconoce a sí mismo, ¿dónde estaba el seguro Robert? —, ¿me lo harás saber?


Era todo lo que quería, la esperanza viva, de vuelta. Que no muriera.


—Robert...


He dicho que, si la respuesta es no, ¿podría hacerte cambiar de opinión?


Robert es consciente de esa mirada azul sobre él, insistente, fija, cálida, tranquila. Al parecer no es el único que se ha fusionado en cierta manera con su personaje. No tiene opción, es el mayor ahí, debería ser más valiente, así que devuelve la mirada. Y ve, con el pulso martillándole el cuello, como los labios de Chris se separan y pronuncian su respuesta.

Notas finales:

Soy mala jaja


La canción es Change Your Mind  de The Killers


Este fic nació gracias una conversación shippeardora con mi best, ella dijo que le encataba como Chris y Robert se llevan, y bueno, a mi también, ¿qué les digo? 


No suelo hacer fics de los actores, aunque, definitivamente, los tengo en mente cuando escribo algun Stony. Pero, está vez, no sé, sentí la necesidad. 


Espero que les haya gustado y ¡nos estamos leyendo!


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