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El regreso del faraón por pri_sasukelove20

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Notas del fanfic:

Hola queridos lectores, debo confesarles que es mi primer historia de Yugi-oh! Si alguien visita mi perfil notará que solo tengo un one shot de Yuri on ice y el resto es de Naruto. Bueno, me sentí motivada a escribir esta pequeña continuación y que dé cierre tanto al anime como a la película que se estrenó en el 2016, luego de haber vuelto a ver toda la serie en neflix la idea simplemente se escribió en mi cabeza. Y he tratado de conservar lo máximo posible las personalidades originales de los personajes, (de verdad, lo intenté) una pequeña aclaración ates de continuar, yo no puse sus nombres de la versión japonesa, porque me crie viendo la versión en latino y para no confundirme yo y probablemente facilitar la lectura a ustedes mis lectores, me pareció más factible.

Desde ya espero les guste, y esperen pronto la continuación.

(Los personajes pertenecen a Kazuki Takahashi)

 

Ese día marcaría para siempre la vida de todos. Joey, Tristán y Bakura, corrieron preocupados hasta la habitación que había mencionado la recepcionista, pero justo cuando iban a atravesarla, el doctor se paró frente a la puerta deteniéndolos con la palma en el aire.

Su muy querido amigo Yugi estaba internado en esta clínica, y no podían evitar pensar lo mal que podría encontrarse.

—Jóvenes, no se puede correr en los pasillos.

—Lo sentimos mucho, doctor, es solo que acabamos de enterarnos de la situación de nuestro amigo y estábamos desesperados-Joey, fue el primero en responder.

—Por favor, díganos como esta, Yugi-suplicó, Bakura, temeroso.

En estos tres años muchas cosas habían cambiado, para sorpresa de sus amigos, Joey había sido contratado por Kaiba para colaborar con otros duelistas en las renovadas batallas y discos de duelo de la compañía Kaiba corp. Y le iba muy bien, salvo cuando tenía enfrentamientos con el propio “Jefe”.

—Chicos sean positivos, Yugi siempre fue muy fuerte-habló, Tristán, intentando ser optimista.

—¿Son familiares, de Yugi Muto?

El trio negó en silencio, y el blondo volvió a hablar.

—Yugi ya no tiene familia, su madre y su abuelo murieron hace dos años. Nosotros somos sus amigos más cercanos, nos tiene a nosotros-habló con cierta melancolía.

—Muy bien, les comentaré lo que ha pasado hasta ahora. Su amigo Yugi, llegó con dolor en el pecho, y posteriormente colapsó cuando le hacían unos estudios. El examen mostró que su corazón está perfectamente saludable, pero por alguna razón entró en coma.

—Esto no puede estar pasando…-el blondo sintió como sus ojos se humedecían.

—Pobre Yugi-se lamentó el peliblanco.

—Doctor, ¿podemos verlo?-preguntó, Tristán.

—La hora de visita será dentro de una hora, si no tienen drama, pueden quedarse.

Todos estuvieron de acuerdo, y se sentaron uno al lado del otro en la banca junto a la habitación de su amigo. El doctor continúo con su recorrido para revisar otros pacientes.

Todavía les costaba asimilarlo, todo esto era demasiado repentino. Joey fue quién les informó que Yugi había sido avistado en la clínica, y tenían dudas por resolver.

—Joey, ¿quién te dijo de Yugi?-preguntó, el castaño—¿No estabas en la compañía?

—Sí, estaba en un duelo probando otro artilugio nuevo del bastardo-refiriéndose a Kaiba—Fue Pegasus quién me llamó, el vio a Yugi desde su auto, caminar casi a rastras a esta clínica. Vi a Yugi, hace dos días y todo parecía estar bien, él se veía bien… no lo entiendo-bajó la mirada.

—¿Creen que esté relacionado con la ausencia del faraón?-comentó, Bakura.

—Desde la pelea con ese tal “Aigami”, no hemos vuelto a saber nada del faraón, pero Yugi parecía haberlo superado y ayudaba al abuelo con el negocio de las cartas. Me pregunto qué haría Téa en estos momentos…-dijo, Tristán.

—La última llamada de Téa, decía que se presentaría en un gran espectáculo sobre el escenario. Se ve que su carrera de bailarina en Nueva York la está volviendo famosa, no quiero preocuparla, Yugi querría que ella siga cumpliendo su gran sueño.

—Tienes razón-suspiró el dúo.

—¡Yugi, saldrá de esta, muchachos, estoy seguro!-animó, Tristán.

—¡Tienes razón!-se puso de pie, Wheeler, sintiéndose incentivado.

Pero entonces Bakura volvió a mencionarlo.

—Quiero pensar que se recuperará, pero si el faraón estuviera aquí-

—El faraón no volverá, Bakura,-interrumpió a su amigo repentinamente—Descasa en el mundo de los espíritus, debemos ser realistas.

—Hablando de eso, Joey, ¿no estaba Kaiba experimentando con una máquina para reencontrarse con el faraón?-preguntó, Tristán.

—Hace dos años hizo el primer contacto con el antiguo Egipto, y sí, pudo encontrarse con él, Kaiba solo podía estar menos de diez minutos, es lo que su cuerpo soportaría. Y tuvieron un duelo, pero no era el faraón que conocemos.

—¿A qué te refieres?-preguntaron ambos.

—Ese tonto me dijo que el faraón no tenía noción de nosotros. No recordaba en absoluto todo lo que vivió a nuestro lado, los guardias quisieron detenerlo luego por su osadía, pero se tele transportó justo a tiempo al presente. Ha intentado mejorar su tecnología en esa nave, pero no ha habido suerte, el faraón continua sin recordarnos y Kaiba no le ve el sentido enfrentarse con alguien que nunca lo ha conocido.

—En efecto-contestó una voz demasiada familiar para el rubio.

—¡Muchachos!-saludó, Mokuba corriendo a su dirección. Su hermano mayor iba tras de él con una expresión indescifrable como era de esperarse.

—Lo que faltaba…-se quejó, Joey.

Seto se paró delante del trío.

—Veo que sigues holgazaneando aquí, Wheeler, ¿Cuándo piensas regresar al trabajo?

La voz de manda más y arrogancia hacía enloquecer al blondo, pero por respeto a su amigo y porque estaban en un hospital, mantuvo la cordura.

—Regresaré en cuanto vea a Yugi, en media hora, puede recibir visitas-explicó.

—Muy bien-para  su sorpresa, Seto no pareció enojarse—¿Qué le ha pasado a ese niño?

—Está en coma, Kaiba-le respondió, Tristán.

—No puedo creerlo-habló, Mokuba preocupado—¿Cómo sucedió?

—No lo sabemos, Yugi llegó ya en malas condiciones, le dolía el pecho-aportó, Bakura.

—Su amigo hace dos semanas fue a visitarme a la compañía-dijo, Kaiba.

Todos quedaron sorprendidos, incluso Mokuba no lo sabía.

—¿Yugi fue a verte? Nunca me dijo nada-Joey se sintió un tanto herido.

—Desde luego que no, me hizo prometer guardar el secreto. Yugi quería saber acerca de mis avances para volver al antiguo Egipto, pero he detenido mis planes temporalmente por la inauguración de mis otros dos parques de atracciones, es demasiado trabajo. El lloró-su última palabra dejó atónito a sus amigos. Kaiba adoptó una expresión seria, pero serena.

“Necesito volver a verlo, extraño mucho al faraón”

—Yugi les ocultó el cuanto deseaba reencontrarse con el faraón, por un tiempo, lo manejó bien, pero cuando su abuelo y su madre partieron, se sintió desolado. Incluso con ustedes a su lado, su vació continuó persistiendo y ya no podía mantener sus emociones controladas. Explotó en lágrimas delante de mí, suplicando que trajera al faraón de regreso, y aunque es lo que más yo quisiera no estaba en mis manos, no aún al menos.

—Yugi…-susurró, Joey, sentándose junto a sus amigos—No tenía idea de cuánto estaba sufriendo…

—Nadie la tenía, amigo-Tristán apoyó su mano en el hombro del rubio, brindándole su apoyo—Yugi se guardó todo dentro de suyo, quizás para no preocuparnos.

—En fin, solo vine para decirles eso. Tengo que volver al trabajo, mi compañía no ascenderá sola. Temo que solo un milagro hará que despierte, Yugi, suerte.

—Hermano, espera-Kaiba se detuvo—Me quedaré con ellos, quiero saber si Yugi despertará.

—Muy bien, habrá un auto esperándote abajo, Mokuba, tomate tu tiempo e infórmame si ocurre algo.

—¡Gracias, hermano!-sonrió, el menor.

—¿Y en que te irás tú, Kaiba…?-preguntó, Tristán.

—Desde luego que en helicóptero, no puedo darme el lujo de seguir desperdiciando tiempo como ustedes-les dio la espalda y se alejó.

Y mientras se alejaba, no podía evitar sentir un presentimiento, no era malo, era solo un tanto extraño.

—Puede que con Yugi, en ese estado, realmente ocurra un milagro, su vínculo con el faraón siempre fue muy fuerte, quizás y solo quizás, el faraón pueda detectar las emociones de Yugi y regresar… aunque no estoy seguro cómo.

—No me sorprende-dijo, Joey, tan exagerado como siempre.

—Amigos, disculpen a mi hermano, aunque no lo parezca, él también estaba preocupado por Yugi, en cuanto se enteró que Joey había salido vinimos cuanto antes.

—Lo sé, Mokuba, no tienes que disculparte, ese idiota muy, muy en el fondo, tiene corazón-suspiró, el rubio—Ahora que Kaiba nos ha dicho esto, estoy más preocupado, Bakura, podrías tener razón.

—¿En qué, Joey?

—Yugi se puso así por la pérdida del faraón, llegó a su límite y con ello, su cuerpo.

—Yugi continúo asistiendo a torneos de duelos unos meses más, pero cuando su abuelo falleció, se hizo cargo de la tienda y dejó su baraja en una caja. Extraño los viejos tiempos, amigos, creo que cuando Yugi dejó los duelos fue cuando empezó a “cambiar” y no lo vimos con claridad.

—Estábamos ciegos…-Joey, no hacía más que deprimirse—Siendo su mejor amigo, ¡¿como es que no pude verlo?!

—Ya deja de culparte, tonto-gruñó, el castaño.

—Disculpen-una enfermera se paró delante de ellos—Pueden entrar a verlo por una hora, pero procuren no hacer mucho ruido, el paciente necesita un ambiente relajado.

—¡Muchas gracias!-todos se levantaron de su lugar y decidieron ver con sus propios ojos, el estado de Yugi en ese cuarto, aunque resultara doloroso.

 

 

En un lugar, muy, muy lejano, al otro lado del mundo de los vivos, el faraón disfrutaba del paisaje, todo a su alrededor era césped verde, repleto de flores con un hermoso manantial. El mundo espiritual era paz infinita, junto a sus amigos y su familia, jamás creyó sentirse solo hasta ese momento.

Un vacío inundó su pecho con fuerza, y podía sentir una pequeña oscuridad, y eso le alarmó.

—¿Majestad?

La muchacha a su lado que contemplaba las flores, se preocupó por su extraña expresión, y la mano situada en el lugar del corazón.

—Algo anda mal conmigo, Mana…

—¿Qué le sucede?

—Me duele el pecho, y una profunda tristeza está penetrando mi interior…-no podía hacer más que apretar la tela de lino entre sus dedos, pero ese molesto ardor no cesaba.—¿Qué me está sucediendo…?

 

¡Faraón!

 

Entonces Atem levantó su rostro al firmamento azul, y esa voz no hizo más que traerle maravillosos recuerdos y una gran nostalgia.

 —¡¿Yugi…?!

 

 

(Continuará)


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