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Mitades rotas por angeloDivoglio

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Notas del capitulo:

bueno esta historia originalmente era un oneshot pero me resulto tan largo que preferi dividirlo en dos cap. 

 

y algo que aclare en mi otra cuenta es que 

el lugar donde están es algo que me ha costado un poco de trabajo describir, pues este es un lugar donde yo vivi hace tiempo con un familiar mio, el lugar es muy grande para ser considerado "vecindad" mas tiene cosas que no concuerdan con departamentos, como por ejemplo que este lugar tiene ventanas al exterior y un patio comunitario y están unidos entre si los edificios, de forma que no tienes que bajar del edificio para llegar al otro, asi que la verdad no encontré un nombre exacto de lo que ese lugar era, pero aun asi lo llamare departamento.

Espero se entienda el lugar.

 

Se encontraba sentado en las escaleras alado de su departamento, mirando desde el barandal como los niños menores jugaban muy felices en la planta baja, sonreía al verlos tan felices tan despreocupados, como si en la vida no existiera nada mas que jugar y divertirse.


hacia esto intentando ignorar la pelea que había concluido en golpes en su casa.


Intentaba no escuchar como aquel que le habían presentado como su padre le gritaba a su madre ofendiéndola entre golpes; reclamándole su traición, reclamándole que su único hijo había sido semilla de otro hombre.


- estoy harto


Escucho a su padre salir del departamento, lo miro con detenimiento, viendo como este sin decirle una sola palabra solo le ignoraba, como si el no existiera.


Suspiro con fuerza, mirando de reojo la puerta abierta, viendo como su madre se levantaba del piso, limpiándose la sangre del labio, la cual al sentir la mirada de su hijo, solo le brindo una mirada que reflejaba su profundo odio.


- perdón.


Fue lo único que pudo decir mientras se levantaba de las escaleras, comenzando a bajar por esta, dejando a aquella mujer sola en aquel departamento.


Se detuvo un momento, sintiendo culpa, sintiendo una gran necesidad de regresar a su departamento, y ver qué tan mal había quedado ella, mas prefirió no hacerlo, sabía que ella al verlo, inmediatamente desquitaría su frustración contra su persona, lo insultaría y posiblemente también le golpearía, como muchas veces en el pasado lo había hecho.


Negó con la cabeza, continuando su camino sacando un cigarrillo de su chaqueta, prendiéndolo al llegar a la planta baja, miraba como en el suelo pequeñas gotas de lluvia comenzaban a hacerse presente, por lo que volteo su mirada al cielo, admirando ese hermoso color gris, intentando fingirle una sonrisa a ese día, más le fue imposible, así que simplemente se colocó sus audífonos para después tapar su cabeza con la gorra de su sudadera negra, subiendo todo el volumen a su música.


Hacia esto jurándose que sería definitivamente esta vez sí sería la última vez que se quedaría ahí mientras ellos peleaban, mientras el inútilmente esperaba que aquel hombre dejara de golpear a su madre


No era que le gustara esperar, mas siempre terminaba quedándose con la única función de ver que no la mataran a golpes; pues aun que era consiente que ella no le quería en lo más mínimo, que su imple presencia le recordaba a aquel desgraciado que tomándola a la fuerza arruino su vida, la quería, aun así la quería.


Había llegado a la salida de aquellos departamentos, deteniéndose un momento al ver como un hombre alto, maduro, con el entre cejo fruncido, abofeteaba a un joven de su edad, quien al recibir el golpe tiro una caja de cartón que tenía en sus manos.


- eres un inútil, no me importa como lo hagas, pero quiero que termines de descargar todo lo de la mudanza antes de esta noche.


Le dijo antes de marcharse del lugar, robándole un cruel beso, como burla de lo sucedido, dejando al muchacho solo, el cual alzando la mirada al cielo, respiro profundo, utilizando la manga de su camisa para para limpiar la poca sangre que le había salido de la nariz por el golpe.


Le miro perplejo, era claro que aquel chico tenía algo con aquel hombre, era un chico hermoso de caballerear celeste y piel nívea, y sobre todo de su edad, 18 años para ser exacto, muy joven para ser pareja de aquella bestia que le había lastimado.


Aquel chico mostrando un poco de orgullo, evito que cualquier lagrima saliera de sus ojos, terminando de limpiar la sangre de su nariz, para sí sacar una liga de uno de sus bolsillos y amarrar su alargada y ondulara cabellera, dejando ver un instante, una mordida en su cuello, una que parecía no querer sanar, que aun tenía un poco de sangre y se notaba que le causaba dolor, por fin el peli celeste desvió la mirada al sentir que le observaban, topándose con aquel muchacho de sudadera negra y cigarrillo en mano.


- buenas tardes.


Le dijo siendo consiente que tal vez había visto todo lo que había pasado más fingiendo que aquello no paso, le brindo una tierna sonrisa que le hiso estremecer, una sonrisa llena de tristeza pero, a su vez daba a demostrar su gran belleza física.


- buenas tardes


Fue lo único que el otro pudo decir retomando su camino, bajando la mirada al pasar de lado de aquel muchacho, el cual simplemente siguió con aquello que le habían ordenado comenzado recogiendo aquella caja que había tirada de sus manos.


Habían pasado algunos días desde aquello, su labio sangraba y su espalda le dolía, su madre le había golpeado sin piedad en un ataque de ira al sentir nuevamente el desprecio de su esposo


Estaba sentado como de costumbre en las escaleras, mas esta vez los niños no estaban jugando, el cielo parecía querer caerse, la lluvia era verdaderamente fuerte y el frio de la noche era insoportable, mas eso no le importo, no entraría de nuevo solo para seguir recibiendo el desprecio de esa mujer, se quedaría ahí, fumando hasta que la cajetilla se acabara o ella quedara dormida por sus tranquilizantes y el pudiera entrar a su habitación sin problema.


Respiro profundamente levantándose de su lugar, prendiendo uno de sus últimos cigarrillos, comenzando a caminar por los pasillos que conectaban los departamentos, sin dejar de mirar como la lluvia caía impactándose en la planta baja, aquella área donde los niños podían jugar, mas algo llamo su atención, pues en los departamentos de enfrente, uno relucía mas que otros, era el único que con toda esa lluvia mantenía sus ventanas abiertas, lo cual por el aire se podía ver todo lo que pasaba dentro.


La curiosidad le llamo y la necesidad de conseguir calor caminando le dominaron un poco, para saber que clase de persona hacia eso en una noche tan infernal como esa, comenzando a caminar discretamente por el pasillo, solo para verlo de nuevo, aquel chico peli celeste, mas lo que vio no le gusto en lo absoluto.


Pues aquel muchacho esta desnudo, de rodillas sobre el sofá de la sala, siendo penetrado una y otra vez por aquel hombre que vio golpearlo la primera vez que le vio, mas no solo era, con gran saña, aquel hombre, enterraba su mordida de nuevo en el cuello del muchacho, causándole un gran dolor, haciendo que la herida se volviera a abrir dejando la sangre correr por su cuello


Pensó que aquello era algún acto de sadomasoquismo, tal vez un juego entre los dos amantes, mas borro esa idea de su cabeza, al ver el verdadero sufrimiento de aquel muchacho, pues al ver sus ojos, las lagrimas en estos, y su respiración al tapar su boca para silenciar su dolor al sentir aquella mordida que volvía a abrirse, supo que eso solo era obra de un ser atroz que disfrutaba de aquel dolor.


Se quedo quieto algunos segundos, impresionado por lo que veía, mas sus piernas se movieron con rapidez, al ver la mirada de aquel chico peli celeste, el cual con miedo y vergüenza, solo bajaba la cabeza, cubriendo su rostro con su grande cabellera.


Bajo la mirada y continuo su camino, mas esta vez como aquella primera una horrible sensación se apodero de él, había crecido entre un ambiente violento, estaba acostumbrado a ver ese tipo de cosas, mas esta vez era extraño, había algo en ese chico, algo que hacía que su sangre ardiera de tan solo pensar en el cómo lo estaban lastimando, en como sufría en aquel encuentro, y era ese algo, lo que le gritaba que fuera a ayudarlo, que fuera a quitarle a ese mal nacido de encima, y matarlo a golpes, mas no lo hiso, solo regreso a su departamento, evitando a toda costa a su madre, quien aún despierta parecía buscar pelea con él, aun así simplemente se encerró en su habitación, recostándose en su cama, prendiendo con desespero su ultimo cigarrillo intentando calmarse, más le era imposible, pues al cerrar sus ojos, el rostro de aquel chico.


Sin saber por qué se miró al espejo de su habitación, haciéndole levantarse, vio su cabello azul como la noche totalmente empapado, y su mirada tan muerta como la aquel muchacho.


- ¿Cómo puedes intentar ayudar a alguien si no sabes cómo ayudarte tú?


Se dijo a sí mismo, siendo guiado por un pensamiento en su cabeza, para así escupir a su reflejo recortándose de nuevo en su cama, sacando entre un cajón escondido entre la pared y la cama, un cigarrillo muy similar al que había apagado contra la pared, mas este no tenia dentro nicotina, si no cannabis, prendió y consumió con rapidez, deseando de sentir los efectos de aquella cosa, lo mas rápido posible, siendo este el único modo de poder lograr dormir aquella noche.


El dia siguiente fue el frio lo que le hiso despertar, eran las 10 am ya, mas parecía mas tarde, el cielo nublado, y aquel frio le hacían sentir que era por mucho más tarde, pero sobre todo le hacían sentir que no era momento de levantarse, que lo mejor era quedarse en cama todo el dia.


Mas el rugir de su estómago le hiso levantarse, sintiendo un poco de alivio al no escuchar ruido alguno fuera de su habitación.


Camino rumbo a la cocina, viendo como su madre estaba sentada en la barra del comedor, mirando con tristeza una taza de café frio, la cual tal vez sirvió hace tiempo ya, mas no había tomado.


Continuo su camino en silencio, ignorándola por completo, ignorando que nuevamente tenía el ojo morado, solo se hiso un par de huevos con un poco de pan tostado, sentándose frente de ella en la barra, bajando la mirada al ver que de su parte solo recibía frialdad, aun así prefirió darle aquel plato a su madre la cual pensaba tal vez no había comido nada como era su costumbre.


- ten madre, no es mucho, pero es lo que he ganado trabajando.


Le dijo sacando algunos billetes de su cartera dejándoselos a su lado, viendo como por fin la mujer que le había dado la vida posaba su mirada en él.


Sintió un nudo en su garganta al ver sus ojos hinchado y morado.


- es un maldito animal.


Le dijo intentando tocar su mejilla con tristeza, mas aquella mujer de un movimiento brusco le quito la mano, aventándosela.


- igual que tu verdadero padre.


Le dijo con desprecio, creándole un sabor amargo en la boca, haciéndole levantarse tomando su chaqueta del sofá, dispuesto a irse.


- el dinero lo he conseguido para ti madre, cómprate algo que tú quieras, algo que necesites tú. Lo único que te pido es que no se lo des a él, y por favor come lo que te he preparado estas muy paridad, necesitas energías, yo comeré en la calle.


Sentencio marchándose del lugar, sin esperar respuesta alguna, aunque sabía que esta seria inexistente, comenzó a bajar las escaleras, intentando controlar su respiración, limpiando el nudo en su garganta, evitándose llorar, odiaba hacerlo, aquello solo era una muestra de debilidad, y él no quería ser débil, pues sentía que si lo hacía, todo se acabaría, se convertiría en un ser patético y sin esperanza, al menos sentía que su orgullo era lo único que le quedaba.


Estuvo a punto de salir de aquel lugar, ir al parque o a cualquier lugar, solo quería estar lejos de ahí, mas detuvo sus pasos antes de comenzar a bajar escaleras, sintiendo que necesitaba ir hasta la parte más alta de aquel lugar, la parte que normalmente lo otros jóvenes de su edad usaban para reuniones o pequeñas fiestas, la azotea de aquellos departamentos.


Comenzó a caminar hacia haya, odiaba a ir a ese lugar, mas siguió caminando al pensar que por la hora, posiblemente estaría vacío.


Sentía un a extraña sensación, más lo atribuía a aquel mal sabor de boca que su madre le había causado, abrió la puerta con lentitud, mirando a no una gran distancia de él, una cabellera celeste, era aquel chico el cual estaba en la orilla, mirando desde el otro lado del barandal la gran altitud que lo mataría si cayera.


Guardo silencio, mientras caminaba a su lado, prendiendo aquella ultima parte de cigarrillo que le había quedado de la noche anterior, mirando la ciudad que tenia frente suyo.


Aquel chico peli celeste se percato de su presencia mas no dijo nada, solo continuo viendo hacia abajo, mientras sus manos no se atrevían a soltarse de aquel barandal.


- no quieres hacerlo, si en verdad quisieras ya lo hubieras hecho sin pensar, déjate de estupideces, o llamaras la atención de alguien.


Le dijo el de cabellos azules pero mas oscuros, llamando la atención del otro chico, quien posando su mirada en quien le hablaba; pudo ver que este intentaba fingirle una sonrisa, extendiéndole su mano, queriéndolo ayudarlo.


- yo no he comido nada, ¿ya comiste tu? Te ves pálido me haces pensar que no, si te habientes no probaras el desayuno que preparan en un restaurante a dos calles de aquí, es muy rico, valdrá la pena, te lo juro.


Volvió a pronuncia, acercándose un poco mas al muchacho, quien dudaba si aceptar aquella mano o no, mas termino haciéndolo regresando con cuidado al lado seguro del barandal.


- bien, te parece si vamos ya, en verdad muero de hambre.


sonrió al decir esas palabras, sintiendo como el de cabellos celestes le miraba sorprendido, creando en sus labios una ligera sonrisa.


- por cierto me llamo Ángelo, pero odio ese nombre, llámame deathmask, todos me conoces así, y me siento más cómodo que me llamen así, por que no creo ser un puto ángel.


rio un poco al concluir esas palabras, viendo la sonrisa del peli celeste crecer solo un poco más.


- y tu ¿ tienes nombre? o '¿te comieron la lengua los ratones?


tardo algunos segundos en atreverse a hablar, sorprendido por la naturalidad y confianza que el otro le hablaba especialmente después de verlo al borde del aquel edificio, más en voz baja y con vergüenza respondió.


- me llamo afrodita.


dijo sin mas , sin apartar la vista de Death, quien con una sonrisa le estiro la mano, acción que correspondió.


- ¿te puedo decir dita de cariño? me gusta más.


el mencionado asintió aun avergonzado, más al sentir como Death que seguía sin soltar su mano, le pedía que, ya que se conocían se fueran de ahí, que si llegaban tarde no encontrarían lugar en aquel restaurante.


- yo, yo no puedo salir, te lo agradezco pero no puedo salir de este lugar.


Death desvió la mirada un poco mirando la ciudad, con aquel tonalidad gris que tanto la caracterizaba.


- pero - continuó- si quieres puedo prepararte algo, creo que no soy tan mal cocinero, podría hacerlo si tu gustas.


regreso su mirada, al escuchar esas palabras, asintiendo con la cabeza, no sabia con exactitud la razón, pero al ver la tristeza en la mirada de ese pobre muchacho, quiso estar a su lado, pues en el podría verse a si mismo, por fin había encontrado alguien que tal vez podría entenderlo.


- espero te guste, no soy muy bueno pero, creo defenderme en la cocina, este es un platillo de mi país natal, también espero no sea muy pesado para ti en el desayuno.


le digo después de un buen tiempo de regresar a su departamento, y comenzar a preparar lo mejor que sabia hacer, colocando frente a su invitado un plato con aroma exquisito, pequeñas bolas de carne bañadas en salsa con puré de patatas como guarnición, y algunos arándanos dulces.


- se ve exquisito, tiene mucho que no como comida casera, muchas gracias.


respondió alegrado sonriendo comiendo el primer bocado, notando que nunca había probado algo tan exquisito.


- ¿como se llama el platillo?


cuestiono sin dejar de probar, viendo como el de pelo celeste, sin probar si quiera su comida, sonreía al verlo a el disfrutar lo que había preparado.


- köttbullar, y no, no te ofendí o algo, es un platillo sueco, es algo que a mi me encanta y espero a ti también, lo he preparado como agradecimiento por lo que has hecho por mi.


sus sonrisa no se borro ni un solo segundo al ver como su invitado seguía comiendo, sorprendido por aquel nombre tan extraño.


- no he hecho nada por ti, tu tomas tu decisiones y no lo ibas ha hacer, yo solo estuve ahi, sin más, nada del otro mundo, así que seguir con nuestras vidas que nada ha pasado, yo soy el que ahora te debe algo por esta exquisita comido.


Le miro en silencio, regresando a su comida, viendo como por fin el peli celeste había comenzado a comer, un poco sonrojado.


Platicaron de banalidades lo que resto de tiempo, hablaron sobre que aquel barrio era muy común ver a migrantes e inmigrantes de distintos países, incluso Death le comento que él era de Italia, que por problemas de su padre se habían ido de ahí cuando era un adolecente, ocultándole un poco de la verdad, en aquella conversación también dieron a relucir que el italiano era mayor que el sueco por apenas unos cuantos meses.


Hablaron de eso y más, tratándose como si fueran conocidos desde hace mucho tiempo, encontrando comodidad en su compañía, una comodidad que no habían conocido nunca, aun rodeados de multitudes de personas.


- ¿te duele mucho?


Le dijo interrumpiendo su conversación, al ver que el sueco sobaba ligeramente y por octava ocasión su cuello, bebiendo una cerveza, en su plática en el sofá.


- no es nada, es una costumbre mía, no te preocupes.


El mayor guardo silencio, recordando como aquel primer día en que lo vio, una mordida que no había sanado reposaba en su cuello, sabiendo sin preguntar que eso era lo que ocasionaba su molestia.


- déjame curarte esa herida, me imagino que no has ido al hospital, y curarte solo en un lugar que no puedes ver debe de ser difícil.


Afrodita dejo su cerveza en una pequeña mesa de centro frente al sofá, mirando a su invitado, siendo consiente que si había visto todo aquel primer día.


- no es necesario, estoy acostumbrado al dolor, y no creo que se infecte, así que tranquilo.


Death negó con la cabeza, recordaba como su madre decía muchas veces eso, para después tener infectadas heridas abiertas que su padre le ocasiono en una de sus tantas peleas.


- déjame ayudarte.


Digo en un susurro que le estremeció la piel, llenándolo de confianza, haciéndole caer al instante, dejando por primera vez en su vida que otra persona le tocara por gusto.


y aquello era verdad, el no gustaba que alguien le tocara, no soportaba si quiera estrechar su mano con cualquiera, evitaba el contacto o a las personas de ser necesario, no gustaba de la compañía, pues de tenerla su "amo" como así solía llamarlo, solía enojarse, enseñándole desde niño a excluirse de los demás, enseñándole que solo dependiera de él.


Sin embargo aquel chico, no parecía como los demás, lo supo desde que le vio, desde que este correspondió su saludo el primer día que llego ahí, supo que era distinto, e incluso el rose de su mano al comenzar a limpiar su herida se sentía agradable, no sentía el asco que solía sentir con cualquier persona, asco que solo le recordaba a su amo.


- listo, gracias por dejarme ayudarte, aquello en verdad comenzaba a infectarse.


Sonrió al terminar de colocar una pequeña gasa en la herida, para así ver de nuevo al menor, quien antes de que tan siquiera agradecer, cambio su rostro por uno que reflejaba su miedo absoluto, al escuchar la alarma de su teléfono, la cual apago con rapidez, acercándose a la ventana, mirando discretamente, esperando que su amo no estuviera por llegar.


- perdí la noción del tiempo, perdón pero tienes que irte, el está a punto de llegar, y si él te llegara a ver aquí yo...


Intentaba decir pero estaba aterrado, incluso sus manos habían comenzado a temblar, más el mayor las tomo entre las suyas, mirándolo a las ojos.


- tranquilízate, ya me voy, todo estará bien.


Sus palabras le trajeron calma, y un poco de tristeza al verle colocarse la chaqueta, saliendo por la puerta.


- ¿puedo volver mañana?


Cuestiono, recibiendo una respuesta afirmativa, saliendo inmediatamente del lugar, dirigiéndose fuera de aquellos condominios, no regresaría a su casa, en un buen rato más,


Sin embargo, al llegar a la salida, lo vio, era aquel mismo hombre que golpeo a afrodita, el que sin pudor alguno le hacia exhibirse mientras tenían sexo, quien le había dejado esa brutal herida en el cuello.


Lo miro con detenimiento un momento, percibiendo un fuerte aroma a alcohol, cuando este paso a su lado.


La preocupación se apoderó de él, aquel hombre tenía la misma mirada como la de su padre cuando llegaba furioso con su madre.


Sus pasos se detuvieron en la puerta de ese lugar, no podía salir, no podía dejarlo solo, sabía lo que pasaría.


-pero ¿igual que puedo hacer?


Se cuestionó a sí mismo, siendo consiente que a pesar de todo, al igual con su madre había una razón por la que afrodita no dejara a ese tipo, una razón por la que su miedo fuera tan fuerte.


La duda se apodero de él, más aun así término regresando su paso, sentándose cerca de la casa de afrodita, estando atento de llegar a escuchar algo fuera de lugar, quedándose hasta ver que las luces se apagaban en aquel lugar, igual que un perro guardia.


Regreso a su departamento, encerrándose en su cuarto, suspirando onda, esperando que aquel chico estuviera bien.


Prendió de nuevo un cigarrillo muy similar al de la noche anterior, sintiendo sus efectos con rapidez, relajándose por completo.


- afrodita.


Susurro ese nombre en sus labios, sintiendo angustia al pensar que ahora el mencionado estaba cerca de ese animal.


Pues aunque no lo diría públicamente aquel chico le había gustado desde que lo vio, más nadie lo sabría, su madre le odiaba bastante ya como para todavía hacerle consiente de su homosexualidad.


El sol había salido de nuevo, más está vez está despierto, mirando desde las escaleras alado de su departamento, la puerta de afrodita, esperando que aquel hombre saliera , lo cual después algunos segundos salió, portando un traje y un portafolio marchándose del Liga con rapidez.


Espero un poco más antes de ir a tocar la puerta, más al ver que aquel hombre no regresaba, por fin fue, tocando la puerta con emoción esperando que el peli celeste abriera.


Más esto no pasaba, volvió a tocar sintiendo esta vez un poco de angustia y nuevamente no hubo respuesta.


Toco una última vez recibiendo el mismo resultado, colocando así si mano en el la perilla de la puerta, notando Que está estaba abierta.


Dudo más término entrando, llamando a Afrodita, comenzando a buscarlo entre las habitaciones, encontrándolo por fin en su alcoba, estaba en una esquina, llorando, sentando en el piso sus manos cubrían su cabeza.


- dita.


Si corazón se estrujo al verlo de aquella manera, más al ver que a medida que dé acercaba había algunas gotas de sangre en el piso.


- dita.


Repitió llegando a su lado, tocando su hombro, haciendo con esto que el mencionado por fin lo volteara a ver.


Su sangre ardió al instante, y un impulso gigante de levantarse e ir corriendo tras aquel hombre y matarlo a golpes se apoderó de él, al ver al de. Cabellos celestes con la nariz sangrando y el labio partido, más no sólo era eso su rostro tenía diferentes tonalidades de morado, era claro que había desquitado su irá contra su amigo.


- Es mi culpa, el no estará por un tiempo aquí, tiene que pasar esta época con su esposa y sus hijos, y yo no estaba concentrado para complacerlo como a él le gusta... el sólo me hizo pagar por mi error.


El italiano se quedó mudo por escuchar aquellas palabras, más aún al ver como el menor se abalanzaba a sus brazos en busca desesperada por un poco de afecto, de una pequeña caricia.


No hubo más palabras después de eso, deathmask se limitó a abrazar a afrodita, el cual después de no haber dormido bien por días, en especial aquella noche, se recostó en su cama, con ayuda de Death, pues cuerpo le dolía bastantéate para levantarse.


- duerme un poco, todo estará bien.


Siempre odio las mentiras, sabía que nunca nada estaría bien, pero escuchar esas palabras del italiano le traían por fin un poco de paz en su vida, ayudándole a dormir por casi todo el día.


Death no se apartó de su lado, lo miro dormir tan plácidamente que por instante pensó en besarlo, mas aquello solo se quedó como una loca idea, no sabía porque alguien tan hermoso como lo era afrodita, estaba a lado de un animal como ese, no sabía nada de él, y dado sus antiguas experiencias amorosas no se metería en donde no lo llamaban, la gente tiene sus propias heridas y solo esta deciden si quieren sanarlas o no.


Aun que aun así no se apartaría de su lado ya no solo por la atracción que sintió por el primer día que le vio, si no por que el de cabellos celestes, estaba igual de solo que él.


Algunos días pasaron, Death pasaba casi todo su rato libre con afrodita, veían películas, jugaban video juegos, hacían todo lo sanamente divertido que podía hacerse dentro de cuatro paredes, más para Death no era suficiente, el tiempo pasado alado de afrodita, ayudándole a curar sus heridas, escuchándolo hablar de una y mil banalidades, pero sobre todo su hermosa sonrisa que escondía mil emociones, le hacían querer más.


- vayamos al parque, hay un lugar hermoso que me gustaría enseñarte.


Le dijo un día, mientras sentados en el sofá, se miraban a los ojos, platicando de los pocos recuerdos felices que tenían de niños, antes de llegar a aquel país.


- no puedo, él no me permite salir, si no es su lado y no me gusta contradecirlo.


Contesto cabizbajo bebiendo un poco de su cerveza.


- pero él no está aquí, dijiste hace tiempo iría con su familia dos meses, aún falta 15 días para que regrese, el ahora está en Suecia, muy lejos de aquí.


Espero una respuesta mas no la hubo, solo el terror en los ojos de afrodita le hacían ver que no saldría de ahí.


- ¿Por qué amas a alguien a quien le temes tanto?


- no lo amo – contesto el peli celeste con rapidez mirando a los ojos a Death- nunca lo he amado, ni nunca lo amare.


- entonces ¿Por qué?


Cuestiono aun que se había prometido no tomar ese tema, y dejar a afrodita que resolviera sus propios problemas.


- porque es mejor pertenecer a un solo hombre que ha muchos.


Contesto simplemente terminando lo que restaba de su botella, sirviéndose otra inmediatamente.


- no quiero volver a la calle, solo hago esto para poder sobrevivir.


Tomo esta nueva botella con rapidez, como si quiera sentir mejor el sabor amargo de la cerveza que de sus recuerdos.


- sobrevivir no es vivir afrodita, no sé qué es lo que te ha pasado, pero dime ¿disfrutas esta vida?


El menor no respondió, odia esa vida, odia a todo aquel le rodeaba, a excepción de Ángelo, así que con más razón no podía contestarle una mentira, no podía simplemente decirle que estaba feliz von esa vida, cuando tiempo atrás, le vio del otro lado del barandal pensando en tirarse.


- vive conmigo un solo día, solo uno y si no te gusta puedes irte cuando quieres, y nunca jamás, jamás, nunca, jamás, jamás en verdad, nunca jamás de los jamases volveré a molestarte con salir.


Una sonrisa pícara se formó en los labios de sueco, vio el exterior por la ventana del auto cuando llegaron a ese lugar, incluso pasaron por el parque que Death le mencionaba, era hermoso, casi podía jurar que había un pequeño lago a las orillas del parque, y aquello le había dado demasiada curiosidad, mas creía que solo se quedaría en su imaginación, sin embargo tenia una oportunidad, una que no podía o mas bien no quería ignorar, pues aun que siempre mostraba una actitud sumisa, por dentro aun quería escapar, quería sentir la libertad, quería ser feliz un poco.


- ¿me cuidaras todo el tiempo si llegamos a salir?


Cuestiono cediendo un poco ante la petición de Death, quien emocionado asentía con la cabeza.


- ¿y si ya no quiero estar afuera me traerás de vuelta?


Nuevamente asintió sonriendo esta vez.


- ¿y si no me gusta nunca mas volverás hacerme salir?


- nunca jamás, jamás nunca, lo juro.


Respondió con alegría y gracia, formando una pequeña cruz invisible frente su corazón, haciendo que el menor sonriera, mostrando su nerviosismo.


- son muchos jamás.


Rio con alegría ante la actitud de Death, para así terminar asintiendo con la cabeza, levantándose tomando su chaqueta, siguiendo a Deathmask que como un niño jugando a las escondidas, salía de ahí, con dita a su espalda, evitando contacto con todos los demás vecinos que estuvieran cerca, bajando las escaleras, haciendo una que otra broma sobre ninjas.


- Ángelo, maldito bueno para nada ¿dónde demonios vas?


Escucho la voz de quien socialmente era su padre, para así borrar su sonrisa, sin atreverse a ver a afrodita, rogando que aquel momento no terminara en una pelea con él.


- eso a usted que le importa.


Contesto sin más, colocándose frente de afrodita, mirando a su padre a los ojos, observando como este miraba con desagrado a afrodita, pues a pesar de su apariencia femenina y su delicado cuerpo, era claro que era hombre.


- ¿eres un maldito homosexual?


Le dijo con asco y burla en su voz, recibiendo una mirada de desprecio de parte del menor.


- él es solo mi amigo, y aun que lo fuera repito eso a usted no le importa en lo absoluto.


Se mostró imponente ante su padre, le miraba con odio, mas no le mostraba miedo, no como su madre, el no mostraba miedo a nadie, y menos a él.


No le dijo más palabra comenzando a caminar con afrodita a su espalda, quien le seguía en silencio, entendiendo así un poco más sobre su amigo.


- hace mucho que no como helado, vayamos por uno, esta vez me toca a mí hacerte feliz.


Le dijo rompiendo el silencio, intentando actuar como Death lo haría después de un mal momento, solo fingir que nada ha pasado y seguir.


El mayor asintió, siendo consiente que había convencido a dita a salir, que no tenía que arruinar el momento, por sus problemas.


- está haciendo frio, y pronto lloverá, ¿aun así quieres helado?


El menor asintió con la cabeza, abrazando el brazo de Death, casi como si fueran pareja, caminando así hasta llegar a la heladería, creando una reconfortante sensación en el pecho del italiano, quien no solo se sentía feliz, se sentía completo por primera vez en su vida.


Observo como con alegría el menor miraba todos los sabores de los helados, indeciso por el que elegiría, más grande fue su gracia al ver que después de aquello, eligiera simplemente el helado de chocolate.


Continuaron su camino hasta el parque, afrodita había vuelto a tomarlo del brazo, ofreciéndole un poco de su helado en algunas ocasiones, y probando el sabor que el otro había pedido, el cual se lo daba sin rechistar, alegre por estar alado de peli celeste.


- que hermoso lugar.


Dijo por fin al llegar a las orillas del parque que le había dicho, viendo que efectivamente un pequeño lago estaba ahí, pero lo que le pareció más hermoso fue ver los arboles a su alrededor, y lo lejos que estaban de las demás personas.


- ven siéntate aquí.


Le digo guiándolo frente a una pequeña banca, la cual reposaba en la sombra de árbol, un hermoso lugar donde podía admirar con detenimiento en lugar, admirar su belleza y encontrar un poco de paz.


- en verdad es hermoso.


Digo en un susurro el menor, mientras recargaba su cabeza en el hombro del italiano, quien imitando la acción, también recargo un poco su cabeza en dita.


- por fin, después de muchos años, tendré un lindo recuerdo.


Su voz se escuchaba serena, en verdad parecía que disfrutaba el momento, que podía ver lo hermoso de aquel lago con aquel día gris en su trasfondo.


No tardó mucho en sentir las primeras gotas de lluvia mojar su cuerpo, mas no se movieron, más bien, sabiendo que no habría algún guardia del parque que les regañara o llamara la atención, entraron al lago, jugando como si fueran niños pequeños, sintiendo como el agua no les llegaba más allá de la cintura, como también sentían las gruesas gotas de lluvia que solo hacían que su diversión fuera mayor.


Mas todos los momentos hermosos tenían que acabar, la lluvia no cesaba, y el aire comenzaba a pegar con mayor fuerza, por lo que tuvieron que regresar a su departamento,


Mojados por completo, y temblando por el frio, comenzaron a quitarse la ropa en la sala, evitando estropear algo.


- toma tu un baño caliente primero, mientras eso pasa puedo preparar algo de cenar.


Le decía con alegría afrodita, quien sin pensar lo que hacía, quitaba sus ropas, olvidándose de sus viejas cicatrices, las cuales, Death miro con detenimiento, recordado el odio que sentía por aquel bastardo.


Mas esta ocasión fue distinto por muchos aspectos, basto ese simple día, para que un miedo enorme se apoderara de él, pues ahora, su miedo era perder a afrodita, saber que cuando aquel bastardo regresara, volvería a lastimarlo, y él no quería eso, no soportaría más volver ver triste a quien, pensaba comenzaba a sentir más que una simple atracción física.


- tu, báñate primero, no me gustaría que te enfermes, debes cuidarte.


Distrajo su vista en otro lugar, esperando el sueco no notara que había visto aquellas cicatrices.


- estoy acostumbrado a pasar frio, entre otras cosas, no me pasara nada, así que toma tú la ducha caliente, yo estaré bien.


Odiaba cuando afrodita decía estar acostumbrado a ciertas carencia, o ciertos maltratos, eso solo le hacía pensar en todas esas veces que no pudo protegerlo, esas veces donde estaba solo, sufriendo en manos de un pasado que no conocía y que tenía miedo a preguntar.


- pero. – le dijo acercándose a su lado , sorprendiendo al sueco cuando tomo sus manos y continuo.- esta vez yo estoy aquí, para cuidarte y protegerte y yo te pido por favor que entres al baño primero, te repito no me gustaría que te enfermaras.


El menor no dijo nada, sintiendo como el frio de su cuerpo se desvanecía, y sus mejillas se volvían carmín, asintiendo con la cabeza, yendo por ropa seca, entrando a la ducha, sintiendo una enorme alegría, al hacer recibido aquella muestra genuina de preocupación.


La noche por fin era dominante, ambos se habían secado ya, era hora que Death regresara a su casa, que olvidara aquel día feliz, para regresar a lo que sabía era un infierno en su hogar.


- ¿Death?


Dijo su nombre antes de verlo salir por la puerta, haciendo que el nombrado se detuviera, volteando a ver como con nerviosismo el menor se le acercaba, abrasándolo de frente y sin siquiera avisar, abrazándolo con fuerza, recargando su cabeza en su hombro.


- gracias, gracias por todo.


Le digo con ternura, haciéndole desear que aquel abrazo no terminara nunca.


- te veré mañana.


Sentencio besando su nuca, acercándolo una última vez más a su cuerpo, marchándose después, encerrándose en su habitación, siendo esa la primera vez en años, que podía dormir sin fumar un poco de cannabis, concilio el sueño con facilidad, incluso durmió con una sonrisa en los labios esperando las horas pasaran rápido, para así ver a afrodita.


Fue el sonido de una botella estrellándose contra la pared lo que le hiso despertar, escuchando de inmediato otra pelea de sus padres, escuchando como su padre, insultaba a su madre, gritándole puta, diciéndole que ella había merecido todo aquello que le había pasado.


Suspiro con fuerza y fastidio, tomando inmediatamente sus cosas, prendiendo un cigarrillo, preparado para salir por la puerta, ignorando todo aquello.


- a dónde vas maldito homosexual, esta es mi casa y yo decido a qué hora entran o salen cualquier persona aquí.


Death se rio con fuerza, expulsando el humo de su cigarrillo en el rostro de aquel hombre.


- le respondería, pero yo no necesito de portarme como un animal para sentirme superior, sabiendo que no soy más que un simple pedazo de mierda.


Un fuerte puñetazo se impactó contra su labio, haciéndole sangrar al momento, mas eso no le importo, volvió a fumar de su cigarrillo, el cual sostenía con fuerza en su mano, expulsando un mayor humo más este se rego por todo el ambiente.


- porque no se larga usted, y va a ver a quien más la vida les amarga, usted no es más que una mierda, no vale nada no es nada, culpa a mi madre por algo que ella no fue responsable, si le haría pagar por eso porque se quedó con ella, porque no dejo que simplemente me abortara, y les hubiera horrado molestias a ambos, pero no, sus estúpidas creencias religiosas les impidieron hacerlo, aunque ambos me odiaban desde antes de nacer, fingieron esta vida de familia, porque el divorcio era pecado, ja! Pobre estúpido, esta es la vida que eligió, entonces sopórtela y deje de tirarnos mierda a mi madre y ama, que no parece más que un mono de circo. 


El rostro de aquel hombre mostraba su enojo, era claro que quería moler a golpes al chico que tenía frente suyo, más al verle cerrar el puño, como si espera el primer golpe, no dijo nada, no hiso nada, conocía la fuerza de Ángelo, pero más aún conocía el por qué le habían puesto como sobre nombre deathmask, sabía mucho de él, aquel chico que vio crecer desde niño, era alguien de quien tenía que tener mucho cuidado.


- quítate imbécil.


Fueron sus únicas palabras antes de salir por aquella puerta, escuchando solo una risa burlona del menor.


- cobarde.


Escuchó esa palabra con desprecio, caminando a la cocina, consiguiendo una bolsa de hielo, acercándose a su madre, tomándola de la mano, para darle aquella bolsa, intentando levantarla del piso, para sentarla en el sofá.


- la bolsa ayudara que lo hinchado de tu mejilla no empeore, por favor mamá úsala.


Le pedía con preocupación, ignorando la mirada de su madre, la cual sabia solo le mostraba lo mucho que lo odiaba.


- ¿eres homosexual?


Fueron sus únicas palabras antes de abofetearlo, asiéndolo reír un poco en busca de ocultar su coraje.


- no madre, no lo soy, solo son inventos de ese loco, para joderme la vida.


Dijo fingiendo que aquel golpe nunca había ocurrido, retomando su camino hasta la puerta, azotando esta con coraje, yendo rápidamente con afrodita, sorprendiéndose un poco al ver la puerta abierta de su hogar.


- ¿dita?


Pregunto, fingiendo que estaba feliz, que nada había pasado, mientras miraba como este estaba sentando en el sofá, leyendo un libro con tranquilidad, mas dejo ese libro de lado para levantarse alegre para recibir a quien había llegado, viéndolo entrar y cerrar la puerta que estaba a su espalda.


- dita.


Volvió a pronunciar su nombre pero esta vez su voz se escuchaba entre cortada, haciéndole ver de inmediato al mencionado que algo había pasado.


- ¿Qué tienes?


Le pregunto con preocupación, sintiendo como este le abrazaba, buscando desesperadamente calor, sintiendo sus tristeza, haciéndole proyectarse a sí mismo por un instante.


- ¿Ángelo que tienes?


Odiaba que lo llamaran así, pero esa vez no le importo, no podía tan siquiera hablar para pedirle que no le llamara así, solo se aferró más al sueco, intentando a toda costa que las lágrimas no brotara, no quería mostrarse débil ante aquella persona que juro proteger.


- estoy bien, solo te extrañe mucho.


Dijo fingiendo una sonrisa, apartándose un poco del sueco, quien con ternura acaricio su mejilla, mirándolo a los ojos, volviendo a abrazarlo pero esta vez con mayor fuerza.


La sensación en el corazón de ambos era algo que no podían describir, pues en ellos, podía sentir el dolor del otro, como también sentir la desesperación de no poder ayudarles.


Después de aquel día, pasaron aún más tiempo juntos, llegando al grado incluso en el que Death prefería quedarse en la casa de afrodita para dormir, ya no le importaba ni sentía la necesidad de ir a su departamento para cuidar a su madre en caso de ser necesario, tenía todo lo que quería junto al de cabellos celestes y no podía pedir más.


Pues sus mejeros momento los viva en el parque, sentados en aquella banca bajo el árbol, mirando desde le dos a los niños jugar, o a los patos nadar cerca de ellos, algunas veces compraban algunas golosinas o comida rápida y la comían ahí, en ese lugar, el único lugar donde todos los miedos y temores desaparecían, donde solo eran ellos y nada más.


Podían pasar horas ahí, sin aburrirse, pues siempre encontraban algo nuevo que hacer, o algo nuevo de que platicar.


- yo tenía una familia, más fueron asesinados cuando tenía 12, el hombre con el que vivo, el que me hace llamarlo "mi amo" los mato porque gustaba de mi apariencia, él era un amigo de la familia, él se encaprichó conmigo apenas me vio, y mato a mis padres después de hacerlos firmar que si algo les pasaba yo me quedaría a su cargo, los mato frente a mis ojos para que así yo entendiera el poder que tenía, yo era un niño todavía, tenía miedo, más aun cuando nadie me creyó, todos dijeron que solo era una mentira para que asimilara lo que paso, pues el día que mato a mis padres fue la primera vez que el me tomo a la fuerza, lo hiso sobre el charco de sangre de mi madre, huyendo antes que me encontraran, dejándome ahí traumatizado, no había nada que probara que él había sido, las cámaras de la casa habían firmado a un hombre con mascara, solo eso, incluso pago a un psiquiatra para que dijera que todo lo que decía era solo para evadirme y darle un rostro al culpable.


Guardo silencio un momento, mirando como el italiano le miraba con detenimiento, sintiendo el aire rosar su rostro, moviendo ligeramente el agua de aquel lago.


- después de eso, solo me convertí en su juguete, el entro a mi cabeza haciéndome ver que no podía vivir sin él, hasta que un día escape, viví en la calle un tiempo, mas esta fue un infierno mayor, mi apariencia física, no me traía más que problemas, con el tiempo tuve que hacer muchas cosas horribles para poder comer un poco, no importaba donde fuera no podía conseguir siquiera un trabajo decente sin tener problemas por mi apariencia, sin tener un idiota queriendo llevarme a la cama, así que simplemente regrese con él, como te dije algún tiempo, es mejor ser de un solo hombre que de muchos.


Una lagrima quería salir por su mejilla, más la limpio de inmediato, sintiendo como el de cabello oscuro lo acercaba a él, recostándolo un poco en su cuerpo, dejando que recargara su cabeza en su pecho.


Este no dijo nada, no sabía que decir ante aquellas palabras, pues afrodita, después de todo ese tiempo se había abierto a él por completo le había contado sus peores momentos, haciéndole ver que su vida era por mucho peor que la suya.


Así que solo se mantuvo así, en silencio abrazándole, diciéndole sin palabras que él estaba a su lado.


Caminaron juntos hasta su departamento, como ya era su costumbre, dita lo abrazaba del brazo, mientras caminaban, sin importarles quien les viera o que dijeran de ellos, ambos se sentían felices, completos, pero sobre todo se sentían fuertes al tener el otro lado.


Todo parecía perfecto, hasta llegar cerca de la entrada de la casa de afrodita, la puerta estaba abierta, y un fuerte nerviosismo se apodero de él.


Soltó el brazo que había sujetado todo el camino, sintiendo su corazón latir con fuerza para así ver como lleno de furia, su "amo" salía de su departamento,


- maldito mocoso, ¿dónde estabas?


Le grito sin reparo en si llamaba la atención o no, tomando a afrodita del brazo, para llevarlo dentro.


Mas detuvo su paso, al ver que Death mirándolo con odio, arrebata a afrodita de sus mano, colocándolo tras suyo.


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