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A través del tiempo. por Ulala

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—Terminamos.

 

 

Me observó atónito. Era un poco más bajo que yo, así que su cabeza estaba levemente levantada. Sólo por un segundo, no movió un solo músculo de su rostro. Poco a poco, fue cambiando su expresión. Él realmente estaba esperando, dándome tiempo a que yo riera diciendo que era sólo una broma de mal gusto. Abrió la boca, pero no dijo nada; yo tampoco. Lo observé, ansiando  que entendiera la seriedad de mis palabras. Después de todo, en cualquier caso; ya debería saberlo.

 

 

 

—¿Por qué...? —alcanzó a murmurar. Miró hacia abajo, el cabello le tapaba levemente su expresión, pero podía alcanzar a ver aquella mueca deformada, de desilusión, enojo, confusión—. ¿He hecho algo, acaso?

 

 

—No, simplemente porque sí —me encogí de hombros. ¿Fingir empatía? Eso no es lo mío. Es indiferente—. Me cansé.

 

 

—¿¡De qué diablos te cansaste?! ¡Estábamos bien hasta hace cinco minutos! —levantó su mirada. Enojo, frustración. ¿Esperas que diga que lo siento? ¿esperas que bese tu frente con ternura excusándome? Apretaba sus puños con fuerza, haciéndolo temblar.

 

 

—Deberías haber supuesto cómo iba a terminar, Saku. No debería aclararte éste tipo de cosas a estas alturas —me di la vuelta. No tengo nada más que decir.

 

 

—¡¿Te vas a ir así como así?! —gritó, cuando yo ya había dado dos pasos—. ¡Al final es cierto que sólo eres un idiota! —su voz se quebró.

 

 

 

No le respondí y seguí mi camino con las manos en los bolsillos. Probablemente él tenía razón: yo soy un idiota. ¿Pero me importa? Realmente no. Hay algo conmigo, quizá; que no comprende cómo llevar una relación sin aburrirse. Cómo sentirse bien durante mucho tiempo con alguien, despertarse después de un año y sentir la misma felicidad al lado de esa persona. No lo comprendo. Nada dura más de un mes, luego de aquello, todo muere. La emoción, la felicidad, esa extraña sensación en el estómago, muy parecida al amor. Todos aquellos que han pasado y todos aquellos que vendrán, probablemente sean sólo un mísero relleno.

 

 

Saku, en éste caso, era un conocido de mi mejor amigo Tom. Más que mejor amigo, es mi hermano. A pesar de todos los gritos, de las advertencias y la mierda que me lanzó en cara con el fin de que no pusiera mis manos sobre él, lo hice de todas formas. Bajo, ojos grandes; fácil de sonrojar, cabello castaño. ¿Cómo negarse a semejante cosa? Me sonrió apenas me conoció. El sexo estuvo bien, pero justo como esperaba, al igual que los demás, no superó esa barrera.



Miré la hora en mi celular y mascullé. Llegaba tarde. Aceleré el paso y a los pocos minutos llegué a la cafetería. Busqué una cabeza castaña y la encontré. Levantó su vista, mi mundo se iluminó. Él estaba ahí, con la carta en la mano, sonriéndome.

 

 

 

—¡Tyler! —se levantó para saludarme. Miré sus labios, vi mi reflejo en sus ojos celestes. Quise estrecharlo contra mí, no soltarlo nunca más. Claro está: no lo hice.

 

 

—Kaoru, ¿cómo estás? ¿hace mucho estás esperando? —pregunté sonriendo.



 

Aquella criatura era mi ensueño desde hacía dos inviernos. Dos malditos años, cuatro de amistad. Él, Tom y yo: un grupo de amigos común y corriente, como cualquier otro. Eso intenté e intento actualmente mantener. Llevo todo éste tiempo meditando, cómo decirle, en qué momento. Imaginando millones de situaciones, de desenlaces, de finales. Cuando el momento llega, cuando siquiera mi boca se prepara para pronunciar las palabras “tenemos que hablar” todo se desvanece. A veces siento que no puedo contenerlo. Que tengo que gritarlo, decirle sin importar las circunstancias en las que termine; que tengo que tocarlo, sólo para comprobar si su piel es tan suave como luce; que tengo que hacerlo mío, para saber si es mucho mejor que en mi imaginación.

 

 

 

—No te preocupes, recién acabo de llegar —ambos nos sentamos en frente del otro. Observé distraídamente su lunar debajo del ojo izquierdo. Malditamente sexy—. ¿Cómo has estado?

 

 

—Ah, bien —sonreí—. Acabo de romper con Saku y Tom va a matarme —solté una carcajada irónica. Me sonrió con tristeza.



—Creo que no es necesario que te diga que deberías encontrar una pareja mínimamente estable —apoyó la cabeza en la palma de su mano, mirándome de costado. Amables consejos. “Entonces sé mi pareja” Podría haberle dicho—. Algún día puedes terminar en un problema.



—Supongo que sí, tienes razón —sólo una rápida mirada a su clavícula. Pálida. Tan sólo imagina lo fácil que quedaría marcada aquella piel con una simple mordida—. Es sólo que la persona que me gusta es alguien inalcanzable para mí —finalicé. Lo miré directo a los ojos.

 

 

—¡No puedes decir eso! —se erigió bruscamente. Tomó mi mano—, eres una excelente persona, Tyler —¿por qué esto se ve como una escena cliché y cursi?—. ¡No puedes decir que es inalcanzable! —ugh. Hizo una mueca con sus labios. Lo observé en silencio y finalmente sonreí. Sus dedos aún estaban sobre el dorso de los míos—. Lo siento —se sonrojó. Y en ese momento, quise besarlo. Besar cada parte de su rostro, de su cuerpo. Abrí la boca, pero no dije nada por algunos segundos.

 

 

—Está bien. Lo seguiré intentando, entonces —seguiré, Kaoru; intentando durante más años tener el coraje para decirte lo mucho que deseo estar contigo. Quizá, en algún momento, te cuente lo mucho que me desvelé por las noches imaginándolo.

 

 

—¿Y cómo es la persona que te gusta? Nunca me has contado nada sobre eso —colocó una mueca de leve tristeza—. ¿Es un hombre o una mujer? —interrogación. Tragué saliva. Una sola palabra equivocada, sólo una; terminaría en una cagada colosal.

 

 

—Bueno… —aclaré mi garganta—. Es un hombre tranquilo. Muy atractivo, aunque no lo sepa. Le gustan las mismas cosas que a mí, por lo general. Puede ser un poco estúpido para darse cuenta lo que quieren decirle, así que asumo que también es un poco ingenuo —sonreí con tristeza. Sus ojos… son tan hermosos.

 

 

—Hhmh —puso los dedos en su barbilla—. ¡Deberías gritárselo en la cara! —dijo energéticamente mientras sonreía. Sí, supongo. Pero sé, que no dirías eso normalmente. Sé, que estás actuando así sólo para hacerme sentir mejor.

 

 

—En ese caso… —sentí una mano en mi hombro. Levanté la mirada: Tom.

 

 

—¡Loo siento! —se disculpó mientras rascaba su cabeza. Te detesto. Te odio. Suspiré con frustración—. Juro que intenté llegar a tiempo, pero ésta vez ¡no fue mi culpa! —entorné los ojos, preparándome para escuchar la estúpida excusa que iba a venir segundos después—. Resulta que iba viniendo ¿no? Y entonces veo a una señora, le ayudo a cruzar la calle y específicamente en eso he perdido cuarenta minutos —sonrió conforme con su historia. ¿En serio eres así de idiota? Y probablemente, es el mejor idiota que conocí en mi vida. Se sentó al lado de Kaoru—. Entoonces, ¿qué estaban murmurando? —dijo bajando la voz burlescamente. Quise matarlo.

 

 

—Es que Tyler me estaba contando de la persona que le gusta —murmuró Kaoru con una mano en su boca, con los dedos levemente separados.

 

 

—¡Ya no hablaremos más de eso! —grité exaltado. Maldición.



 

La tarde transcurrió normal, entre risas y anécdotas. Por momentos, sentí que era mejor acabar con toda la farsa de Kaoru. Simplemente decirle la verdad. No importa cuánto lo piense, cuánto lo imagine. El terror que se apodera de mí, de tan sólo imaginar que puedo perderlo, me eriza la piel. Que me rechace, que no pueda mirarme de la misma manera, que rompamos una amistad por el simple hecho de que no pude mantener mi boca cerrada. Puede que la fantasía sea mejor.



 

Caminé junto a Tom volviendo a casa. Mi infancia había sido prácticamente en su hogar. Que su casa esté al lado de la mía, facilitó todo cuando mis padres se divorciaron. Sufrí lo que todo niño sufre cuando sus padres pelean: la venganza de una madre que no deja que el padre vea a su hijo. Al poco tiempo, volvió a casarse con otro hombre. Él, logró prosperar de la crisis económica en la que estaba y cuando tuve edad suficiente para pelear con mi madre, empecé a tener más relación. Cálido, confortable: un buen tipo. Nos llevamos bien. Siempre tiene las palabras correctas para el momento y es algo que admiro.

 

 

 

—¿Qué con Kaoru? —preguntó de repente. Lo miré con sorpresa.

 

 

—¿De qué? —fingí desentendimiento.

 

 

—Acerca de la persona que te gusta —me golpeó en el hombro a modo de broma.

 

 

—No es nada —me encogí de hombros. Sólo cambia de tema, rápido—. ¿Sabes? ¿recuerdas que me dijiste que no salga con Saku? —me miró. Sé que no es lo suficientemente idiota para no notar el cambio de tema abrupto.

 

 

—Lo recuerdo. Y recuerdo también, que dijiste específicamente que no harías nada sin importar qué —sonrió, pero sus ojos querían asesinarme.

 

 

—Bueno, ya no estamos saliendo, así que… ¿no debería contar? —me rasqué la cabeza despreocupadamente.

 

 

—¡Eres un idiota! —realmente era divertido verlo enojado—. Sabes lo veo seguido, ¿no? ¿qué diablos le voy a decir? —enterró los dedos en su cabello—. Voy a tener que escuchar todos sus malditos problemas amorosos. Y claramente darle la razón cuando diga que eres un bastardo insensible —suspiró. Me encogí de hombros y sonreí.

 

 

—Sólo sucedió, ya se le pasará. Aunque creo que está muy enojado —coloqué mis brazos en mi nuca despreocupadamente.




Cuando llegamos, nos despedimos. Yo seguí caminando y coloqué la llave en la cerradura. Entré. Estaba oscuro. Caminé por el pasillo, escuché el ruido de la televisión en la cocina. Maldecí en voz baja e intenté hacer el menor ruido posible.



 

—Tyler —me llamó. Fallé. Caminé hacia la cocina con desgana.

 

 

—¿Qué sucede? —pregunté. Mi madre estaba allí, apoyada en la encimera.

 

 

—Tu habitación apesta a cigarrillo y te he dicho mil veces que dejes de fumar aquí adentro —exclamó frustrada—, ¿qué tan incompetente tienes que ser como para no comprenderlo?

 

 

—Acabo de regresar —suspiré—. ¿Es realmente necesario éste griterío de mierda por algo así? —abrí la nevera con desgana—. Qué vergüenza para ti el haber criado a un incompetente —dije con sarcasmo.

 

 

—No me culpes por tu personalidad de mierda —soltó unas carcajadas—. No es como si fuera mi obligación estar encima tuyo todo el tiempo.

 

 

—Tienes razón, debes estar muy ocupada buscando a quién llevar a la cama —asco. Repulsión.

 

 

 

Me retiré sin decir nada más. Gritó, pero la ignoré. Podríamos seguir horas y horas. Si tuviera que contar las veces que mi madre ha cambiado de marido, probablemente necesite las dos manos. Prácticamente era su pasatiempo: buscar hombres ricos, desagradables, lo suficientemente estúpidos como para dejarse engatusar. Sólo aparecían de repente, con una estúpida actitud autoritaria, creyéndose en la obligación de cumplir el rol de padre. Fingiendo aquella actitud fraternal hipócrita “si necesitas algún consejo, estaré aquí para ayudarte” Vete a la mierda.

 

 

Mi relación con mi madre jamás fue buena. Quizá en parte aún cree que le guardo rencor por haberse divorciado de mi padre. Pero, si bien las razones económicas me parecen estúpidas, puedo entenderlo: realmente puedo dar el máximo esfuerzo de mi parte y entender que el amor a veces se desvanece. Lo que sí hace hervir mi sangre, es su actitud; es el por qué me alejó de él, por qué me utilizó como un simple objeto de venganza. Y así como la detesto, así como la desprecio con todo mi ser, la realidad es que ambos llenamos nuestro vacío con otras personas. Mi madre y yo, desechamos a las personas cuando ya no sirven. Mi madre y yo, quizá nos parecemos mucho más de lo que me gustaría admitir.



He pensado, durante algún tiempo, si objetivamente podría considerarme una buena persona. La verdad es que no. ¿Es realmente justo para todas las demás? Usar y desechar. Aún sabiendo cómo soy, aún oyendo rumores, no lo es. Me asusta pensar que aprendí eso de ella, que tengo más en común que la sangre con una persona que desprecio. Que alguna parte recóndita de mí, no piensa que esté de todo mal. No puedo estar empático por Saku, no puedo entender cómo debe estar ahora mismo, no puedo siquiera dar un pensamiento de tristeza acerca de él, ni por todos los demás. ¿Cómo se clasifica una persona buena o mala?  ¿Será que todos en algún punto, somos un poco de ambas?

 

 

 

Notas finales:

Hola (?) Hace mucho no escribo, quizá demasiado. Y bueno, no sabía si animarme o no a hacerlo luego de tanto tiempo, PERO FINALMENTE LO HICE. Así que nada, este es el fruto de mi desvelo. 

Ah, y quería aclarar: La historia no va a estar narrada en primera persona por Tyler. En realidad, simplemente quise hacerlo así para conocer un poco más el interior del personaje. Así como también ocurrirá con otro personaje eventualmente (? 

 

Sin más, espero que les guste y acepto críticas/sugerencias/comida c:

 

Adiuús. 


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