Noche de Paz [Literalmente]
—Levi… Levi… —susurró insistentemente el jovencito.
—¿Mmmm?.... —apenas musitó el susodicho, quién estando boca abajo, movió la cabeza hacia el lado izquierdo, donde Eren estaba.
—Levi… despierta. —nuevamente con suave voz, aunque con su mano derecha zarandeaba del hombro al tipo azabache.
—…¿Qué?... —preguntó con tono molesto, pero no hizo ademán de levantarse.
El muchachito se acercó al oído del pelinegro para susurrar: —Quiero hacerlo…
—Mmmm… —musitó sin abrir los ojos. —…bueno. — susurró pesadamente.
Eren se quedó sentado en la cama esperando a que Levi se levantara… pero no sucedió. El tipo permaneció dormido, con semblante tranquilo pero sin dejar la neutralidad. Eren le miró un rato, esperando que sintiera su mirada y al fin se levantara… ¡¿Por qué no funcionaba?! ¡Cuándo Levi lo hacía… sentía que se iba a morir con solo sentir su mirada! Aunque estuviera de espaldas la podía sentir… ¿Por qué este hombre no se levantaba?
Definitivamente hoy tenía el sueño pesado…
—Levi… quiero hacerlo, por favor… —y ahora le estaba casi rogando ¡Hasta le dijo “por favor”! ¿Qué está pasando? Cuando otras veces solo rozan las piernas y Levi ya está sobre él… Eren suspiró cansado y se acercó a darle un beso cerca de la boca a Levi, pero nada sucedió… solo dio la vuelta y le dio la espalda a Eren.
—Mañana… —susurró ronco, como una respuesta tardía.
¿Mañana? ¿Por qué mañana? ¡Eren tenía ganas ahora!
El jovenzuelo hizo un puchero. Intentó llamarlo nuevamente, esta vez acariciando la espalda del azabache.
—Levi… Levi~ —casi tarareó, avergonzándose al instante, luego sonrió. —Sargento… oiga sargento. —habló más alto.
—Tch… —gruñó, abrió los ojos, irritado. —¿Qué quieres?
—¡Quiero hacerlo! —dijole con ternura y avives, sus ojitos tintinaban.
—Hazlo. —le dejó dicho y cerró los ojos. Sintió que el joven no se movió. Estiró la mano para avivar la llama de la lámpara y se giró a mirarlo. —¿Exactamente qué quieres hacer?
Este hombre… estaba tan cegado por el sueño que apenas comprendió lo que dijo Eren ¡Claro! Si apenas le había escuchado.
El joven mordió su labio inferior y con su rostro sonrojado miró hacia otro lado.
—Mocoso pervertido…. ¡Y son las dos de la madrugada! —dijo. Tenía realmente tanto sueño y los parpados le pesaban. Regresó a su posición, nuevamente dándole la espalda a Eren. —mañana sí, Eren. —cerro los ojos dejándose llevar fácilmente por los brazos de Hipno.
—¡Levi! Tengo ganas ahora… —dijo Eren, haciendo puchero, pero el otro no le escuchó. Suspiró nuevamente cansado.
Luego de un rato, Eren se abrazó a la espalda de Levi (quien por cierto, dejó la lámpara encendida). Entrelazó sus piernas con las del Sargento, para ver si reaccionaba o algo, pero no funcionó. Sus ojitos se pusieron llorosos… pero luego se enojó y nuevamente tomó asiento respaldándose en la cabecera de la cama.
Silencio era lo único que se escuchaba, y la respiración profunda de Levi, que se oía cansada. Tal vez debería ser más comprensivo con su amante, ya que, bueno, a diferencia de la Policía Militar, en la Legión de Reconocimiento los altos mandos SI tenían trabajo que hacer… Sí, lo dejaría descansar; incluso mañana se levantaría más temprano y le prepararía un jugo de vitaminas y minerales. Sasha podría sacrificar su desayuno, después de todo estaba castigada por la última vez que se robó un pedazo de pan. Arreglaría el uniforme del azabache, planchándolo y dejándolo bien doblado en el armario de este. ¡Ah, cierto! ¡Tenía tanto que hacer!...
¡Un momento!
Eso… ¡Eso era como lo que hacía su mamá! ¿Era un ama de casa entonces? ¡Justo lo que dijo ese cara-de-caballo de Jean la otra vez! Maldito Jean… se las iba a pagar… ya vería como, pero se las pagaría…
Empezó a reírse y tiró a la basura todos esos pensamientos de mujer casada. Levi se movió. Entonces pensó en provocar nuevamente al Sargento.
—¡Ah! —Suspiró exageradamente. —Tal vez a este pobre hombre ya no le funciona. —soltó en voz alta y con malicia, esperando el ataque de Levi; esperando que saltara sobre él y lo castigara por impertinente.
Tal vez sí era un “suicida”, masoquista, desesperado o algo así. Pero, algo debía de pegársele por andar de amante con un hombre casi sádico; y es que Levi no era un tirano dictador, simplemente tenía ese semblante estoico… por eso la mayoría pensaba que no tenía sentimientos y que era un ser maléfico.
Pero nadie sabía en realidad… sólo Eren, quien es el único que conoce la bestia en su interior…
Luego de su frase suicida nada pasó.
Lo movió, carraspeó e incluso lo codeó, pero nada de nada. Pensó que ya había muerto, pero al revisar su respiración se dio cuenta de que no era así, al menos se tranquilizó al saber que estaba bien… bien dormido…
—Levi… —musitó nuevamente al oído del ojiolivo. Igual que la otra vez tardó en contestar un “¿Qué?”, ya que posiblemente tenía dormida hasta la lengua. —Tengo antojo… —insistió el joven.
—Tch… —nuevamente irritado, se giró y sintió que era muy pesado y difícil abrir los ojos, dio un quejido de molestia por despertar nuevamente. —¿Antojo de qué? ¿Acaso estás embarazado o qué demonios?
—¡Levi te quiero a ti!
—…Yo también te quiero a ti ¡Ya duérmete! —Apagó la lámpara que había dejado encendida y nuevamente cayó rendido ante el sueño. Claro que estaba adormilado y por eso no pensaba bien. Y claro que quería a Eren; pero ya saben, cuando uno tiene tanto sueño… la gana de dormir nos pone estúpidos.
Pasó un rato nuevamente y ya casi eran las cuatro de la madrugada. No se le hizo la fiesta a Eren y el sueño lo estaba ganando. Se incomodó del frío y decidió poner fin a su huelga silenciosa ya que no le habían puesto atención.
—Pues… al menos abrázame. —hizo su último puchero y cambió de lugar. Levi no había cambiado de posición. Eren se metió entre los edredones gruesos para ese frío y movió los brazos de Levi para que le abrazara por la cintura; el jovencito nuevamente entrelazó las piernas entre las del Sargento y se aferró a la espada del mismo, quedando frente a frente.
No pasó mucho tiempo. Levi sintió a alguien entre sus brazos. Era Eren, porque conocía ese cuerpo. Afianzó el abrazo, acercando más al jovencito.
El silencio llenado de ambas respiraciones. El azabache le regaló unas caricias al lindo durmiente.
De repente Levi abrió los ojos. ¡Oh! ¡Por el abuelito de las murallas! ¿Qué era eso?
—¡Maldición! —Musitó para sí mismo, dándose cuenta de su erección. —Eren… ¡Eren! ——Esto era el Karma —¡Eren! —Y no podía ir y violarlo… —Eren, levántate… corazón… —casi desesperado, tanteando con palabras que le habían dicho “eran románticas”. Pero el lindo Eren ya había caído… y no precisamente en los brazos de Levi. —¡ah! ¡Eren, abre las piernas! —dijo casi amenazante (por no decir “desesperado”). Pero Eren ya estaba profundamente dormido – ¡Maldita sea!...
Levi con su semblante intranquilo… y Eren con una sonrisita… tal vez soñaba algo lindo…