UNA ÚLTIMA VEZ
Otra vez en el mismo lugar, sus huesos crujieron al caminar pero con una sonrisa salió a flote, con la ayuda de su bastón camino a paso lento, sintiendo en su rostro la suave brisa, sus cabellos antes rojizos estan pintados de color platino por los años pasados y no puede evitar qué trague con dificultad, retenga las ganas de llorar pero no es el momento, no ahora, ladea su rostro, agudizando todo lo que puede su vista observando a una joven pareja abrazada, y sabe que ese día es especial, porqué él tambien fue joven, él tuvo sus citas en San Valentín…
Apresura sus pasos, porque no quiere llegar tarde a su cita, y lo ve, como siempre esperándolo tan puntual, tan él… aprieta esa carta en blanca y sabiendo que el otro esperará pacientemente en recibirlo en aquél lugar que es tan especial para ambos.
Hola querido:
Sí, preguntas dónde estoy escribiendo está carta, mi respuesta es abajo de nuestro árbol ¿lo recuerdas? Yo sí, recuerdo que teníamos 7 años cuando sembramos nuestro primer árbol, en nuestro lugar especial; ese que estaba oculto a la vista de las personas pero para nosotros fue perfecto. Era nuestro pequeño cielo personal dentro de ese parque tan tuyo y mío.
Nunca creí que nuestra amistad se convirtiera en algo más profundo, incluso muchos apostaron que ya grandes, muestro amor se apagaría, pero que ilusos fueron todos ellos, nos conocíamos tan bien, nos amamos que jamás nos pudimos separar, disfrutamos cada etapa de nuestra niñez, adolescencia. Exploramos como experimentamos nuestra primera vez de todo: un beso, una caricia hasta culminar con dos cuerpos juntos.
Aprendimos tanto juntos, vivimos como si fuera nuestro último día en la tierra, te vi crecer como tu me viste hacerlo, supe tus gustos como disgustos. No fue extraño que luego de tantos años decidieramos casarnos, éramos jóvenes con deseoso de tener el mundo en nuestra manos.
Todavía recuerdo nuestra boda, los nervios y todo de ese día. suspiro cuando a mi mente viene los recuerdos de nosotros dos. De los bailes, de las reuniones de estar solo nosotros sentados en el sofá abrazados mirando uno que otro programa. Qué buenos tiempos fueron esos días. Reiste, lloraste cuando te enteraste que íbamos a ser padres, fue aquí abajo de nuestro ya no pequeño árbol. Fue en un San Valentín que me abrazaste al saber que seríamos tres de ahora en adelante.
Cuando estalló la guerra, lo supe no tenías que decirlo para que yo lo supiera, recuerdo con tu uniforme militar salías de nuestro hogar, no si antes prometer que volvería con nosotros, diste un beso en mi abultado vientre y te marchaste a la guerra. prometí esperarte como tú juraste volver. ¿y sabes nunca dude que volverías?
Los días se volvieron meses, los meses en años y nuestra único medio de comunicación fueron las cartas. En ellas escribíamos nuestro diario vivir, tú en la guerra y yo esperándote en casa con nuestro hijo. La guerra se desató y yo rogaba tú regreso siempre en la espera, nuestro pequeño nunca dejó de escuchar de ti, incluso disfrutaba escuchar cuando leía tus cartas ¿recuerdas las veces que hablamos de nuestro futuro?
Supe que algo malo debió pasar cuando las cartas no llegaron, estaba mirando el cielo cuando los vi, no me tuvieron que decir lo que mi corazón sabía y destrozado solo pude seguir escribiendo cartas sin ningún destinatario.
Tu funeral fue hermoso, nuestro hijo estaba orgulloso de su padre al igual que yo, siempre vivirás en mi recuerdo, abajo de aquel árbol que sembramos juntos escuche los disparos, tu cuerpo inerte bajando en ese ataúd, una parte de mi alma se iba contigo.
Los años han pasado, y todo a cambiando a nuestro alrededor, nuestro hijo creció y es un hombre de bien, me acompaña junto con su familia, a tu tumba y me ayuda a subir cartas sin un destinatario, aquel árbol está decorado con las mil cartas escritas para ti mi amor. El parque sigue igual, incluso algunos jovenes han bautizado a nuestro árbol cómo amuleto de buena suerte para sus jovenes corazones, de qué admiraban cómo todavia nuestro amor sigue adelante.
Observó ese árbol, nuestro árbol y veo mis manos como rostro ya no jovial como ese tiempo, mi cabello ahora es blanco con canas plateadas, mi rostro lleno de arrugas y esto cansado, he visto tantas cosas con el pasar del tiempo, pero lo que más espero es escuchar tu voz dándome la bienvenida a nuestro nuevo hogar.
Aquel árbol, nuestro árbol está decorado con mil cartas para ti, como devoción a nuestro amor. Cada carta es un recuerdo nuestro, de nuestras primeras veces, de todo lo que hizo que nuestra relación durará toda la eternidad, qué incluso la muerte no pudo apagar nuestro amor.
Porque hay amores que aún a pesar del tiempo se siguen amando como la primera vez que se vieron. Que sólo esperan pacientemente en reencontrarse, en ser completos una vez más sin importar nada más que estar juntos nuevamente.
Sólo es cuestión de tiempo para que estemos juntos nuevamente amor mío. Estoy cansando, mis dedos tiemblan al escribir esta carta pero no es por miedo, o debilidad sino de una emoción de saber que ya es el tiempo de reencontrarnos… Murasakibara mi único amor
Siempre tuyo, tu eterno enamorado, Seijuro
—¿Sufrio ?
—No, murió dormido, sabes amor creo que al fin mi papi está junto a su único Amor. Padre al fin la espera término.
—En el próximo San Valentín, vamos a subir una carta en su árbol, tus padres deben saber que pronto va haber un nuevo miembro en la familia... Es un niño y se llamará Atsushi cómo tu padre.
—Te amo lo sabes
—Lo sé, ¿Crees que ya estén juntos?
—Si, su amor es, y será tan fuerte, como absoluto.
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******¡Bienvenido a casa, Aka-chin!
******Te hice esperar mucho tiempo ¿No, Atsushi?
******Lo importante es que estas en casa, conmigo y ahora vamos a caminar eternamente juntos
******Siempre juntos, amor, siempre juntos.
Fin
Amor Yaoi
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