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Reset por MikaShier

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Este fanfic está basado en Harry Potter, de J.K. Rowling. Por ende, los personajes no son de mi autoría.

 

Disclaimer 2: La temática de este fanfic se me ocurrió mientras escuchaba una canción. No sé si, entonces, esto es un songfic. No diré qué canción es hasta que esto termine. Nada de esto significa que la historia la pueden tomar sin dar créditos.

 

Advertencias: Contenido homosexual. Lenguaje explícito. Abuso y suicidio. Leer bajo su propio riesgo. Sin embargo, es un fluffy total. Tengo un estimado de cuatro capítulos más un epílogo. Es mi primer fic de este fandom. Podrían haber leves cambios en la historia, pero comienza a partir del sexto libro.

 

Parejas: Mención de Harry/Draco, Ron/Hermione, Draco/Pansy.

 

Título: Reset.

Autor: MikaShier (Wattpad, amor-yaoi, fanfiction, ao3, slashaven);

 

El viento corría con fuerza, colándose por el balcón de la torre de astronomía. La luna brillaba en lo alto, majestuosa y elegante. Las estrellas resplandecían en el oscuro cielo y la frescura le hacía sentir tranquilo. Había sido un buen día. Respiró profundamente.

 

Todos los días eran malos.

 

Un suspiro escapó de sus labios mientras sus manos se aferraban al barandal. Cerró los ojos con una pequeña sonrisa sarcástica. Una sonrisa que se burlaba de toda su vida, del fracaso que terminó siendo. Su corazón latía con tranquilidad, pero él ya estaba muerto desde hacía tiempo.

 

Sus cabellos claros se mecían en el aire, lo llevaba un poco más largo de lo habitual, pero cortarlo ya no era prioridad. Se relamió los labios antes de abrir los ojos e impulsarse sobre sus brazos. Puso una pierna en el barandal. Era hora. Ya no más. El vacío gritaba por libertad y el viento parecía gustoso a recibirlo con los brazos abiertos. Otra pierna sobre el barandal.

 

El cielo lo incitaba, con un brillo que le parecía una llamada, a formar parte. A unírseles. A ellas, las estrellas. Se preguntaba si, al morir, formaría su propia constelación, si añadiría una estrella al cielo. Se paró sobre la baranda y su equilibrio tembló. Miró hacia abajo. Tres, dos, uno…

 

Sin embargo, un sollozo lo detuvo.

 

Por una mierda, que alguien se le había adelantado. ¡Adelantado en serio! Bajó de un salto, apretando los labios con furia y buscó de dónde había venido aquél fastidioso sollozo con la mirada.

 

Se percató del contrario al girar el rostro a la derecha. Su piel era pálida a muerte, el chico temblaba aferrado del otro lado del barandal. Con tan solo abrir sus manos, caería al precipicio. Draco lo vio cerrar los ojos con fuerza, vio sus pálidas mejillas ser recorridas por las lágrimas, lo vio inclinarse, estirando sus brazos mientras columpiaba su cuerpo sobre el precipicio. A Draco no le agradó el descarado movimiento, el cómo su vida se mecía como si fuera uno más con el viento, el viento no debía abrazar a ese chico, no, no. Y, sin pensarlo, habló.

 

ーNo lo hagas ー¿disculpa? ¿Draco Malfoy, sí? ¿Impidiendo que un insignificante ser acabara con su insignificante vida? No, no, ¿cómo pudo?

 

¿Por qué había...? ¿No era él mismo quien acudía a la torre para suicidarse? No tenía derecho,

pero algo en su corazón se lo dijo. Se acercó al chico pálido, cuyos temblores no se detenían, que le miraba atento. Vio al chico morderse el labio antes de ponerse a llorar de verdad, a rienda suelta.

 

ーEs... Es que... Pensé que... Pensé que me quería y no era así... Solo... Terminó y... me usó y se fue... y yo... ーlos sollozos interrumpieron su explicación -la cual Draco no había solicitado y poco le interesaba-.

 

Pero, vamos, ¿de verdad? ¡Por Merlín! ¡Oh, Circe! Ese imbécil estaba ahí intentando sacarse la vida de un salto con una excusa tan patética. ¡Una excusa que lo había hecho adelantarse!  Con una historia tan típica...

 

Apretó los labios con fuerza. ¡Le enfurecía! ¡Había personas que sufrían de verdad! ¡Como él! Por todos los… ¡Como Potter! Había personas que cargaban su sufrimiento real como si mil bloques de… de… de metal sobre su espalda se trataran. ¡Como si se tratara de un maldito cruciatus de la varita de tu peor enemigo! Miró al chico pálido y tomó su muñeca con fuerza.

 

ーEstás de broma, ¿no? ¡¿Haces esto porque no conseguiste que te amara como tú a él?! ¿Porque tú no querías ser más que un revolcón? ¡No me vengas a joder, imbécil! ¡Eso no es nada, los corazones rotos se recuperan! ¡Deberías agradecer que al menos tienes tiempo para andar tonteando con toda esta estúpida guerra! Ahora, si el maldito niño que se mata de amor ha terminado su patético berrinche, ¡fuera de la torre! ¡Ve y vive tu puta vida! ¡El único que podría merecer morir sería ese imbécil que te engañó y ya! ¡No andes suicidándote por cosas tan patéticas, idiota! ¡Tienes una maldita suerte de que nunca te han obligado a nada! ーel chico lo miró con los ojos bien abiertos, llenos de lágrimas. Después, desvió la mirada al tiempo en que se subía al barandal y lo bajaba de nuevo, ahora sano y salvo.

 

ーR-regresaré con mis amigos... Gracias, Malfoy... —se limpió las lágrimas con el puño de su estúpido suéter tejido a mano y se alejó corriendo, sorbiendo la nariz como un asqueroso imbécil sin razones suficientes.

 

Suspiró con frustración y se aferró de nuevo al barandal, mirando hacia abajo y… ¡Maldita sea! Ya ni ánimos tenía para terminar con toda esa mierda. Pateó la baranda con fuerza y se acomodó la bufanda. Luego, metió las manos en su chaqueta antes de girarse para marcharse.

 

Llegó a las mazmorras un rato después, arrastrando el ánimo y la frustración. Blaise lo recibió con media sonrisa y un contenedor pequeño de alimentos. Draco suspiró y tomó la comida antes de sentarse en uno de los sillones de la sala común. Acomodó el contenedor en su regazo y lo destapó, descubriendo un poco de ensalada y algo que parecía ser pollo rostizado. Suspiró de nuevo.

 

—Deberías de subir a cenar con nosotros —comentó, acomodándose a su lado—. A Pansy le encantaría, ya sabes cómo es cuando no estás por ahí. Se pone de pesada.

 

—Hm… —murmuró, picando la comida con una cuchara.

 

—Draco, ¿dónde estabas? —Blaise echó una mirada alrededor, fingiendo desinterés. Pero, la verdad, estaba preocupado por su amigo.

 

Desde que regresaron a su sexto año, Draco había estado comportándose extraño. Solía estar o muy distraído o muy molesto. Ya ni siquiera parecía tener tiempo para ir y molestar a los imbéciles de Gryffindor. Ya no parecía tener tiempo para nada. Y, desde hacía unos cuantos días, había comenzado a desaparecer por horas.

 

También podría considerar el mencionar que Harry Potter parecía mirarlo por demasiado tiempo. Blaise comenzaba a preguntarse si Potty, quizá, tenía preferencias por ciertos hombres rubios, arrogantes, ególatras, narcisistas, etcétera.

 

—Detén tus pensamientos, Zabini —bramó Draco—. No hace falta que intentes sacar conclusiones. Dónde estoy en mi tiempo libre no es de tu incumbencia.

 

—Solo digo que… Sea lo que sea en donde estés metido… Somos tus amigos y estamos dispuestos a ayudarte —se levantó, desperezándose como si no hubiese dicho la peor cursilería de la vida—. Me voy a dormir, piensa un poco en ello.

 

Draco lo observó marcharse. Los ojos le picaban y el apetito se había ido tan rápido como llegó. Guardó la comida y soltó el aire con lentitud.

 

Quizá no había sido tan malo que aquél chico pálido hubiese llegado antes que él.


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