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Lo que amamos de ti por xMaiia

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Notas del capitulo:

Wattpad.

Un peliplata estaba caminando por los pasillos del hospital rumbo a la salida, mientras que en su cabeza mil cosas estaban sucediendo.

Tenía un par de meses sintiéndose mal, primero había comenzado con mucho cansancio, pero siempre lo relacionó con el arduo entrenamiento que le daba a Yuuri y el propio, pues haber regresado a las competencias hacia sus rutinas diarias más pesadas, pero... El cansancio persistía y nunca se quitaba, podía dormir todo el día entero y aún se sentía igual.

Después del cansancio le siguieron unos dolores abdominales que atribuía a malestares por comidas en mal estado, aunque no duró mucho tiempo. Y la gota que derramó el vaso fue que desde hacía un par de semanas, se la pasaba vomitando todas las mañanas. Ya era como un ritual, levantarse, vomitar, enjuagarse la boca y desayunar como si no hubiera pasado nada, ya que moría de hambre.

Yuuri se había percatado de cada uno de los síntomas que su amado había presentado y al final le convenció de ir al hospital a que le hicieran un chequeo general porque más valía prevenir ¿no?

Después de una cierta discusión donde Victor peleaba que quería ir acompañado y Yuuri se negaba, no porque no quisiera ir, sino porque habían descuidado los entrenamientos esos dos meses por cómo se sentía el mayor, le acompañó a la entrada del hospital para después irse a practicar.

El peliplata suspiró mientras se dirigía con el doctor que le habían recomendado, llegando primero con un recepcionista, quien le regaló una gran sonrisa para después darle su turno. Apenas se iba a sentar cuando le llamaron que era su turno, así que encogiéndose de hombros entró al consultorio, saludando al doctor que se encontraba detrás del escritorio.

- Bienvenido, sr. Nikiforov, tome asiento por favor -Le señaló el sillón frente al escritorio, en donde se sentó con rapidez, ya quería irse porque tenía hambre y sueño. - Mi nombre es Pavel Ivanov, obstetra con especialidad en embarazos masculinos omeg...

- Espere, espere -Le interrumpió mientras se sentaba más recto, cambiando la expresión de su rostro- ¿Obstetra? Yo no estoy embarazado, si lo estuviera mi esposo lo sabría.

- Permítame, sr. Nikiforov, el encargado de realizar la cita fue Yuuri Katsuki, su esposo, me explicó los síntomas y aseguró que usted estaba embarazado, pero veo que aún tiene dudas... Le haré dos pruebas y un ultrasonido. La primera prueba será la de orina y la segunda será la de sangre, cuyos resultados estarán dentro de tres días. El ultrasonido no hay necesidad de explicarlo.

Victor se negaba, él no estaba embarazado, ¿verdad? Es decir, si Yuuri hubiera sentido el olor del embarazo en sus feromonas le hubiera dicho ¿no? Él no sería capaz de ocultarlo...

El doctor se levantó de su silla giratoria y se acercó a unos estantes, de donde sacó un pequeño bote y se lo extendió, indicándole donde estaba el baño para que pudiera depositar su muestra. Incómodo por lo que tenía que hacer, tomó el bote y se dirigió a donde le indicó, tardando menos de cinco minutos, sintiendo un poco de asco.

El doctor le indicó que se sentara, mientras llevaba la prueba al laboratorio donde tardarían menos de diez minutos en darle el resultado. Durante ese tiempo, se quedó pensando en lo mismo, que si Yuuri le había ocultado su posible embarazo.

No se dio cuenta que los diez minutos habían pasado y que el doctor venía de regreso, con la diferencia que regresaba con un papel en sus manos y no su bote.

- Sr. Nikiforov, por favor le pido que pase a la camilla, se recueste, suba su camiseta y desabroche su pantalón, le haré el ultrasonido -Pidió amable el dr. Pavel y a él no le quedó más remedio que simplemente obedecer, sintiéndose ansioso de un momento a otro. Con cuidado se acostó y realizó lo pedido, quedándose viendo un punto fijo mientras sentía como el doctor le colocaba un gel por toda su área del vientre, pasando un transductor por el mismo, el cual se encargaba de expandir el gel.

El doctor giró un monitor donde se veía una imagen extraña, pero podía observar completamente un pequeño bebé, todavía formándose, pero con sus extremidades visibles. Una mezcla de sentimientos de formaron en su interior, deseando con todo su ser que su esposo estuviera con él para que también observara a su pequeño cachorro formándose en su interior.

- ¿Mi bebé está bien? ¿Cuánto tiempo tengo?

- Su bebé está completamente sano, se está formando bien, aquí podemos ver claramente cómo se comienzan a formar los bracitos y las piernitas, tiene un buen tamaño y tiene aproximadamente dos meses de embarazo… ¿quiere escuchar los latidos de su corazón?

- ¿La ecografía se puede grabar? -Estaba emocionado y si Yuuri no estaba en ese momento, él le mostraría el vídeo.

- Sí sr. Nikiforov, desde el momento en el que inicié el ultrasonido se está grabando en vídeo, por lo que puede mostrárselo a quien usted deseé y también escuchará los latidos del corazón de su bebé. -Eso le agradó muchísimo, así que, asintiendo feliz, dio permiso a que el doctor le dejara escuchar aquellos latidos, los cuales le hicieron llorar.

Se emocionaba de poder tener una vida en su interior, un pedacito del amor que se profesaban su esposo y él desde hacía cinco años. Actualmente llevaban tres años de casados y aunque tuvieron la intención de tener cachorros, al final desistían por la discriminación que aún existía.

La consulta terminó rápido, se limpió el gel, el doctor le dio tres imágenes de su ultrasonido y un DVD, el cual sin duda le enseñaría a Yuuri apenas llegara a casa. Acordaron una fecha para el siguiente mes y el doctor le extendió su tarjeta de presentación por si tenían alguna duda o urgencia, marcaran a su número privado.

Una vez afuera del hospital y dispuesto a caminar hacia el hogar que compartía con su amado, se topó con el nombrado, quien había llegado corriendo con su mochila en la espalda y su ropa deportiva negra, jadeando por el esfuerzo cuando quedaron frente a frente.

- Lo siento Vitya, Yakov no dejaba que terminara hasta que perfeccionara un salto -Hizo un suave puchero, acercándose a abrazar a su esposo y depositar un suave beso en la punta de su nariz, haciendo sonrojar levemente al mayor, Rusia aún no aceptaba muy bien las relaciones homosexuales y mucho menos las relaciones de alfa y omega.- ¿Qué te dijo el doctor?

- ¿Por qué no me dijiste que mis feromonas olían diferentes? -Susurró, metiendo sus manos a su abrigo para tomar las fotos del ultrasonido.

- Vitya… ¿Estás…? -La pregunta quedó incompleta, Victor había sacado las fotografías y se las había extendido, viendo embelesado a su futuro cachorro.

- Seremos papás, Yuuri -El japonés lo abrazó con fuerza, gritando de emoción y alzándolo un poco, besando sus labios con amor y delicadeza.

- ¡Gracias Vitya! ¡Gracias! ¡Me haces el alfa más feliz del mundo! -Murmuró sobre sus labios, provocando unas pequeñas risitas en el mayor, quien se dejaba querer por su esposo. El pelinegro lleva su mano al cuello del mayor, rozando con sus dedos la marca, suspirando las feromonas que su esposo soltaba.

- Tengo dos meses de gestación… Vamos a casa, quiero que escuchemos juntos los latidos de nuestro cachorro. -Una vez que sus pies estuvieron en el piso, buscó la mano de su esposo para llevarla a su vientre ligeramente plano, colándola debajo de toda su abrigadora ropa.

Le podrían decir loco al japonés, pero el vientre de su esposo se sentía cálido. Y estaba seguro de que era por su amado hijo creciendo ahí.

Y al igual que Victor, Yuuri lloró cuando su amado puso el vídeo e irremediablemente, los dos terminaron igual.

Desde ese momento, ambos agradecían y amaban la existencia de su cachorro.

Notas finales:

¡Hola! Sé que no debería publicar un fanfic nuevo, pero no me pude resistir. 

Espero que les guste y le den mucho amor porque yo le he puesto mucho. El tiempo de actualización es cada semana.

Saludos y nos leemos en el siguiente capítulo.


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