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Mi feroz alfa por RyuStark

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Notas del fanfic:

Es el cumpleaños del rey de reyes y dueño de mi corazón y el de la fresa. El candente, precioso y flamante Grimmjow. Obviamente mi pantera feroz se merecía algo especial para su cumpleaños, así que he aquí un shot de omegaverso basado en el universo ‘canon’.

Las advertencias son:

*Personajes ligeramente OoC.

*Exceso de fluff rosado y esponjoso ¡Muchísimo romance!

*Lenguaje grosero y vulgar (¡¡¡Palabras sucias!!!)

*Smut.

*¡¡¡¡MPreg!!!!

*Grimmjow usa su jumpsuit para hombre como en el manga.

*Ichigo quiere ver al mundo y a su alfa arder.

*¡Que alguien le dé un abrazo a Renji y más Chappys a Rukia!

*¡Nel sólo quiere jugar a las atrapadas!

I

Soy un ser de obsesiones más que de pasiones. Mentiría si dijera lo contrario. Cuando fijo mi mente en algo jamás lo dejo ir, porque sin importar cuánto me lo nieguen no haré sino desearlo aún más. En eso se basa mi existencia, impulsos primarios que me encargo de saciar sin importar las consecuencias.

Me gusta cruzar límites y destruir todo a mi paso; incluyendo cosas y personas.

Soy un rey y soy un alfa y como es de esperarse tengo un omega a mi altura, simplemente mi posesión más preciada, pero a diferencia de muchos, el mío sin importar cuantas veces se rompa siempre regresa más fuerte que nunca.

Su nombre es Kurosaki Ichigo, el bastardo shinigami sustituto y aclamado héroe de la Sociedad de Almas, que además de ser un omega rebelde y lucir siempre serio, también es una cualquiera en la cama. ¿Quién lo diría huh? Con ese eterno ceño fruncido engañando a todos, cuando en realidad es el primero que me busca para que lo quiebre.

Si tuviera que definir nuestra relación diría que es complicada, jodidamente complicada.

No lo he marcado porque ninguno está fascinado con las estúpidas dinámicas y la forma en la que funcionan, aunque quizás coincidimos en un par de cosas. Algo como yo enterrándole mi nudo hasta las entrañas y sometiéndolo, únicamente en la cama claro, porque Kurosaki no es mi rival número uno por nada.

He visto al omega crecer delante de mis ojos, recuerdo perfectamente cuando tomé su cuerpo por primera vez después de una acalorada pelea en pleno Hueco Mundo. Era un niñato de 17 años que lloró, suplicó y sobre todo lo gozó como nunca mientras pedía más. Se volvió adicto a ello y como todo dependiente al placer regresó por más una y otra y otra vez.

Y así, en un abrir y cerrar de ojos han pasado cuatro años, los mismos en los que hemos estado en esta especie de acuerdo mutuo. Acuerdo en el que Kurosaki viaja religiosamente cada semana para que follemos tres o más días en Las Noches o en La Sociedad de Almas, porque obviamente después de ayudar en la guerra contra los Quincy lo mínimo que podían hacer era dejarme transitar libremente entre dimensiones.

Me gusta Kurosaki, me gusta su cuerpo y su calor, también la forma en que su esencia se queda impregnada en mi lengua cada que follamos y me deja anudarlo y llenarlo. Me fascina la manera en que pierde toda inhibición y simplemente se deja llevar por sus instintos, pero sobre todo me enloquece esa imagen insana de él quebrado y doblegado ante mí.

Todo parecía ir de maravilla, era un buen acuerdo, violencia y sexo, mis favoritos; hasta que algo se fue a la mierda y lo digo de esa forma porque el idiota de Kurosaki está raro. Ha dejado de venir a verme y estoy seguro que está evitándome el muy imbécil. Lo admito, tiene pelotas para retarme de esa manera, le doy eso, pero también le daré la cogida de su vida la próxima vez que venga para que se enseñe quién carajo manda aquí.

—Grimmi está enojado otra vez. —una voz boba me hace salir de mis pensamientos y rodar los malditos ojos.

Cierra la boca niñata, a joder a otro lado. —le digo a la odiosa de Nelliel que ha vuelto a su patética versión de tres años. —Ahora que lo pienso, ¿Por qué no vas al bosque de menos, juegas y luego me dices como te va huh?

—¿Qué no ahí están todos los Gillian y Hollow peligrosos? —pregunta asustada.

—Exactamente, así que se buena y déjate atrapar. Ahora largo de aquí.

—¡Que malo es Grimmi con Nell!

—¡No me digas así carajo!

—¡Itsygo te llama así, entonces Nell también puede! —exclama sacándome la lengua, manía que le aprendió a Kurosaki, mientras se aferra a mi pierna y como si fuera un animal salvaje se me sube hasta treparse a mis hombros.

—¡Bájate, me estás babeando! Y además, el día que Kurosaki se atreva a llamarme así es porque quiere morirse y le romperé el cuello por ello. Ahora vete.

—No quiero. Nell ama mucho a Grimmi.

—¿Hah? Kurosaki no está, así que no tienes que pretender que me quieres o esas mierdas, tú ni siquiera sabes qué es eso.

—¡Nell quiere a Grimmi, así como Grimmi quiere a Itsygo! —grita dejándome callado. No me queda más que suspirar y quitármela “delicadamente” de encima, que es algo como no arrojarla contra la maldita pared.

—Sólo te diré esto una vez, así que presta atención. Tú y yo somos arrancar...—inicio viéndola asentir. —Y los arrancar no quieren a nadie más que para matarlo, ¿Está claro? ¿Entró eso en tu cabecita hueca? —pregunto y ella vuelve a asentir.

—Pero, ¿Cuando Grimmi e Itsygo se hagan pareja puede Nell quedarse con ustedes?

—¡¿Qué parte de lo que dije no escuchaste?! ¿Sabes qué? ¡Al carajo! ¡Harribel, si no vienes ahora mismo arrojaré a tu mascota a los Gilli...! —Y como es de esperarse, en apenas segundos la tercera me arrebata a la mocosa para abrazarla contra su pecho y matarme con la mirada.

—Eres un idiota. —me dice Harribel haciéndome levantar una ceja entretenido.

—Y tú una perra, largo de aquí y llévate al monstruito.

—No me sorprende porque ese shinigami no quiere hacerse pareja contigo, eres una vergüenza de alfa.

—No quiero oír eso viniendo de la reina de las perdedoras, que por cierto tampoco tiene pareja. Así que a ladrar a otro lado.

—¡No peleen! ¡A Nel no le gusta que peleen! —insiste Nelliel mientras abraza a Harribel. —Pescadito no te enojes con Grimmi, está triste porque Itsygo no ha venido, ¡Pero sé que pronto vendrá porque prometió jugar conmigo a las atrapadas!

—Oh, así que es eso...—Harribel me mira con sorna.

—Me voy de aquí. —es todo lo que digo, saliendo de Las Noches e internándome en el desierto, donde abro una garganta a la Sociedad de Almas. Vaya estupidez, ¿Qué extraño a Kurosaki? Huh, ni en un millón de años.

 

II

En la Sociedad de Almas de inmediato me reciben un grupo de Shinigamis que como siempre me advierten no me meta en problemas. Sin embargo, al ver a cierto problema de cabello color naranja, no puedo evitar pensar en cuánto me quiero meter en él. Kurosaki se encuentra caminando con la enana y el mono pelirrojo que como siempre parlotean tocándole los cojones.

—A quién tenemos aquí, sino a los omegas más lunáticos y feos. —saludo cortésmente.

—Púdrete Grimmjow. —me contesta Kurosaki, pero sé que todo está bien entre nosotros al ver ese brillo insinuante en sus ojos.

—Eres un grosero espada...—dice la duende. —Sé que Ichigo y Renji son feos y están locos, ¡Pero no tienes que recordárselos todo el tiempo!

—¡Rukia también te decía a ti! —se queja el mono. —¡Aunque ese no es el punto! ¡Largo de aquí Jaegerjaquez, ve a provocar pesadillas a otro lado!

—Pesadillas las que tu provocas con esa cara asquerosa, ahora piérdanse perdedores, Kurosaki y yo tenemos una pelea pendiente. —el pelirrojo está por replicar, pero su amiga da la cara por él.

—¡Tú piérdete espada! ¡Ichigo me está ayudando a organizar la fiesta del siglo!

—Así que tu funeral huh. Espero me llegue la invitación. —digo contento y viéndola fruncir el ceño.

—Muy gracioso, en realidad es una gran fiesta y tendrá todos los artículos de Chappy. Lástima que tú no irás.

—Qué pena, pero por mi puedes meterte a Chappy por el...—más no puedo continuar debido a Kurosaki que me da un puñetazo en el pecho y me jala diciéndome que nos vayamos.

—Rukia, Renji, me haré cargo de este idiota, ahora regreso. Y Rukia...nada de Chappy. —dice el shinigami jalándome más a prisa mientras yo giro para intercambiar montones de dedos de en medio con sus amigos los perdedores hasta que Kurosaki me da un manotazo en la cabeza y me arrastra utilizando shunpo. Una vez lejos, Kurosaki nos mete entre uno de los callejones para azotarme contra la pared y mirarme retador.

—¿Qué mierda haces aquí?

—Pregunta equivocada Kurosaki, ¿Qué mierda haces tú fuera de mi cama?

—Eres un estúpido.

—Cada día nos parecemos más huh. —Kurosaki claramente rueda los ojos.

—Hablo en serio Grimmjow, ¿Qué haces aquí?

—No lo sé carajo, quería verte. —admito y parezco tomarlo por sorpresa, porque rápidamente vuelve a estrellarme contra la pared, pero esta vez debido a la brusquedad con la que me besa. De inmediato lo cargo por el trasero y lo giro pegándolo a él contra la pared para acorralarlo y poder meter mi lengua en su boca.

Kurosaki jadea, tiembla y se estremece a la vez que mete sus manos entre mi cabello, despeinándome y calentándome debido a como se restriega contra mi mientras nuestras lenguas se friccionan y tallan. Lamentablemente, todo termina demasiado rápido cuando él se suelta y me empuja separándome y acomodándose la ropa porque viene gente.

Ninguno dice nada mientras pasan un gran escuadrón de Shinigamis que por su bien fingen no vernos. Una vez que se largan Kurosaki vuelve a abrazarse a mi cuello y me da un beso, esta vez tenue y lento.

—Ven a verme a Karakura más al rato ¿Sí? Ahora tengo que volver o Rukia se volverá loca.

—¿Más loca? —pregunto mientras le beso el cuello y lo estrujo entre mis brazos.

—Ya sabes cómo es, ahora vete...Grimm, dije que no, vete. —insiste entre temblores debido a mis manos curiosas tocando su cuerpo sensible. Está muy equivocado si cree que lo dejaré ir sin marcarlo por lo menos con mi esencia.

Gruño voraz haciéndolo descubrir el cuello en señal de sumisión, por lo que rápido comienzo a restregar mi nariz contra su piel sensible impregnándolo con mi aroma y de paso disfrutando el suyo a frutos jugosos y ricos más ese peculiar toque a chocolate, no obstante, hay algo más, algo lechoso. Algo tan dulce y meloso que me hace deslizar mi lengua por su piel, sacándole un pronunciado ronroneo que me enloquece y hace comprenderé.

—Creo que tu celo está próximo. digo mientras él por fin me despega.

—No es eso, sólo vete...al rato nos vemos. —me da un último beso antes de desaparecer.

Contengo un par de rugidos debido a la bestia dentro de mí diciéndome que mi omega se va durante un momento vulnerable, lo cual ignoro porque pronto lo veré. Y ya que está ocupado y yo no tengo nada que hacer debido a que entrené toda la mañana, decido hacer lo que mejor sé que es ir a molestar al comandante de los Shinigamis.

Es fin de semana por lo que Kyoraku está en su casita de juguete en la treceava división, tirado en un camastro como el vejestorio que es mientras se bebe una lata, que sospecho es cerveza y observa a montones de cachorros correr por todo el jardín.

—Vaya que debe ser cansado ser un viejo ridículo que toma el sol todo el día. —digo burlón, viendo como gruñe y se acomoda un poco mejor.

—Jushiro dijo que jugara con los niños.

—Y por jugar te refieres a embriagarte mientras ellos destrozan todo.

—Los privilegios de ser padre, pero ¿Qué haces aquí? Si viniste a molestarme o a proponerme hacer algo estúpido ahórratelo, Jushiro aún no me perdona que hayamos explotado esos troncos. Es más, ni siquiera sé porqué dejé que me convencieras, aunque admito que en ese momento me pareció una muy buena idea.

—Cierra la boca viejo, tú fuiste el que propuso esa estupidez no yo. Y jódete, estás bastante grandecito como para decir que yo te convencí. Aunque...sí fue una buena idea. —digo sonriente y él asiente en complicidad. Lo sé, ni en un millón de años creí que me llevaría bien con otro shinigami además de Kurosaki y ni que decir el comandante de todos ellos, pero el viejo no es tan malo ya que lo conoces.

Eventualmente Ukitake sale por sus hijos, claramente jalándole las orejas a Kyoraku al ver que dejó que los mocosos destruyeran todo, pero no sin saludarme amable y ofrecerme algo de beber. Me quedo en silencio en el camastro de alado del viejo por un muy largo rato, observando el enorme estanque que ahora refleja perfecto las tonalidades naranjas del atardecer.

—¿Cuándo piensas marcar a Kurosaki-chan? —dice el viejo de la nada.

—No sé a qué mierda te refieres...

—Sí que lo sabes, eres idiota, pero no tanto.

—Seguro que tú sabes mucho sobre eso Comandante de los idiotas.

—No me digan que creen que nadie lo sabe. —insiste.

—Vete al carajo.

—No puedo irme contigo, pero lo que sí puedo decirte es que un buen alfa marca su territorio para evitar malos entendidos. —dice mientras yo me levanto listo para irme ahora que el sol se ha terminado de ocultar.

—Él ya es mío con o sin marca.

—Sí, sí, sí, por cierto...feliz cumpleaños adelantado. —comenta haciéndome levantar una ceja. —Alguien me dijo que mañana es tu cumpleaños. —me arroja una lata de cerveza mientras me sonríe y levanta la suya como brindando conmigo. No me queda más que rodar los ojos e irme tan lejos como puedo. Supongo que ya es hora de ir a ver a ‘mi omega’.

 

III

El mundo humano está frío, no demasiado, pero sí lo suficiente para notarlo. Me desplazo con sonido en busca del reiatsu de Kurosaki. Lo curioso es que no está en la casa de su padre el lunático y hermanas ruidosas y en su lugar está lejos de ellos.

Lo rastreo hasta llegar a la parte oeste de la ciudad, donde me detengo justo frente a la puerta de un departamento en el segundo piso de un pequeño, pero muy moderno condominio. Ni siquiera tengo que tocar la puerta, porque rápido se abre rebelándome a mi omega preferido.

Kurosaki se cruza de brazos y me mira molesto mientras mis ojos deambulan por sus piernas al descubierto, ya que únicamente trae puesto un enorme suéter gris que le llega a la mitad de los muslos y que le queda tan grande que se le cuelga de un hombro dejándome ver sus clavículas. Sus pies están cubiertos por pequeños calcetines blancos seguramente por el frío.

—¿Vas a pasar o te quedarás mirándome como un idiota?

—Huh, eso te encantaría. —digo pasándome y empujándolo. Me introduzco al lugar viendo que hay algunas cajas en el mostrador. Todo es espacioso, nuevo y el carajo, nada mal.

Llego hasta la sala donde además de cajas hay un sillón para dos y de frente hay una mesita de noche, donde hay botanas y mierdas que comen los humanos mientras que uno de esos aparatejos que reproducen música está en el piso sonando. Las luces están apagadas y lo único que ilumina tenuemente la estancia son dos velas, una en la barra de la cocina y otra en una esquina del cuarto.

—Ven. —Kurosaki se sienta en el piso, recargando su espalda en el sillón y dándole un trago a su vaso con hielos. Suspiro quitándome la chaqueta y las botas y dejando a Pantera contra la pared antes de ir a sentarme a su lado y recibir un vaso todo lleno de una botella que abre especialmente para mí y que huele bastante fuerte.

—También te traje los que te gustan. —hace referencia a los cigarrillos sobre la mesita de noche. —Es raro sabes, no te gusta la comida humana, pero sí el tabaco. Supongo que no debo preocuparme porque te mueras o algo así. —sonríe intrépido.

Enciendo un cigarrillo y me recargo de lleno contra el sillón simplemente disfrutando el momento y más cuando Kurosaki se abraza a mí y recarga su cabeza en mi hombro. Supongo que pensé de más en vano, todo está tal y como siempre. El shinigami le da un trago a su vaso y yo al mío que me acabo como si fuera agua.

—Si fueras humano estarías ebrio.

—¿Cómo tú? —pregunto sonriente y ganándome un pellizco que no me hace ni cosquillas.

—Lo mío es soda con hielo idiota.

—Eso es raro, siempre bebes alcohol conmigo intentando emborracharme y claro, jamás lo consigues.

—No puedo beber.

—¿Por qué? —cuestiono genuinamente curioso.

—Porque no y ya. —Kurosaki deja su vaso para venir y sentarse sobre mi regazo de frente.

Echo la cabeza para atrás recargándola sobre la parte acojinada del sillón, cerrando los ojos y dejándolo hacer a su antojo. Sus labios húmedos se van directo contra la manzana de mi cuello, la cual muerde y succiona sacándome un ronco rugido. Kurosaki libera una agresiva horda de feromonas dulces no diciéndome, sino gritándome cuanto desea aparearse conmigo.

Contesto sus dulces feromonas con algo mucho más fuerte que lo tiene ahogándose y respirando a hondas bocanadas. Acaricio sus muslos firmes y aterciopelados; los estrujo y rasguño lentamente sintiendo su piel erizarse bajo mis dedos mientras él me besa torpemente y se abraza a mi cuello.

Mi omega ronronea encantador en cuanto descubro la sorpresa que hay bajo ese suéter. No trae ropa interior. Mis manos han llegado hasta su trasero grueso y voluminoso el cual froto y estrujo sin pena alguna.

—Así me gusta, siempre listo y dispuesto para complacer a tu alfa, ¿No es así? —inquiero malicioso mientras le doy una nalgada tremenda que lo hace gritar y aferrarse a mí. —No te escuche carajo.

—Sólo para ti...—me susurra al oído mientras se restriega contra mí y muerde el lóbulo de mi oreja provocándome un rico escalofrío. Me dedico a masturbar su erección ya rojiza y goteante mientras él se quita el suéter mostrándome sus pezones rosados y duros y ese cuerpo que me vuelve loco.

Kurosaki se muerde los labios, pasándose el cabello tras una oreja y acercándose para succionar y morder mi labio inferior mientras baja el cierre de mi jumpsuit. Sus manos acarician mi pecho sin descaro mientras mis dedos se meten entre sus piernas, buscando y encontrando su pequeño agujero.

—Méteme los dedos Grimmjow. —me dice insinuante contra los labios y restregándose contra mi mano que palpa lo deliciosamente mojado que está.

—Prefiero meterte la lengua. —sonrío de lado, sorprendiéndolo al movernos a prisa para sentarlo en el sillón y arrodillarme frente a él. —Abre las piernas Kurosaki. Muéstrame lo que es mío. —demando.

Kurosaki sonríe torcido, abriendo sus piernas sin pudor alguno, ofreciéndome y exponiendo su tierno agujero rosado, mojado y palpitante ante mí. El mocoso sucio se mete dos dedos como si no fuera nada, abriéndolos dentro de él y mostrándome lo dispuesto que está a tomar mi verga y nudo.

—¿Qué esperas? Mételos, tus dedos, tu lengua, tu nudo... —pide descarado, masturbándose y tentándome al rozar su pie contra mi rostro. Mismo que agarro al igual que su otro tobillo para jalarlo e inclinarme metiendo de lleno mi rostro entre sus muslos.

—¿Recuerdas cuando empecé a entrenarte Kurosaki? —digo mientras comienzo a depositar pequeños besos húmedos en el interior de sus muslos perfumados. —Lo tímido que eras, no podías ni verme a los ojos. Y ahora mírate, ansioso, desesperado, indecente. Moviendo ese culo tremendo y las caderas con tanta facilidad. Tan feliz de complacer y hacer con tal de tener el nudo y semen de tu alfa.

—¿Estás orgulloso de mi, alfa? —pregunta recargándose en sus codos y atrayendo mi rostro para besarme y que nuestras lenguas se tallen obscenas.

—Ramera asquerosa. —le digo mirándolo a los ojos y viéndolo sonreír descarado mientras mete sus manos entre mi cabello, despeinándome y conduciendo mi rostro hasta el interior de sus muslos. Huh, sabe lo que nos gusta a ambos.

—Te comeré hasta que te corras en mi cara. —advierto mordiendo su piel sensible.

Kurosaki no puede ni contestar al sentir mi lengua rodear su agujero estrecho antes de finalmente empujar y hundirme en él con profundidad. El omega se retuerce, gimiendo caliente y maldiciendo como una vil cualquiera mientras mi lengua mojada y rugosa como la de un felino se abre paso en él para saborear cada apretado centímetro.

Su cuerpo se derrite alrededor de mi lengua mientras mi nariz se roza insistente contra sus testículos suaves y sensibles. Nos miramos a los ojos con un exceso de lujuria arrasante mientras su boca permanece abierta para gemir y la mía para darle placer, chupando, succionando y lamiendo todo a mi paso.

Torrenciales de líquido meloso y dulce me llenan la boca conforme me dedico a frotar ese punto que lo vuelve loco y que lo tiene gritando mientras se masturba y sus muslos tiemblan empapados e incesantes.

—Más...más, alfa más, más. —pide desesperado y presionando mi cabeza contra él para sentirme aún más profundo, por lo que además de mi lengua decido meterle cuantos dedos puedo sumamente hondo, sintiéndolo apretarse demencial y tan caliente.

—Sí, ah...sí, sí. Así. ¡Grimmjow! —Los ojos de Kurosaki se van para atrás en cuanto su cuerpo convulsiona y él se corre sobre su abdomen.

De inmediato saco mis dedos y pego tanto como puedo mi boca para recibir los dulces y ricos fluidos de su orgasmo, los cuales me trago con gula y sin problema, incorporándome y relamiéndome los labios sintiendo algunas gotas de líquido translúcido escurrirme desde la barbilla.

—Aún no termino contigo carajo. —digo jalándolo del cabello y bajándolo del sillón para cogérmelo como la zorra que es contra el piso. Kurosaki intenta alejarse un poco al saber que no me importa que esté sensible, por lo cual lo someto con el peso de mi cuerpo, pegando su rostro contra el piso y abriéndole las piernas como puedo.

—¿Te gusta duro ramera?—le pregunto cruel al oído, sintiéndolo temblar y mirando sus ojos cristalizados. —Te gusta cuando te destrozo hasta que no puedes ni siquiera levantarte, ¿No es así Kurosaki? —afirmo perverso y besándole la espalda. —¿Quién lo diría huh? El héroe de la Sociedad de Almas no es más que una puta. —el omega no hace sino estremecerse ante mis palabras mientras yo termino de desnudarme, liberando mi verga gruesa, hinchada y pesada que duele de lo maldita sea duro que estoy.

—Grimmjow maldición. —gruñe exasperado. Se la meto entre las nalgas para friccionar su agujero abierto y mojado que suplica ser llenado hasta el límite mientras Kurosaki jadea y se restriega contra mí.

—¿Quieres esto? —pregunto metiendo mi punta en su agujero que me recibe hambriento, escuchándolo gritar y viéndolo rasguñar el piso agonizante. Sonrío sacándola y ganándome una mirada de muerte en cuanto siente como me despego y separo totalmente.

—Grimm...Grimmjow, métela. Alfa métela. —suplica, pero ya es tarde porque me he levantado e ido a sentar al sillón.

—Si tanto lo quieres ven por ello. —digo encendiendo otro cigarrillo. Kurosaki sabe lo que tiene que hacer, por lo que rápido viene y ahora él se arrodilla frente a mí, inclinándose y tomándome en su boca, chupando y succionando mi punta mientras sus manos juguetean con mis gruesos testículos y nudo.

Ni siquiera lo toco, sacando el humor por la nariz y simplemente reposando mis brazos a los lados del respaldo; gruñendo en cuanto relaja la garganta y me toma todo cuanto puede. Su boca como siempre está tan caliente y mojada y nada se compara con su garganta abriéndose a la fuerza para mí mientras su lengua pulposa se asegura de presionar cada vena hinchada.

Su boca es tan buena como los sonidos pérfidos que hace cuando se atraganta y ahoga con mi verga. Me gusta oírlo casi tanto como verlo despegarse y dejar caer desde sus labios chorros espesos, viscosos y burbujeantes de saliva sobre mi erección para lubricarme y seguir masturbándome.

—Estás tan grueso y grande, tal y como me gusta. —me dice descarado y acercándose para besarme el cuello y los labios. Nos mordemos la lengua y sonreímos con complicidad mientras él me quita mi cigarrillo y lo apaga, para luego sentarse sobre mi regazo dándome la espalda, acomodándose y tomando mi erección para llevarla hasta su pequeña entrada.

Kurosaki va sentándose lentamente, tomándome poco a poco por lo grande que soy y dejándome sentirlo tan maldita sea bien. Su culo estrecho se abre tan rico y caliente para mí, haciéndome tocar el bendito paraíso.

—Justo así…Grimmjow así. —dice libertino y mirándome por encima de su hombro mientras comienza a mover despacio sus caderas.

—Uhm…me encanta tu culo estrecho. —Le estrujo las nalgas y le doy un par de bruscas nalgadas sintiendo cómo no tarda en apretarse y también en moverse más a prisa.

—Grimmjow...Grimm...ah. —jadea montándome brutal, dejándome salir casi completo y volviendo a enterrarse en mi verga gruesa hasta sentir mis testículos y nudo presionarse contra su cuerpo.

—Eso es, montándome tan bien carajo. —digo mientras aferro mis manos a su cintura para aumentar el ritmo por uno más agresivo. Kurosaki grita, solloza y se ahoga en saliva sintiendo mi nudo hasta las malditas entrañas mientras su cuerpo ardiente y sudoroso se restriega contra el mío.

El omega se reclina recargando sus manos sobre mis hombros y simplemente dejándose llevar. Porque sabe que ha esperado tanto por eso, tanto que pareciera una eternidad, pero por fin me tiene aquí y ahora. Su resistencia es inútil, su mente está quebrada y su cuerpo sucumbiendo ante mí. Todo de él. Es mío, me pertenece.

—Más...Grimmjow más. —pide.

—Huh, ramera rogona. —Lo sujeto por el cabello con agresividad despegándolo para salir de él y girándolo para hacerlo arrodillarse una vez más. Kurosaki comprende volviendo a deslizar su lengua por todo mi largo, probando mi esencia y la suya y bajando a mis testículos para chuparlos y succionarlos hasta dejarlos escurriendo en saliva viscosa mientras me masturba.

—Móntame. —demando.

Deja de chuparme para una vez más sentarse en mi regazo, esta vez de frente. Entro en su agujero hinchado, usado y escurridizo con facilidad y él no tarda en comenzar a mover sus caderas a un ritmo increíble mientras abraza mi rostro aprisionándome y besándome como si no existiera mañana.

Me follo su culo duro y a mi antojo, amando el golpeteo violento entre su trasero y mis muslos cada vez que nuestros cuerpos se unen cada vez más rudo.

—Quiero que te corras en mi boca. Quiero tragármelo. —me dice lascivo y contra los labios, besándome y mostrándome esa expresión descompuesta y deliciosa. Su cabello despeinado, sus labios rojos, hinchados y escurriendo en saliva y fluidos y sus mejillas rosadas y ardientes mientras todo su cuerpo deslumbra en sudor aromático.

A pesar de que el alcohol no me embriaga, su cuerpo y olor intoxicante sí que lo hacen, tanto que entierro mi nariz en su cuello, sintiéndolo estremecerse y vibrar de pies a cabeza a la vez que vuelve a correrse con fuerza y a caer rendido sobre mí.

Mierda, yo tampoco aguantaré mucho, por lo que lo empujo despegándolo y recostándolo sobre el sillón antes de levantarme y masturbarme frente a su lindo rostro. Kurosaki sonríe cínico abriendo la boca mientras se mete los dedos llenando el vacío en él. Son apenas segundos electrizantes en los que siento mi nudo inflamarse en mi mano a la vez que me corro abundante sobre el rostro de Kurosaki que acepta todo gustoso.

Me masturbo hasta la última gota, mismas que él se traga, relamiéndose los labios y recogiendo todo lo que cayó cerca de su boca.  Mi omega sonríe satisfecho, también chupándose los dedos y abriendo las piernas de nuevo, por lo que vuelvo a arrodillarme frente a él para meter mi lengua en su agujero abusado y abierto una vez más.

Kurosaki cierra los ojos y suspira encantado y complacido mientras mi lengua recorre todo, saliendo de él solo para deslizarse por su erección e ir subiendo por su pecho, donde muerdo sus pezones sensibles antes de ir a su boca donde nos besamos hasta sentir la saliva burbujeante y espesa escurrirnos de los labios.

Ichigo finalmente extiende sus brazos indicándome que me necesita. Ni siquiera tiene que decirlo dos veces, que ya me encuentro cargándolo, besándolo con tanta efusividad como puedo y llevándolo a donde él me indica. Una vez en la habitación donde solo hay un colchón en el suelo con sábanas y almohadas, lo recuesto con cuidado y me acomodo a su lado dejando que me abrace.

Supongo que esta es la parte “sentimental” que nadie sabe sobre nuestra extraña relación. Le acaricio el rostro con más delicadeza de lo necesario y simplemente hago todo con tal de verlo feliz. Kurosaki ronronea encantado, acurrucándose contra mi pecho y entrelazando nuestros dedos.

—Grimmjow...—habla contra mi pecho.

—Uhm... —murmuro.

—¿Me amas? —su pregunta sinceramente me deja pasmado y él parece notarlo, por lo que niega e intenta alejarse, pero no lo dejo. —No, olvídalo, fue una pregunta estúpida. —su voz parece distante mientras yo suspiro y lo abrazo más, recargando mi barbilla en su cabeza.

—Pienso en ti día y noche sin parar, es…extraño. No sé como carajo explicarlo. Sólo sé que quiero estar contigo todo el tiempo. Yo que he odiado depender de alguien más, te quiero a mi lado por siempre. Antes intentaba matarte, pero ahora la idea de que alguien te lastime me enerva, aunque aun quiero pelear contigo, ¿Eso si quiera tiene sentido? —digo, escuchándolo reírse adorable y encontrar su mirada de miel con la mía. —¿Eso es amor Kurosaki? ¿Sentirme realmente vivo cuando estamos juntos? —pregunto mirando sus ojos mojarse.

—Uno muy extraño y retorcido, pero lo es. —me dice sonriente y besándome la nariz. —Yo también te amo. Es curioso, no sé si estamos destinados, pero desde que nos cruzamos por primera vez algo pasó entre tú y yo. No te toqué, ni tú a mí, pero sentí que nos traspasamos el alma al mirarnos.

—¿Por qué yo? —pregunto mientras él pega su frente con la mía.

—¿Recuerdas cuando terminó la guerra contra los Quincy? Todos empezaron a tomar decisiones por mí, a empujarme y a agobiarme y yo no podía contra la presión. Y entonces tú diste la cara por mí, me protegiste, los mandaste al carajo como sólo tú sabes hacerlo y les dijiste que no me merecían, que yo era el mejor y el más valiente. En ese momento lo supe Grimmjow. Supe que te amaba porque eres el único que ha peleado por mí de esa manera y porque me has hecho sentir que valgo la pena. Que soy algo más que una herramienta de guerra y que merezco ser feliz.

—No soy tan bueno.

—No, no lo eres. Eres grosero, impulsivo, violento y peleonero, pero tan bien eres el único que besa mis heridas después de cada combate. Dices que te hago enojar todo el tiempo, pero siempre me traes chocolates que le robas a Kyoraku-san con tal de verme sonreír. Les cuentas a todos que no me aguantas, cuando en realidad me dices con tus ojos que no te imaginas una vida sin mí. Tú me haces feliz mi feroz, rebelde y perfecto alfa. —me dice mirándome directo a lo más profundo de mi alma.

—Quiero marcarte. —declaro viendo como sonríe y descubre su cuello para mí, como diciéndome que ha estado esperando por esas palabras mucho tiempo. Ni siquiera lo pienso, acercándome y enterrándole mis colmillos hasta abrirle la piel. Kurosaki jadea, solloza y se aferra a mí mientras yo lo impregno con mi esencia y reiatsu sellando nuestros destinos.

No sé cómo definir el amor, porque es algo ajeno para mí, pero sé que quiero a Kurosaki conmigo por el resto de la eternidad y aun cuando el final de los tiempos nos alcance.

—Grimmjow…—dice mi nombre mientras yo lo abrazo con toda la intención de romperlo. —Estoy embarazado Grimmjow. —confiesa sorprendiéndome, pero también haciéndome sonreír y que el pecho se me infle de orgullo.

—¿Cuántas panteritas son? —pregunto auténticamente feliz porque seré padre. Mi propia manada, mi familia, míos. Míos y de nadie más.

—Tres o eso me dijo Hanataro. —comenta mientras se me sube encima y me muerde la barbilla.

—¿Sólo tres?

—¿Cuántos querías? ¿Diez? No son juguetes.

—No, pero el seis es mi número carajo. Creo que después de que nazcan estos debemos intentarlo hasta que te haga seis. —comento burlón y viéndolo rodar los ojos mientras se ríe.

—Eres un idiota.

—Quisieras, hablando de las panteritas, ¿Por eso el departamento?

—Vamos a iniciar una familia, así que…¿Te quedarás?

—Joder sí. Aunque pronto necesitaremos un lugar más grande si tendremos más crías. —digo mirándolo suspirar contento y feliz mientras palpa la mordida en su cuello. Un lazo latente que ahora está presente y vital.

—Grimm…ya pasa de media noche, así que feliz cumpleaños. —dice besándome en los labios. — Por cierto, la fiesta que está organizando Rukia con mierdas de Chappy es para ti. —dice burlón.

—¡¿Hah?!

—Y bueno, además de saber que serás padre te compré pastel de chocolate, pero como sé que no te gusta yo me lo comeré.

—Jódete, me lo comeré todo. —declaro viéndolo fruncir el ceño. Son milésimas de segundos en las que ambos nos miramos fijamente, levantamos y salimos disparados a la cocina. Nos empujamos y jalamos el cabello intentando abrir el refrigerador, donde se encuentra el pequeño pastel. Mismo que logro arrebatarle y morder.

—¡Grimmjow, a ti ni siquiera te gusta!

—Es mi cumpleaños o esa mierda. —comento masticando, comiendo con las manos y mirándolo cruzarse de brazos indignado hasta que retrocede un paso en cuanto le aviento un enorme pedazo directo a la cara.

—¡Estás muerto Jaegerjaquez! —grita limpiándose, comiendo y arrojándoseme encima.

—¡Oe, que forma es esa de hablarle a tu alfa!

Me carcajeo por la estupidez, abrazándolo y besándolo; ensuciándonos y haciendo todo un horrible desastre. Kurosaki me maldice y golpea, pero no quita que sonría encantador entre cada movimiento y caricia. Si tan sólo supiera cuantos horizontes nuevos me ha hecho descubrir bajo el mismo cielo. Porque quizás no es el mundo, pero es lo único en el que vale la pena para mí. Mí obstinado, precioso e intrépido omega, tan perfecto para su feroz alfa.

Notas finales:

Espero les haya gustado y de ser así me lo hagan saber. Amo que me cuenten sus partes favoritas. Ya es un poco tardecito, pero jamás me perdería el cumpleaños de mi pantera feroz. No me queda más que agradecerles de antemano todo su amor, cariño, apoyo, comentarios y demás. En serio gracias por siempre esperar con tanto fervor mis escritos GrimmIchi. No me canso de decir que tengo a los mejores lectores del mundo.


Los amo por siempre. Por ahora regresamos a las actualizaciones normales de ‘Aires del tiempo’ la semana que viene y para los que esperan ‘Pantera’ quizás pronto sus deseos se hagan realidad. Besitos para todos.


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