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Takanori Matsumoto. por Sajent Migua

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Notas del fanfic:

Bueno que les digo, el Kairu, es vida, es love, es religion

Notas del capitulo: Bueno mi segunda aportación a este hermoso DIK 2018 espero lo disfruten y les sea de su agrado, quería traer un Kaoi pero creo que lo dejare para después, por cierto he estado teniendo ciertos problemitas con el formato no me quiere poner los guiones largos , en mi documento si están en la publicación ya no así que lo siento si esta raro :v
”Tanabe, no es normal lo que experimentas” la suave voz de su mejor amigo le decía lo que tantas otras personas le han dicho ”debes de acudir con un especialista, todo esto que te esta pasando ya está siendo demasiado grave.

”No me comprendes Akira, yo” tomó una bocanada de aire antes de decir algo más ”no estoy imaginando nada, te estoy diciendo que Takanori existe ¿Cuánto más tengo que repetirlo? No se por que razón nadie es capaz de verlo, ni de sentirlo como yo le siento, pero él si existe y no me convencerás de lo contrario, no necesito ir con ningún especialista y si sigues diciéndome todo eso será mejor que no nos reunamos más, Takanori me ha dicho que tú nos estás dañando y yo le estoy comenzando a creer.

”¡No lo puedo creer!” Akira con clara indignación y enojo golpeo la mesa donde ambos se encontraban desayunando, no comprendía cómo era que su amigo había caído en semejante locura y aún más, que se atreviera a pensar que él le estaba haciendo algún mal.

”pues empieza a creerlo, será mejor que me retire y más te vale que dejes de tratarme como si me estuviera volviendo loco y dejes de decirme que tengo que hacer con mi vida, tengo mi trabajo estable y no he tenido errores en el, pago mis cuentas y tengo mi rutina de ejercicio, no se como no se puede ser más normal que eso.

Y sin más, sacó unos billetes de su cartera dejándolos en la mesa y dándole una última mirada a su amigo salió de la cafetería donde habían decidido encontrarse a desayunar.

Tanabe no entendía cómo era que Takanori había llegado a su vida, claro que recordaba el día y los acontecimientos, pero no lo entendía. No entendía cómo era que él era capaz de verle, hablarle y sentirle cuando le daba uno que otro abrazo. Muchas veces le llego a preguntar a Takanori que que clase de ser humano era y él simplemente se encogía de hombros y le respondía con su ronca voz un simple “No lo se” por supuesto que al principio le costó acostumbrarse a la idea de quién era Takanori, más aún de asimilar el que le siguiera para cualquier sitio, pero con los 3 meses que llevaba dialogando y siendo su fiel compañía ya hasta cariño le tenía a ese enano gruñón.

Takanori a su vista era un tipo de estatura baja y cabellos rubios, de ojos profundos y piel tan pálida casi como el mármol, de sonrisa coqueta y de voz gruesa que rompía un poco con su baja altura. Un tipo simpático pero reservado. Takanori era tan cálido y frío cuando lo quería y muchas veces había sido víctima de los arrebatos de cólera que le daban al de rubia cabellera.

”dejame decirte que muy egoístamente me alegra que pusieras en su lugar a ese desnarizado amigo tuyo” casi como por arte de magia Takanori había aparecido a un lado de Tanabe, el tono parlanchín de su voz dejaba entrever la alegría que le causaba el saberse importante en la vida de Tanabe.

”Takanori ahora no por favor” el mencionado soltó un gruñido en protesta” ¿podríamos dejar la charla para cuando llegue a mi departamento y la gente no me mire como si fuese un loco?

Takanori asintió y regalándole una sonrisa a medias guardó silencio hasta que llegaran al hogar del castaño.

En cuanto llegaron Tanabe se deshizo de su chaqueta dejándola en el perchero y botando los zapatos con desgana se encaminó a la sala donde se dejó caer en el sillón más grande, desparramandose a todo lo largo de la pieza, por último soltó un suspiro de aprobación y tomó el control con el propósito de encender la televisión.

”¡No, no por favor!” hizo puchero Takanori poniéndose entre el televisor y la vista de Tanabe ”quiero platicar” su voz sono demasiado suplicante para el gusto de Tanabe, quien mirando los pucheros que el de baja estatura le dedicaba se resignó a aventar el control lejos.

”Esta bien, pero no quiero que empieces a insultar a Akira como si nada.

”Pero él me insulta a mi también, además no me cae nada bien y es un metiche, también te hace sentir mal y yo no soy como tú, tan blando” Takanori nunca podía mantener la boca cerrada en cuanto a quejarse se refería. En ciertos momentos Tanabe pensaba que estaba conviviendo con un niño muy mimado, pero lo cierto era que a Tanabe le encantaba otorgarle lo que el caprichoso rubio le pidiera.

También era cierto que Tanabe era demasiado blando con las personas y muy tranquilo y tolerante, por lo tanto muchas veces terminaba siendo víctima de varias jugarretas a lo largo de su vida y aún así no aprendía la lección.

”lo que sea, no me interesa hablar de Akira precisamente ahora.Takanori hoy estoy muy deprimido, posiblemente.. ” Takanori se abalanzo a el regazo del castaño y le tapó la boca en un intento de que las palabras que pasaban por la mente de Tanabe no salieran y le retacharan en su conciencia.

”No, no iras a un especialista Tanabe, esos tipos” la voz de Takanori salio tan grave y llena de resentimiento ”esos tipos te convencerán de que yo no existo, te lavaran el cerebro y te harán daño” los ojos suplicantes del rubio calaron en lo profundo del corazón de Tanabe ”y te alejaran de mi, te harán olvidarme, desapareceré y yo no quiero desaparecer Tanabe” la desesperación ahora se escuchaba clara y suplicante, la voz de Takanori se quebró un poco en sus siguientes palabras ”no quiero dejarte.

Tanabe sintió la misma impotencia y desesperación que Takanori le transmitió en sus palabras y en su intensa mirada, pero no sabía como seguir, una gran parte de él quería aferrarse a Takanori, como el mencionado ya lo hacía con su persona, pero la otra minoría le indicaba que tenía que tratar su situación con un profesional, que lo que experimentaba no era normal como siempre le decía Akira, que podía ser que Takanori sea un producto de su imaginación, pero entonces ¿Porqué podía sentir el peso del cuerpo de Takanori en su regazo?

Tomo las manos que cubrían su boca y trató de concentrarse en las sensaciones al tocar el cuerpo ajeno que nadie más sentía, que nadie más veía, sentía la piel de las manos de Takanori pero no sentía calor alguno, tampoco sentía frío o algo por el estilo, simplemente sentía el tacto de la piel, fruncio un poco el ceño y siguió acariciando con las yemas de sus dedos las palmas ajenas, Takanori lo miraba curiosamente, es cierto que alguna veces Tanabe hacia ese tipo de cosas para asegurarse a sí mismo de que Takanori era real y no como muchos le decían que era un producto de su mente, pero ahora parecía más concentrado, más pensativo y se preguntó qué pensamientos corrían por la cabeza del castaño, pero Tanabe continuó con su escrutinio.

Deslizó su mirada por las vestimentas del rubio en su regazo y su mano siguió los trazos que su mirada realizó por la un tanto estrecha cintura de Takanori, palpando la figura que imaginaba se escondía debajo de ese saco multicolor, apretó un poco sus manos alrededor de la cadera de Takanori tratando de sentir si no se desintegraba con dicha acción, pero lo único que consiguió fue un leve entre gruñido y gemido de parte de Takanori, él cual sorprendido por la sensación de las manos de Tanabe deslizándose por su anatomía se llevó las  manos  al rostro un poco avergonzado, por supuesto que el castaño noto de inmediato dicha acción, pero no desistió de su inspección, dejo una mano en la cintura y la otra la deslizo por el brazo de Takanori hasta llegar a su hombro donde deslizó una de las manos que cubría el rostro del rubio, aún así Takanori mantenía los ojos cerrados, no sabia que tanto quería hacer Tanabe y no estaba tan seguro de querer averiguarlo, pero le dejaría explorar, saciar su curiosidad y demostrarle que no era un producto de su imaginación, ni él mismo sabía que era, no tenía recuerdos de una vida, ni siquiera recordaba algo previo al encuentro con Tanabe. Pero sabía que era real, algo dentro de él le hacía sentir seguro con esa afirmación, no entendía  por que solo Tanabe podía verle, escucharle y sentirle, pero sabía que era real, lo sabía como sabía su nombre, era lo único que era tan claro en su mente.

Una vez que quito la mano de la mitad del rostro de Takanori, Tanabe deslizó sus dedos suavemente y aún con inseguridad por la suave piel del rostro del rubio, paso lo mismo que con sus manos, podía sentirlo, sentirlo como si estuviera acariciando a cualquier persona más, pero no había temperatura alguna  que le indicara que compartía el calor de un cuerpo con vida ni mucho menos el frío que se sentiría en un cuerpo sin vida. Era tan extraño y confuso.

Bajo con su otra mano la otra mano de Takanori que seguía cubriendo la mitad de ese fino y aperlado rostro, pero Takanori aún se negaba a abrir sus ojos, respiraba suavemente, tratando de llamar lo menos posible la atención o mejor dicho tratando de que Tanabe no le notara tan nervioso por todo ese tipo de acercamiento que estaba teniendo con el castaño.

Tanabe tomó entre sus dedos de su mano derecha unas hebras del rubio algo cenizo cabello de Takanori, sentía al deslizarse el cabello entre sus manos la textura tan suave y sedosa, dudo unos momentos de que realmente estuviera tocando un tipo de cabello como el que poseía Takanori, siguió con su escrutinio regresando a acariciar las pequeñas orejas que tenía el rubio, le sintió estremecerse en su regazo y finalmente vio abrirse esos ojos de un bello color caramelo, tan profundos e intensos, Takanori no pudo evitar el acercarse un poco más al cuerpo caliente de Tanabe e inmediatamente mordió su labio inferior en busca de tranquilizar a su complicada imaginación y conciencia, acto que captó la mirada de Tanabe en sus labios, una parte que nunca se había aventurado a tocar y que en ese momento le parecía tan tentadora, coloco una de sus manos en la barbilla del rubio y con su pulgar jalo un poco hacia abajo para  liberar el labio presa de los dientes de Takanori, sintió la mirada clavada en su rostro, pero aún así se aventuró a acercar el rostro de Takanori al suyo, tan cerca que sus narices podían rozarse, sintió su corazón acelerarse y el calor inundar su rostro y su estomago.

”Tanabe ¿qué estás haciendo?” la pregunta salió más entre susurros que a viva voz. Pero Tanabe no respondió, ni él estaba muy seguro de lo que en esos últimos movimientos estaba haciendo, pero siguiendo a su instinto se aventuró a cometer una locura más y beso los abultados labios de Takanori, casi pensó que pasaría lo mismo que con lo demás, pero esta vez fue diferente.

Diferente porque sintió un cosquilleo removiéndose en su interior, su pulso se aceleró aún más y a pesar de no sentir temperatura alguna en el cuerpo de Takanori sus labios eran tibios y suaves, se aventuro a pegarse más a ese calorcito y a explorar esa boca que le prometía una realidad absoluta, deslizó su lengua por los labios de Takanori y una vez estos abiertos se adentro disfrutando de la caricia que entre labios y lenguas se proporcionaban, Takanori gimió con gusto al sentir la mano de Tanabe tomar su cintura y estrujarlas un poco, se pego lo más que pudo al cuerpo del castaño terminando de rodearlo por completo con sus piernas y rodearle el cuello con sus manos.

Ninguno de los dos imaginaba que terminarían tambaleándose a la habitación del castaño, tampoco imaginaban que compartirán más que la cama a sus cuerpos, que se sentirían más vivos que nunca y que al realizar el acto más íntimo que se podría tener se sentiría tan real y les llenaría los vacíos que pudieran tener, arrastrando las dudas que pudieran haber de que eso era real, Takanori era tan real, tan real a los ojos de Tanabe como la vida misma. Y así, con sonrisas completas y satisfechas en sus rostros, con miradas llenas de añoranza y alegría culminaría el día durmiendo uno enredado en el otro abrazándose con cada una de sus extremidades y anhelando no separarse jamás.

Lo que nunca esperó Tanabe al despertar al día siguiente fue encontrar vacía su cama, su cuarto, su casa, su corazón y su vida. No había rastro de un Takanori sonriente, de un Takanori gruñón, de un Takanori mimado ¿qué había pasado por la noche? ¿Todo había sido un sueño? Pero se sentía tan real, no, en definitiva no había sido un sueño, Takanori no podía ser un sueño, se negaba a creer tal barbaridad, no podía, simplemente no podía ser aquello cierto.

Buscó en todo rincón de la casa, debajo de las camas y hasta en los armarios, pero no había nada, desesperado busco en los pasillos, en los elevadores, en el parque que estaba en la esquina opuesta del edificio donde residía y cuando estaba comenzando a desmoronarse al pensar que muy posiblemente Takanori sólo había sido un sueño, un hermoso y muy realista sueño, recordó la biblioteca que tanto le gustaba a Takanori, la biblioteca donde lo vio por primera vez, donde lo conoció y sin esperar más hecho ha correr con la esperanza de no perderlo.

‡♠‡

Por su parte Takanori había despertado en una camilla de un hospital, se desespero tanto al hallarse en un lugar desconocido y lejos de lo que él recordaba, el pánico y desesperación se vieron reflejados en su rostro que una enfermera en turno no pasó desapercibido, trato de tranquilizarle y llamó al doctor a cargo, Takanori no entendía que era lo que estaba haciendo en ese hospital, cuando el doctor le explico que había sufrido un accidente y que estuvo unos minutos muerto en quirófano, que posteriormente quedó en coma y no había dado señales de algún avance, que estaba programado ese día para desconectarle y que tenia que hacer algunas pruebas, también le explicó que su familia había regresado el día anterior a su pueblo natal ya que no querían ser testigos de tal acto y que habían dejado todo listo para cuando el muriera fuera trasladado.

takanori no podía creer nada de lo que se le decían ¿y Tanabe? Mejor dicho ¿Y lo que vivió con Tanabe? ¿Había sido un sueño acaso? No, no pudo haber sido un sueño, le explico un poco al doctor, pero este le dijo que muy posiblemente era parte del coma, algo inventado por su subconsciente para no despertar, él no lo creyó así, por supuesto que no, Tanabe era real, lo que vivió con Tanabe de algún modo extraño si había ocurrido y él tenía que salir de ahí para encontrarlo, con ello en mente y aprovechando el descuido de la enfermera cuando lo trasladaban para hacerle unos estudios decidió escapar de ese hospital, por supuesto que se había informado previamente donde es que se encontraba y corriendo por las calles es que finalmente se halló reconociendo los lugares a su paso, pensó y organizó su cabeza para poder llegar al apartamento del castaño, pero cuando al fin y sin muchas energías llegó al departamento este estaba vacío, lo supo inmediatamente porque Tanabe había dejado abierta la puerta y pudo entrar con sigilo a revisar ese departamento que tanto conocía, sí, en definitiva eso que había estado viviendo no había sido un sueño o producto del coma.

Pensó mil lugares donde podría encontrar a Tanabe y se le ocurrió que muy probablemente él también lo estuviera buscando, tomando algunas prendas del mueble de Tanabe se cambio la fea bata de hospital y a pesar de quedarle grande y flojas las prendas del castaño decidió que era mucho mejor que la nada cubriente bata del hospital. Emprendió camino hacia el único lugar que su corazón le indicaba que podría encontrar al castaño.

Con el corazón en la garganta y su pulso al tope emprendió la carrera al sitio donde había visto por vez primera a Tanabe, la biblioteca, donde sin saber por qué razón andaba rondando ahí lo vio en la sección de mitología, confundido y aturdido, pero muy curioso decidió seguirle y espiarle ya que nadie ahí al parecer le hacía caso, recuerda mirarle intensamente y sentirse desfallecer cuando el castaño lo atrapo con la mirada, ni que hablar del hecho que le sintiera y le saludara, luego todo fue un torbellino de situaciones donde ni él ni Tanabe entendían porque  nadie más podía verle.

Cuando al fin llego agitado y con un dolor en el pecho de tanto correr camino un poco más tranquilo al área de Mitología, pero no lo encontró, buscó y buscó y no lo pudo encontrar merodeando por ahí, cuando al fin las lágrimas nublaron su vista y la desesperación hizo presencia en su persona escucho lo que a su parecer fue lo más bello en su vida, la voz de Tanabe llamándole con incredulidad y alivio.

”Takanori, ¡oh por todos los dioses! ¡Al fin te encuentro!

Takanori se soltó a llorar como niño cuando tropieza y el dolor se apodera de él, pero en esta ocasión llora de alivio, llora de alegría al saber que Tanabe es real, que Tanabe, él que lo está envolviendo entre sus brazos en real, que le habla y le siente, que le mira.

Tanabe también llora preso del mismo alivio y alegría, se aferra tanto a Takanori, ignora lo que sea que haya ocurrido, pero se sorprende aún más cuando las pocas personas que se encuentran por ahí les miran con atención y curiosidad, no le miran sólo a él juzgándolo loco, no, los miran a ambos llenos de curiosidad y hasta ternura, no cabe de felicidad, sigue tan confundido como aquel día cuando recién conoció a Takanori, pero no le interesa más, no le interesan los demás ni si el resto del mundo le mira o le dejan de ver, lo único que le importa es Takanori, Takanori estando presente en su vida, Takanori amándole y mirándole.

Takanori siendo su realidad, Takanori siendo real
Notas finales: Siempre es bien recibido sus comentarios mil gracias por leer y bueno, la verdad este One Shot me gusta un montón y este tipo de temáticas siempre andan rondando mi cabeza
.. Esperó pronto hacer un longfic con algo similar en cuanto a la temática y ahondar un poco mas en el tema. Mil gracias de nuevo y pues siempre es bueno recibir consejos y criticas constructivas ayudan un montón.

Perfil en Wattpad ---->https://www.wattpad.com/user/SajentMigua

La historia en Wattpad---> https://www.wattpad.com/539477169-takanori-matsumoto

Voy iniciando en Wattpad pero hasta ahorita todo bien hahah, ahí por alguna extraña razón me toma bien el formato, bueno igual para los que les guste darse una lezctura por ahí ... Espero subir más historias tengo otro Kairu ahí muy cortito de San Valentín

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