"¿Se pueden inventar verbos?
Quiero decirte uno: Yo te cielo,
así mis alas se extienden enormes
para amarte sin medida".
- Frida Kahlo
Bajé al sótano de la Wammy House con algo de miedo y resignación. No por la oscuridad o lo lúgubre del lugar, ¡No, claro que no!, si no porque me da cosita que me aparezca una rata o algún bicho... Esas cosas siempre me dieron repulsión y, definitivamente, en este lugar tan grande y lleno de basura deben haber.
La próxima vez lo pensare dos veces antes de aceptar ayudar en la limpieza al viejo Roger. Claro, si es que hay próxima vez.
Se supone que estamos de visita con los demás, ya que hace años que dejamos este lugar.
Maldito viejo aprovechado.
¡Aagh! ¡Que ascó!
Moví unas cajas de una estantería y se me calleron algunas cosas y entre ellas pude diferenciar un viejo cuaderno.
¡Como no reconocerlo! Si era el cuaderno de Near, ese del que no se despegaba ni para jugar con sus estúpidos dados y que llevaba de aquí para allá como idiota cuando iba al curso de artes con Linda.
Fue cuando tenía, si mal no recuerdo, seis o siete años.
En ese entonces yo ya estaba enamorado de él. Estúpido.
Está fue la causa por la cual me hizo comportarme mejor con él y a aceptar mi amor, sin importar lo que los demás piensen.
Que cursi.
--recuerdo--
- ¡Mello! ¡Ven a ver! ¡Rapido! - Me llamó el enano desde la puerta que llevaba al patio.
- ¿Y ahora que? - respondí. Estaba sentado en el sillón disfrutando de unos minutos de paz, luego de un frustrante día con mis dos insoportables compañeros de cuarto.
Hacia unas semanas que habían finalizado las claces y Matt, Near y hasta Linda se pasaban el día comportandose como salvajes. No digo que yo no lo hiciera, realmente disfrutaba divertirme un poco, pero ellos sobrepasaban mi paciencia.
Saltaban en las camas, me perseguían por todas partes, derramaban refrescos, se peleaban por el control remoto de la televisión y del video juegos, se quejaban si tenían algo que hacer y luego de que no tenian nada que hacer... En fin, los odiaba.
Roger me habia dejado acargo a mi, ya que soy el más responsable de los cuatro, y si, aunque Linda no era nuestra compañera de cuarto se la pasaba metida allí, así que también tenia que cuidarla. Molestia tras molestia.
Esa mañana mientras ayudabamos a la señora de la limpieza a regaban las flores del jardín, se bañaron a manguerazos. Terminaron con un resfriado y la ropa chorreando... Fue el colmo.
- ¡Vayan cada uno a su cuarto! - Les ordené. Sobretodo a Linda para que no se le ocurra meterse en el nuestro.
Y así había sido toda la semana. Yo ya tenía la cara crispada en un gesto de enfado permanente.
Varias veces al día me plantaba frente a ellos y les daba un sermón sobre su conducta, sobre todo a Matt que era la mayor, pero las cosas seguían igual.
-¡Mello!, ¡Ven a ver! - Rompio de nuevo el silencio la voz de Near.
Entonces entro corriendo, y tengo que admitir que fue gracioso ver como intentaba no tropezar con su enorme pijama. Luego se detuvo junto a mi, jadeante... Como me gusta verlo así.
- ¡Hay una ardilla afuera!
- Ahora no puedo ir, estoy leyendo. - Mentí. Ni siquiera tenia un papel en mano.
- Pero Mello...
- Ahora no - Le respondí. Despues de pensar en algo que lo mantuviera ocupado, le dije que porque no mejor hacía la tarea de arte que tenia pendiente. Antes de terminar las clases le habian dejado una tarea de ilustrar con dibujos cuatro formas de amar a alguien: un maestro, un objeto, una mascota, un amigo, una estúpida ardilla... Podría incluir a quien el quisiera.
- Esta bién - Me dijo con voz bajita que apenas logre escuchar.
Más tarde fui a verlo en la habitación. Acababa de terminar el trabajo.
- ¿Puedo verlo? - Le pregunté.
Near puso su dedito en su boquita. ¡Que hermoso!
- ¡Anda! ¿Si? - Insistí. Finalmente acepto y me puso el cuaderno en las manos.
La primera hoja decia: Cuatro Formas de Amar a un Amigo.
Al releer el título me di cuenta de que era un mensaje dirijido hacia mí.
¿Acaso estaba sintiendo falta de amor? Pensé, y pase a la página uno.
"Ver ardillas y cosas así con tus amigos" Abajo había un dibujo de Near y yo sonriendo, mirando una ardilla al pie de un árbol.
Al verlo comprendi, por primera vez desde que empezaron las vacaciones, que había tratado a mis amigos como si fueran un estorbo y no como los seres queridos cuya vida supuestamente, debia compartir y disfrutar.
Busque a Near con los ojos, pero se había marchado del cuarto.
En la página dos decía: "Cuando tus amigos hagan desorden, abrasalos un poco". Sonreí al ver el dibujo: Matt, Linda, Near y yo abrazandonos.
Los abrazos habian escaceado desde las vacaciones, y apenas un rato antes lo habia mandado a su habitación, cuando quiso compartir su descubrimiento conmigo. En los momentos difíciles para mí, eran aquellos en el que debia abrazarlo para hacerlo sentir amado.
"Deje hablar a los más pequeños". Al mirar el dibujo pensé en todas las ocasiones en que los reprendi y me quejaba de ellos sin darle oportunidad de decir nada. Sobre todo a él y a Linda. A Matt por ser el mayor dejaba que de su opinión, pero al final solo servia para hacerme enfadar más.
¿Acaso Near no tiene el derecho de hacerme callar para decir lo que piensa o siente? Me pregunté.
En la última página decia: "Riete mucho".
¿Se referia a los manguerazos de esta mañana? ¿Acaso reírme me habría ayudado a ver las cosas de otra manera, y que al fin y al cabo, eran mis amigos y no había sido más que agua?
Cerré el cuaderno. Y sí. Mis amigos se habían comportado mal. Pero yo también: Al no compartir mi tiempo con ellos, al castigarlos sin mostrar cariño ni comprensión, al no escuchar, al olvidar el sentido del humor...
En ese instante comprendi que el amor que se demuestra en los momentos de quejas, batallas liquidas, refunfuños e interrupciones es, quizas, el momento de demostrar amor.
Near regreso a la habitación y se quedo mirando el cuaderno que yo aun tenia en las manos. Le pegue una palmada en la cabeza y me fuí.
Al otro día, mientras tomaba jugo el la cocina, miré por la ventana y vi a la ardilla de Near. Casi me atraganto y escupo todo. Corrí hasta nuestro cuarto y los encontré a los tres. Matt desparramado en la cama, Linda dormida de una manera para nada femenina junto a Matt y Near sentado sobre el suelo mojando un pincel en pintura verde.
- ¡Enano, ven! ¡La ardilla esta afuera! - Le dije. Todos dieron un sobresalto con mis gritos. ¡Jaja! Luego me burlaria del para nada grito masculino de Matt y la cara de espanto de Linda.
Near tiro el frasco de pintura por el susto, y al intentar detenerlo se mancho la manga de la camisa blanca.
Estuve a punto de rendirme a uno de esos ataques de ira, típicos en mi, pero recorde las Cuatro Formas de Amar a un Amigo Y solo sonreí.
Al fin y al cabo no era más que pintura.
--fin del recuerdo--
Subí hacia los pisos de arriba y lo encontré tendiendo la cama de la habitación que compartiriamos. Me acerque por detras y lo abrace, mostrandole mi descubrimiento.
Hizo una mueca, de que no le de importancia.
- Near, te enseñare la forma número cinco. - Le dije. El sonrio y yo lo besé como la primera vez que lo hice, con amor y delicadeza.
No tarde mucho en que mis manos se metieran por debajo de su camisa, tocando la suave piel, mientras soltaba suspiros entre beso y beso.
Me separe lentamente y le quite la camisa. Lo cargue hasta dejarlo lo más delicado posible sobre la cama.
Desvestirlo y verlo desnudo es una de las cosas que más disfruto. No solo por la simple acción, si no por que de verdad me encanta.
Moverlo a mi gusto, tocarlo, acariciarlo y verlo completamente dispuesto para mi. Ah, Me obsesiona...
Near es perfecto.
Es Hermoso y único.
Es simplemente mio. Y siempre lo sera.
Me quede mirando su delgadez. Carente de musculos... Tan pequeño aun, a pesar de los años. No cambias enano. Esa cadera que me encanta acariciar, las piernas largas y definidas. Su cuello fino... ¡Por Dios! Si tuviera que describir cada parte de él que me enloquese, no terminaria jamás.
Me levante y me desvesti, tirando mi ropa hacia cualquier lugar, bajo su observadora mirada.
Lo besé. Lo besé con pasión y deseo infinito.
Levanto mi rostro y veo el suyo, nos miramos mutuamente. Sus ojos grises están delineados con una fina sombra blanca de pestañas largas. La piel tan pura enrojesida por mis toques y lo que ellos probocan en sus mejillas.
Besé todo su cuerpo. Cada parte, cada tramo. Acaricie su cintura, su caderas, piernas... Ver como mi piel contrasta con la suya es fascinante.
Separe con mis manos sus gluteos y toque con mis dedos esa rosada entrada. Introduje un dedo, moviendolo de forma constante. ¡Near! Tus gemidos me enloquesen...
Introduje dos dedos más. Puso las manos sobre mi nuca y me besó. Sus besos son desesperados, pero siguen siendo inocentes, a pesar del tiempo que llevamos juntos y las veces que le he tomado, ese lado suyo no cambia. Yo lo beso aun más, exigente, posesivo, no te dejo respirar porque, ¡Al la mierda! ¡Eres mio y te besare hasta el oxígeno si quiero!.
Me das calor. Me separo y abro bien sus piernas. Y esos sonidos que suelta, Incitandome a penetrarlo.. Tu solo te lo buscas Near. Despues no quiero quejas.
Entre con una embestida. Se que le duele aun, pero es inevitable. Él es demaciado pequeño y yo demaciado grande. Es natural.
Sus gemidos me descolocan. Lo penetro lento. Pero me pides más.
Cada vez le doy embestidas más fuertes. Siento su cuerpo moverse debajo mio. Creo que voy a romperte. Más fuerte, más y más...
- ¡Aah Nnm Meh M-llo Aamh! - Toco cada punto que le hace gritar. Claro que toco todo. Estoy completamente dentro de él. Quien sabe hasta donde llego. Siento como me aprieta con contracciones...
Presiona mi cadera con sus piernas, mientras toca mi pecho con sus manos. Me rasguña el cuerpo. Sus piernas tiemblan. ¡Maldición!
¡Nate!
Termino, y siento un calor avasallante y toda mi lujuria se derrama dentro de él.
¡Ups! Mordi tu cuello... Da igual.
- "Hacerlo sentir bien." - Le digo al oido. Me mira através de la fina capa de cristal aguada que aun permanece en sus ojos y me besa.
Near, no importa cuantos años hallan pasado. El tiempo y sus números. Sigues siendo el mismo que conocí y al que amo sin limites.
Y aun más allá.
Estoy seguro de que eso no cambiara. También estoy seguro de que me esperan momentos dulces y fugazes aun, mientras atesoro el rostro enamorado de mi pequeño alvino.