Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LA MAQUINA DEL TIEMPO por juda

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-¿Quien será el primero? -preguntó Martín y todos se miraron entre sí.

***

Oscar, Gus, Martín y JP eran científicos y estaban trabajando en un proyecto financiado por un grupo de multimillonarios que invertían en investigaciones que podrían beneficiarlos a largo plazo.

El objeto de estudio era un agujero negro que los teletransportaría a distancias considerables (de un continente a otro) en cuestión de segundos.

El transporte de la materia había sido realizado con éxito en el laboratorio.

Podían teletransportar objetos, plantas y pequeños animales desde un piso al otro con solo escanear el cuerpo, evaporarlo molecularmente y volver a reconstruirlo en otro lugar.

Primero fueron lápices, cuadernos, reglas, pizarras, motos y hasta un refrigerador.

Pasaron de los componentes abióticos a los bioticos a través de las plantas: una rosa, un tomate, una maceta con un rosal. Luego llegaron los animales: ratas, cangrejos y un mono.

Era lunes y se hallaban en plena reunión, usaban un cuarto mal iluminado con olor a café, estaban los 4 sentados alrededor de una mesa pequeña cuando escucharon los pasitos corriendo por el pasillo.

-Dios! -se quejó Gus mientras se tapaba la cara con una mano.

Martín lo observó.

-Olvidé que la niñera no podía quedarse hasta tarde, ese debe ser B.

y como anunciando un cataclismo, se escuchó la voz del pequeño, estridente de tan aguda...

-PAAAAPÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!!!!!

Martín se levantó de inmediato.

-Es el colmo que te olvides de una cosa así, es nuestro hijo, tienes que estar más atento. Espero que en el futuro no seas de esos padres que se olvidan a sus hijos en el colegio.

-Somos dos, no soy yo sólo! -gimió Gus.

El pálido salió del habitáculo y se lo escuchó hablar con la niñera hasta que nuevamente los agudos chillaron cerca:

-PAPÁ! DONDE EZTÁ MI OTRO PAPÁ?

-En la sala de reuniones, abre despacio la puerta B!

y la puerta se abrió con tanta fuerza que se estrelló contra el muro y el cristal tembló.

Todo sucedía ante las sonrisas de JP y Oscar

-PAPÁ! -gritó el niño de cinco años mientras corría hacia él con su libro de cuentos favoritos sostenido con fervor, se subía a sus piernas, le besaba toda la cara, se sentaba en la mesa y tiraba una taza de café... todo al mismo tiempo.

Oscar logró sacar una carpeta antes de que se mojara y JP se hizo hacia atrás con premura para no quemarse con el líquido que había caído por su lado de la mesa.

-B! -gritó Martín cuando entró, con su voz gruesa y fuerte, y el niño pegó un salto en las piernas de su padre.

Todos quedaron mudos y quietos durante unos segundos porque sabían lo que sucedía cuando algunos de los padres regañaba al pequeño B.

Gus lo abrazó con fuerza y le observó el rostro.

El pequeño miraba a su otro padre que había entrado y todavía estaba parado en el marco de la puerta con todo el ceño fruncido. Hizo un puchero, abrió la boca grande y comenzó a gritar, en un llanto agudo.

-MARTÍN -le gritó Gus y ya no había manera de callar al niño.

JP se apuró a su lado y le extendió los brazos.

-Ven B, ven con el tío JP -el pequeño se había tapado la carita con una manito y lloraba a todo pulmón mientras con la otra abrazaba su libro de Alicia en el país de las Maravillas, de todas maneras cuando escuchó la voz del amigo de sus padres, extendió un bracito para que lo levantara y pudiese seguir llorando en su hombro, acurrucado, hipando, ofendido ante el reto del papá Martín.

-B! No te estoy regañando, pero te dije que no golpearas la puerta -se disculpó el padre, pero ya no había vuelta atrás, B se aferraba al cuello de JP y lo abrazaba con fuerza para no mirar a su progenitor.

-Lo llevaré afuera para tranquilizarlo -le contestó el pelinegro mientras le acariciaba el cabello y salía del habitáculo. Cerró la puerta y escuchó a los padres del niño discutir. -Ya B! Papá Martín no quiso gritarte, está muy cansado por el trabajo, eso es todo.

El pequeño comenzó a calmarse con las caricias de su "tío", así les llamaba a JP y a Oscar. Desde que tenía memoria los había visto siempre junto a sus padres y para él eran sus tíos.

B era genéticamente hijo de Martín. Cuando la pareja tuvo la necesidad de hijos él dio el esperma y una mujer donó su óvulos y el vientre. B era el consentido de todos porque en realidad los amigos de la pareja se habían comportado como si el crío fuese hijo de ellos también.

Unos meses atrás, el pequeño Bastian (o BatyBaty como le decía su papá Gus) había decidido que no quería que lo llamasen por su nombre completo sino sólo por la inicial, tal como lo hacían con su tío Juan Pablo o JP. Era su tío favorito y lo admiraba. Era el único (a parte de sus padres) que lograba calmar sus rabietas o sus ataques de llanto. A diferencia del tío Oscar que siempre que quería jugar con él, terminaba rompiéndole los muñecos.

-¿Quieres que te muestre los animalitos que nos están ayudando en el trabajo? -le preguntó mirándolo de costado, el niño se había calmado un poco aunque seguía hipando por ratos, tenía el pulgar en la boca y el rostro recostado en su cuello.

Afirmó con la cabecita, abrazándolo aun más fuerte.

-Esta semana estuvimos trabajando con un monito. Lo quieres conocer?

El pequeño se irguió entre sus brazos y lo miró con los ojitos grandes, aun con algunas lágrimas en la carita que el mayor limpió con la mano.

B asintió sonriente, con el dedo metido en la boca.

JP lo llevó al laboratorio, rodeó la máquina destinada a teletransportar los objetos y se acercó a una jaula donde había un pequeño babuino gris de cara blanca.

-¿Sabes como se llama? -le preguntó sonriente y B que estaba mirando al animalito con la boca abierta y aun con el dedo metido, lo miró asombrado, haciendo la pregunta con la mirada toda grande y ansiosa -Se llama BatyBaty -le dijo contento y el pequeño arrugó el ceño.

-¿Por qué le puzizte BatyBaty? ¿padezco mono? -preguntó en su media lengua zetuda.

-Yo no le puse ese nombre, lo hizo Oscar. Y no te pareces a un mono, él se parece a ti.

B estaba comenzando a molestarse cuando el pelinegro se fue con él aun en brazos hasta un pequeño refrigerador y sacó una banana.

-Te mostraré algo -le dijo mientras lo acomodaba mejor entre sus brazos para poder pelar la fruta y cuando se acercó al animalito para ofrecérsela, el monito se puso en dos patas y ante la presencia de la banana sonrió con todos los dientes, formando un rectángulo con los labios, era la misma sonrisa del pequeño Bastian.

-¿Lo ves? -preguntó JP.

El niño no comprendía aun y estaba visiblemente enojado.

-El tío Oscar ez un tonto -gritó con la vocecita aguda.

-Bastian, el no quiso decir que te pareces a él sino que el monito sonríe como vos!!! mira esa sonrisa!!!

El pequeño B comenzó a removerse inquieto para que lo bajara y el pelinegro se apresuró a hacerlo cuando lo vio con el puchero.

-¿Voz también le dizes BatyBaty? -le preguntó con el ceño fruncido de manera violenta y JP no pudo evitar largar una carcajada, el pequeño B le pegó una patada en la pantorrilla y cuando el pelinegro aulló y se agachó para tomarse de la pierna, B levantó en alto su libro de cuentos favorito y lo estrelló con fuerza en la cabeza del pelinegro -Ya no zoy Bastian, zoy B, y no me padezco al mono!

Acto seguido salió corriendo del laboratorio y lo escuchó gritar.

-TÍO OSCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAR

JP cayó al suelo en una carcajada que le quitaba el aire, escuchó cuando se abrió la puerta de la sala de reuniones que estaba al final del pasillo, la voz del tío Oscar preguntándole qué pasaba y luego otro grito, evidentemente el niño también había golpeado a su otro tío.

Luego la voz de su padre Martín gritándole que se comportara y a Gus llamándolo por todo el pasillo cuando el niño se escapaba corriendo al grito de "YO NO ZOY UN MONO"

Tener al pequeño B en el laboratorio, de vez en cuando, era relajante.

El niño era una lucesita, les hacía olvidar que esa máquina debía dar el siguiente paso y ser probada en humanos y ellos no utilizarían a nadie ajeno al experimento, tendría que ser uno de ellos cuatro.

JP volteó a mirar la máquina, aun estaba sentado en el piso.

Se le hizo un nudo en el estómago, de nervios, ansiedad, miedo, todo junto... porque él se iba a postular.

Las cosas podían salir mal, el cuerpo humano era mucho más complejo que el de un babuino, una sola neurona puesta en un lugar distinto o que no apareciera y él podría quedar disminuido mentalmente. Martín y Gus tenían a B, debían cuidarlo. Oscar estaba de novio con una bonita cheff de nombre Marcela desde hacía un par de años y él estaba solo. No podía perder nada.

Tenía que ser él.

Se sintió abrumado por la decisión que acaba de tomar, se llevó una mano al pecho y aspiró aire con fuerza, una lagrima de emoción o tal vez de miedo le cayó por la mejilla. En ese momento se abrió la puerta y entró Gus con B en brazos.

Lo vio en el piso, con los ojos al borde del llanto.

-Pasa algo JP? -preguntó asustado.

El pelinegro le sonrió.

-Yo seré el objeto de prueba, lo he decidido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).