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Monstruos por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Mi primer intento en español de omegaverse. 

Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Espero que les guste el fanfic, me tardé un poco en escribirlo...

“Por fin, después de tantos años” el profesor Sasuke Sarutobi entró lleno de entusiasmo con sus jóvenes ayudantes detrás. Acababan de descubrir una nueva tumba, una tumba egipcia de verdad. Y a juzgar por las inscripciones, el individuo sepultado dentro debía ser un integrante de la realeza. Se fijó en la entrada y sus manos rápidamente se toparon con un sello sagrado. “Qué extraño, normalmente estos sólo están en los sarcófagos.”

“Bueno, a lo mejor alguien no quería que saliera la persona que dejaron adentro” su hijo, que estaba en la universidad, examinó la puerta con cuidado. “Debo decir que esta se ve muy bien conservada. Demasiado si quieres mi opinión.”

“Pues sí… tendremos que estudiar las causas luego” se encogieron de hombros, abriendo la puerta de la tumba. Con el sello roto, algo en el interior de la tumba despertó. Y no estaba precisamente de buen humor, sobre todo porque acababan de interrumpir una siesta de quinientos años. Empujó la tapa del sarcófago, sólo para toparse con un sello sagrado más. Diablos, ese tipo había pensado en todo.

“Tenemos que seguir por aquí” el egiptólogo señaló un pasadizo que conducía a la cámara funeraria. Había una insignia personal muy extraña en la puerta, que tuvieron que apartar con cuidado para poder entrar en el lugar. Una vez dentro se sorprendieron. Era diferente de cualquier cámara que hubieran visto antes. Estaba vacía de cualquier tesoro, con una especie de altar de sacrificios con cadenas y el ataúd contra la pared, en posición horizontal.

“Bueno... esto es más extraño que una serpiente de dos cabezas” comentó Danzo, uno se los estudiantes que ayudaba con la investigación. “Nunca han encontrado antes una cámara con esa organización, el ataúd debería ser la pieza principal, pero esto...”

“Es diferente a cualquier otra tumba que he encontrado y tiene demasiados… demasiados conjuros protectores” cogió uno de los ladrillos protectores que estaban en cada una de las esquinas de la cámara. “Es casi como si no estuvieran aquí para mantener lejos a los ladrones. Parece que… querían que alguien no saliera.”

“¿Que alguien no saliera?” Hiruzen se acercó al ataúd, donde el ocupante se revolvió. Con la ruptura del hechizo de los ladrillos mágicos estaba más despierto que nunca y su sangre se revolvía en su interior con el deseo de salir y disfrutar de la noche… o encontrar a la persona que le había hecho esto para enseñarle justamente lo que opinaba de su trampita, aparte de hacerle un par de cositas.

“Sí, que alguien no… ¿No han escuchado eso?” los alumnos se pusieron tiesos mientras que el profesor se acercaba al sarcófago, tomando la tapa. Empujó esa parte del ataúd, que cayó pesadamente al piso. El cadáver de dentro estaba sorprendentemente bien conservado, cubierto de vendas en algunas partes, pero con la cara al descubierto. El largo cabello castaño era sujetado lejos de su cara por una cinta de oro, mientras que los ojos estaban perfilados con khol. “Madre mía, es como si…”

“Como si fuera a levantarse de un momento a otro y salir de su sarcófago como…” la momia extraña abrió sus ojos en ese momento, poniendo sus manos sobre el borde del sarcófago y levantándose, haciendo que los profanadores retrocedieran un par de pasos. El joven del sarcófago, por su parte, volteó la cabeza con cuidado.

“Corred… ¡CORRED!” los tres trataron de salir rápidamente. El chico simplemente movió una mano y la puerta de la tumba se cerró, dejándolos atrapados con la muy cabrada momia… o al menos eso parecía.

“Hola, les agradezco por haber abierto mi tumba” se torció el cuello, haciendo que las vértebras de su cuello sonaran como si se rompieran. “Demonios, ¡estoy con una tortícolis del diablo!! Esperaba que al gracioso al que se le ocurrió encerrarme en mi condenada tumba hubiera tenido la delicadeza de darme un cojín, pero no… ¡siempre ha sido así de desconsiderado desde que éramos niños!”

“¿Ehhhhhh?” para ser una momia de tres mil años hablaba demasiado bien su idioma. Sus maldiciones eran algo anticuadas, pero no tanto. “Disculpe…”

“Si te preguntas por qué hablo tan bien tu idioma, es porque sólo tengo unos mil años de edad… quizás un poco más” se levantó del sarcófago, aún sobándose el cuello. “Lo sé, no es una gran edad para una momia y lamento no ser el gran hallazgo científico que esperaban…”

“¿El gran hallazgo científico que esperaba? ¡Deberías tener al menos tres mil años! ¡Ahí fue cuando existió el Antiguo Egipto y las momias de los faraones!” el profesor le increpó. Su hijo y su alumno lo miraron extrañados. Al parecer el instinto de auto preservación lo había abandonado al mismo tiempo que se levantó la momia.

“Sí, es correcto” se tocó la barbilla. “La verdad es que hay momias de todas las edades… yo por ejemplo soy de segunda generación” volvió a torcer el cuello, sacándose más conejos. “¡Mis malditas cervicales!” se frotó la zona. “Lo siento, no debería expresarme así, es indigno de un descendiente de las dinastías reales del antiguo Egipto.”

“¿Qué demonios hacías dentro de ese sarcófago?” Hiruzen preguntó. “¿Y de qué va eso de que eres momia de segunda generación?”

“Justo eso” movió las piernas. Lo miraron con confusión. “bueno, supongo que debería explicarme. Entre los… digamos monstruos, como ustedes suelen llamarnos…” ellos asintieron. “Entre los monstruos funcionan unas leyes de reproducción diferentes a las de los seres humanos. Mi madre era una princesa egipcia que murió, fue momificada y se convirtió en lo que ustedes llaman momia… aunque les parezca extraño volvió a ser fértil después de esa transformación…”

“Entonces la chica momia conoció a un chico momia y…”

“¡Oh, no, mi padre es un hombre lobo! ¡Tengo una camada de hermanitos aullando por ahí para certificarlo!” señaló él, con una sonrisa en el rostro. “A veces me gustaría haber nacido como ellos, ir por ahí aullándole a la luna suena muy divertido.”

“Ajá…” Danzo estaba muy confundido ahora. “entonces… dependiendo de lo que sean los padres, ¿los hijos pueden nacer siendo un monstruo u otro?”

“En realidad se toman en cuenta las cuatro generaciones anteriores, pero mi padre es un purasangre y mi madre era la primera de su familia, así que sólo tuvieron hombres lobo o momias” movió una mano. “No deberían haber entrado a mi tumba. Lo saben, ¿no?”

“Pues… lamentamos haber perturbado su sueño…”

“¡Oh, no! ¡Todo lo contrario!” flexionó los dedos.  “Esos sellos sagrados son una pesadilla. Me mantenían atrapado aquí adentro, donde ese idiota me dejó. Lo que pasa es que… las reglas entre las momias son muy claras” se mostró sumamente contrariado. “cualquiera que entre a nuestras tumbas sin nuestro permiso, tengan la edad que tengan, debe cargar con una maldición. Lo lamento, tengo que maldeciros”

“¿Mal… maldecirnos?” el profesor retrocedió unos cuantos pasos. “Pero… ¡pero tú no querías quedarte aquí! ¡Liberarte es justo lo que deseabas!”

“Sí, aunque… entraron en mi casa sin permiso y rompieron el círculo de protección, eso les asegura una maldición” sus ojos se dirigieron al piso. “Hummm, quizás podamos llegar a un acuerdo” tomó el ladrillo mágico que había caído al piso y lo puso en su lugar de nuevo. “Si cooperan conmigo puedo levantar la maldición” se acordó, dando un saltito. “¡Eso es! ¡Si me hacen un favor puedo levantar la maldición!”

“Ya te hemos hecho uno” sin embargo el otro no los escuchaba, feliz como estaba de poder dejar su tumba e iniciar el viaje que tanto deseaba hacer. Esos humanos lo ayudarían a encontrar al que le había hecho esto… ¡y pronto se vengaría de ese loco de la manera más dulce posible! “Soy Hashirama, por cierto. ¿Y ustedes son?”

-En Londres-

“Aquí estamos, la sección de egiptología de la universidad de Londres” el profesor abrió del ataúd de su nuevo amigo, que se desperezó después de la corta siesta que tomó durante el viaje. “Todavía no sé por qué quieres venir aquí, Londres no era parte del Imperio Egipcio en los tiempos de tu madre y dudo que tengan alguna cosa que te interese.”

“Al contrario, hay alguien que me interesa en Londres… o al menos eso creo” levantó una mano, de la cual salieron diminutas partículas de arena. “Se trata de la persona que logró encerrarme por los últimos quinientos años en mi propia tumba” se estiró de nuevo, ahora menos incómodo que la vez anterior. “A él le encanta Londres, aunque también la campiña italiana y los salones de París.”

“Entonces no…”

“Oh, no, sabré inmediatamente si está aquí con mis arenas, pero tenemos que esperar hasta la noche” se rio. “¿Cómo vas a atrapar a un vampiro en medio del día? Esos góticos incorregibles no salen hasta después de las ocho de la noche.”

“¿Góticos?”

“Ya lo verán, sólo tengan paciencia” y eso hicieron. Hasta que esa noche Hashirama anunció feliz que el vampiro que buscaba estaba en Londres, de seguro acechando por los callejones. Descubrir que había un vampiro arrastrándose por ahí le quitó la diversión completamente a salir esa noche, aunque peor fue la perspectiva de cazarlo. Los tres estaban aterrados de lo que la criatura pudiera hacerles.

“¿Y cómo vas a asegurarte de que venga?” preguntó Danzo, agazapado detrás de una de las estatuas del museo con una ristra de ajos en la mano.

“Tranquilos, tengo todo controlado” les mostró una bolsa de sangre fresca que había robado con ayuda de su magia del banco de sangre. “¿Ven esto? Es B negativo, pone en frenesí a todos los chupasangres en kilómetros a la redonda” la bajó. “Voy a esparcirla por el suelo, el viento hará el resto.”

“¿Qué no vas a llamar a millones de vampiros en lugar de uno?”

“Cálmate, nadie se atrevería a acercarse mientras él se está alimentando” rodó los ojos. “Por Isis, hasta Drácula le tendría miedo a este vampiro si fuera real.”

“Mi… mi…”

“Yo los voy a proteger, no tienen nada de qué preocuparse” les aseguró el joven castaño, observando sus dedos. “Han que alistar la trampa para la noche” empezó a rebuscar en el refrigerador de la oficina del profesor. “¿No tienes cerveza o algo así? Me encanta tomar uno o dos tragos en la mañana.”

“Parece que los egipcios no tienen un buen hábito de bebidas” susurró Danzo a Hiruzen al ver cómo la momia buscaba hasta en los lugares más recónditos una botella de cerveza. A partir de entonces el día pasó muy rápido. Ninguno de ellos pudo prestar atención a su trabajo ante la idea de cazar un vampiro esa noche. Demonios, todos se la pasaron buscando cosas de vampiros, leyendo hasta que les dolieron los ojos.

“¿Qué les pasó? Todos se ven muy mal” comentó Hashirama cuando volvió a encontrarse con ellos. El monstruo, por su parte, se veía perfecto a pesar de haberse bebido al menos tres cajones de cerveza enteros. Ni siquiera un ápice de embriaguez.

“¿Por qué no estás vomitando sobre un inodoro todo el alcohol que te tomaste o al menos un poco tomado?” preguntó Hiruzen, que había ido a suficientes fiestas universitarias como para saber lo que esa nada sana cantidad de alcohol hacía en un cuerpo. El otro lo miró sin entender.

“¿Esto? Pero si no es casi nada” la momia parecía lamentarse, dejando de lado la última botella. “Deberían ver los licores que los monstruos producen, tienen el poder de matar a un humano de un shock etílico a la primera probada” dijo como si fuera algo bueno. “Y el licor de Kwasir… qué cosa. Estuve hablando sobre tonterías durante toda una noche sin poder detenerme. Saqué a mis hermanos de quicio.”

“No veo por qué” contestó el halcón, imaginando a una momia ebria hablando y un grupo de lobos tratando de cubrirse las orejas. Todavía pensaba en eso cuando sintió un escalofrío correr por su espalda. La noche estaba fría, mucho más de lo que esperaría en esta época del año. Hiruzen siguió su camino, pero no pudo alejarse de esa sensación. Finalmente se detuvo cerca de una ventana. “Está todo bien, estoy sólo. Es sólo una pesadilla”

“En verdad es una pesadilla” una voz desconocida se escuchó. Él se paralizó, escuchando cómo alguien se le acercaba lentamente por atrás. Volteó y pudo verlo. Pálido, alto, con un manto negro con cuello alto, largo pelo negro que le caía por la espalda… y unos ojos rojos como la sangre a juego con los colmillos que asomaban por sus labios.

“Va… va…”

“Vampiro, nosferatu, vampyr, kyuuketsuki… escoge uno, tengo más” le restó importancia el ser, que se acercó despacio. “¿Vas a quedarte ahí? Esperaba un poco de ejercicio antes de comer. No sé si me entiendes, pero la comida siempre sabe mejor después de poder hacer ejercicio” el joven siguió completamente congelado en su sitio. “¿No? Bueno, tendré que bajar la comida luego.”

“Yo… eh…” seguía tratando de moverse, más no podía hacerlo. El ser se acercó a él, lo suficiente para ver por debajo de su cuello alto una gargantilla con un murciélago que rodeaba esa área.

“Supongo que bon apetit, entonces” se relamió los labios. “Vas a ser el mejor trago que voy a tener en mucho tiempo…” abrió la boca, dejando ver sus colmillos en todo su esplendor. Hiruzen ya los sentía en su cuello… pero fue detenido por alguien. Hiruzen cayó al suelo, viendo como la momia parlante sujetaba al vampiro. “Tú… ¿Qué no podías quedarte calladamente en tu tumba?”

“Me da gusto verte también, Madara” Hashirama metió unos dedos en su boca a pesar de los colmillos afilados, aparentemente sosteniendo algo. Aspiró la esencia en su cuello, la dulce esencia escondida casi completamente por el collar de murciélago. “¿Por qué no te rindes y vienes conmigo por las buenas? No seré tan malo, incluso me olvidaré de que me encerraste en la tumba.”

“A diablo contigo” cerró la boca con fuerza, esperando cercenarle completamente los dedos. El moreno, sin embargo, sacó los dedos a toda velocidad con una sonrisa triunfante. Los ojos del vampiro se ampliaron mucho cuando comprendió algo antes de cerrar los ojos, derrumbándose contra el cuerpo de su atacante.

“¿Qué hiciste?” preguntó Danzo, llegando en ese momento, completamente anonadado.

“Hostia” sacó de su bolsillo un trozo diminuto. “Lo metes en la boca de los vampiros, se las cierran y los mandas a dormir por una buena temporada… o al menos un par de días” acarició su cabello con algo parecido a la afección. “Bueno, ahora me lo llevaré” lo cargó por encima del hombro, metiéndolo a continuación en su sarcófago. Se arrodilló al cerrar la tapa y dibujó una cruz encima con el dedo. “Gracias por su ayuda, nos vemos”

“Disculpa, la…”

“Oh, sí, casi lo olvido. Retiro mi maldición” la jovial momia dijo, levantando el pesado ataúd del piso. “¡Nos vemos!”

“Bueno…” el profesor habló tan pronto como él desapareció. “Yo no sé ustedes, pero personalmente no quiero volver a verlo” todos asintieron.

-De regreso en la tumba-

“Hogar, dulce hogar” Hashirama entró en su tumba, sellando la puerta con una seña. Puso su sarcófago en el mismo lugar de siempre y entonces sacó al vampiro, colocándolo en la mesita que se alzaba al centro de la habitación. Ajustó las cadenas rápidamente y se apartó un poco. El otro empezó a despertar en ese momento, moviendo las manos y encontrando sus movimientos restringidos.

“¿Qué diantres…?” jaló sin poder liberarse a pesar de su fuerza sobrehumana. Posó sus ojos en su captor en ese momento. “¡Hashirama! ¡Déjame salir de aquí!”

“¿Y por qué lo haría?” la sonrisa malvada del otro se extendió más por su cara mientras sus manos bajaban por su rostro e iban directamente a su cuello. La momia tiró fuerte del murciélago y este cayó, dejando libre su cuello. Su rostro se puso completamente rojo mientras un olor contenido inundaba la habitación. “Bastardo”

“Hummmm… ya deberías haberlo aceptado, Madara-chan” el moreno casi se le iba encima. “Hagas lo que hagas, siempre serás un omega. Desde el principio y hasta el final” lamió con gula la piel expuesta, dándole algo de escalofríos. “Y yo… yo soy el que, desde el primer momento, te reclamó como su omega.”

“No veo mordidas en mi cuello” le dijo desafiante. “Y antes de permitir que cualquier alfa me posea, prefiero matarlos con mis propias manos” el otro siguió sonriendo mientras enterrada su cara en su cuello, aspirando su olor. “¡Basta! ¡Déjame en paz!”

“Bien” se retiró, sin dejar de sonreír. “Pero ya veremos si sigues diciendo eso cuando estés en celo” el Uchiha palideció. Todavía le faltaba un tiempo, pero no parecía que fuera a salir de ahí muy pronto. “Esta vez no te dejaré escapar.”

“¿Esa es tu mejor amenaza?” trató de hacerse el duro, más internamente hacía cuentas y rogaba por equivocarse. Si entraba en celo en ese momento… “Los vampiros somos de biorritmo lento, tenemos un celo cada treinta años” se rio. “Tendrás que esperar mucho tiempo si quieres atraparme en un celo.”

“Bueno… tengo tiempo de sobra” señaló él, bostezando. Las momias también eran de biorritmo lento, pero necesitaban mucho sueño para conservar sus poderes. “Yo también he hecho cuentas, ¿sabes? Sé que no te falta mucho.”

“Eres un bastardo…”

“He modificado las ataduras… y he aprendido de la última vez” respiró hondo, llenando sus pulmones del dulce aroma que lo embriagaba. “Esta vez no podrás escapar de mí, mi adorado vampiro. Te detendré antes de que lo hagas.”

“Jamás perteneceré a nadie”

“Eso lo veremos”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Me pregunto qué cositas le hará Hashi a Mada cuando llegue el momento. ¿Alguna sugerencia? Review!!!


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