En una fría noche de invierno
fue donde comenzó este cuento.
Un can deforme a la luna aulló
pero nadie a él se acercó.
Unos niños cerca de él pasaron
“¡Mañana es Navidad!” emocionados gritaron.
Al perro feo eso poco le importaba
pues de hambre su barriga lloraba.
En la basura nada bueno encontró
y se dijo a sí mismo
“Nada puede ser peor” y del cielo nieve cayó.
El cachorro maldijo su suerte
pero ni la muerte lo oyó.
Científicos experimentos con él realizaron
provocando que luciera como un gusano.
Un factor curativo el experimento le otorgó
y el perro muy amable la cabeza de los científicos arrancó.
Por un circo fue adoptado y un traje rojo le regalaron
para no ver su asquerosa piel que los malos le deformaron.
Pero el circo quebró y sin mucho esfuerzo lo abandonó
y de consuelo sólo el traje bicolor le quedó.
Ahora vagaba solo por las calles de New York
buscando un lugar para dormir mejor.
Su nariz muerta vibró ante un olor singular
“¡Tacos!” reconoció sin dudar.
El cachorro corrió y en lo alto de un edificio lo vio.
En una escalera de incendios, sus tacos se balanceaban
en la mano de una araña azul y colorada.
El perro ladró para llamar su atención
y la araña ladeó la cabeza sin comprender quién lo llamó.
“¿Qué pasa amigo?” preguntó luego de bajar de un salto
y el animal retrocedió con miedo en el acto.
El muchacho vestido de araña sacó un taco de su bolsa
y al perro se le hizo agua la boca.
La comida apenas duró entre su hocico
y el chico rió frente a él agachándose chiquito.
“¿Y tus dueños?” la araña indagó
pero el perro sólo la cabeza bajó.
El joven enmascarado pareció sentir pena y lo pensó
“¿Quieres venir conmigo?” la araña le ofreció.
El perro temió estar soñando
pero se echó encima de la araña sin dudarlo.
“¿Qué es eso, Peter?” En la casa, la tía de la araña gritó
“Un perro, estaba solo y me dio pena” el chico contestó.
“¡Tiene sarna!” dijo ella señalando
“Sólo está lastimado” siguieron peleando.
El perro se quedó
y el chico Wade lo nombró.
Cuando su factor curativo descubrió
Peter dijo “¿Wolverine te parió?”
Wade gruñó ante eso
y Peter rió muy honesto.
A patrullar siempre lo acompañó
y mordió a cada villano que Spiderman enfrentó.
Un gran equipo formaron
que ni Thanos habría derrotado.
Un año después, era Navidad otra vez.
Peter abrazó muy feliz a Wade y dijo
“Oh, Wade, ojalá fueras humano
así podrías cogerme por el ano”.
Y en ese instante,
como si un hada o Dr. Strange lo estuviera tocando
Peter no supo qué estaba pasando
pero su amado perro brilló
y en Ryan Reynolds se transformó.
Muy felices vivieron desde entonces
con mucho sexo en exteriores.
Y colorín colorado,
este cuento...
—¡Wade, deja de escribir porno en Internet y ven a dormir!
Aquel grito, que provenía de la habitación, interrumpió el insistente tecleo en su computadora. Tuvo que cerrarla e ir a la cama junto con Peter, quien estaba despierto y suponía que enojado.
—Juro que estaba…
—Cállate —Peter lo interrumpió y le dio la espalda. Entonces Wade decidió meterse en la cama para abrazarlo y el chico no lo rechazó—. ¿Cuándo vas a dejar de escribir esas cosas?
—Pero Spidey, ¡piensa en los fans!
—Mañana seguimos discutiendo —sentenció Peter acomodándose más contra la almohada y los brazos de Wade.
Por más que se quejara, no podía detener al genio creativo ni a los fans y Peter lo sabía muy bien, sólo quería dormir abrazado, esa noche hacía demasiado frío. Wade aceptó las condiciones de Peter, pero luego volvería a terminar su cuento cuando éste no lo viera.
En una fría noche de invierno
fue donde comenzó este cuento.
Un can deforme a la luna ahulló
pero nadie a él se acercó.
Unos niños cerca de él pasaron
“¡Mañana es Navidad!” emocionados gritaron.
Al perro feo eso poco le importaba
pues de hambre su barriga lloraba.
En la basura nada bueno encontró
y se dijo a sí mismo
“Nada puede ser peor” y del cielo nieve cayó.
El cachorro maldijo su suerte
pero ni la muerte lo oyó.
Científicos experimentos con él realizaron
provocando que luciera como un gusano.
Un factor curativo el experimento le otorgó
y el perro muy amable la cabeza de los científicos arrancó.
Por un circo fue adoptado y un traje rojo le regalaron
para no ver su asquerosa piel que los malos le deformaron.
Pero el circo quebró y sin mucho esfuerzo lo abandonó
y de consuelo sólo el traje bicolor le quedó.
Ahora vagaba solo por las calles de New York
buscando un lugar para dormir mejor.
Su nariz muerta vibró ante un olor singular
“¡Tacos!” reconoció sin dudar.
El cachorro corrió y en lo alto de un edificio lo vio.
En una escalera de incendios, sus tacos se balanceaban
en la mano de una araña azul y colorada.
El perro ladró para llamar su atención
y la araña ladeó la cabeza sin comprender quién lo llamó.
“¿Qué pasa amigo?” preguntó luego de bajar de un salto
y el animal retrocedió con miedo en el acto.
El muchacho vestido de araña sacó un taco de su bolsa
y al perro se le hizo agua la boca.
La comida apenas duró entre su hocico
y el chico rió frente a él agachándose chiquito.
“¿Y tus dueños?” la araña indagó
pero el perro sólo la cabeza bajó.
El joven enmascarado pareció sentir pena y lo pensó
“¿Quieres venir conmigo?” la araña le ofreció.
El perro temió estar soñando
pero se echó encima de la araña sin dudarlo.
“¿Qué es eso, Peter?” En la casa, la tía de la araña gritó
“Un perro, estaba solo y me dio pena” el chico contestó.
“¡Tiene sarna!” dijo ella señalando
“Sólo está lastimado” siguieron peleando.
El perro se quedó
y el chico Wade lo nombró.
Cuando su factor curativo descubrió
Peter dijo “¿Wolverine te parió?”
Wade gruñó ante eso
y Peter rió muy honesto.
A patrullar siempre lo acompañó
y mordió a cada villano que Spiderman enfrentó.
Un gran equipo formaron
que ni Thanos habría derrotado.
Un año después, era Navidad otra vez.
Peter abrazó muy feliz a Wade y dijo
“Oh, Wade, ojalá fueras humano
así podrías cogerme por el ano”.
Y en ese instante,
como si un hada o Dr. Strange lo estuviera tocando
Peter no supo qué estaba pasando
pero su amado perro brilló
y en Ryan Reynolds se transformó.
Muy felices vivieron desde entonces
con mucho sexo en exteriores.
Y colorín colorado,
este cuento...
—¡Wade, deja de escribir porno en Internet y ven a dormir!
Aquel grito, que provenía de la habitación, interrumpió el insistente tecleo en su computadora. Tuvo que cerrarla e ir a la cama junto con Peter, quien estaba despierto y suponía que enojado.
—Juro que estaba…
—Cállate —Peter lo interrumpió y le dio la espalda. Entonces Wade decidió meterse en la cama para abrazarlo y el chico no lo rechazó—. ¿Cuándo vas a dejar de escribir esas cosas?
—Pero Spidey, ¡piensa en los fans!
—Mañana seguimos discutiendo —sentenció Peter acomodándose más contra la almohada y los brazos de Wade.
Por más que se quejara, no podía detener al genio creativo ni a los fans y Peter lo sabía muy bien, sólo quería dormir abrazado, esa noche hacía demasiado frío. Wade aceptó las condiciones de Peter, pero luego volvería a terminar su cuento cuando éste no lo viera.