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No fue mi Intención Amarte por Emmyllie

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Notas del fanfic:

Personajes de Akira Toriyama. Historia 100% de mi propiedad.

Notas del capitulo:

Okay, vamos de nuevo con esto *sonrisa incómoda*

¡Hola mis amores! ^-^

Sé que soy de lo peor, porque había dicho que este fic vería la luz de amor-yaoi el siete de julio, lo cual hizo y bueno... al final lo terminé eliminando por varios factores que jugaron en contra a su publicación :'c Perdí tres capítulos ya escritos y por ende me entró el bajón, por lo cual lo dejé abandonado a su suerte y... soy de lo peor T-T

En fin, de eso varios meses y tras terminar Sin ti y teniendo otra historia en publicación, me llegó nuevamente la inspiración y me puse a escribir como mala de la cabeza XD ¿Resultado? La reaparición del fic en escena *aplausos (?)*

Ne, sólo espero aun quede alguien queriendo leer esta secuela que ¡les aseguro! será exquisita en el sentido más hard de la palabra 7u7

Un par de Gokus conviviendo estrechamente con un par de Vegetas... ¡Ufff! Simplemente el paraíso del yaoi :3

¡A leer!

No fue mi Intención Amarte

Capítulo 1: Primer Encuentro

En los jardines de Corporación Cápsula, los guerreros Z se encontraban reunidos disfrutando de una amena y bastante ostentosa fiesta organizada por Bulma. ¿La razón? Muy simple; la noticia que apenas el día anterior les había dado Wiss. Todos comían y bebían a gusto, charlando de trivialidades, mientras esperaban con calma, pero expectantes, la reaparición de la deidad. El ángel les había comunicado que, debido a la comprometedora posición en que Goku dejó al universo siete, él mismo se encargaría de reclutar peleadores de alto nivel para el torneo de poder. Dicho esto había desaparecido sin más, dejando sorprendido hasta al mismísimo señor Bils.

Por ello allí estaban ahora, esperando la llegada de dichos guerreros tan prodigiosos.

–¡Es sensacional!– exclamó alegre el saiyajin criado en la Tierra, sonriendo entusiasmado. –¡Si es cierto lo que dice Wiss, quiero pelear con ellos! ¡Siempre es bueno enfrentar nuevos oponentes!

–Eres tan predecible, Kakarotto– bufó el príncipe de su raza, cruzándose de brazos hastiado. –A ti lo único que te interesa es medir tu poder con otros. Podría apostar que ni siquiera te importa que, gracias a tu escaso nivel de razonamiento, pusiste en riesgo la integridad de ocho universos.

–Por favor, Vegeta– objetó el menor, haciendo un puchero. –Hablas como si no te gustara pelear.

–¡Claro que me gusta pelear, maldita sabandija!– le gritó el príncipe, soltándole un puñetazo en la cabeza sin poder contener más su rabia. –¡Pero no por eso ando jugándome la existencia de mi universo!

–¡Ay! ¡No seas así, Vegeta!– se quejó Goku, frunciendo aun más los labios y sobándose la zona golpeada. –¿Por qué eres siempre tan agresivo conmigo? ¡Deberías controlarte mejor! ¡Me dolió!

El saiyajin de élite tan sólo gruñó enfadado, mostrándole los dientes en evidente advertencia.

–¡Ya dejen de pelear, simios subdesarrollados!– gritó Bulma, mirándolos con expresión homicida. –¿Qué acaso no pueden comportarse civilizadamente por un rato al menos? ¡Son tan estresantes!

Pero nadie pudo objetar o añadir nada más, pues su atención se desvió a la aparición repentina de un plateado resplandor a varios metros de distancia. Sin pensarlo todos se apresuraron corriendo hasta allí, preguntándose si acaso se trataría de Wiss. Goku fue el primero en llegar al lugar, sin embargo lo único que vieron sus ojos fue al ángel sonriendo complacido, custodiando tras su espalda a los dueños de los dos ki que fueron perceptibles junto a su abrupta aparición.

–¡Wiss!– emitió feliz el saiyajin de cabello alborotado, amagando a acercarse hasta él. –¿Dónde…?

–Calma, Goku– lo frenó el ángel, mientras los demás se les unían. –Antes que nada, es necesario explicar un par de cosas– alzó su báculo, formando una esfera en el aire, la cual proyectó una blancura inmensa. –Los guerreros que he traído conmigo pertenecen a una línea temporal del universo siete, el cual tiene en total cinco universos alternos– hizo aparecer un paraje desértico en aquella especie de burbuja, donde a lo lejos podían observarse dos siluetas a contra luz. –Son Goku, príncipe Vegeta; les presento a sus alter egos de una línea temporal gemela a esta– se apartó a su izquierda, mientras bajaba su báculo y la esfera desaparecía. –Hora de conocerse.

Las mandíbulas de todos se desencajaron al ver frente a ellos dos copias idénticas de Goku y Vegeta, considerablemente más jóvenes y de aura muy distinta. El príncipe quedó pasmado al verse a sí mismo con más de veinte años menos, mientras que el saiyajin de clase baja no podía evitar pasear su vista de uno al otro y viceversa con el estupor calcado en sus oscuras pupilas.

El adolescente príncipe de Vegita vestía con su atuendo formal, consistente en botas blancas, pantalón y camisa manga larga azul rey, armadura con el escudo saiyajin a un costado y una hermosa capa rojo sangre ondeando tras de sí, la cual se ataba elegantemente con un broche de oro justo a la altura del pecho. Su soldado Kakaroto, por otro lado, vestía botas negras, pantalón y camisa manga larga gris, junto a la característica armadura saiyajin que definía su rango como parte de las tropas élite. Ambos denotando mucha seriedad observaban en silencio a los presentes, deteniéndose particularmente en las versiones adultas de sí mismos.

–Lo admito… esto es muy bizarro– susurró Vegeta adolescente, dirigiéndole al alter ego de su novio una intensa mirada de soslayo. –Wiss no mintió cuando dijo que éramos lo mismo, pero con gran diferencia. Incluso sus ki son idénticos a los nuestros, sólo que con distinto nivel de poder.

–Lo sé…– asintió su pareja, sintiendo sobre sí los ojos acuciosos del príncipe mayor. –Muy bizarro.

Bulma y Milk estaban en shock, boquiabiertas ante la visión de aquél par de jóvenes versiones de sus esposos, la intriga naciendo y extendiéndose como un incendio forestal a través de sus venas.

–Wow…– emitió Goku apenas saliendo de su asombro, sumamente fascinado con lo que veía. –Somos nosotros, pero… ¡wow!– era incapaz de hilar una frase coherente, fijándose en especial en el joven peliflama que justo en ese momento lo miraba de reojo con insistencia. –¡Que increíble!

~~~

Bulma y Milk miraban aun incrédulas a ambos saiyajins recién llegados, no pudiendo evitar sentirse atraídas ante la idea de que eran versiones muy atractivas de sus actuales maridos. Ambos adolescentes se mantenían un tanto al marjen de los demás, situados juntos al pie de uno de los varios árboles que circundaban el jardín. Parecían tener el carácter más parecido al de Vegeta que al de Goku, ya que observaban a su alrededor con recelo y un desgano que intentaban camuflar con aburrimiento. Ambas mujeres habían tratado de acercárseles con el fin de sacárles conversación, pero no habían logrado más que respuestas muy escuetas, casi siendo ignoradas totalmente. Si bien el príncipe menor desprendía un aura muy distinta a su contraparte adulta, era innegable su parecido refiriéndose a la seriedad y arrogancia. Mientras que la versión joven del saiyajin criado en la Tierra parecía irradiar esa ingenuidad y jovialidad que todos muy bien conocían, sin embargo su actitud rayaba en una cautela y timidez que sorprendía a más de uno.

No pasó mucho para que al saiyajin de clase baja lo dominaran las ganas de acercarse a los recién llegados, acción que fue secundada de inmediato por el ceñudo príncipe de cabellera en forma de flama. Los dos caminaron con determinación hasta sus jóvenes versiones, causándoles una leve incomodidad al plantárseles en frente con mil interrogantes irradiando en sus pupilas.

–¿Cómo es esa línea temporal que mencionó Wiss?– fue lo primero que preguntó Goku, intrigado.

–Especifica qué exactamente quieres saber– respondió en tono serio el príncipe menor, viéndose notoriamente abrumado ante la presencia de aquél saiyajin tan idéntico a su adorado novio.

Goku se sintió extraño al tener sobre sí esos ojos tan profundos escrutándolo con interés, no obstante supo disimularlo bien bajo una sonrisa de absoluta despreocupación, tan típica en él.

–¿Vegita aun existe en su mundo?– Vegeta adulto indagó, eso siendo para él una inmensa duda.

–Sí– le contestó la versión adolescente de Kakarotto, dedicándole a su novio un vistazo de reojo.

–¿Por qué preguntan eso?– inquirió el peliflama menor, enarcando una ceja. –¿Acaso aquí ya no?

–No– se apuró a decir su contraparte adulta, frunciendo el ceño disgustado. –El estúpido de Freezer lo destruyó cuando era apenas un niño. Kakarotto y yo somos los únicos sobrevivientes.

–Entiendo– suspiró Vegeta adolescente, mordiéndose el labio inferior para contener un insulto al escuchar la desagradable mención de esa maldita lagartija que osó matar a su amado soldado. –Ese infeliz existió también en nuestro universo, pero digamos que ahora no queda de él ni la más ínfima partícula.

Ambos saiyajins adultos se sorprendieron ante la sonrisa malévola que se trazó en los labios del príncipe más joven, no pudiendo evitar pensar que el hecho de que aquél estúpido lagarto ya no existiera en su línea temporal, estaba estrechamente relacionado con él.

~~~

Tras varias horas de festejo, Wiss les pidió a los cuatro guerreros saiyajin que lo acompañaran al planeta del Dios destructor Bils para comenzar el entrenamiento. Por supuesto ellos aceptaron, posicionándose de modo que pudieran viajar a través del universo con él: Goku lo sujetó del hombro y a éste se aferró Vegeta, agarrándose fuerte de su –según propias palabras suyas– horrendo doji. Mientras los adolescentes, por su parte, se ubicaron de modo que el príncipe se sostuviera del ángel y su novio se aferrara de su brazo con un afecto sólo notable para ellos.

El viaje fue en completo silencio, roto sólo a ratos por pequeñas e insufribles discusiones entre los saiyajins adultos. Hasta que llegaron a destino, siendo recibidos por un recién despertado Dios de la destrucción, quien ojeó atónito el parecido entre los guerreros y luego cuestionó a Wiss:

–¿Qué clase de broma tan desagradable es esta? ¡Dos pares de estas insufribles criaturas! ¿Acaso quieres hacerme enfadar, Wiss? ¡Destruirán mi templo con sus infantiles riñas que ahora se multiplicarán por dos gracias a ti!

–No se altere, señor Bils– pidió el ser celestial, sonriendo de medio lado. –Puedo asegurarle que lo último que harán estos jóvenes saiyajins será discutir– los miró con picardía, logrando en ambos un suave rubor que, sin que se percataran, el peliflama mayor pudo notar. –Ellos vienen de la línea temporal gemela de este universo, señor. Y créame… se sorprenderá con el inmenso potencial que posee el pequeño príncipe Vegeta.

 –Ya veo– expresó la deidad gatuna, observando con bastante intriga e interés al peliflama menor, lo cual inevitablemente lo incomodó, forzándolo a desviar a un costado su mirada.

Goku adolescente se percató de esto, por lo cual posó una mano en su hombro a modo de apoyo, acariciando con el mayor disimulo su piel aun por encima del traje de gala que su amado vestía. Éste lo miró y le regaló una hermosa sonrisa llena de afecto, gesto que, una vez más, fue captado por los ágiles ojos del príncipe mayor.

¿Qué demonios se traen esos dos? Se cuestionó, aturdiéndolo el obvio cariño que se demostraban.

~~~

–Para fomentar un poco el compañerismo, haremos un cambio en la distribución a la hora de dormir– informó Wiss de camino a las habitaciones, siendo seguido obedientemente por los cuatro guerreros. –Goku, tú dormirás con el pequeño príncipe aquí– abrió una de las puertas, enseñando un cuarto no muy grande, equipado con baño propio y dos camas individuales. –Mientras que tú, Vegeta, dormirás con el pequeño Kakarotto en la habitación de al lado, que es exactamente igual a esta– los miró sonriente, esperándose las muecas de disconformidad en ambos príncipes; uno porque no podría dormir junto a su gran amor, y el otro porque seguía prefiriendo dormir solo. –Les recomiendo que descánsen lo mejor posible esta noche, ya que mañana nos espera un arduo día de entrenamiento. Debemos explotar a su máximo nivel tu poder, joven Vegeta, por lo que te necesito con tus cinco sentidos alerta y toda la disposición para lograr el cometido acordado.

–Así será, Wiss– afirmó el peliflama menor, denotando exceso de confianza y seguridad en su voz.

El ángel sonrió contento, dedicándoles una última mirada antes de retirarse con elegancia de allí.

El silencio incómodo se hizo presente una vez más, tensando como cuerda floja el ambiente entre el cuarteto de saiyajins. El guerrero mayor de cabello alborotado se animó a cortar la tensión, dirigiéndose a la versión joven de su eterno rival con una sonrisa tan cálida y radiante, la cual de seguro podría derretir sin dificultad hasta a un iceberg en pleno invierno.

–¿Vamos a dormir ya?

–Claro– aceptó él, cayendo por unos segundos en el encanto de ese rostro de facciones hermosas.

Se despidió con una mirada de su amado novio, prometiéndole en silencio volver a verse pronto.

~~~

Al día siguiente, y luego de realizar al pie de la letra sus deberes de limpieza y mantención del templo, los cuales a ambos guerreros jóvenes les parecieron una completa locura por parte del ángel, se reunieron en el jardín para discutir cómo comenzarían aquel nuevo entrenamiento en grupo. Wiss se mostraba expectante, incluso emocionado por lo que fuera que pudiera suceder, manteniéndose al centro del círculo que los cuatro saiyajins habían formado a su alrededor.

–Ustedes dos ya dominan a la perfección el ki divino, por lo que nos enfocaremos hoy en mostrarles a nuestros invitados lo que esto implica– habló el ser de piel azulina, denotando esa elegancia casi femenina que tanto lo caracterizaba. –Por favor, adquieran la fase blue.

Ante las miradas atónitas de los menores, Goku y Vegeta se transformaron en super saiyajin Dios azul, siendo perceptible al instante para el más joven de los príncipes el inmenso ki que irradiaban. Si bien su poder no se sentía enseguida, el nivel prodigioso del joven peliflama le permitió notar el cambio tan rotundo de energía que la transformación otorgaba al portador.

–Pareciera que su ki fuera bajísimo, pero en verdad es colosal– comentó, observándolos fascinado.

–Excelente observación– sonrió el ángel, notándose complacido con la evidente astucia que denotaba el menor. –¿Crees poder alcanzar ese nivel, joven Vegeta?

Éste lo meditó, concentrando su atención en el aura turquesa que rodeaba a ambos adultos.

–Claro– afirmó tras un rato, lleno de confianza. –No por nada soy el príncipe de mi raza, Wiss.

–Esa es la actitud– lo felicitó, apuntando su báculo hacia él. –Entonces va siendo hora de que empieces a familiarizarte con el excepcional ki que emite un Dios– una luz cegadora salió de la punta, absorviendo en cuestión de milisegundos el cuerpo del adolescente. –Que comience tu entrenamiento, pequeño príncipe.

Notas finales:

Creo que no tengo nada más para añadir ^^

Sólo espero que le den una oportunidad, como hicieron con Un Príncipe Enamorado, y que les guste tanto como les gustó aquella historia :)

Y ya saben que toda sujerencia o pedido pueden hacérmelo llegar en la cajita de comentarios :3 ¡El botoncito no muerde guapuras! *-*

Próxima actualización: Sábado 17 de nobiembre :)

Nos vemos mis amores ^-^

¡Ciao!


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