Muchos son los poetas, cantantes o personas que se dedican a conocer la definición del concepto que hoy en día ocupa la palabra amor. La etimología nos dice que viene del latín y más concretamente en dicha palabra.
Al tratarse de un tema tan abstracto y complejo, es difícil definir que es en realidad amor. Sin embargo, puede ser un conjunto de desinteresados e incondicionales sentimientos, y que se manifiestan entre seres que tienen la capacidad de desarrollar inteligencia emocional.
Si hablamos de algo cotidiano el amor esta en todos nosotros, desde el nacimiento, con una mirada de tus padres o de seres que te aman. Luego sigue la niñez donde experimentas tu primera caída o tu primer cumpleaños celebrándolo, todas esas aventuras únicas que podrías imaginarte maravillosas, sin importar de donde venga ese es para los humanos el amor. Suele asociarse en forma directa al amor romántico, que supone una relación pasional entre dos personas. Sin embargo, el término puede aplicarse a otro tipo de relaciones, como el amor familiar, el amor platónico y otros sentidos más amplios.
Las personas somos eso, el amor que demostramos para ello necesitamos expresarlo, ya sea con palabras, una caricia o un suave beso que te haga sentir verdadero. Eso era lo que yo sentía al tenerte aquí...
Si tan solo el tiempo me hubiera dicho que no te tendría más aquí hubiera dado lo que sea para decirte lo mucho que me importas, y para poder expresar mi amor... hacia a ti.
Como siempre despertaba en aquella enorme cama de la mansión de Gozaburo, comenzando lo que era mi día a día, saludando a mi hermano menor Mokuba, seguido de ver como aquel viejo se iba dejándonos a ambos solos.
-Escuche que hoy ibas a empezar la Universidad hermano-asentí suave, la verdad no quería tener que molestar a Mokuba por esas cosas.
-Son cosas sin importancia Mokuba-me levante al terminar de desayunar para alistarme, era cierto comenzaba mi primer día en la escuela que yo mismo escogí, lejos de todas las ideas impuestas de mi padre.
-Y entonces...-
-Escucha Mokuba, vendré siempre los tienes de semana, recuerda que si algo malo pasa debes llamarme- él volvió a asentir.
Tan solo una despedida de mi Hermano y me encontraba ya listo para partir a esa nueva aventura, aunque claro siempre estuve en escuelas privadas gracias a nuestro padrastro, pero esa era otra historia, a veces solía sentir como Mokuba extrañaba a nuestra madre, pero solo me tenia a mi.
El viaje fue un poco largo de la ciudad capital hasta aquella ciudad Domino, las calles parecían tranquilas como la gente lucía animada a pesar de ser una día común. Todo lucía en orden...
-Vaya, en verdad es más tranquilo de lo que imagine-
-Si la ciudad Dominio, no se caracteriza por tener un ambiente lleno de crimines- me dijo la secretaria de mi padre, llegando a lo que sería mi Universidad-llegamos Amo Seto-
-gracias Kiara-baje mirando a los alrededores, lucía tal y como en la foto, un ambiente tranquilo, alumnos ingresando y saliendo por una de las puertas, lucían animados listos para comenzar un nuevo ciclo escolar.
A pesar de las constantes quejas Kiara me acompaño para poder hablar con el director, claramente el estaba feliz halagando en todo momento, diciendo lo digno que era al tener a un Kaiba en dicho lugar, yo solamente me dedique a perderme más en mis pensamientos, por lo que salí en busca de un poco de aire mientras Kiara terminaba todo eso.
Me acerque a una de las ventanas esperando por ver más alumnos entrando y saliendo, pero fue cuando mis ojos se detuvieron en un chico sumamente inusual, se encontraba en uno de los arboles recostado en una de las ramas del árbol, mientras parecía concentrado garabateando un cuaderno. Podría jurar que parecía como si el mundo se detuviera mientras el continuaba en aquel lugar tan poco usual, claramente se encontraba en lo más alto de las copas de dicho árbol si no tenia cuidado recibiría un daño notable, pero parecía que él no le importaba mucho al continuar ahí como si nada concentrado, mayor fue mi fascinación viendo como lucía concentrado y sus ojos de un tono poco común como si fuera una piedra preciosa.
Fue cuando él levanto su vista hacia a mi, nuestras miradas se conectaron y con ello pude sentir una corriente recorrer mi cuerpo al intercambiar miradas, sentía que podría pasarme todo el día viendo aquellos ojos tan inusuales que irradiaban misterio, pero todo eso se vio interrumpido.
-amo Seto- fui llamado por Kiara, por lo que me gire confundido rompiendo aquella mirada como esa sensación extraña.
-¿Qué pasa?-
-Esta todo listo... ¿sucede algo?-
-Bueno... yo... ahí un chico ahí-volví a posar mi vista en donde estaba dicho chico, mi sorpresa se hizo evidente al notar como este ya no estaba, no había rastro de él, como si se hubiera esfumado, comencé a buscarlo, pero fue imposible varios alumnos se encontraba ya en el campus así que si había alguna señal de él no podía verlo con facilidad, bueno supongo que si tengo suerte podré verlo alguna vez.
Llegue al que sería mi dormitorio, al parecer Kiara le pidió al director darme una de las mejores habitaciones donde no tuviera que compartir cuarto con nadie, por lo que de inmediato comencé a arreglar todo lo pendiente, pero me detuve en mi balcón donde comencé a recordad a ese chico, él cual era difícil de sacar de mi mente, sin saber la razón algo dentro mío quería saber más de él.
Mi primera clase iba a comenzar en un rato, por lo que me aliste dirigiéndome hasta donde el sería dicha clase, pude ver como todos los alumnos de nuevo ingreso comenzaban a hablar entre si buscando alguna amistad dentro de esta nueva vida.
-Hola-saludo un chico, quien se sentó a un lado mío.
-Hola-le respondí suavemente.
-Mi nombre es Jack Atlas, aunque puedes decirme Jack. Veo que no eres por aquí-
-¿Por qué lo mencionas?-
-Tienes un aura de ciudad, aunque no lo tomes a mal. Es agradable saber que existen chicos como tu que deciden venir a esta ciudad tan aburrida-
-A mi parecer un buen lugar para estudiar. Por cierto me llamo Seto Kaiba-
-Lo es, aquí nada malo ni interesante pasa. Vaya con que Kaiba... como sea, no por ser Kaiba te traje diferente. Me imagino que en tu ciudad son diferentes las cosas.-
-Tal vez si, eso me alegra saberlo-
-¿Y qué te trajo a esta Universidad?-
-Solo quería poder alejarme de todo...-
-Vaya, pues creo que viniste al lugar ideal-
-Bien chicos tomen asiento comenzaremos la lección-hablo un profesor al entrar en el aula, mientras todos tomar sus respectivos asientos comenzando la lección, o eso creía yo...
De repente la puerta principal se abría mientras todas las miradas se localizaban en la persona que entraba, fue cuando nuevamente mi mirada conecto con aquel chico misterioso, el chico fantasma.
-Vaya... en verdad tienes las agallas de venir tan tarde a clases señor Mutou-
-Lo que importa es llegar, no la hora ¿No lo cree profesor?-
-Solo procura no llegar tarde la próxima vez quieres-
-Supongo que no podré prometerle nada-él se fue caminando deteniéndose unos pasos al verme a mi, nuevamente las miradas se cruzaron él mirándome sin expresión alguna mientras yo hacia lo mismo, sintiéndome sumamente extraño.
-Señor Mutou, ¿no encuentra algún lugar?-
-Claro que si profesor-río altanero aquel chico siguiendo su camino hasta el fondo del lugar.
-¿Quién es él?-susurre a Jack, él cual al escucharme suspiro.
-Será mejor que ni se te ocurra acercártele-
-¿Por qué no?-
-Él no es alguien que quieras conocer...-
-Explicate-
-Su nombre como oíste del profesor es Atem Mutou, y solo significa problemas... Hay varios rumores y todos son malos de él, aun no entiendo que hace en esta Universidad y porque no lo han echado, aunque claro dicen por ahí que no lo hacen porque es amante de uno de los rectores-
-¿Él?-mire de reojo viendo como aquel chico me miraba con su mirada sumamente penetrante.
-En serio Seto, si no quieres problemas, no intentes hablarle-
Puede que eso me decía Jack, pero algo dentro mío en verdad deseaba conocerlo... Algo en mi me decía que todo aquello no más que una simple pantalla, pero ¿de qué?.