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Palabras Mudas por Gratsune

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La sensual melodía del saxofón mezclado con la vibración del piano y los graves sonidos de un contrabajo conformaban la música que invadía sus oídos y por ende su mente, dejándose seducir por la atractiva armonía que lo transportaba a otro mundo donde su lógica era la ley que regía.


                Los aplausos rompieron su burbuja de forma tranquilizadora, sintiendo como su espíritu deambúlate  flotaba lentamente hasta entrar de nuevo en su cuerpo, uniéndose a los aplausos que ahora llenaban el estadio en donde aquel recital había tenido una excelente función. Valió la pena haber ahorrado su mesada pasada para la entrada de aquel lugar.


Ya era el segundo y último bus que tomaba para ir a su casa, eran las nueve pasadas, de seguro su madre estaría preocupada y estaba más que consciente que en el momento de tener su celular conectado al cargador tendría cientos de notificaciones, la mayoría de la señora Min, la restante correspondía a su padre, su hermano mayor, y los vecinos de la cuadra influenciados a llamar por la señora Min.


Vivía en un mundo donde el mayor poder venia de los labios, con tan solo una palabra, una frase, un sonido mudo podías transmitir tus sentimientos simplemente, para él, que sufría de mutismo, el hablar y escuchar timbres diferentes de voz era algo sumamente emocionante, notas graves, agudas, risas, enojo, melodía, murmullos. Le gustaba escuchar, más no escucharse a sí mismo. Y así estaba bien, después de todo, aunque quisiera no podría.


Y aunque escuchar voces fuera su hobby, la música era su verdadera pasión, tanto escucharla, como componerla, hacerla sonar, él no necesitaba las palabras, él se sentía mucho mejor transmitiendo sus sentimientos a través de dulces, fuertes, o emotivas sinfonías que surgían de la nada.


Podían decirle loco, ¿Prefieres hacer música a que hablar? Sí, sí, y otra vez, sí. La música era la herramienta de realidad imaginaria que te permite escapar de los problemas o pesares hasta sumergirte en un mundo totalmente diferente, donde reinan dragones, damas del agua, Diosas del amor, en donde tú eres el protagonista de tu propio sueño perfecto y final feliz. ¿Por qué querer hablar cuando en cambio tenia diferentes mundos que seguir explorando?


— Ah, niño — escucho la voz de su hermano apenas entrar a casa — tú de verdad vas a venir matando a mamá — el menor bajo la mirada, sintiéndose culpable — ¿Cómo estuvo el recital? — Y eso basto para mirar a su hermano lleno de emoción, — ¿Tan bueno? — Yoongi asintió repetidas veces — Tuve que haber ido, ¿cierto? — Ahora el menor frunció sus labios en pena, asintiendo levemente — te prometo que para la próxima iremos juntos… VIP — y sonrió grande, tomando por los hombros al pelinegro — Ahora vamos con mamá, no quiero que llame a la policía para anunciar tu desaparición.


Exagerado…


 


***


 


Un años más y hola universidad aun faltaba mucho, sí, pero él ya tenía su profesión incluso antes de entrar a secundaria. La clase 4-B, su clase, con este año serian ya cuatro años compartiendo con ella, lo conocían, lo saludaban, eran amables con él y le hablaban, incluso bromeaban junto a él para no hacerlo sentir excluido, y lo agradecía, de no ser así sus complejos irián en aumento, y ya tenía bastantes de que preocuparse como para seguirle añadiendo nuevos.


Su horario terminaba a las dos pm, pero él le sumaba otras dos horas que pasaba en el viejo salón de música, incluso cuando en aquel único día de la semana salía a las cuatro pm, él salía del Instituto a las seis, a veces a las siete y tenía que irse corriendo o su madre se preocuparía. Prefirió el viejo salón que estaba retirado de las instalaciones principales del Instituto, era calmado, sin ruido ni distracciones, había entablado una silenciosa pero agradable amistad con su profesor de música, y luego del primer año este le cedió las llaves de aquel edificio de artes escénicas solo para él, bueno, quizás de vez en cuando el grupo de baile invade el aula de al lado, pero eso no le molestaba, tenían permiso del profesor y él no era nadie para cuestionarlo.


Ese Lunes no fue diferente a los demás días, cerró sus ojos y al momento de deslizar sus suaves dedos por las teclas del piano, estos comenzaron a moverse de forma lenta, calmada, transportándolo a un mundo donde el suelo era rosa, las nubes burbujas de agua flotantes reflejando las estrellas de un cielo que no era más que el reflejo de una galaxia.


El movimiento de sus dedos aumentaron, las nubes-gotas comenzaban a bailar a su alrededor, el viento soplaba cantando al compás de la melodía que aumentaba cada vez más y más, sus pies se despegaron del suelo y ahora volaba en medio de un remolino de estrellas hundidas, los sonidos graves pasaron a agudos y el cielo estrellado se abrió por la mitad dando paso al sol en lo más alto de la cumbre, reinando por encima de las demás estrellas que desaparecían en la lejanía, volviendo sus pies al suelo, despidiéndose de sus compañeras humadas que volvían al cielo y dejando que el viento golpeara sus mechones negruzco con frescura.


Abrió sus ojos, deteniendo sus dedos y sonriendo con tranquilidad, anotando las recientes notas rápidamente en su libreta.


— Jimin, por fin, ¿Qué haces aquí? — Se detuvo a su lado, siguiendo con la mirada la contraria, comprendiendo la situación.


— ¿Escuchaste eso?  — Hablo embobado.


— Sí, lo escuchamos todo el tiempo, es bueno ¿verdad?


¿Bueno? ¿Cómo podía ser algo así bueno? ¡Eso era malísimo! Podía sentir como su piel todavía seguía erizada aun estando tan lejos del chico pelinegro. ¡Esas eran notas no actas para cardiacos! ¿Cómo es que ese chico no estaba en una escuela de esos chicos dotados?


— Vamos, tenemos que ensayar, mucho más tú, tienes que aprenderte la coreografía desde el principio, no por ser bueno significa que dejes de ser el nuevo — apretó amigablemente su hombro — luego si quieres puedes volver.


Interesado por las palabras del mayor, Jimin giro hasta él, siguiéndole el paso alejándose del marco de la puerta que daba hacia el viejo auditorio de música.


— ¿Seguirá ahí para cuando terminemos? — Pregunto curioso, no por querer escucharlo, sino que de ser así, le asombraba el hecho de tantas horas invertidas en ese piano.


— Él siempre está ahí antes, y después de nosotros.


— Que loco… — bufo divertido.


— Más loco te parecerá cuando intentes hablar con él — Jimin le miro expectante — te ignorara, o simplemente te mirara como un bicho raro y se irá corriendo.


Eso ni siquiera era normal, ¿Qué clase de loco estaba en esa aula?


Loco o no, lo cierto es que tocaba hermoso, y Jimin sabía reconocer la buena música cuando la oía. Quizás después de sus prácticas pase por ese salón de música unos minutos antes de irse a su casa.

Notas finales:

Bueno, primer cap, espero les guste y me lo hagan saber.

Chajoooo, besos chicos, chicas, y demas <3 

se les quiere


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