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KITSUNE ||MENTES CRIMINALES|| por Ramc95

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Capítulo 1

Cuando Morgan se dio cuenta de que Spencer era su compañero, se llenó de alegría en el momento en que lo olió, pero esa alegría duró poco cuando su compañero se lesionó y Morgan decidió esperar.

Pero un año después Morgan deseó haberle dicho ya que lo secuestraron mientras estaban en un caso en la ciudad natal de Spencer.

El equipo no pudo controlar a Morgan, estaba gruñendo rabioso porque tenían que dejarlo por su cuenta para encontrar a su compañero.

Han pasado tres días desde que Spencer desapareció y en esos tres días, Morgan ha atacado a cualquier miembro de la manada para averiguar dónde estaba su compañero.

Cuando encontraron la casa, Morgan no perdió tiempo y se metió dentro de la casa mientras sus compañeros permanecían afuera, listos para agarrar a cualquiera de los alfas que estaban en la casa o cualquiera de sus manadas.

Morgan gruñó mientras agarraba a un alfa por la cabeza y lo empujaba contra la pared para noquearlo antes de patear la puerta de la habitación.

Se detiene y mira alrededor de la habitación, puede oler a su pareja el miedo y el dolor y le hace gruñir cuando ve la cama y ve la forma desnuda de su compañero acurrucado en la cama.

Se acercó a la cama, donde pudo ver que estaba cubierto de moretones negros. Se arrodilló en la cama y miró su rostro al ver un labio roto para unirse con el resto de los cortes en su pálida piel.

Morgan no pudo evitar gemir mientras él desataba su muñeca atada viendo dónde se había frotado la bata. Spencer estaba inconsciente. Morgan se quitó la chaqueta y aviso que había encontrado a su compañero.

Cubrió a Spencer con su chaqueta y fue entonces cuando vio dos orejas borrosas en la parte superior de su cabeza y la cola que colgaba fláccida detrás de él.

Escuchó un gemido y miró al joven mientras acariciaba la mano de Morgan mientras lo tomaba de la cara —¿Spencer?— Susurró mientras acariciaba su rostro

—Hola chico, soy yo, vine por ti— Le dice suavemente, los ojos color ámbar chocolate se abrieron y lo miraron.

Spencer frunció el ceño mientras miraba a Morgan a la cara, pero luego gritó y trató de alejarse de él. —¡SPENCER!— El alfa gritó su nombre cuando sintió las garras del joven cortadas en su rostro.

Morgan dejó escapar un gruñido de dolor y giró su cabeza para alejar su mano tocando su mejilla mientras una brillante sangre roja goteaba por un lado de su rostro. Suspiró mientras se volteaba para mirar a Spencer, que ahora estaba acurrucada en un rincón mientras recorría la habitación con la mirada, sostenía una manta en sus manos sosteniéndola contra su cuerpo desnudo.

—¿D-Derek?— Él gimió, frunció el ceño mientras miraba alrededor de la habitación, creía haber visto a los alfas en la habitación, pero era solo Morgan.

—¿Derek?—Él lloriqueó de nuevo, su voz era un débil y eso hizo que el dolor de Derek se esfumara

—Sí, bebé, soy yo— Sonrió suavemente mientras lo miraba.

—¿Dónde ... Dónde están?— Preguntó mientras miraba por la habitación viendo la puerta abierta y parecía asustado de que aparecieran sus cautivos.

—Ya los tenemos. No volverán a lastimarte— le dijo mientras le tendía la mano. —Vamos, vamos a llevarte al hospital y a limpiarte—

Spencer extendió la mano y le tomó la mano y luego se arrastró en sus brazos en busca de consuelo. Derek cubrió a Spencer con su chaqueta y luego se levantó. Sosteniendo el kitsune en sus brazos y lo sacó de la casa.

Derek compartió habitaciones con él durante años, cuando tenían casos, lo ha visto herido muchas veces debido a su trabajo y en todo ese tiempo nunca supo que su pequeño niño bonito era un zorro bonito ... Tiene sentido, los chistes prácticos que le gusta jugar ...

Spencer gimió y hundió su rostro en el cuello del hombre respirando su olor que siempre lo consolaba haciéndolo sentir seguro y ahora lo necesitaba más que nunca. —Shhhh te tengo— Susurró al tembloroso Kitsune.

—T-Dijeron que no vendrías—Sollozó en su hombro.

—Mentiras, solo eran mentiras, siempre vendríamos por ti bebé, tu mi compañero, mi manada y mi familia—

Un par de días después ...

Derek entró a la habitación del hospital con una gran taza de café para llevar; saluda a las enfermeras con una sonrisa mientras entra a la habitación de Spencer.

Se detuvo y observó a Spencer mientras estaba sentado en la cama del hospital leyendo un libro en su regazo. Morgan todavía estaba enojado por los moretones que se acumulaban en todo su cuerpo y había marcas de garras pero afortunadamente no había mordiscos, pero aun así, esos Alfas eran brutales con Spencer.

Aún tenía problemas para deshacerse de esas orejas y cola de zorro, pero a Derek no pareció importarle, lo consideraraba lindo.

—Hola, chico bonito— Derek le sonríe mientras camina más adentro de la habitación. La habitación estaba llena de coloridas flores y tarjetas, y estába bastante seguro quien envió a ese oso grande, Penélope.

—Oye— dijo Spencer mientras levantaba la mirada con timidez; él marcó su libro y lo guardó con una mueca de dolor.

—Te traje un poco de ese café que te gusta—El lobo sonrió al ver cómo los brillantes ojos marrones se ensanchaban y se aclaraban mientras se humedecía los labios mientras Morgan colocaba la taza sobre la mesita.

Spencer extendió la mano, agarró la taza y se la llevó a la nariz, le quitó la tapa, inspiró profundamente el rico aroma y suspiró.

—Gracias— Susurró con una sonrisa —El café aquí es desagradable, es como alquitrán negro— Sonrió mientras tomaba un sorbo y luego dejó escapar otro feliz suspiro.

—¿Cómo te sientes?— Preguntó Morgan, Spencer, se encogió de hombros y lo miró.

—Como ayer un poco adolorido, herido y avergonzado— Le dijo mientras mantenía los ojos bajos en su café, no quería mirar a Morgan a los ojos, estaba avergonzado de ser secuestrado y usado como una puta.

Los hombres que lo tomaron eran como Derek "hombres lobo" y por alguna razón, se les metió en la cabeza que si se emparejaban con un zorro su paquete sería más fuerte.

—Oye, mírame, Spencer— El joven alzó la vista al sentir la cama hundirse y los dedos fuertes y ásperos enganchados debajo de la barbilla y alzó la cabeza, sus ojos aún de mala gana subían por la cara del hombre, desde sus labios hasta los ojos ambarinos del lobo.

—Sé lo que estás pensando? Te estás culpando por haber sido tomado. No es culpa tuya, chico bonito, no tenían derecho a obligarte a hacer lo que hicieron y sucede que me gustan tus orejas y cola de zorro— Spencer sintió que sus mejillas se calentaban y miró su cola para ver cómo se envolvía.

Morgan ... Traidora ... Pensó mientras miraba su cola.

—Es vergonzoso que no pueda hacer que vuelvan. Lo forzaron a salir y ahora no puedo ocultarlo— Gimió, sintió que sus colmillos le rozaban el labio inferior.

—Creo que son lindos— Spencer ladeó la cabeza, se echó hacia atrás y se apoyó en la almohada mientras lo miraba.

—Piensas en eso, ¿verdad?—

Morgan se echó hacia atrás y frunció el ceño mientras le parpadeaba al joven genio que solo lo miraba fijamente y se preguntaba de qué estaba hablando. —Estás pensando en mí con tus cachorros y luego con un pequeño niño nuestro con rasgos de lobo y otros con rasgos de zorros—Él frunció el ceño.

Derek se rió entre dientes y se frotó la parte posterior de la cabeza, suspiró, miró a Spencer y vio que sus ojos cambiaban a un color púrpura.

—No es la primera vez que pienso en nosotros y nuestros hijos— Eso sorprendió a Spencer y lo hizo inclinar su cabeza.

—¿En serio?— Le preguntó a Morgan, se inclinó más cerca y se separaron unos centímetros.

—Han habido noches Spenser, cuando hemos estado en un caso y tú estabas durmiendo en la otra cama y todo lo que podía pensar es en meterme en tu cama y reclamarte— Spencer levantó la vista cuando Morgan se colocó encima de él y le acarició la cara. —No tienes idea de lo difícil que fue contenerme— Le susurró.

—¿Por qué no lo hiciste?—

—Porque no quería asustarte— Le sonrió mientras pasaba el dedo por el cabello de Spencer.

—Lobo estúpido, lo habría acogido con satisfacción—

Derek gruñó mientras bajaba la cabeza y besaba a Spencer; el Kitsune le rodeó los hombros con los brazos y lo atrajo hacia sí. Las manos de Morgan se movieron por los costados del joven y luego los dejaron subir y bajar por debajo del camisón de Spencer.

Soltó un gemido el más pequeño que solo incitó a Morgan a acariciar más con su compañero. —¡SEÑOR!—

Morgan gruñó mientras se alejaba de su tímido compañero y miraba a la enfermera parada en la puerta.

—¡Aléjate de mi paciente o de lo contrario me obligarás a que te excluya de esta habitación!—

—¡Es mi compañero, estoy autorizado!— Él gruñó

—No mientras sea su enfermera—

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