Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Demasiado complicado por Nicole Prince

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡¡Hola!! :) 

 

Estaba escuchando música, he empezado a escribir y simplemente ha aparecido esto. Espero que os guste.

 

Aunque solo es un one- shot, si veo que gusta, a lo mejor podría convertirlo en algo más largo, no sé.

Me olvidaste

 

Música a un volumen ensordecedor, luces de neón y cientos de cuerpos sudorosos moviéndose al mismo ritmo. La falsa seguridad del alcohol, mujeres con exceso de maquillaje, hombres buscando alguien con quien divertirse esa noche.

 

—     Aun no sé qué demonios hago aquí — Gruñó por tercera vez un muchacho pelirrojo.

—     Necesitas encontrar novia, Kagami- kun —Le respondió de forma pausada un peli- azul que estaba a su lado — Seguro que aquí no escuchan tus metidas de pata.

—     ¡Yo no necesito novia, Kuroko! Solo me interesa el básquet — Contestó — O-oye ¿qué insinúas maldito? — Todos los chicos que estaban con ellos rieron divertidos.

 

Esa noche todo el equipo de Seirin había salido a celebrar el cumpleaños de Koganei Shinji, uno de sus compañeros de equipo. Por suerte, los exámenes aun estaban lejos y su entrenadora les había dado el fin de semana libre, así que habían podido salir a celebrarlo casi todos. Primero, y para gusto de muchos, el cumpleañero los había invitado a cenar a un buen restaurante y luego, tras pensarlo un rato, fue decidido por la mayoría que irían a una discoteca. Donde podrían beber algo, divertirse y bailar hasta caer exhaustos.

 

—     Oye, Kuroko — Preguntó de repente Kagami—  ¿sueles venir mucho a estos sitios? — Ante esta pregunta todos se giraron a observarlo. No habían sido pocos los asombrados ante la insistencia del peli azul para que fueran al lugar.

—     La verdad es… — Una pequeña y amarga mueca se instauró en su rostro — Supongo que no, ya no, pero antes sí. — Un suspiro casi imperceptible acompañó esa última afirmación.

—     ¿Con tus compañeros de Teiko? — No es que quisieran interrogar al pequeño, pero la cola para entrar en la discoteca se les estaba haciendo interminable. Y para que mentirse, imaginarse al gran Akashi Seijuro bailando, era algo único.

—     Sí — Normalmente, Kuroko era una persona seca aunque no de forma malintencionada. Sin embargo, esta vez Kagami pudo notar cierta reticencia a hablar del tema.

—     ¿Incluso Murasakibara? — Esta vez era su compañero Kiyoshi el interesado.

—     Sí. —

—     ¡¡Miren!! Ya nos toca — Gritó uno de sus compañeros.

 

Koganei agarró con fuerza a su amigo Mitobe, quien lo observaba divertido, para que se apresurase a entrar; el resto solo lo siguieron entre risas y gritos. Kagami, poniendo cara de fastidio de nuevo, se dispuso a seguirlos; él no era hombre de estos sitios. Sin embargo y aunque parezca un milagro que los notase, se dio cuenta que el pequeño peli azul no los había seguido.

 

—     Kuroko… vamos…— Le susurró tendiéndole la mano.

 

Siempre había alguien que insinuaba que era estúpido. La entrenadora con su acostumbrado “¡Bakagami!” e incluso Kuroko a veces se lo decía, aunque él esperaba que fuese de broma. Porque realmente no lo era, él no era idiota. Por eso mismo sabía qué era lo que pasaba por la mente de su amigo. ¿Amigo? Sí, ahora eso es lo que eran, él mismo lo eligió.

Al principio habían sido simples quedadas para tomar algo o jugar un poco al básquet. Pero un día sucedió, se atrevió a besar esos dulces labios… fue encontrar el paraíso. Durante un tiempo, creyó que el peli azul comenzaba a compartir sus sentimientos. Fue el mismo Kuroko quien lo sacó de su error, el peli azul seguía completamente enamorado de Aomine Daiki, su antigua luz, y su interés en Kagami era simplemente amistad y algo meramente sexual.

En ningún momento se le pasó por la cabeza cambiar su amistad con el joven, simplemente acabó con ese ‘algo más’ que tenían. Tetsuya no le preguntó, ni si quiera pareció insatisfecho con el hecho. Como siempre, pareció comprenderlo con solo mirarlo a los ojos. Pero a pesar del tiempo que había pasado, esa noche su corazón comenzó a latir desenfrenadamente al verlo. Esos pantalones negros y ajustados, la camisa de color claro que resaltaba su fina piel y sus preciosos ojos. Sus sentimientos no habían cambiado y eso hacía que su corazón doliese más aun.

 

—     Sí, Kagami- kun — Dio un respingón cuando su sombra acarició levemente su mano al pasar por su lado.

 

 

La noche siguió para todos. Algunos como Koganei, Mitobe y Kuroko bailaban sin descanso, dando muestras de sus increíbles capacidades. Luego estaban los que como Kagami o Hyuuga preferían estar tranquilamente en la barra tomando algo.

 

—     Venga, Kagami- kun ¡¡¡Veeeeeeen a bailar!!! — Kuroko quien parecía haber bebido bastante, estaba intentando arrastrar al pelirrojo a la pista.

—     ¡¡Que no, Kuroko!! —

—     Tetsu, déjalo, Bakagami no podría bailar ni aunque quisiera. —

 

Ni la música a ese volumen endemoniado había podido conseguir que Kuroko no reconociese esa voz, ese tono o el escalofrío que recorrió todo su cuerpo.

 

—     Aomine- kun — Todos a su alrededor parecían ajenos a la situación, incluso sus sempais.

 

Kuroko no podía dejar de mirarlo y Kagami no podía dejar de observar a Kuroko; líneas del destino que brillaban entrelazadas. Tetsuya parecía un animal asustado, sentía las palmas de sus manos sudar y su corazón palpitar casi dolorosamente. Él estaba ahí, él ¿qué hacía allí?

 

—     Kurokocchi~~— Una nueva voz que tampoco debería de haberse escuchado entre tanto jaleo.

 

Sin embargo y por primera vez en su vida, Tetsuya se alegró de sentir los brazos del rubio a su alrededor. Incluso se permitió apretarse en su pecho, durante unos segundos.

 

—     ¿Kurokocchi? — El rubio observó su rostro durante unos segundos antes de comprender y apretarlo un poco más hacia él. — Sé fuerte, Kurokocchi.

—     Kise, deja de apretarlo — Pensando que hacia un favor a Kuroko el pelirrojo arrastró un poco al rubio. — ¿Qué hacéis aquí?

—     Pueees estamos celebrando, Kagamicchi. Acabo de terminar un gran trabajo y Aominecchi dijo que quería celebrar. — Le explicaba animadamente al pelirrojo.

—     Traduce esa frase a: “Se presentó en mi casa y me arrastró hasta aquí” — La voz de Aomine llego hasta Kuroko en un ronco susurro. No se había dado cuenta de cuando había llegado hasta su espalda. — Baila conmigo, Tetsu.

 

Como si de un mero observador se tratase, Tetsuya vio a su cuerpo acercarse hasta la pista y comenzar a bailar con Daiki. Lo más cerca posible el uno del otro, acariciándose sin llegar a hacerlo, rozándose de forma pecaminosa, siguiendo un mismo ritmo. Ni si quiera Kuroko podía engañarse, estaban completamente compenetrados, como si se fuesen uno solo. Tal y como antes eran sus vidas. Y él no era el único que no podía engañarse. Kagami veía en ese baile todo lo que más había temido, Aomine tampoco había olvidado a Kuroko y estaba ahí para recuperar lo que creía que era suyo por derecho.

 

—     “Una aventura es más divertida si huele a peligro…”— Le susurró un peli azul al otro a la vez que sonaba la canción.

 

Una aventura… una aventura… unaaventuraunaaventura… esas palabras se repetían en la mente de Kuroko una y otra vez, una y otra vez. Tal vez el alcohol provocaba que todo pareciese mil veces peor ¿eso es en lo que se había convertido? ¿Es que Daiki lo consideraba uno más de sus ligues?

La simple posibilidad fue como un puñetazo para Kuroko. Y repentinamente sintió la necesidad de salir de allí. De momento habían demasiadas personas, hacia demasiado calor y no podía respirar bien. Cuando comenzó a correr escuchó la voz de Kagami llamarlo ¿qué demonios pasaba con la acústica de ese lugar?

 

—     ¡Tetsu! ¿qué demonios te pasaba? — Aomine había salido a buscarlo. Era el único. — Nos lo estábamos pasando bien — La voz del peli azul sonaba pastosa, como si se hubiese pasado de copas.

—     ¿Ahora soy tu diversión, Aomine? — Estaban en mitad de la calle principal y le estaba gritando delante de todo el mundo. —

—     Tetsu…—

—     ¡¡No!! Ya basta, Ahomine. Ni se te ocurra fingir que no ha pasado nada, ni se te ocurra porque te juro que aunque sea lo último que haga te partiré esa cara tan arrogante que tienes.

—     Vale, Tetsu, tranquilo…— Daiki se había ido acercando poco a poco a Kuroko, pero este no permitió que le tocase. — Se que no fui bueno para ti, pero en parte he cambiado. Todos lo hemos hecho.

—     ¿Y tus sentimientos? ¿Y nosotros? También hemos cambiado. — El pequeño temblaba literalmente. — ¿Qué quieres?

—     Yo… no sé, Tetsu— No podían hacer nada más que mirarse a los ojos mientras veían su pasado en los ojos del otro. Tantos partidos, tantas risas, helados, clases y exámenes que habían pasado juntos. Tantos pases recibidos…

 

“Ya ni si quiera recuerdo como recibir tus pases, Tetsu… ni como saben tus besos, ni si tu cabello es suave o qué es lo que más me gustaba de ti” Las palabras llegaron tan claras hasta él que incluso pensó que Aomine había vuelto a repetir la hazaña. Pero no, eran sus malditos recuerdos de nuevo.

De nuevo volvía a él ese dolor que lo hacía sentir tan impotente. Se sentía roto, vacio e incompleto. Con el tiempo se había convertido en una fachada de tranquilidad, paz y serenidad. Todo eso que ansiaba pero ya apenas recordaba. Lo había intentado de todas las formas posibles, incluso se permitió el lujo de acercarse a Kagami de una forma más intima, pero no había funcionado. Él amaba a Aomine Daiki y no había podido cambiarlo, olvidarlo  o superarlo.

 

—     Tetsu…— Repitió de nuevo el moreno. — Perdóname…—Ni si quiera se había dado cuenta de cuando se había acercado tanto a él hasta que sintió sus brazos rodearlo.

 

Su fragancia llegó a él, como esa brisa fresca que siempre te alegra un día caluroso. Sus brazos rodeándolo eran fuertes y musculosos, protegiéndolo y guardándolo como su mayor tesoro. Su cordura había desaparecido antes incluso de que sus labios se rozasen.

Se besaron con pasión mal contenida, dejándose llevar por toda la desesperación que sentían. Poco a poco se movieron hasta un callejón menos iluminado y mucho mas apartado, no querían dar un espectáculo. Aunque para ese momento ya poco les importaba.

Desatando sus instintos más animales continuaron besándose con furia, arañándose, abrazándose, intentando acercarse aun más el uno al otro. Ninguno de los dos quería quedarse atrás. En un momento dado sus camisetas desparecieron, olvidadas en el suelo de esa sucia calle. Desabrochados sus pantalones, sin llegar a quitárselo pero lo suficiente como para que sus erecciones quedaran prácticamente descubiertas.

Y es que aunque no habían pasado de besos o caricias sus cuerpos ardían con cualquier roce. Obligando a Kuroko a arquearse, el moreno comenzó a morder y lamer su cuello, creando un camino de besos hasta sus pezones. Haciendo gala de su fuerza, alzó a Kuroko por el trasero, aguantándolo sobre una de sus rodillas flexionadas. Mientras que con una mano acariciaba uno de sus pezones con la boca atendía al otro. Mordiendo, quizá un poco más fuerte de lo que debería, lamiéndolo después con completa delicadeza. Volviendo loco a Kuroko como solo él podía hacerlo, haciéndolo gemir hasta que sentía arder su garganta.

 

—     No te atrevas a taparte, Tetsu, hace mucho que ansiaba escucharte—

—     Pero nos escucharan — Su voz había salido ronca.

—     Al carajo.

 

Como queriendo demostrar lo poco que le importaba, el moreno volteó al pequeño poniéndolo de cara a la pared y bajando parcialmente sus pantalones. Un gemido mucho más alto de lo normal salió de los labios de Tetsuya cuando Aomine comenzó a acariciar su erección por encima de su bóxer. Bajándoselos poco después para poder masturbarlo con mayor precisión.

 

—     Ah… Mph… Aomine- kun — Cuanto más lo tocaba más gemía.

 

Mientras lo masturbaba comenzaba a prepararlo, intentando ser cuidadoso, queriendo pensar que hacía mucho que su sombra no pasaba por esto.

 

—     ¡¡Hazlo!! —Un pequeño dardo se clavó en el corazón de Aomine, mitad dolor, mitad deseo. — D- daiki, por favor.

 

Echando de lado sus sentimientos se introdujo por completo en él, gruñendo por la estrechez del mismo y ardiendo de deseo. Escuchar su nombre en los labios del mas bajo lo encendía Perdiendo cualquier atisbo de cordura comenzaron un vaivén de embestidas que los hacían gruñir, gemir. Abrazándose el uno al otro, intentando fundirse el uno con el otro.

Llegaron al culmen de su placer, a la vez, con un último gemido.

Con la respiración agitada tras el acto, los dos se apoyaron contra la pared, exhaustos. Kuroko hacía rato que había dejado su mente en blanco, solo quería sentir y sentirse. Tenía la sensación de estar en otra realidad, alejado de todo aquello que le hacía daño. Tal vez eso era lo que ocurría, mientras estuviese en sus brazos, nada podía ir mal. Sus pensamientos parecieron despertar cuando una sustancia cálida y liquida acarició su hombro.

 

—     ¿Aomine- kun? — Preguntó extrañado, intentando voltearse.

—     Tetsu, mi Tetsu — Comenzó a susurrar el moreno como si de una letanía se tratase. Kuroko quería girarse, mirarle el rostro, pero el gran cuerpo del mayor no se lo permitía. Lo estaba abrazando con cada vez más fuerza.

 

Tardó un poco pero finalmente consiguió observar el rostro de su ex novio. Jamás pensó que volvería a ver esa expresión en el rostro de Daiki; tanto dolor, tanta angustia. La fachada que siempre cubría a Aomine Daiki se había roto. Les colocó a los dos la ropa lo mejor que pudo pero sin dejar de abrazar al más alto, tenía la sensación que si se apartaba de él se desmoronaría.

Esa noche nada sería como siempre; las consecuencias llegarían al día siguiente.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).