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Recuerdame (el crononauta) por jenova

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El crononauta se encontraba en su celda sabiendo que lo procesarían por los cargos en la corte del tiempo, había violado la ley, no sabía su destino pero lo cometería mil veces por salvarlo a él, vio el universo y las constelaciones a través de la ventana de su celda, podía sentir la leve vibración de la nave bajo sus pies, pensó en la inmensidad del espacio, y que ese espacio infinito no le serviría de nada si sabia que el no estaría ahí, lo gracioso es que no le importaba perder su libertad ni su vida, no estaba arrepentido de conocerlo, sabía que la corte sería inclemente, lo peor es que jamás poesía regresar, la puerta se abrió y dejo entrar a Basil, era su defensor, ¿por que sonreía? Brasil solo hacía eso cuando tenía un plan.






Johannesburgo año 2030

La profesora daba su lección pero nadie parecía prestarle atención, es que era un día antes de que la clase acabara, y ese grupo en específico se iba a graduar ese año, era una escuela costosa en la parte rica de la ciudad de Sudafrica, como pasaba en muchos países de ese tipo había desigualdades abismales, gente muriéndose de hambre y por otro lado personas podridas en plata, no era de esperar la mayoría de los alumnos era blanca la discriminación era latente.



- ¿y tu ya? - le preguntó Filiph mirando para atrás a ver a su mejor amigo.



- ¿ya que? - le contestó Deán revisando su celular.




- ya sabes, ¿ya te acostaste con Sámara? ¿por fin me vas a hacer sentir orgullo de ti? - le insistió Filiph




- no



- no que fuera una virgencita - le dijo con ironía, Sámara era la novia formal de Deán, no era precisamente el mejor partido del mundo, no era una mala chica pero no se apegaba a las normas establecidas, la chica capaba las clases, fumaba y un tatuaje en la espalda, la falda de su uniforme era mas corta, lo que le ponía la cereza al pastel era que a sus 18 años era madre de una niña de 3 años, la chica no se andaba con cuentos, tenía pésima reputación solo Deán la tomó en serio, no se podía negar que era ardiente, la muchacha tenía formadas curvas, una belleza castaña pero su amigo se veía lento, no era como Filiph todo un conquistador, no lo entendía, Deán debía tener la batuta, era bello enserio, un rubio intenso de ojos grandes y azul cielo y cara de santo, él era Deán De La Bonnet, el hijo de Fabiane De La Bonnet, el rey del oro y los diamantes, además del petroleo, además adolescente era el presidente de la clase, el líder del club de debate y un cristiano militante, no era raro que la abuela del chico se hubiera opuesto a esa relación y ya no se vieran tanto como antes cuando eran tan unidos, una vieja con ideas Nazi y su pequeño Hitler o al menos así lo veían los demás, el perfecto pernicioso y antipático Deán.





- tienes miedo de que la acusen de pervertir menores - le dijo en burlo Filiph, era referencia a que Deán era el menor de la clase, para ser mas específicos 16, cumpliría 17 mañana, coincidía con el último día de clases y le enorme fiesta que le iban hacer en su casa.






- ya sabes por que - le dijo mostrándole el anillo de castidad, lo tenia desde los 10 por influencia de su abuela, nada de nada hasta el matrimonio.





- me sorprende que Sámara esperara, siempre fue una zorra - le dijo Filiph





- ¡oye! No lo entiendes, ella es diferente ahora - se quejo.





- ¿que van hacer mañana después del último día de clases? - preguntó Chandler echando para atrás un flequillo que le sobresalía, era un intento desesperado de que lo invitaran a la fiesta de Deán, habían invitado a toda la clase, menos a él, la razón, era gay, no declarado pero si se le notaba a leguas.





- vamos a estar ocupados - le dijo de manera brusca el rubio haciendo que se retirara.





- ¿no es descortés que no lo hayas invitado? Ya debe saberlo.





- sabes que me dan asco ese tipo de personas - le respondió Deán sonriendole a Sámara.





- a ti de dan asco todos los que no sean de posición privilegiada, ¿para que te das golpes de pecho en la iglesia? - le regaño Filiph





- últimamente me aburren tus discurso comunista - le dijo Deán entornando los ojos.





- Cosset, De La Bonnet, hagan silencio - les llamó la atención la profesora.





- calmese, ya casi se acaba, siga hablando que igual le pagan - le contestó Deán alzando una ceja, la maestra Franki era un mujer de color que había luchado por un puesto en ese lugar, ese maldito chiquillo racista le había hecho la vida de cuadritos, gracias a Dios se graduaba, se habría desquitado en las calificaciones pero el pequeño cretino era el primero de la clase.




- ¿te llevo a casa nena? - le preguntó Deán a Sámara a la salida de la escuela.




- mejor vamos un rato a la tuya - le dijo la chica sentándose en la parte de atrás del auto último modelo.





- ya oíste a la dama - le ordenó al chofer.






En cuanto llegaron la muchacha se puso a revisar por todas partes, y al comprobar que no había nadie jalo a su novio para un sofá y tirarse sobre el para besarlo con pasión, las manos volaban de un lado a otro y el ambiente se empezó a calentar.





- no, no - le dijo Deán haciéndola a un lado - sabes lo que pienso, hay cosas que deben conservarse.






- querido, no tengo nada que conservar - le contesto la chica lanzándose contra el de nuevo.






- Sámara no hables así, sabes que quiero casarme contigo.







- yo también te amo, es por eso que quiero ser tuya - le joven estaba bastante afiebrada, tenían un año de noviazgo pero nada de nada, eso la tenia como loca, le encantaba Deán, no sabía como lograba contenerse.






- ten paciencia, a mi también me cuesta - y no era mentira, tuvo que ponerse a pensar en la cara agria de su abuela para que se le bajara todo.






- ¿tendré que esperar a que cumplas 18? - le reclamó con un puchero.






- no, primero estudiare derecho para entrar en la política, alguien tiene que ponerle orden a las cosas, me graduaré a lo 22 años, un año de práctica y luego si no casamos - le dijo el rubio que había planeado su vida de ante mano, tenía contactos y era un heredero millonario, todo estaba cuadrado, una vida perfecta.






- ¡no vamos a tener sexo hasta que cumplas 23! - se quejo.






- la zorra no sabe mantener la ropa puesta - dijo un voz decrépita que sonaba en la entrada, al levantar la vista era su abuela Bereni, una mujer que en su juventud había sido hermosa pero ahora en su vejez parecía un bruja, avejentada de mas por su propia amargura e inflexibilidad.






- ¡abuela! - dijo sorprendido el chico





- no soy un zorra - se defendió Sámara haciéndole frente a la anciana.






- ¿vas a dejar que la zorra me hable así? - le increpó la vieja, Deán siempre tuvo debilidad por la señora y no era capaz de enfrentarla






- Sámara, yo iré por tu casa mas tarde y te llevare a un lugar bonito - embarajo dándole un beso en la mejilla, Sámara bufo y se fue dando un portazo.






- ponle freno de una vez a la mujerzuela o te pone una hija para atraparte, no le funciono con él primero y ahora quiere un pez mas gordo - le dijo la anciana poniendo una caja en la mesa.






- abuela te voy a pedir que respetes a mi novia, me casare con ella - le dijo tranquilamente.






- no me enfrentes, desde que la zorra a llegado no hemos distanciado, te traje tu regalo - le dijo la anciana.





- ¿no vas a venir a mi fiesta?






- ¿va a estar la zorra?






- mi novia va a estar






- entonces no, tus padres son muy permisivos - se quejo mas para ella.






- te extraño mucho - le imploró el chico - quisiera volver a la iglesia contigo - ahora asistía a otra, es que a la que iba a con su abuela ya no podía ir, la mujer se había encargado de hacer hasta que el de las limosnas lo presionara para dejar a Sámara.






- ya sabes lo que tienes que hacer - le espetó la señora.






- hola suegra - saluda Fabiane, había llagado temprano, Bereni solo venía cuando sabía que no se podía encontrar con su yerno, ambos se detestaban, para el hombre Bereni representaba todo lo que odiaba en el mundo, ella era un mujer obsecionada con le religión que se creía juez de todos, y el era un ateo hizo de una madre feminista y activista, había crecido en un ambiente de libertad, y la universidad había sido en Estados Unidos, era un hombre de este mundo, de este siglo y eso su suegra no lo toleraba.






Fabiane era viudo había embarazado a su novia de la secundaria y tenido un hijo con ella, cuando su esposa murió, se dedicó a cuidar a su hijo, este creció se caso y le dio nietos, lamentablemente lo perdió en un accidente, cuando conoció a Sofi él entraba en los 50 y la joven tenía 20, ella aunque era creyente era un espíritu libre que tenía ideas opuestas a las de su madre, Berini quería hacerle monja a la fuerza, en ese entonces ella lo veía mas como una especie de padre, por que así se le acerco, por eso se sorprendió cuando se lo propuso "te casas conmigo", ella lo aceptó mas que nada por que quería estudiar.







El asunto es que se embarazo en la luna de miel, aun con el bebe Sofi la mamá de Deán no quiso posponer sus estudios y se negó a que una extraña cuidara a su bebe se volvió muy protectora, Fabiane no quería cortar sus alas y cedió, fue lo peor que pudo hacer, paso lo temía, su suegra le lleno la cabeza de basura se volvió una versión en pequeña de ella, cuando por fin en niño tenía edad de quedarse con otra persona era tarde ya tenía 10 y se le había metido la idea de que quería ser sacerdote, también fue parte su culpa, nunca fue capaz de reprender con severidad a ese niño, lo amaba, y no era bueno que lo dijera pero mas que a su difunto hijo.






Nunca fue bueno para negarle nada al chico, ni siquiera cuando por hacer comentarios discriminatorios delante de alguna persona lo dejara en vergüenza, su suegra creía que el matrimonio no iba a durar ya que Sofi no se caso enamorada, no era tonto, y aunque era un hombre bien conservado sabia que era mayor para ella, pero Bereni se equivocó, por que se término no ganando el corazón de Sofi.






Fabiane se había opuesto a que su hijo fuera sacerdote, pero tuvo miedo de que cuando cumpliera 18 lo hiciera apoyado por la abuela, fue un alivio cuando le dijo que estaba enamorado de Sámara y se alejo de esa vieja, y una grata sorpresa que la muchacha se saliera de los estándares, significaba que en el fondo no era tan diferente a ellos.







- no finjas ya se que no te agrada que este aquí - le dijo de manera agria la anciana.






- ¿como cree? de hecho quiero que quedar a cenar, Deán puede traer a su novia, linda chica, ¿la conoce? - le pico el hombre







- sabes que si y que la odio, esa mujer no tiene una buena vida, es madre soltera.






- ¿en que siglo vive?







- no se te olvide que eres solo 3 años menor que yo, se que para molestarme apoyas ese noviazgo pero si el chico no tiene vocación de sacerdote yo le puedo presentar una muchacha de la iglesia - le dijo la mujer - una llena de virtudes - virtudes, según ella.






- con todo respeto pero Sámara es encantadora - le defendió Deán






- tú callate que estoy hablando con tu padre - le ordenó





- perdón abuelita.





- vete para tu cuarto que esto es una platica entre mayores - le dijo de manera brusca la anciana haciendo que el chico se fuera, si así les obedeciera a ellos.






- no tienes derecho a mandar a así a mi hijo - le reclamó por el tono que uso, ni Sofi ni el trataban mal Deán.







- por no tener carácter es que ese muchacho hace lo que le da la gana, a mi no se atreve a retarme, pero de eso no quiero hablar contigo.





- ¿entonces?






- ya me molestaste lo suficiente, ¿hasta cuando vas a a seguir apoyando el despropósito?







- resulta que Sámara y su hija son adorables







- es el peor partido que podría mostrarme, solo sería peor si se presenta con un hombre de la mano, Dios me quite la vida si eso pasa - dijo la vieja moviendo los brazos.






- pues yo prefiero que se aparezca diciéndome que se enamoró de un bacalao y que se ir al vivir al fondo del mar, a que me llegue con una mujer como usted - le dijo fastidiado.








- mejor me voy, pero no creas que se queda así.









Esa mujer era imposible, tenía que salir de nuevo a la oficina, vino por unos papeles pero ya se iba, pudo mandar al mensajero pero quería ver como estaba Deán.









- señor tengo los presupuesto - le salto su asistente en cuanto lo vio llegar.







- vamos a la oficina - no le tomó mucho tiempo revisar para ver que andaba mal para empezar a construir.






- ¿le gusta? - le preguntó espectante el empleado.







- falta las previsiones que hay que tomar para no dañar el medio ambiente - le dijo Fabiane







- conseguí que eso se hiciera a mas de la mitad del precio...






- contrata los otros, los ambientalistas, esos que tienes no son confiables, tiran los desechos en cualquier lugar






- señor investigue y después de que se pague no es nuestra responsabilidad...







- estamos en un lugar donde en muchas partes escasea el agua de manera brutal, ¿quieres ayudar a dañar la que tenemos? Contrata el que teníamos previsto, y que paso con las pequeñas casas de la gente que vivía en ese lugar - como los terrenos habían estado sin obrar durante años, personas en la indigencia habían fabricado casitas hay.







- no se preocupe podemos sacarlo cuando guste, están invadiendo propiedad privada...






- quiero que les compres las casas a un precio con el que pueden comprar otra, no dejare personas en la calle - ordenó sin reparar en la cara de los presentes, era un negocio multimillonario, ¿que mas daba gastar de mas si era para no engrosar las filas de indigencia?.




⌚⌚⌚⌚⌚




Deán le había dejado varios mensajes a Sámara pero esta no los contestaba siempre había sido cobarde para enfrentarse a su abuela, se lanzo sobre la cama y se quedo dormido hasta que una mano lo despertó, ya había oscurecido un poco, era su papá.







- ya van a servir la cena - le dijo notando que algo pasaba - ¿que te sucede?





- creo que Sámara esta anojada, es que cuando vino mi abuela la encontró aquí





- me imagino que la insulto y tu no la defendiste - el chico asintió - ven vamos por ella y la traemos a cenar.







- a esta hora debe estar en el parque que queda cerca con la niña - le respondió Deán.






- así le doy un regalo que le compre a la pequeña Candy.






Fueron y justamente la encontraron en los columpios meciendo a la niña, que en cuanto vio llegar a Deán corrió a saludarlo.





- mira nada mas - se quejo Sámara





- ¿me perdonas? Sabes que no es verdad lo que ella dijo.





- si no me defiendes pienso que estas de acuerdo con ella - le dijo cruzándose de brazos.





- la abuela es un poco especial pero no es mala...





- hola Sámara, ¿como estas querida? - le preguntó Fabiane saludando a la joven - traje un regalo para la nena - diciendo esto el hombre mayor saco una caja con una muñeca - quería invitarlas a cenar a la casa, ¿qué dices? ¿vienes? No me vas a negar algo a mi - le pidió con una sonrisa.





- claro que no - la muchacha estimaba mucho a su suegro para hacerle un desaire, pero estuvo molesta con Deán.





- por que no dejan a la niña conmigo y suben arreglar sus cosas mientras - le propuso Sofi, su marido sabe que ella se veía un poco reflejada en Sámara ya que una de las cosas que había hecho que su madre quisiera convertirla en monja había sido darse cuenta de que seria madre soltera, después de obligarla abortar iba a recluirla, además la niña era un encanto y siempre quiso una niña, ninguno de ellos pensaba realmente que se casaría con Sámara, no tenían nada en contra de ella pero estaban muy jóvenes y conociendo a su hijo no creía que la chica aguantara mucho, menos a la señora Bereni molestando, ya sus padres habían hablado de sexo seguro con el muchacho.







En la parte de arriba los chicos habían dejado aun lado sus diferencias y se encontraban besándose.





- quiero una prueba de amor - le pidió el rubio





- pensé que no lo pedirías nunca - le dijo desabrochándose el la camisa.





- no, no me refería a eso - le dijo dándole una cajita con un anillo, era de oro y con una piedra preciosa.





- es hermoso - le dijo no sabiendo que decir - pero aun no creo...





- no ahora, después... - en ese momento un destello azul los cegó por unos instantes.







- ¿qué fue eso? - le preguntó Sámara y reviso por la ventana, muchos lo habían visto pero nadie supo saber de donde salió.






Que no creyera Sámara que no le costaba no tocarla tuvo que darse un baño de agua helada, para dormirse.





- feliz cumpleaños - le felicitó Sofi antes de que se despertara del todo.






- gracias mamá - le contestó tallandose los ojos






- tu papá va a llevarte al colegio - le dijo la mujer besando su frente.







- ¿y el chofer?






- quiere hacerlo él, para hablar de la fiesta de esta noche.






Deán sonrió, no solo era viernes, no solo era el ultimo día de clases si no que era su cumpleaños, sería uno de los mejores días de su vida.

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